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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

10 de diciembre de 2018

SUBLEVACIÓN O MOTÍN DE LAS TRENZAS 07 de Diciembre de 1811.

Regimiento de Patricios 

Regimiento de Patricios 
EL MOTÍN DE LAS TRENZAS, POR FELIPE PIGNA
Autor: Felipe Pigna
Una mañana de 1865 un obrero que trabajaba en la construcción de una puerta para el mercado viejo, ubicado en Perú y Alsina, encontró un viejo fusil y unos cabellos trenzados. Corrió a mostrárselos a su capataz. ¿Restos de algún crimen pasional? ¿Sobras de algún gualicho? Consultaron a un historiador de la época y pronto comenzaron a enterarse de que habían encontrado los dos símbolos más importantes de un dramático episodio ocurrido en 1811, el llamado Motín de las Trenzas.
Todo empezó en noviembre de 1811. Gobernaba el Primer Triunvirato, trío de cuatro, como los tres mosqueteros, porque además de Paso, Chiclana y Sarratea, estaba Rivadavia, muy lejos de ser el cuarto hombre era más bien el primero a la hora de definir políticas y ejecutarlas sumariamente. El 16 de ese mes el Triunvirato decretó la unificación de los cuerpos militares 1 y 2 bajo el nombre “Regimiento 1 de Patricios” y decidió relevar de su cargo a su jefe histórico, Don Cornelio Saavedra. En su reemplazo fue designado Manuel Belgrano, coronel a la fuerza, según sus propias palabras.
Ninguna de las dos cosas les cayeron bien a los patricios. La destitución de Saavedra era intolerable para ellos y veían en la medida una maniobra política contra el sector que se oponía más firmemente a la política centralista porteña. Venían observando con preocupación cómo, desde que el ex presidente de la Primera Junta había tenido que dejar Buenos Aires, se iba produciendo un movimiento tendiente a liquidar toda injerencia provinciana en las decisiones nacionales. Habían visto cómo la Junta Conservadora, Junta Grande, según el catecismo escolar, pasó a ser un órgano meramente consultivo del Triunvirato.
El otro motivo de descontento era la designación de Belgrano. El cuestionamiento no era sólo ideológico, por provenir Belgrano del sector morenista; sino también por suponer que el futuro creador de la Bandera aplicaría una rígida disciplina a la que el regimiento no estaba acostumbrado ni mucho menos dispuesto a acostumbrarse.
La noche del 6 de diciembre de 1811 Belgrano decidió pasar por el cuartel a realizar una inspección. Encontró un clima tenso y casi ningún gesto de simpatía. Antes de retirarse dictó una serie de drásticas medidas disciplinarias e higiénicas, entre ellas una que establecía que los patricios no llevarían más su tradicional coleta o trenza. Les daba un plazo perentorio para que se la cortasen por su cuenta o de lo contrario el cuerpo de dragones haría las veces de improvisados peluqueros.
La coleta era, sobre todo para los soldados y suboficiales patricios, un motivo de orgullo y distinción y no estaban dispuestos a renunciar a sus simbólicos adornos capilares. Pero en realidad, como venimos viendo, la coleta fue casi la excusa de una trenza mucho más complicada que tenía fuertes contenidos políticos en una época en que el límite entre la política y las armas era muy impreciso.
Pocos meses antes, el 5 y 6 de abril, los saavedristas Joaquín Campana y Tomás Grigera movilizaron a los sectores suburbanos hacia la Plaza de la Victoria con el apoyo de los Patricios, los Pardos y Morenos contra el sector morenista de la Junta. A las tres de la mañana entregaron un petitorio en el Cabildo que decía entre otras cosas: “El pueblo de Buenos Aires desengañado a vista de repetidos ejemplos, de que no sólo se han usurpados sus derechos, sino que se trata de hacerlos hereditarios en cierta porción de individuos, que formando una fracción de intriga y cábala, quieren disponer de la suerte de la Provincias Unidas, esclavizando a las ambiciones de sus intereses particulares la suerte y la libertad de sus compatriotas , ha resuelto con la energía propia de su carácter proponer a V. E. las siguientes condiciones para que, desbaratando el partido sospechoso, se restituya al pueblo injustamente despojado…”. 1
Se proponían deponer al sector morenista y crear un ejecutivo fuerte en manos de Saavedra. Sin embargo, Saavedra no aceptó el mando y contó en sus memorias: “Pedí, supliqué y renuncié todos mis cargos, incluso el grado de Brigadier” 2. Pero se llegó a una transacción seguramente sugerida por el Deán Funes: Vieytes, Rodríguez Peña, Larrea y Azcuénaga marcharían al destierro y serían reemplazados por tres saavedristas, Campana entre ellos, el regimiento de la Estrella sería disuelto y su Jefe, Domingo French, confinado, como no podía ser de otra manera con Antonio Beruti. Saavedra continuaría como presidente de la Junta.
El desastre de Huaqui precipitó las cosas. Saavedra marchará al Norte y de allí hacia el destierro y el olvido y los partidarios de una mayor equidad entre el poder del puerto y el del resto del país irán cayendo en desgracia.
A esto no se resignaban los fieles soldados y suboficiales de Saavedra cuando la noche del 6 de diciembre de 1811 en el llamado “cuartel de las Temporalidades” se pusieron en pie de guerra y expulsaron a los oficiales. Belgrano fue avisado y se apersonó inmediatamente en el regimiento. Fue muy mal recibido. Le gritaban “muera Belgrano”. Manuel no se achicó y les contestó también a los gritos: “Si quieren que muera, dispárenme” 3. Se retiró consternado y logró hacer ingresar por los fondos al abanderado de los Patricios, Borja Anglada, para que le informara sobre las demandas de los sublevados.
Sólo le dijeron que querían la cabeza del coronel Belgrano, que volviera Saavedra y que sólo entregarían su petitorio a un miembro del Triunvirato. El trío gobernante envió a un emisario, el capitán José Díaz, pero los amotinados lo tomaron de rehén y mantuvieron su pedido: que venga un triunviro.
La gravedad de la situación convenció a Feliciano Chiclana de la conveniencia de darse una vueltita por las Temporalidades. Parlamentó con los sublevados y recibió un petitorio en el que se pedía: “Excmo. Sr. A quien ama este cuerpo de veras (…) Quiere este cuerpo que se nos trate como a ciudadanos libres y no como a tropas de línea…”. Pedían la destitución de Belgrano y el nombramiento de suboficiales como jefes del regimiento. Las trenzas no aparecían en la demanda. Chiclana puso como condición para considerar el pliego, que depusieran inmediatamente las armas.
Pero los rebeldes no tenían intenciones de rendirse. El Triunvirato armó una doble estrategia, por un lado seguir negociando y por otro rodear el cuartel para intervenir en cualquier momento. Hubo varios mediadores, entre ellos, Juan José Castelli, el orador de la revolución, que estaba arrestado en el propio cuartel tras haber sido sometido a juicio por la derrota del Desaguadero. También medió el vehemente adversario de Castelli en el debate del Cabildo Abierto del 22 de mayo, el Obispo de Buenos Aires, Benito Lue y Riega, y el Obispo de Córdoba, Rodrigo de Orellana. Pero todo fue inútil, los Patricios se mantuvieron firmes en sus demandas.
Uno de los amotinados, el soldado de origen inglés Richard Nonfres comenzó a proferir insultos en un rapto de exaltación y disparó un cañonazo contra las tropas que estaban apostadas frente al regimiento. Cuenta Domingo Matheu que “…un maldito inglés, soldado del cuerpo, pegó fuego a un obús cargado a metralla y mató a uno e hirió a seis”.
La respuesta no tardó en llegar. El cuartel estaba rodeado por los cuatro costados por 300 dragones de infantería y 25 de caballería; unos 200 hombres del regimiento número 5 de América y otros tantos del regimiento de castas. Varios civiles se pusieron a las órdenes del coronel French para participar en la represión de los rebeldes.
El saldo del combate fue de 8 muertos y 35 heridos. Pero Rivadavia y el Triunvirato no iban a dejar las cosas así. Instruyeron un proceso sumario. Por “razones de seguridad” fueron expulsados los diputados del interior. El Deán Funes fue detenido sospechado de complicidad con los rebeldes. Los implicados negaron durante el juicio toda intención política y recordaron sus planteos iniciales. Pero nadie les creyó y en la sentencia se habla de “movimiento popular que se tramaba”.
A veinte de los implicados se los condenó a cumplir penas que iban de cuatro a diez años de prisión en Martín García. Once sargentos, cabos y soldados fueron fusilados a las ocho de la mañana del 10 de diciembre de 1811 y sus cuerpos colgados en la Plaza de la Victoria “para la expectación pública”. Entre los muertos estaba el inglés Ricardo Nonfres, quizás el autor del primer disparo de una guerra civil que iba a durar casi 60 años.
Regimiento de Patricios 
Referencias:
1 José María Rosa, Historia argentina: La revolución, 1806-1812, Buenos Aires, Juan Carlos Granda, 1974. pág. 289.
2 José María Rosa, Historia Argentina, Tomo 2, Buenos Aires, Editorial Granda, 1965, pág. 290.
3 Julio Sierra, Fusilados: Historias de condenados a muerte en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, pág. 86.

Regimiento de Patricios 
SUBLEVACIÓN DE LAS TRENZAS - 07 de diciembre de 1811 – Sublevación de las Trenzas
Portal: www.revisionistas.com.ar
Es un episodio poco recordado de nuestra historia. Hoy volvemos a él para aclarar la actuación de los Patricios, cuerpo de tradición heroica y orgullo del pasado argentino, en los acontecimientos de aquel 7 de diciembre de 1811, en que el regimiento pagó tan cara su lealtad a su jefe, el coronel Saavedra y la corriente revolucionaria que representaba.
Concluía el año 1811 y en Buenos Aires gobernaba el Triunvirato surgido de un golpe de estado que en el mes de setiembre dieron los elementos más liberales, con Rivadavia a la cabeza, aprovechando la ausencia de Saavedra que en esos días había partido hacia el norte del país para hacerse cargo del ejército expedicionario que yacía desalentado tras los contrastes de Huaqui y de Sipe-Sipe. Rivadavia, que se había reservado el cargo de secretario del Triunvirato, logró la destitución de Saavedra y su posterior destierro a San Juan. Esta medida y otras más que los militares consideraron lesivas le ganaron al Triunvirato la hostilidad de los principales cuerpos, sobre todo la de los famosos Patricios de Buenos Aires, y también la de sus compañeros de glorias, los Húsares y los Arribeños. Era una hostilidad sorda, pero que tenía desvelado al Triunvirato.
Al ser desterrado Saavedra, el Triunvirato nombró al sufrido Belgrano como jefe del Regimiento de Patricios. En el cuerpo el nombramiento cayó mal, no tanto porque hasta entonces el prestigio militar de Belgrano era harto escaso, todos recordaban su fracaso en la expedición al Paraguay y su posterior deslucido desempeño en el ejército de la Banda Oriental, sino porque a cualquier jefe que reemplazase a Saavedra los Patricios lo hubiesen recibido con la misma frialdad.
Regimiento de Patricios 
EL CASO DE LAS TRENZAS DE LOS PATRICIOS
El regimiento de Patricios tenía el privilegio de ser el único en el ejército cuyos soldados y clases llevaban una coleta o trenza. Esta trenza, que se hacía del largo del cabello y se llevaba a la espalda, era motivo de orgullo para estos soldados ya que los distinguía de los otros cuerpos a quienes llamaban “pelones”, por no tenerlas.
La moda de usarla provenía de Carlos II, y en el ejército había sido introducida en la época del virrey Cevallos. Recordaremos que por ese entonces los soldados y clases de los Patricios eran gente de las orillas de la ciudad, y los orilleros entonces la usaban como símbolo de su hombría. Así como, entrado el siglo, los montoneros y los federales de Rosas usaban la porra, y luego los alsinistas la melena.
Malquistado con los Patricios, el Triunvirato, a fines de noviembre de 1811, dio una orden que terminase con el antiguo privilegio y los soldados y clases se cortasen la trenza. Como nadie obedeció, Belgrano dispuso que los que se presentasen el día 8 de diciembre con la trenza serían conducidos al cuartel de Dragones y allí se los raparía.
Tras el agravio de volverse “pelones”, la amenaza de que se los raparía en otro cuartel colmó la medida en la sensibilidad de aquellos soldados que dieron a la patria solo motivos de orgullo, como en las invasiones inglesas y en las jornadas de Mayo, cuando su jefe fue el primer presidente del gobierno patrio.
La agitación subió de tono, pero no era solo por las trenzas que los Patricios se agitaban, había antes que nada un gran descontento contra el gobierno surgido en el golpe de setiembre, y de esa inquietud participaban también los otros cuerpos de guarnición en Buenos Aires y que, por cierto, no usaban la coleta.
Regimiento de Patricios 
LA REVOLUCIÓN DEL 7 DE DICIEMBRE
El 4 de diciembre el Triunvirato se enteró, muy alarmado, de que los Patricios eran el centro donde confluían la inquietud popular y la de los otros cuerpos. Así, el día cinco Rivadavia lanzó una proclama conciliatoria invitando a todos los cuerpos de la guarnición a la “disciplina, orden y subordinación”. Pero los movimientos seguían en el cuartel de Patricios, donde los sargentos y cabos habían tomado la decisión de sublevarse, seguidos por todos los soldados. Por fin, el 6 por la noche, invitaron a los oficiales de guardia a que se retirasen del cuartel, cosa que así lo hicieron, en una rara actitud de complicidad tácita.
El regimiento de Patricios tenía su cuartel, por aquellos años, en el sitio llamado de las Temporalidades, donde hoy se encuentra el Colegio Nacional Buenos Aires, al lado de la Iglesia de San Ignacio, y ocupaba toda la manzana.
El 7 de diciembre amaneció con el regimiento sublevado y fortificado en su cuartel y con piezas de artillería emplazadas en las bocacalles.
El triunviro Chiclana fue en parlamento hasta el cuartel y trató de disuadirlos, allanándose en nombre del gobierno a que quedaría sin efecto la orden de cortarse las trenzas, a que Belgrano sería reemplazado y a que no se sustanciaría sumario alguno. Pero los sublevados exigían más. Ellos querían la renuncia del Triunvirato y el regreso inmediato de Saavedra. De ahí es que sostenemos que lo que despectivamente dieron en llamar algunos como “el motín de las trenzas”, fue una verdadera revolución.
Ante el fracaso de la gestión de Chiclana el gobierno envió un primer ultimátum a los revolucionarios, del que fue portador el edecán Igarzábal y que decía así: “Soldados: Es ésta la última intimidación que os hace vuestro gobierno; rendid las armas, retiraos, confiad en su clemencia y nada temáis. El os empeña su palabra de honor a nombre de la patria, de que oirá vuestras peticiones cuando las deduzcáis con subordinación al gobierno que habéis obedecido; pero si obstinados pensáis sostener el desorden, la fuerza armada y el pueblo irritado os harán conocer vuestros deberes. Determinad dentro de un cuarto de hora, o preparaos a las resultas”. Leído el ultimátum los Patricios despidieron violentamente al edecán y se quedaron dispuestos a recibir la ayuda de los otros cuerpos comprometidos.
El gobierno, en tanto, ensayó otro intento de conciliación. Para ello apeló a la gestión de los obispos de Buenos Aires y de Córdoba, que acababan de ser liberados de la prisión que sufrían en la Recoleta el uno y en Luján el otro. Ambos prelados se trasladaron hasta el cuartel portando la segunda intimación y que decía: “Soldados: solo la seducción de los enemigos de la Patria ha podido conduciros a la insurrección contra el Gobierno y vuestros jefes. Ceded en obsequio de la causa sagrada que habéis sostenido con vuestra sangre; ceded por el amor de vuestros hijos y de vuestras familias, que serán con el pueblo envueltas en los horrores de la guerra civil; ceded, en fin, por obsequio a vuestros deberes, y un velo eterno cubrirá para siempre vuestra precipitación, y el delito de sus autores. De lo contrario, todo está pronto para reduciros a la fuerza, y vosotros responderéis de tan funestos resultados. – Buenos Aires, 7 de diciembre de 1811”.
Pero los obispos no tuvieron más suerte que los anteriores mediadores, a pesar de que los Patricios simpatizaban con ellos, pues venían de cumplir una pena que les impusieron sus mismos adversarios.
Tantas tratativas del gobierno tenían su explicación por el hecho de que no contaban ni con los Húsares ni con los Arribeños para reducirlos. Tenían sí, una última carta y era el ejército de Rondeau, que venía del sitio de Montevideo, y que estaba compuesto por Dragones de caballería y batallones de Pardos y Morenos. Cuando Rondeau aceptó atacar el cuartel era ya el mediodía. Previamente ubicó el grueso de sus batallones en las torres de las iglesias vecinas y en los tejados desde donde se dominaban los patios interiores del cuartel. Al llevar el ataque al cuartel, Rondeau, avanzó con los Dragones desmontados sobre los puestos de las esquinas, al tiempo que un mortífero fuego se les hacía desde las torres y tejados hacia el interior del cuartel. El combate duró poco, pero en ese breve tiempo hubo más de cien bajas, de las cuales cincuenta fueron muertes. Al fin, solos, sitiados, sin sus oficiales, los Patricios se rindieron.
Luego vino lo peor. Sofocada la revolución, el gobierno se mostró implacable en el castigo. Rivadavia , en persona, se abocó a la instrucción del sumario, pero teniendo buen cuidado en no ahondar demasiado, pues atrás de los Patricios habían estado otras fuerzas y, sobre todo, la mayoría de los diputados del interior que, residiendo en Buenos Aires, habían sido desplazados por el golpe de setiembre que erigió al primer Triunvirato. La sentencia se dictó al tercer día, el 10 de diciembre, y por ella se condenaba a muerte a once clases y soldados de la unidad, de los cuales cuatro eran sargentos y se llamaban Juan Angel Colares, Domingo Acosta, Manuel Alfonso y José Enríquez, tres eran cabos y cuatro soldados. De nada valieron las súplicas que por la vida de los presos elevaron al gobierno distintas corporaciones y familiares de los condenados. La sentencia se cumplió en la madrugada del 11 de diciembre y luego los cadáveres fueron expuestos a la expectación pública. A veinte más se los condenó a penas que oscilaron entre los cuatro y los diez años de prisión, contándose entre éstos el alférez Cosme Cruz, único oficial sancionado. Luego la sentencia se volvió contra el regimiento en sí, como cuerpo, pues tres de sus compañías fueron disueltas y lo que es peor, al regimiento se le suprimió el nombre glorioso de Patricios de Buenos Aires y se le sacó el número 1º, que lo distinguía de entre los del arma. Además, todos los suboficiales fueron rebajados a la graduación de soldados.
Mas no paró allí la represión. Aprovechando su triunfo el Triunvirato ordenó que los diputados se retirasen a sus provincias en el plazo de veinticuatro horas por considerar, sin prueba alguna, que habían inducido a los Patricios a sublevarse y, en tanto era encarcelado el líder de los diputados de las provincias, el Déan Funes, se ordenaba iluminar la ciudad por tres días en muestra de regocijo.
Pero al año siguiente los Patricios serían vengados por el propio San Martín, que en las jornadas del 8 de octubre de 1812, al frente de sus granaderos, y en la única oportunidad en que desenvainó su espada en la lucha civil, derrocó al Triunvirato, haciéndose eco del clamor popular. Y los Patricios volvieron a ver lucir su nombre tradicional al frente de su cuartel.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Philippeaux, Enrique Walter – “El Motín de las Trenzas”.
Regimiento de Patricios 
SUBLEVACION DE LA TRENZAS - 07 de diciembre de 1811 
La sublevación (o motín) de las trenzas fue una sublevación militar ocurrida en Buenos Aires a fines del año 1811. Los soldados y suboficiales del Regimiento de Patricios se negaron a acatar algunas órdenes del gobierno, en ese momento ejercido por el Primer Triunvirato, entre las cuales al parecer figuraba el corte de las coletas de las tropas, signo de distinción y autonomía de los miembros de ese regimiento.
El motín ha sido interpretado de muy diferentes formas por distintas autores, que le han adjudicado causas predominantemente políticas, lo cual dista mucho de haber sido confirmado.
EL REGIMIENTO DE PATRICIOS 
Durante las invasiones inglesas al Virreinato del Río de la Plata se habían formado varios regimientos de milicias locales, entre los que sobresalía por su número el Regimiento de Patricios, es decir, de nativos de la ciudad. Era un cuerpo de infantería formado por hombres libres y con vínculos en la capital. Como casi todos los demás cuerpos, recibieron el privilegio de elegir por sí mismos a sus jefes, y los Patricios nombraron como su comandante a Cornelio Saavedra.
Los Patricios tuvieron una actuación descollante en la Defensa de la ciudad frente a la segunda invasión inglesa, y vieron aumentado su prestigio al vencer - tanto militar como políticamente - la revolución de Martín de Álzaga de enero de 1809. Desde entonces fueron una fuerza con la que había que contar para cualquier empresa política, al punto que su participación fue esencial para lograr el éxito pacífico de la Revolución de Mayo. Y se vio aumentado por la llegada de Saavedra a la presidencia de la Primera Junta de gobierno.
Los opositores a Saavedra, dirigidos por Mariano Moreno, intentaron debilitar la fuerzas de los regimientos leales al presidente, formando otros dirigidos por ellos. La renuncia y posterior fallecimiento de Moreno, y la exitosa revolución de abril de 1811 llevó todo el poder a manos del presidente de la Junta; la que, ampliada con los diputados de las ciudades del interior del país, ahora era denominada Junta Grande.
Pero la crisis causada por serias derrotas militares, sobre todo en la batalla de Huaqui, debilitó el poder de la Junta. Saavedra partió hacia el norte del país, a ponerse al frente de la defensa, oportunidad que aprovechó el Cabildo de la capital para forzar a la Junta a ceder el poder a un Primer Triunvirato, plenamente porteño.
La Junta pasó a denominarse Junta de Observación, y asumió el Poder Legislativo. Pero el Triunvirato, munido de la fuerza policial y militar, ordenó su disolución cuando pretendió dictar leyes en oposición a sus deseos. Y Saavedra fue arrestado y enviado al exilio.
EL MOTÍN
El Triunvirato recelaba de cualquier poder que pretendiera ponerle trabas; y el Regimiento de Patricios podía ser peligroso. Por ello decidió modificar su estructura, transformándolo de cuerpo de milicias a regimiento de línea. Esto es, soldados obligados a prestar servicio donde se les destinara, sin límite de tiempo, y a cambio de una soldada acordada por el gobierno.
Como primera medida, el gobierno le nombró como su comandante a Manuel Belgrano, sin consultar para nada a sus soldados ni a sus oficiales. Belgrano había sido Mayor de ese regimiento, pero se decía que estaba resentido con él, por no haber sido electo su comandante en 1806.
La noche del 6 de diciembre de 1811, el general Belgrano hizo una visita al cuartel, recibiendo la noticia de un principio de insubordinación que había estallado entre los soldados. El oficial que los había enfrentado los había amenazado con cortarles el pelo, lo que significaba eliminar su aristocrática coleta o trenza. Belgrano no vio mayores movimientos, pero apenas una hora después, se le anunció que había estallado un motín.
Los soldados se apoderaron de la guardia y del arsenal del cuartel, expulsando del mismo a los oficiales. Belgrano fue rechazado, e informó al gobierno de los hechos. Los soldados, acaudillados por sus cabos y sargentos, presentaron un petitorio, en que exigían:
- 1ro, Quiere este cuerpo que se nos trate como a fieles ciudadanos libres y no como a tropas de línea.
- 2do, Pedimos al Sr Don Antonio Pereyra por Coronel del Regimiento, excluyéndose al Sr Don Manuel Belgrano.
- 3ro, Por Mayor del Regimiento a Don Domingo de Basavilbaso, excluyéndose a Don Gregorio Perdriel.
- 4to, Extinguiéndose el ayudante Don Pedro Banti.
- 5to, Pide todo el regimiento sean indultados todos los presos que actualmente existían en sus calabozos.
- 6to, Aseguramos la vida de V.S.
- 7mo, Como asimismo asegurará las nuestras bajo palabra de honor.
- 8vo, Existiendo en nuestro cuartel hasta proveer la resolución de V.E., apresado en rehenes Don Josef Díaz.
Dios Guarde a V.S. m.a., El Regimiento de Patricios."
El triunviro Feliciano Chiclana recibió el petitorio, pero puso como condición que, antes de proceder a su estudio, el regimiento debía deponer las armas. Interpretando que la aceptación de esa condición hubiera sido rendirse sin obtener las garantías exigidas, ésta fue rechazada.
Las tropas de los demás regimientos cercaron el cuartel, que estaba peligrosamente rodeado de edificios. Tras las mediaciones infructuosas de Juan José Castelli y del obispo Benito Lué, el gobierno ordenó reprimir el motín.
La represión — rápida, violenta y efectiva — estuvo a cargo del coronel José Rondeau y del teniente coronel Miguel Estanislao Soler. El cuartel fue atacado por sus cuatro costados, e incluso hubo tiroteos involuntarios entre las numerosas fuerzas atacantes. Finalmente, los rebeldes fueron dominados; no se informó el número de bajas entre éstos, pero en cambio sí que hubo 8 muertos y 35 heridos entre los atacantes.
Pocos días después, 10 soldados y suboficiales fueron condenados a muerte como cabecillas del motín, a fusilados y colgados en la vía pública el 11 de diciembre.
El Regimiento pasó a ser "de línea", y sus soldados fueron condenados a servir en él por muchos años. Todo el control de la fuerza militar pasó al Triunvirato.
Como consecuencia secundaria, el gobierno acusó a los miembros de la Junta de Observación, especialmente al Deán Funes de haber apoyado el motín. Por orden directa del Triunvirato, los diputados del interior fueron expulsados de la capital. Se trataba de un avance hacia la concentración del poder en el Triunvirato, pero especialmente de un avance del pretendido derecho de la capital a gobernar a todas las Provincias Unidas del Río de la Plata sin consultar a las demás provincias y ciudades.
Funes fue sometido a un interminable juicio como promotor del motín. No se le pudo probar nada, y fue finalmente beneficiado por una amnistía el 8 de octubre de 1814, casi tres años después. No hubo condena, pero quedó claro que se había castigado a quien había pretendido poner algún freno al gobierno porteño.
Oficial de Patricios (1807)
INTERPRETACIONES

Generalmente, el motín es interpretado como una revuelta pintoresca, por culpa del corte de unas trenzas. Sería, tal vez, síntoma del escaso desarrollo de la civilización entre los pobladores de la ciudad, o quizá una consecuencia de la falta de patriotismo de esos soldados.
En cambio, los historiadores revisionistas tienden a interpretarlo como un movimiento antiportuario y antibritánico, el origen de nuestras guerras civiles, o, como en el caso de José María Rosa, una reacción popular contra los minoritarios revolucionarios de setiembre.
Lo más probable es que se haya tratado de una revuelta contra la pérdida de sus categoría de milicias voluntarias y libres por orden del gobierno, aunque éste lo haya ordenado por razones políticas.
Réplicas de los Escudos de Oficial y tropa de los Regimientos de Patricios en 1810

Soldado del Regimiento de Patricios en la actualidad

Coronel Cornelio Saavedra, primer jefe del Regimiento de Patricios
Regimiento de Infantería 1 "Patricios"
1806patricios01.jpg
Soldado del RI1.

Activa15 de septiembre de 1806 (212 años)
PaísFlag of Argentina.svg Argentina
RamaEjército Argentino
TipoInfantería
Parte deComando Guarnición Militar Buenos Aires
AcuartelamientoBuenos Aires
Comandantes
JefeCoronel Héctor Darío Ochoa
Cultura e historia
MoteRegimiento de Patricios
ColoresAzul, blanco y rojo
MarchaEl Uno Grande
Marcha de Patricios
Guerras y batallas
Defensa de Buenos Aires​ (y combate de San Pedro) • Expedición de Belgrano al Paraguay(batallas de Paraguarí y Tacuarí) • Expediciones Libertadoras de la Banda Oriental • Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú (batallas de Las PiedrasTucumánSaltaVilcapugio AyohúmaSipe Sipe) • Guerra del Brasil • Batalla de la Vuelta de Obligado • Batalla de Caseros • Guerra de la Triple Alianza (batallas de CorrientesYatayTuyutí y Curupaytí) • Guerra de las Malvinas • Copamiento del cuartel de La Tablada
Regimiento de Patricios
UNA MAÑANA DE 1865
Un obrero que trabajaba en la construcción de una puerta para el mercado viejo, ubicado en Perú y Alsina, encontró un viejo fusil y unos cabellos trenzados. Corrió a mostrárselos a su capataz. ¿Restos de algún crimen pasional? ¿Sobras de algún gualicho? Consultaron a un historiador de la época y pronto comenzaron a enterarse de que habían encontrado los dos símbolos más importantes de un dramático episodio ocurrido en 1811, el llamado Motín de las Trenzas.
Regimiento de Patricios
TODO EMPEZÓ EN NOVIEMBRE DE 1811
Gobernaba el Primer Triunvirato, trío de cuatro, como los tres mosqueteros, porque además de Paso, Chiclana y Sarratea, estaba Rivadavia, muy lejos de ser el cuarto hombre era más bien el primero a la hora de definir políticas y ejecutarlas sumariamente. El 16 de ese mes el triunvirato decretó la unificación de los cuerpos militares 1 y 2 bajo el nombre "Regimiento 1 de Patricios" y decidió relevar de su cargo a su jefe histórico, Don Cornelio Saavedra. En su reemplazo fue designado Manuel Belgrano, coronel a la fuerza, según sus propias palabras.
Manuel Belgrano
Manuel Belgrano.JPG
El Dr. Manuel Belgrano durante su estadía enLondres; obra al óleo sobre tela de François Casimir Carbonnier, la imagen del fondo reproduce el primer izado de la Bandera Argentina 

4.º General en Jefe del Ejército del Norte
PredecesorJuan Martín de Pueyrredón
SucesorJosé de San Martín

8.º General en Jefe del Ejército del Norte
7 de agosto de 1816-11 de diciembre de 1819
PredecesorJosé Rondeau
SucesorFrancisco Fernández de la Cruz

Jefe del Regimiento de Patricios
1811-1814
PredecesorCornelio Saavedra
SucesorGregorio Perdriel

Datos personales
Nacimiento3 de junio de 1770
Bandera del Imperio Español Buenos AiresVirreinato del Perú
Fallecimiento20 de junio de 1820 (50 años)
Bandera de Argentina Buenos AiresProvincias Unidas del Río de la Plata
PartidoCarlotismo
HijosPedro Rosas y Belgrano
OcupaciónAbogadoperiodista,economistapolíticosoldado y jurista
Alma máterUniversidad de Valladolid
ReligiónCatolicismo
Firma Manuel Belgrano.svg
Firma de Manuel Belgrano
NINGUNA DE LAS DOS COSAS LES CAYERON BIEN A LOS PATRICIOS
La destitución de Saavedra era intolerable para ellos y veían en la medida una maniobra política contra el sector que se oponía más firmemente a la política centralista porteña. 
Venían observando con preocupación cómo, desde que el ex presidente de la Primera Junta había tenido que dejar Buenos Aires, se iba produciendo un movimiento tendiente a liquidar toda injerencia provinciana en las decisiones nacionales. Habían visto cómo la Junta Conservadora, Junta Grande, según el catecismo escolar, pasó a ser un órgano meramente consultivo del Triunvirato.
General Manuel Belgrano
OTRO MOTIVO DE DESCONTENTO
Era la designación de Belgrano. El cuestionamiento no era sólo ideológico, por provenir Belgrano del sector morenista; sino también por suponer que el futuro creador de la Bandera aplicaría una rígida disciplina a la que el regimiento no estaba acostumbrado ni mucho menos dispuesto a acostumbrarse.
Manuel Belgrano a caballo.
LA NOCHE DEL 6 DE DICIEMBRE DE 1811
Belgrano decidió pasar por el cuartel a realizar una inspección. Encontró un clima tenso y casi ningún gesto de simpatía. Antes de retirarse dictó una serie de drásticas medidas disciplinarias e higiénicas, entre ellas una que establecía que los patricios no llevarían más su tradicional coleta o trenza. Les daba un plazo perentorio para que se la cortasen por su cuenta o de lo contrario el cuerpo de dragones haría las veces de improvisados peluqueros.
Regimiento de Patricios
LA TRENZA O COLETA
La coleta era, sobre todo para los soldados y suboficiales patricios, un motivo de orgullo y distinción y no estaban dispuestos a renunciar a sus simbólicos adornos capilares. Pero en realidad, como venimos viendo, la coleta fue casi la excusa de una trenza mucho más complicada que tenía fuertes contenidos políticos en una época en que el límite entre la política y las armas era muy impreciso.
Regimiento de Patricios
(Las trenzas o coletas eran una antigua modalidad militar española, que los patricios adoptaron como distintivo de virilidad, ajenos por completo a la idea de que la revolución consistía en renegar de España hasta el punto de no tener un pelo de ella. Belgrano, fastidiado por la hostilidad que percibía en torno suyo, por la sombra de Saavedra que lo incomodaba y por el recuerdo del pronunciamiento cívico-militar del 5 de abril que lo había obligado a comparecer en juicio, quiso mortificar al regimiento con un acto de autoridad que encuadraba en su culturalismo antiespañol (del que se curaría después, al frente del Ejército del Norte) y ordenó el corte de las coletas - Transcripta del libro de Salvador Ferla: Historia Argentina con Drama y Humor. Buenos Aires, Peña Lillo editor, 1983.).
Motín de las Trenzas
Fecha6 - 7 de diciembre de 1811
LugarBuenos AiresProvincias Unidas del Río de la Plata
Casus belliCambio de estatus del Regimiento de Patricios, de milicias voluntarias a tropa "de línea".
ResultadoDerrota de los amotinados
Consecuencias10 soldados fusilados
Control absoluto del gobierno sobre las milicias urbanas de Buenos Aires.
Beligerantes
Regimiento de Patriciosotras tropas de Buenos Aires
Figuras políticas
Primer Triunvirato
Comandantes
ningunoJosé Rondeau
Miguel E. Soler
Bajas
desconocido8 muertos, 35 heridos
POCOS MESES ANTES, EL 5 Y 6 DE ABRIL
Los saavedristas Joaquín Campana y Tomás Grigera movilizaron a los sectores suburbanos hacia la Plaza de la Victoria con el apoyo de los Patricios, los Pardos y Morenos contra el sector morenista de la Junta. A las tres de la mañana entregaron un petitorio en el Cabildo que decía entre otras cosas: 
"El pueblo de Buenos Aires desengañado a vista de repetidos ejemplos, de que no sólo se han usurpados sus derechos, sino que se trata de hacerlos hereditarios en cierta porción de individuos, que formando una fracción de intriga y cábala, quieren disponer de la suerte de la Provincias Unidas, esclavizando a las ambiciones de sus intereses particulares la suerte y la libertad de sus compatriotas , ha resuelto con la energía propia de su carácter proponer a V. E. las siguientes condiciones para que, desbaratando el partido sospechoso, se restituya al pueblo injustamente despojado…”. 1
Cornelio Judas Tadeo de Saavedra y Rodríguez
Cornelio Saavedra - 1810.jpg

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Presidente de la Primera Junta de lasProvincias Unidas del Río de la Plata
25 de mayo de 1810-18 de diciembre de 1810
Designado porEl Cabildo de Buenos Aires
PredecesorNinguno
SucesorDomingo Matheu

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Jefe del Regimiento de Patricios
1806-1811
PredecesorNinguno
SucesorManuel Belgrano

Ejercito Argentino Escudo.png
General en Jefe del Ejército del Norte
01 de septiembre de 1810-05 de octubre de1811
PredecesorFrancisco del Rivero
SucesorJuan José Viamonte

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Regidor de El Cabildo de Buenos Aires
1797-1801

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Alcalde de primer voto de El Cabildo de Buenos Aires
1801-1805

Datos personales
Nacimiento15 de septiembre de 1759
Bandera de España OtuyoPotosíVirreinato del Perú
Fallecimiento29 de marzo de 1829 (69 años)
Bandera de Argentina Buenos AiresProvincias Unidas del Río de la Plata
PartidoEjército patriota
ProfesiónMilitar
OcupaciónPolítico
Alma máterColegio Nacional de Buenos Aires
Firma de Cornelio Saavedra.png
Firma de Cornelio Saavedra
SE PROPONÍAN DEPONER AL SECTOR MORENISTA Y CREAR UN EJECUTIVO FUERTE EN MANOS DE SAAVEDRA
Sin embargo, Saavedra no aceptó el mando y contó en sus memorias: "Pedí, supliqué y renuncié todos mis cargos, incluso el grado de Brigadier" 2. Pero se llegó a una transacción seguramente sugerida por el Deán Funes: Vieytes, Rodríguez Peña, Larrea y Azcuénaga marcharían al destierro y serían reemplazados por tres saavedristas, Campana entre ellos, el regimiento de la Estrella sería disuelto y su Jefe, Domingo French, confinado, como no podía ser de otra manera con Antonio Beruti. Saavedra continuaría como presidente de la Junta.
El desastre de Huaqui precipitó las cosas. Saavedra marchará al Norte y de allí hacia el destierro y el olvido y los partidarios de una mayor equidad entre el poder del puerto y el del resto del país irán cayendo en desgracia.
Regimiento de Patricios
A ESTO NO SE RESIGNABAN LOS FIELES SOLDADOS Y SUBOFICIALES DE SAAVEDRA.
Cuando la noche del 6 de diciembre de 1811 en el llamado "cuartel de las Temporalidades" se pusieron en pie de guerra y expulsaron a los oficiales. Belgrano fue avisado y se apersonó inmediatamente en el regimiento. Fue muy mal recibido. Le gritaban "muera Belgrano". Manuel no se achicó y les contestó también a los gritos: "Si quieren que muera, dispárenme" 3
Regimiento de Infantería 1 Patricios (RI 1) (Usado por la tropa, circa 1930)
Se retiró consternado y logró hacer ingresar por los fondos al abanderado de los Patricios, Borja Anglada, para que le informara sobre las demandas de los sublevados. Sólo le dijeron que querían la cabeza del coronel Belgrano, que volviera Saavedra y que sólo entregarían su petitorio a un miembro del Triunvirato. El trío gobernante envió a un emisario, el capitán José Díaz, pero los amotinados lo tomaron de rehén y mantuvieron su pedido: que venga un triunviro.
Regimiento de Patricios
LA GRAVEDAD DE LA SITUACIÓN
Convenció a Feliciano Chiclana de la conveniencia de darse una vueltita por las Temporalidades. Parlamentó con los sublevados y recibió un petitorio en el que se pedía: "Excmo. Sr. A quien ama este cuerpo de veras (...) Quiere este cuerpo que se nos trate como a ciudadanos libres y no como a tropas de línea...". Pedían la destitución de Belgrano y el nombramiento de suboficiales como jefes del regimiento. Las trenzas no aparecían en la demanda. Chiclana puso como condición para considerar el pliego, que depusieran inmediatamente las armas.
Regimiento de Patricios
LOS REBELDES NO TENÍAN INTENCIONES DE RENDIRSE
El triunvirato armó una doble estrategia, por un lado seguir negociando y por otro rodear el cuartel para intervenir en cualquier momento. Hubo varios mediadores, entre ellos, Juan José Castelli, el orador de la revolución, que estaba arrestado en el propio cuartel tras haber sido sometido a juicio por la derrota del Desaguadero. También medió el vehemente adversario de Castelli en el debate del Cabildo Abierto del 22 de mayo, el Obispo de Buenos Aires, Benito Lue y Riega, y el Obispo de Córdoba, Rodrigo de Orellana. Pero todo fue inútil, los Patricios se mantuvieron firmes en sus demandas.
Regimiento de Patricios
Uno de los amotinados, el soldado de origen inglés Richard Nonfres comenzó a proferir insultos en un rapto de exaltación y disparó un cañonazo contra las tropas que estaban apostadas frente al regimiento. Cuenta Domingo Matheu que "...un maldito inglés, soldado del cuerpo, pegó fuego a un obús cargado a metralla y mató a uno e hirió a seis".
Regimiento de Patricios
LA RESPUESTA NO TARDÓ EN LLEGAR
El cuartel estaba rodeado por los cuatro costados por 300 dragones de infantería y 25 de caballería; unos 200 hombres del regimiento número 5 de América y otros tantos del regimiento de castas. Varios civiles se pusieron a las órdenes del coronel French para participar en la represión de los rebeldes. El saldo del combate fue de 8 muertos y 35 heridos. Pero Rivadavia y el Triunvirato no iban a dejar las cosas así. Instruyeron un proceso sumario. Por "razones de seguridad" fueron expulsados los diputados del interior. 
Bandera del Regimiento de Patricios
El Deán Funes fue detenido sospechado de complicidad con los rebeldes. Los implicados negaron durante el juicio toda intención política y recordaron sus planteos iniciales. Pero nadie les creyó y en la sentencia se habla de "movimiento popular que se tramaba".
Regimiento de Infantería 1 Patricios (RI 1) (Usado por oficiales, circa 1945)
A veinte de los implicados se los condenó a cumplir penas que iban de cuatro a diez años de prisión en Martín García. Once sargentos, cabos y soldados fueron fusilados a las ocho de la mañana del 10 de diciembre de 1811 y sus cuerpos colgados en la Plaza de la Victoria "para la expectación pública". Entre los muertos estaba el inglés Ricardo Nonfres, quizás el autor del primer disparo de una guerra civil que iba a durar casi 60 años.
Referencias:
1 José María Rosa, Historia argentina: La revolución, 1806-1812, Buenos Aires, Juan Carlos Granda, 1974. pág. 289.
2 José María Rosa, Historia Argentina, Tomo 2, Buenos Aires, Editorial Granda, 1965, pág. 290.
3 Julio Sierra, Fusilados: Historias de condenados a muerte en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2008, pág. 86.
Regimiento de Patricios
Fuente:
https://www.elhistoriador.com.ar/el-motin-de-las-trenzas-por-felipe-pigna/
http://www.revisionistas.com.ar/?p=62&fbclid=IwAR35fuC1-kE0s2ogmRVjQw7ga9S7W1d1Fn_4DYASWwCnNkLnFVrd0fqv9Ps
http://www.lagazeta.com.ar/trenzas.htm

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