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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

14 de mayo de 2019

LA TASK FORCE BRITÁNICA. GUERRA DE LAS MALVINAS (02/04/1982 – 14/06/1982).

TASK FORCE BRITÁNICA
EL PRINCIPAL PROBLEMA QUE ENCONTRARON LOS BRITÁNICOS FUE LA CREACIÓN DE UNA FLOTA DE APROVISIONAMIENTO QUE PUDIESE ESTABLECER UNA LÍNEA DE SUMINISTRO DE ALGO MÁS DE 12.000 KM, EQUIVALENTE A 20 DÍAS DE NAVEGACIÓN CONTINUA 
A LA DIFICULTAD DE LA DISTANCIA SE UNÍA IMPERIOSAMENTE EL HACERSE CARGO DE LA LOGÍSTICA E INTENDENCIA NECESARIA PARA PODER ENFRENTARSE A LAS DEFENSAS ARGENTINAS ESTABLECIDAS EN EL ARCHIPIÉLAGO.
Por Javier Sánchez
En aquellas fechas la Royal Navy contaba con dos buques de asalto anfibio del tipo LPD (Landing Platform Dock) L-10 Fearless y L-11 Intrepid, y seis buques de desembarco del tipo LSL (Landing Ship Logistic) L-3004 Sir Bedivere; L-3005 Sir Galahad; L-3027 Sir Geraint; L-3029 Sir Lancelot; L-3036 Sir Percibal y L-3505 Sir Tristan.
Al comenzar los incidentes en el Atlántico Sur, los dos buques de asalto anfibio británicos, Fearless e Intrepid, se encontraban fuera de servicio. Su reparación y puesta en funcionamiento se realizó en un tiempo récord (Foto: Javier Sánchez)
Los primeros tenían un desplazamiento a plena carga de 12.120 toneladas y podían transportar cuatro medios de desembarco del tipo LCVP (Landing Craft Vehicle/Personel) con una capacidad para 35 hombres o un vehículo ligero y otros cuatro lanchones del tipo LCU (Landing Craft Utility) capaces de transportar una compañía de fusileros o vehículos pesados de todo tipo, siendo su capacidad máxima de transporte de 100 toneladas.
A-386 RFA Fort Austin (Foto: Javier Sánchez)
La principal característica de estos dos buques se encontraba en el dique inundable capaz de albergar hasta cuatro LCU´s del tipo Mk-9 y en sus bodegas interiores que les permitía transportar una amplia gama de vehículos pesados, incluso carros de combate. Además contaban con una cubierta de vuelo para operar con distintos tipos de helicópteros. La capacidad de transporte de tropas oscilaba entre 330 y 600 hombres según las misiones o el tiempo de navegación y podían asumir la dirección y mando de una operación anfibia.
Por su parte, los seis buques de desembarco, cuyos nombres recordaban a los caballeros de la tabla redonda del Rey Arturo, estaban dedicados al transporte de material logístico gracias a sus capacidades de carga rodada Roll-on/Roll-off, y resultaban idóneos para desembarcar toda la carga directamente en las playas al disponer de portones y rampas a proa y popa.
El portacontenedores Contender Bezant, en la actualidad A-135 RFA Argus, fue requisado y convertido en portaaeronaves auxiliar. Tras finalizar el conflicto fue adquirido en propiedad y transformado en buque auxiliar y escuela de pilotos (Foto Javier Sánchez)
Siendo una de las principales fuerzas anfibias de la época, la Royal Navy, carecía del componente naval necesario para tal empresa. Fue necesario la requisa de medio centenar de buques mercantes: algunos transatlánticos y transbordadores de pasaje, varios cargueros, grandes portacontenedores, una quincena petroleros y un buque auxiliar de apoyo a plataformas petrolíferas, entre otros.
Queen Elizabeth II. Este buque fue requisado para el transporte de tropas (Foto: Javier Sánchez)
Todos estos buques civiles fueron transformados y adaptados para poder cumplir con su cometido. Hubo de todo, desde pequeñas obras para aprovechar los espacios disponibles en el exterior para la instalación de una cubierta de vuelo para helicópteros, hasta la transformación total de un buque, como lo fue en el caso del portacontenedores Atlantic Conveyor, transformado en un portaaeronaves de fortuna capaz de transportar hasta 20 aeronaves, incluidos los versátiles Sea Harrier.
Todas estas obras se realizaron en un tiempo record, a medida se iban finalizando, eran destinados a las bases o puertos para recibir la carga correspondiente antes de zarpar hacia las Malvinas.
Los británicos llegaron a transportar 10.500 hombres, unas 100.000 toneladas de suministros, 400.000m³ de combustible, más de 30.000 toneladas de víveres, municiones y demás apoyo logístico. Sin la creación de esta flota logística improvisada la reconquista de las Malvinas no hubiera sido posible.
El grupo de batalla estuvo formado por un centenar de buques pertenecientes a la Royal Navy, Royal Fleet Auxiliary, Royal Maritime Auxiliary Service y diversos buques civiles.
Las dos unidades principales en torno a las que se constituyó la Task Force fueron los portaaviones R-12 Hermes y R-05 Invincible. El Hermes, recordemos que su construcción se inició en 1944, tenía un desplazamiento a plena carga de 28.700 toneladas después de su última transformación llevada a cabo en 1980, donde se le instaló un postizo en la proa a modo de rampa o sky-jump para operar con los cazabombarderos de despegue vertical Sea Harrier.
Por su parte, el Invincible, se había incorporado al servicio a mediados de 1980 como cabeza de una serie compuesta por tres buques especialmente diseñados para la lucha antisubmarina designados, inicialmente, como “all deck cruisers” o cruceros de cubierta corrida. Su desplazamiento a plena carga se aproximaba a las 20.000 toneladas.
D-108 Cardiff (Foto: Javier Sánchez)
Durante el conflicto del Atlántico Sur la dotación aérea ambos buques fue reforzada para la ocasión, recibiendo 12 Sea Harrier y 13 helicópteros, generalmente Westland Sea King HAS.2 ó 2A (versiones antisubmarina y alerta temprana) y HC.4 (transporte de tropas) el Hermes y 8 cazas y 10 helicópteros el Invincible.
A pesar de este aumento, los 20 Harrier transportados en un principio, no parecían suficientes para enfrentarse a la superioridad aérea argentina que, en aquellas fechas, contaba con algo más de 80 cazabombarderos capaces de operar directamente desde las bases situadas en suelo argentino (Mirage III, Dagger, A-4P/Q Skyhawk, Super Etendard y Canberra B.62) y contaba con un portaaviones, el 25 de Mayo , capaz de transportar una veintena de aeronaves.
El portaaviones británico R-05 Invincible fue uno de los participantes en la batalla y supuestamente alcanzado por un misil Exocet lanzado por la aviación argentina (Foto: Douglas A. Cromby vía Camil Busquets)
El grupo de escolta de ambos portaaviones estaba compuesto por los destructores D-19 Glamorgan de la clase County; D-118 Coventry, D-88 Glasgow y D-80 Sheffield del tipo 42 o clase Sheffield y las fragatas F-88 Broadsword del tipo 22 o clase Broadsword; F-174 Alacrity y F-173 Arrow del tipo 21 o clase Amazon y la fragata F-101 Yarmouth del tipo 12 o clase Rothesay.
Como buques de aprovisionamiento fueron integrados el petrolero A-124 Olmeda y al aprovisionador de flota A-480 Resource. Este grupo fue reforzado unos días después de su creación por un nuevo destructor del tipo 42, D-89 Exeter, la fragata F-172 Ambuscade del tipo 21 y el buque de aprovisionamiento A-486 Regent.
Los acontecimientos ocurridos en las Malvinas provocó un repentino cambio estratégico en la Royal Navy. Por aquellas fechas los dos buques de asalto anfibio más importantes, los Fearless e Intrepid, se encontraban fuera de servicio.
El primero de ellos tenía una caldera averiada y su equipo propulsor no se encontraba en las mejores condiciones para realizar grandes desplazamientos, por su lado, el segundo buque se había retirado del servicio activo permaneciendo en la reserva.
De forma precipitada tuvieron que ser reparados y preparados para la batalla. El Fearless asumió el papel de buque de mando anfibio, embarcando el Estado Mayor y una unidad expedicionaria de Royal Marines.
Una de las lecciones aprendidas durante la guerra de las Malvinas fue la necesidad de contar con artillería antiaérea moderna y eficaz. Por aquellas fechas la Royal Navy defendía otra teoría e incluso disponía de buques armados tan sólo con misiles, como la fragata F-57 Andromeda de la clase Leander (Foto: Douglas A. Cromby vía Camil Busquets)
La composición del grupo anfibio quedó completa con la incorporación del Intrepid, los seis buques de transporte logístico de la clase Sir Bedivere, las fragatas F-184 Ardent y F-170 Antelope del tipo 21 y F-56 Argonaut de la clase Leander (Exocet class) y los buques de aprovisionamiento A-344 Stromness y A-76 Tidepool, este último construido para la Armada chilena y que fue requisado antes de su entrega para participar en el conflicto del Atlántico Sur.
La fragata F-171 Active fue otra de las supervivientes de las Malvinas (Foto: Douglas A. Cromby vía Camil Busquets)

También fueron integrados en este grupo los mercantes civiles Canberra, Elk, Europic Ferry, Norland y Atlantic Conveyor, que se encargaron del transporte del contingente terrestre y el crucero Uganda, transformado en buque hospital, así como los tres buques hidrográficos de la Royal Navy, A-133 Hecla, A-138 Herald y A-144 Hydra.
Mientras se terminaban las obras de acondicionamiento del resto de las unidades y la composición de toda la flota, las primeras unidades británicas llegaban al Atlántico Sur. Los primeros en hacerlo fueron el destructor D-18 Antrim, las fragatas F-90 Brilliant y F-126 Plymouth, el rompehielos A-171Endurance y los buques de aprovisionamiento A-75 Tidespring, A-81 Brambleleaf y A-386 Fort Austin, todos ellos participaron en la Operación Paraquat, que consistió en la recuperación de las islas Gerorgias del Sur defendidas por una compañía de infantes de marina argentinos.
Por su parte, los cinco submarinos participantes tomaban posiciones, recalando toda la información necesaria sobre el movimiento de la flota argentina y el asentamiento de las unidades terrestres. La flota submarina estuvo formada por los submarinos de ataque S-111 Spartan, S-112 Splendid, S-48 Conqueror y S-102 Valiant, de propulsión nuclear, y el submarino convencional S-21 Onyx.
Los británicos movilizaron todo su potencial naval disponible en un tiempo récord y, sin esperar un posible acuerdo diplomático, pusieron rumbo hacia las Malvinas bajo la atenta mirada internacional. Nadie se esperaba que un territorio tan alejado desencadenaría un conflicto armado entre Gran Bretaña y Argentina, o por lo menos, esto pensaba la Junta Militar argentina. Por contra, Margaret Thatcher necesitaba ganar las elecciones legislativas programadas en 1983 y este conflicto le daría la oportunidad de ser reelegida.
Fuente:
http://www.revistanaval.com/noticia/20120514-110010-malvinas-30-anos-despues-3/

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