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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

23 de octubre de 2019

CAPELLANES MILITARES. ORIGEN E HISTORIA. LOS ORDINARIATOS MILITARES EN EL MUNDO. SAN JUAN DE CAPISTRANO PATRONO DE LOS CAPELLANES CASTRENSES. Fiesta 23 de Octubre.

El padre Kapaun oficiando durante la Guerra de Corea antes de ser capturado
“LA RAZÓN POR LA QUE EXISTEN LOS ORDINARIATOS MILITARES, ES DECIR LA ASISTENCIA ESPIRITUAL A LOS FIELES EN LAS FUERZAS ARMADAS Y DE LA POLICÍA, HACE REFERENCIA A LA SOLICITUD CON LA QUE LA IGLESIA HA QUERIDO OFRECER A LOS FIELES MILITARES Y A SUS FAMILIAS TODOS LOS MEDIOS DE SALVACIÓN PARA FACILITARLES LA ATENCIÓN PASTORAL ORDINARIA Y LA AYUDA ESPECÍFICA QUE NECESITAN PARA DESARROLLAR SU MISIÓN CON EL ESTILO DE LA CARIDAD CRISTIANA. <
LA VIDA MILITAR DE UN CRISTIANO, DE HECHO, SE PONE EN RELACIÓN CON EL PRIMER Y MÁS GRANDE MANDAMIENTO, EL DE AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO, PORQUE EL MILITAR CRISTIANO ESTÁ LLAMADO A REALIZAR UNA SÍNTESIS POR LA QUE SEA POSIBLE SER UN MILITAR POR AMOR, CUMPLIENDO EL MINISTERIUMPACIS INTER ARMA”.
(Discurso, Benedicto XVI, 22.09.2011).
ORDINARIATOS MILITARES
Introducción
Los ordinariatos militares, que también pueden llamarse castrenses, son “circunscripciones eclesiásticas peculiares”, jurídicamente asimiladas a la diócesis (cf. Spirituali militum curae, art. I § 1), erigidas para proveer a la cura pastoral de amplios grupos de personas que se encuentran en peculiares condiciones de vida por su pertenencia a las fuerzas armadas o por su relación con ellas.
Voz Ordinariato militar en el Diccionario del español jurídico🔻
Circunscripción eclesiástica personal, sin territorio propio, equiparada canónicamente con la diócesis, erigida por la Santa Sede al servicio de unos fieles dedicados a una profesión que precisa de desplazamientos geográficos y reclama una pastoral especializada para atender a los militares y sus familias. ● El ordinario militar es un prelado con jurisdicción cuasiepiscopal, que normalmente recibe el sacramento del episcopado y está jurídicamente equiparado en sus funciones con los obispos diocesanos. Pero a diferencia de estos, que ejercen su potestad sobre los fieles de un territorio delimitado –la diócesis–, el ordinario militar preside una circunscripción que carece de territorio (CIC, cc. 271 y 296). [Real Academia Española – Consejo General del Poder Judicial, Diccionario del español jurídico, Espasa, Madrid 2016, p. 1146]
La historia de esta pastoral específica es tan larga como la existencia de los ejércitos permanentes. El Concilio Vaticano II confirmó esta forma de actuar (cf. Christus Dominus, 43); y el CIC remitió la regulación de esta materia a una ley especial (cf. c. 569), que actualmente es la promulgada el 23.IV.1986 por el Beato Juan Pablo II, mediante la Const. Ap. Spirituali militum curae. En su preámbulo, el Pontífice explica que esa nueva organización se basa en la invitación del Concilio, que “preparó el camino con proyectos muy adecuados para realizar peculiares obras pastorales (cf. Presbyterorum Ordinis, 10)”: enlaza, así, la reforma de la organización pastoral castrense con la flexibilización conciliar de la territorialidad, que está en la base de las circunscripciones personales.
El carácter normalmente nacional de las fuerzas armadas y la diferente situación jurídico-política de cada país explican que los ordinariatos se rijan por estatutos propios (cf. c. 94 § 3), dados por la Sede Apostólica. En ellos se determinan más detalladamente las disposiciones de la Const. Spirituali militum curae, que es la ley marco que establece los rasgos generales de esta circunscripción (cf. SMC, Preámbulo; art. XIII). El ordinariato se erige —normalmente para una nación, aunque su ámbito pastoral se delimita personalmente— después de oír a las Conferencias episcopales interesadas (cf. SMC, art. I § 2). Estas circunscripciones dependen de la Congregación para los Obispos o de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, según el lugar en que se erijan (cf. SMC, art. XI; cf. PB, arts. 76 y 89).
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¿Qué son los ordinariatos militares?
Los ordinariatos militares son circunscripciones eclesiásticas, jurídicamente asimiladas a la diócesis, erigidas para proveer a la atención pastoral de personas que pertenecen a las fuerzas armadas o están en relación con ellas. Los fieles del ordinariato castrense lo son también de las diócesis de su domicilio.
¿Qué normas regulan los ordinariatos militares?
El Concilio Vaticano II confirmó la conveniencia de erigir vicariatos castrenses en el Decreto Christus Dominus, n. 43. El Código de Derecho Canónico remitió la regulación de esta materia a una ley especial (c. 569), que actualmente es la promulgada el 23.IV.1986 por el Beato Juan Pablo II, mediante la Const. Ap. Spirituali militum curae. Los diversos ordinariatos se rigen además por estatutos propios.
¿Se trata de una circunscripción territorial o personal?
Es una circunscripción personal erigida normalmente en el contexto militar de una determinada nación, pero su ámbito pastoral se delimita por un criterio personal: el de la pertenencia o relación con las fuerzas armadas.
¿En qué se parece un ordinariato militar a una prelatura personal?
Ambos son circunscripciones eclesiásticas personales, con un Ordinario con potestad propia y cumulativa con la del obispo diocesano. Los ordinariatos militares, en cuanto a su naturaleza, se pueden considerar un tipo específico de prelatura personal, en particular si se tiene en cuenta el carácter complementario respecto a las diócesis. La especificidad proviene de su finalidad pastoral propia respecto a las fuerzas armadas. En la Spirituali militum curae se citan las peculiares iniciativas pastorales previstas en Presbyterorum Ordinis, n. 10, es decir, se sitúan los ordinariatos militares en el mismo contexto conciliar de las prelaturas personales, con la misma estructura fundamental.
¿De qué dicasterio de la Santa Sede dependen?
Los ordinariatos militares dependen de la Congregación para los Obispos o de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, según el lugar en que se erijan.
¿Qué potestad tiene el ordinario militar?
Tiene potestad ordinaria, propia -no exclusiva, sino cumulativa con la del obispo de la diócesis-, personal -se ejerce sobre los fieles del ordinariato incluso fuera de las fronteras nacionales-, y cuasiepiscopal, equiparada jurídicamente a la del obispo diocesano. Es miembro de la Conferencia episcopal de la nación. Normalmente será obispo. En algunos casos se confía el cargo a uno de los obispos diocesanos de la nación.
¿Quién forma parte del presbiterio del ordinariato militar?
Los sacerdotes incardinados en el ordinariato proceden de su seminario propio o por traslados de otras circunscripciones; pueden trabajar otros, seculares o religiosos, cedidos por sus ordinarios o superiores. Respecto a las personas que tienen encomendadas, los capellanes castrenses se equiparan jurídicamente a los párrocos, y ejercen sus facultades cumulativamente con el párroco del lugar.
¿Quiénes son los fieles del ordinariato militar?
Se encuentran bajo la jurisdicción del ordinario los fieles que son militares y los empleados civiles que sirven a las Fuerzas Armada; sus familias; los que frecuentan centros militares y los que se encuentran en hospitales militares, residencias de ancianos o lugares semejantes o prestan servicio en ellos; y los fieles de uno y otro sexo, pertenecientes o no a algún instituto religioso que ejercen un oficio permanente confiado por el Ordinario militar o con su consentimiento (SMC, X).
¿Cuántos ordinariatos militares hay en el mundo?
En el año 2012, hay 36 ordinariatos militares: 15 en Europa, 13 en América, 3 en Asia, 3 en África y 2 en Oceanía.
1. * CONCILIO VATICANO II
a) – Decreto “Christus Dominus”, n. 43, 28-X-1965
b) – Decreto “Presbyterorum Ordinis”, n. 10, 7-XII-1965
2. * ROMANO PONTÍFICE
a) – Juan Pablo II, Código de Derecho Canónico, c. 569, 25-I-1983
b) – Juan Pablo II, Const. Ap. Spirituali militum curae, 21-IV-1986
c) – Juan Pablo II, C.A. “Pastor Bonus”, art. 76, 28-VI-1988
3. * CURIA ROMANA
a) – Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta “Communionis notio”, 28-5-1992
b) – Congregación para los Obispos, Comunicación sobre el título de los Ordinarios militares, 20-XI-1997
c) – Congregación para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, n. 25, 31-3-1994
d) – Congregación para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, nn. 34 y 35, 11-2-2013
 4. * OTROS DOCUMENTOS
a) – Asamblea General del Sínodo de los Obispos, Principios para la revisión del Código de Derecho Canónico, octubre de 1967, Principio Octavo
a) – Decreto “Christus Dominus”, n. 43, 28-X-1965b) – Decreto “Presbyterorum Ordinis”, n. 10, 7-XII-1965
a) – Decreto “Christus Dominus”, n. 43, 28-X-1965Christus Dominus, 43 (sp)
CONCILIO VATICANO II, DECRETO CHRISTUS DOMINUS, 28-X-1965, AAS 58 (1966) 579-597
(…)
43. Exigiendo una atención especial el cuidado espiritual de los militares, por sus condiciones especiales de vida, constitúyase en cada nación, según sea posible, un vicariato castrense. Tanto el vicario como los capellanes han de consagrarse enteramente a este difícil ministerio, de acuerdo con los Obispos diocesanos. [37]
Concedan para ellos los Obispos diocesanos al vicario castrense un número suficiente de sacerdotes aptos para esta grave tarea y ayuden, al mismo tiempo, a conseguir el bien espiritual de los militares. [38]
(…)
[37] Cf. S. C. CONSISTORIALIS: Instructio de Vicariis Castrensibus, 23 apr. 1951: AAS 43 (1951), pp. 562-565; Formula servanda in relatione de statu Vicariatus Castrensis conficienda, 20 oct. 1956: AAS 49 (1957), pp. 150-163; Decr. De Sacrorum Liminum Visitatione a Vicariis Castrensibus peragenda, 28 febr. 1959: AAS 51 (1959), pp. 272-74; Decr. Facultas audiendi confessiones militum Cappellanis extenditur, 27 nov. 1960: AAS 53 (1961), pp. 49-50. Cf. etiam S. C. DE RELIGIOSIS: Instructio de Cappellanis militum religiosis, 2 febr. 1955: AAS 47 (1955), pp. 93-97.
[38] Cf. S. C. CONSISTORIALIS: Epistula ad Em.mos PP. DD. Cardinales atque Exc.mos PP. DD. Archiepiscopos, Episcopos ceterosque Ordinarios Hispanicae Ditionis, 21 iun. 1951: AAS 43 (1951), p. 566.

b) – Decreto “Presbyterorum Ordinis”, n. 10, 7-XII-1965
CONCILIO VATICANO II, DECRETO PRESBYTERORUM ORDINIS, 7-XII-1965, AAS 58 (1966) 991-1024 [1007-1008]
10. El don espiritual que recibieron los presbíteros en la ordenación no los dispone para una misión limitada y restringida, sino para una misión amplísima y universal de salvación “hasta los extremos de la tierra” (Act., 1, 8), porque cualquier ministerio sacerdotal participa de la misma amplitud universal de la misión confiada por Cristo a los apóstoles. Pues el sacerdocio de Cristo, de cuya plenitud participan verdaderamente los presbíteros, se dirige por necesidad a todos los pueblos y a todos los tiempos, y no se coarta por límites de sangre, de nación o de edad, como ya se significa de una manera misteriosa en la figura de Melquisedec[59]. Piensen, por tanto, los presbíteros que deben llevar en el corazón la solicitud de todas las iglesias. Por lo cual, los presbíteros de las diócesis más ricas en vocaciones han de mostrarse gustosamente dispuestos a ejercer su ministerio, con el beneplácito o el ruego del propio ordinario, en las regiones, misiones u obras afectadas por la carencia de clero.
Revísense además las normas sobre la incardinación y excardinación, de forma que, permaneciendo firme esta antigua disposición, respondan mejor a las necesidades pastorales del tiempo. Y donde lo exija la consideración del apostolado, háganse más factibles, no sólo la conveniente distribución de los presbíteros, sino también las obras pastorales peculiares a los diversos grupos sociales que hay que llevar a cabo en alguna región o nación, o en cualquier parte de la tierra. Para ello, pues, pueden establecerse útilmente algunos seminarios internacionales, diócesis peculiares o prelaturas personales y otras providencias por el estilo, en las que puedan entrar o incardinarse los presbíteros para el bien común de toda la Iglesia, según módulos que hay que determinar para cada caso, quedando siempre a salvo los derechos de los ordinarios del lugar.
Sin embargo, en cuanto sea posible, no se envíen aislados los presbíteros a una región nueva, sobre todo si aún no conocen bien la lengua y las costumbres, sino de dos en dos, o de tres en tres, a la manera de los discípulos de Cristo[60], para que se ayuden mutuamente. Es necesario también prestar un cuidado exquisito a su vida espiritual y a su salud de la mente y del cuerpo; y en cuanto sea posible, prepárense para ellos lugares y condiciones de trabajo conformes con la idiosincrasia de cada uno. Es también muy conveniente que todos los que se dirigen a una nueva nación procuren conocer cabalmente, no sólo la lengua de aquel lugar, sino también la índole psicológica y social característica de aquel pueblo al que quieren servir humildemente, uniéndose con él cuanto mejor puedan, de forma que imiten el ejemplo del apóstol Pablo, que pudo decir de sí mismo: “Pues siendo del todo libre, me hice siervo de todos, para ganarlos a todos. Y me hago judío con los judíos, para ganar a los judíos” (1 Cor., 9, 19-20).
[59] Cf. Hb., 7, 3.
[60] Cf. Lc., 10, 1
a) – Juan Pablo II, Código de Derecho Canónico, c. 569, 25-I-1983
b) – Juan Pablo II, Const. Ap. Spirituali militum curae, 21-IV-1986
c) – Juan Pablo II, C.A. “Pastor Bonus”, art. 76, 28-VI-1988
a) – Juan Pablo II, Código de Derecho Canónico, c. 569, 25-I-1983
Juan Pablo II, Código de Derecho Canónico, 25-I-1983, AAS 75 (1983) Pars II
(…)
Libro II, Parte II, Sección II, Título III, Capítulo VIII, Artículo II
(…)
canon 569 Los capellanes castrenses se rigen por leyes especiales.
(…)

b) – Juan Pablo II, Const. Ap. Spirituali militum curae, 21-IV-1986 Const. Ap. Spirituali militum curae
21 de abril de 1986 (AAS 78 [1986] 481-486)
Sobre la asistencia espiritual a los militares
Juan Pablo Obispo, siervo de los siervos de Dios para perpetua memoria.
La asistencia espiritual de los militares es algo que la Iglesia ha querido cuidar siempre con extraordinaria solicitud según las diversas circunstancias. Ciertamente éste constituye un determinado grupo social y “por las condiciones peculiares de su vida”[1], bien porque formen parte de las Fuerzas Armadas de forma voluntaria y estable, bien porque sean llamados a ellas por ley para un tiempo determinado, necesitan una concreta y específica forma de asistencia espiritual; por esta necesidad, a lo largo de los tiempos, ha velado la sagrada jerarquía, y en particular los Romanos Pontífices, dada su función de servicio o “diaconía”[2], proveyendo del mejor modo en cada uno de los casos, con la jurisdicción más apropiada a las personas y a las circunstancias. Por ello se fueron creando en todas partes estructuras eclesiásticas para cada una de las naciones, presididas por un prelado dotado de las necesarias facultades[3].
La Sagrada Congregación Consistorial promulgó sabias normas sobre esta materia con la Instrucción Sollemne semper del 23 de abril de 1951[4]. Pero ahora ha llegado el tiempo de revisar dichas normas, para que tengan mayor fuerza y eficacia. A ello nos invita en primer lugar el Concilio Vaticano II, que preparó el camino con proyectos muy adecuados para realizar peculiares obras pastorales[5] y tuvo muy presente la acción de la Iglesia en el mundo moderno, también por lo que se refiere a la edificación y promoción de la paz en todo el orbe; así, pues, los que forman parte de las Fuerzas Armadas deben considerarse “como instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos”, pues “desempeñando bien esta función contribuyen realmente a estabilizar la paz”[6].
A este mismo convencimiento nos llevan también los grandes cambios que ha habido no sólo en lo referente a la profesión militar y a las características de la vida castrense, sino también en el común sentir de la sociedad de nuestro tiempo respecto a la naturaleza y función de las Fuerzas Armadas en la convivencia de los hombres. A ello nos impulsa finalmente la promulgación del nuevo Código de Derecho Canónico, que también habla de la asistencia pastoral de los militares, dejando intactas las normas vigentes[7], las cuales, sin embargo, ahora se revisan convenientemente para que con una apropiada adaptación a las nuevas circunstancias se obtengan mayores frutos. Por eso, precisamente no puede haber unas mismas normas para todas las naciones, puesto que el número de fieles católicos que pertenecen a las Fuerzas Armadas no es el mismo en todas partes ni absoluta ni relativamente y las circunstancias difieren mucho entre sí según los distintos lugares. Así, pues conviene, establecer algunas normas generales que se apliquen a todos los “Ordinariatos” militares -hasta ahora llamados vicariatos castrenses- y que luego sean completadas por estatutos establecidos por la Sede Apostólica para cada “Ordinariato”, pero dentro del ámbito de esta ley general.
Se establecen por tanto, las normas siguientes:
IPar. 1. Los “Ordinariatos” militares, que también pueden llamarse castrenses, y que jurídicamente se asimilan a las diócesis, son circunscripciones eclesiásticas peculiares, que se rigen por estatutos propios, emanados de la Sede Apostólica en los que más detalladamente se determinarán las prescripciones de esta Constitución, respetando, donde existan, los Acuerdos vigentes entre la Santa Sede y los Estados[8].
Par. 2. Donde las circunstancias lo aconsejen, y habiendo oído a las Conferencias Episcopales interesadas, la Sede Apostólica erigirá nuevos “Ordinariatos” militares.
II
Par. 1. Para cada “Ordinariato” militar será nombrado como propio un Ordinario, dotado de dignidad episcopal, a tenor de la ley, el cual goza de todos los derechos de los obispos diocesanos y tiene sus mismas obligaciones, a no ser que conste algo en contra por la naturaleza del asunto o por los estatutos particulares.
Par.2. El Sumo Pontífice nombra libremente al Ordinario militar, o instituye o confirma al candidato legítimamente designado[9].
Par. 3. Para que pueda dedicarse de una manera plena a esta peculiar labor pastoral, el Ordinario militar, como norma, quedará libre de otras obligaciones que lleven consigo la cura de almas, a no ser que las circunstancias particulares de la nación aconsejen otra cosa.
Par. 4. Entre el “Ordinariato” militar y las otras Iglesias particulares deberá darse un estrecho vínculo de comunión y una conjunción de esfuerzos en la acción pastoral.
III
El Ordinario militar pertenece por derecho propio a la Conferencia Episcopal de la nación donde tiene su sede el “Ordinariato”.
IV
La jurisdicción del Ordinario militar es:
1° personal, de tal manera que la ejerza sobre las personas pertenecientes al “Ordinariato”, aun cuando se encuentren fuera de las fronteras de la nación.
2° ordinaria, tanto en el fuero interno como en el fuero externo;
3° propia, aunque cumulativa con la jurisdicción del obispo diocesano, pues las personas pertenecientes al “Ordinariato” militar continúan siendo feligreses también de aquella Iglesia particular de cuyo pueblo forman una parte por razón del domicilio o del rito.
V
Los cuarteles y los lugares reservados a los militares están sometidos primera y principalmente a la jurisdicción del Ordinario militar; subsidiariamente a la jurisdicción del obispo diocesano, a saber, cuando falten el Ordinario militar o sus capellanes: en cuyo caso tanto el obispo diocesano como el párroco actúan por derecho propio.
VI
Par. 1. Además de aquellos de los que se trata en los siguientes párrafos 3 y 4, forman también el presbiterio del “Ordinariato” castrense los sacerdotes, tanto seculares como religiosos, que, dotados de las convenientes cualidades para ejercer debidamente el apostolado en esta peculiar obra pastoral y con el consentimiento de su Ordinario propio, tengan un cargo en el “Ordinariato” militar.
Par. 2. Los obispos diocesanos y también los superiores religiosos competentes cedan al “Ordinariato” castrense un número suficiente de sacerdotes y diáconos idóneos para este ministerio.
Par. 3. El Ordinario militar, con la aprobación de la Santa Sede, puede erigir su propio seminario y promover a las sagradas órdenes en el “Ordinariato” a sus alumnos, una vez completada su específica formación espiritual y pastoral.
Par. 4. También otros clérigos pueden incardinarse en el “Ordinariato” castrense conforme al derecho.
Par. 5. El Consejo presbiteral debe tener sus propios estatutos, aprobados por el Ordinario, de acuerdo con las normas emanadas de la Conferencia Episcopal[10].
VII
Dentro del ámbito designado a cada uno y sobre las personas que tienen encomendadas, los sacerdotes que en el “Ordinariato” castrense son nombrados capellanes, gozan de los derechos y están sujetos a las obligaciones de los párrocos, a no ser que por la naturaleza del asunto o por sus estatutos particulares conste otra cosa, siendo su jurisdicción cumulativa con el párroco del lugar, conforme al artículo IV.
VIII
En lo referente a los religiosos y miembros de sociedades de vida apostólica, que prestan su servicio en el “Ordinariato”, procure diligentemente el Ordinario que se mantengan fieles a su vocación y a la identidad de su Instituto y estrechamente unidos a sus superiores.
IX
Puesto que todos los fieles deben cooperar a la edificación del Cuerpo de Cristo[11], el Ordinario y su presbiterio deben procurar que los fieles laicos del “Ordinariato”, tanto individual como colectivamente, actúen como fermento apostólico y también misionero entre los demás militares con los que conviven.
X
Pertenecen al “Ordinariato” militar, y están bajo su jurisdicción, además de los que señalen los estatutos, conforme al art. I:
1° Todos los fieles que son militares y los empleados civiles que sirven a las Fuerzas Armadas, con tal que se consideren así a tenor de las leyes civiles dadas para ellos;
2° Todos los miembros de sus familias, es decir, esposos e hijos, incluidos aquellos que, emancipados, vivan en la misma casa; así como los parientes y los empleados domésticos que así mismo vivan en la misma casa;
3° Los que frecuentan centros militares y los que se encuentran en hospitales militares, residencias de ancianos o lugares semejantes o prestan servicio en ellos;
4° Todos los fieles de uno y otro sexo, pertenecientes o no a algún instituto religioso que ejercen un oficio permanente confiado por el Ordinario militar o con su consentimiento.
XI
El Ordinario militar depende o de la Congregación para los Obispos o de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y según la diversidad de los casos trata sus asuntos con los dicasterios competentes de la Curia Romana.
XII
El Ordinario militar enviará cada quinquenio a la Santa Sede la relación sobre el estado de su “Ordinariato”, conforme a la fórmula prescrita. Asimismo el Ordinario militar está obligado a la visita “ad Limina”, según lo ordenado por el derecho[12].
XIII
En los estatutos particulares, respetando siempre, donde los haya, los Acuerdos entre la Santa Sede y los Estados, se determinará entre otras cosas:
1° en qué lugar estará ubicada la Iglesia del Ordinario castrense y su curia;
2° si ha de haber uno o más vicariatos generales y quiénes han de ser nombrados oficiales de la curia;
3° cuál es la condición eclesiástica del Ordinario castrense y de los demás sacerdotes o diáconos adscritos al “Ordinariato” militar, durante su cargo y al cesar en el mismo; como también qué normas hay que observar en lo referente a la condición militar de los mismos;
4° cómo hay que proceder en el caso de sede vacante o impedida;
5° cómo se debe actuar en lo referente al consejo pastoral, tanto el de todo el “Ordinariato” como el local, tenidas en cuenta las normas del Código de Derecho Canónico;
6° qué libros debe haber de la administración de sacramentos y del estado de las personas, a tenor de las leyes generales y las disposiciones de la Conferencia Episcopal.
XIV
En lo referente a las causas judiciales de los feligreses del “Ordinariato” militar, es competente en primera instancia el tribunal diocesano donde tiene su sede la curia del “ Ordinariato” militar; en los estatutos se designará de una manera permanente el tribunal de apelación. Sin embargo, si el “Ordinariato” tuviera su propio tribunal, las apelaciones se llevarán al tribunal que designare como permanente el mismo Ordinario castrense, con la previa aprobación de la Sede Apostólica[13].
Todo lo que ordenamos en esta Constitución nuestra, entrará en vigor a partir del 21 de julio del presente año. Pero las normas de derecho particular permanecerán vigentes en tanto en cuanto estén conformes con esta Constitución Apostólica; sin embargo cada “Ordinariato” castrense redactará sus estatutos según la norma del artículo I en el término de un año a partir de la entrada en vigor de esta Constitución, los cuales deberán ser sometidos a la revisión de la Santa Sede.
Queremos por tanto que estas prescripciones y normas nuestras sean firmes y eficaces ahora y en el futuro, sin que obsten en todo caso, las Constituciones y Ordenaciones Apostólicas emanadas de nuestros predecesores, y las demás prescripciones, incluso las dignas de peculiar mención y derogación.
Dado en Roma, en San Pedro, el día 21 de abril del año 1986, VIII de nuestro Pontificado.
IOANNES PAULUS PP. II
Notas
[1] Conc. Vat. II, Christus Dominus, n. 43.
[2] Cf. Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, n. 24.
[3] Estos Prelados a veces eran constituidos “como si fuesen respecto a sus clérigos seculares verdaderos obispos y pastores” (Inocencio X, Breve Cum sicut maiestatis, 26 de septiembre de 1645; Bullarium Romanum, Turín, 1868, t. XV, p. 410).
[4] AAS 43 (1951), pp. 562-565.
[5] Cf. Decr. Presbyterorum ordinis, n. 10.
[6] Conc. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, n. 79.
[7] Cf. C.I.C., can. 569
[8] Cf. C.I.C., can. 3.
[9] Cf. C.I.C., cann. 163 y 377, par. 1.
[10] Cf. C.I.C., can. 496.
[11] Cf. C.I.C., can. 208.
[12] Cf. C.I.C., cann. 399 y 400, pp. 1 y 2. Vid. Sagrada Congregación Consistorial, Decr. De Sacrorum Liminum visitatione a Vicariis castrensibus peragenda, día 28 de febrero de 1959: AAS 51, 1959, págs. 272-274.
[13] Cf. C.I.C., can. 1438, n. 2°.

c) – Juan Pablo II, C.A. “Pastor Bonus”, art. 76, 28-VI-1988
Pastor Bonus, 76 (sp)
Juan Pablo II, Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana, 28-VI-1988, AAS 80 (1988) 841-930
(…)
Congregación para los Obispos
(…)
Artículo 76
Corresponde a esta Congregación tratar todo lo referente a la constitución de las Iglesias particulares y sus asambleas, a su división, unión. supresión y otros cambios. Le corresponde también erigir los Ordinariatos castrenses para la atención pastoral de los militares.
(…)

a) – Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta “Communionis notio”, 28-5-1992
b) – Congregación para los Obispos, Comunicación sobre el título de los Ordinarios militares, 20-XI-1997
c) – Congregación para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, n. 25, 31-3-1994
d) – Congregación para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, nn. 34 y 35, 11-2-2013
a) – Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta “Communionis notio”, 28-5-1992
CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FECARTA A LOS OBISPOS DE LA IGLESIA CATOLICA
SOBRE ALGUNOS ASPECTOS DE LA IGLESIA CONSIDERADA COMO COMUNION
INTRODUCCION
1. El concepto de comunión (koinonía), ya puesto de relieve en los textos del Concilio Vaticano II(1), es muy adecuado para expresar el núcleo profundo del Misterio de la Iglesia y, ciertamente, puede ser una clave de lectura para una renovada eclesiología católica(2). La profundización en la realidad de la Iglesia como Comunión es, en efecto, una tarea particularmente importante, que ofrece amplio espacio a la reflexión teológica sobre el misterio de la Iglesia, “cuya naturaleza es tal que admite siempre nuevas y más profundas investigaciones“(3). Sin embargo, algunas visiones eclesiológicas manifiestan una insuficiente comprensión de la Iglesia en cuanto misterio de comunión, especialmente por la falta de una adecuada integración del concepto de comunión con los de Pueblo de Dios y de Cuerpo de Cristo, y también por un insuficiente relieve atribuido a la relación entre la Iglesia como comunión y la Iglesia como sacramento.
2. Teniendo en cuenta la importancia doctrinal, pastoral y ecuménica de los diversos aspectos relativos a la Iglesia considerada como Comunión, la Congregación para la Doctrina de la Fe, con la presente Carta, ha estimado oportuno recordar brevemente y clarificar, donde era necesario, algunos de los elementos fundamentales que han de ser considerados puntos firmes, también en el deseado trabajo de profundización teológica.
I
LA IGLESIA, MISTERIO DE COMUNION
3. El concepto de comunión está “en el corazón del autoconocimiento de la Iglesia”(4), en cuanto misterio de la unión personal de cada hombre con la Trinidad divina y con los otros hombres, iniciada por la fe(5), y orientada a la plenitud escatológica en la Iglesia celeste, aun siendo ya una realidad incoada en la Iglesia sobre la tierra(6).
Para que el concepto de comunión, que no es unívoco, pueda servir como clave interpretativa de la eclesiologia, debe ser entendido dentro de la enseñanza bíblica y de la tradición patrística, en las cuales la comunión implica siempre una doble dimensión: vertical (comunión con Dios) y horizontal (comunión entre los hombres). Es esencial a la visión cristiana de la comunión reconocerla ante todo como don de Dios, como fruto de la iniciativa divina cumplida en el misterio pascual. La nueva relación entre el hombre y Dios, establecida en Cristo y comunicada en los sacramentos, se extiende también a una nueva relación de los hombres entre sí. En consecuencia, el concepto de comunión debe ser capaz de expresar también la naturaleza sacramental de la Iglesia mientras “caminamos lejos del Señor”(7), así como la peculiar unidad que hace a los fieles ser miembros de un mismo Cuerpo, el Cuerpo místico de Cristo(8), una comunidad orgánicamente estructurada(9), “un pueblo reunido por la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”(10), dotado también de los medios adecuados para la unión visible y social(11).
4. La comunión eclesial es al mismo tiempo invisible y visible. En su realidad invisible, es comunión de cada hombre con el Padre por Cristo en el Espíritu Santo, y con los demás hombres copartícipes de la naturaleza divina(12), de la pasión de Cristo(13), de la misma fe(14), del mismo espíritu(15). En la Iglesia sobre la tierra, entre esta comunión invisible y la comunión visible en la doctrina de los Apóstoles, en los sacramentos y en el orden jerárquico, existe una íntima relación. Mediante estos dones divinos, realidades bien visibles, Cristo ejerce en la historia de diversos modos Su función profética, sacerdotal y real para la salvación de los hombres(16). Esta relación entre los elementos invisibles y los elementos visibles de la comunión eclesial es constitutiva de la Iglesia como Sacramento de salvación.
De esta sacramentalidad se sigue que la Iglesia no es una realidad replegada sobre sí misma, sino permanentemente abierta a la dinámica misionera y ecuménica, pues ha sido enviada al mundo para anunciar y testimoniar, actualizar y extender el misterio de comunión que la constituye: a reunir a todos y a todo en Cristo(17); a ser para todos “sacramento inseparable de unidad”(18).
5. La comunión eclesial, en la que cada uno es inserido por la fe y el Bautismo(19), tiene su raíz y su centro en la Sagrada Eucaristía. En efecto, el Bautismo es incorporación en un cuerpo edificado y vivificado por el Señor resucitado mediante la Eucaristía, de tal modo que este cuerpo puede ser llamado verdaderamente Cuerpo de Cristo. La Eucaristía es fuente y fuerza creadora de comunión entre los miembros de la Iglesia precisamente porque une a cada uno de ellos con el mismo Cristo: “participando realmente del Cuerpo del Señor en la fracción del pan eucarístico, somos elevados a la comunión con El y entre nosotros: ‘Porque el pan es uno, somos uno en un solo cuerpo, pues todos participamos de ese único pan’ (1 Cor 10, 17)“(20).
Por esto, la expresión paulina la Iglesia es el Cuerpo de Cristo significa que la Eucaristía, en la que el Señor nos entrega su Cuerpo y nos transforma en un solo Cuerpo(21), es el lugar donde permanentemente la Iglesia se expresa en su forma más esencial: presente en todas partes y, sin embargo, sólo una, así como uno es Cristo.
6. La Iglesia es Comunión de los santos, según la expresión tradicional que se encuentra en las versiones latinas del Símbolo apostólico desde finales del siglo IV(22). La común participación visible en los bienes de la salvación (las cosas santas), especialmente en la Eucaristía, es raíz de la comunión invisible entre los participantes (los santos). Esta comunión comporta una solidaridad espiritual entre los miembros de la Iglesia, en cuanto miembros de un mismo Cuerpo(23), y tiende a su efectiva unión en la caridad, constituyendo “un solo corazón y una sola alma“(24). La comunión tiende también a la unión en la oración(25), inspirada en todos por un mismo Espíritu(26), el Espíritu Santo “que llena y une toda la Iglesia“(27).
Esta comunión, en sus elementos invisibles, existe no sólo entre los miembros de la Iglesia peregrina en la tierra, sino también entre éstos y todos aquellos que, habiendo dejado este mundo en la gracia del Señor, forman parte de la Iglesia celeste o serán incorporados a ella después de su plena purificación(28). Esto significa, entre otras cosas, que existe una mutua relación entre la Iglesia peregrina en la tierra y la Iglesia celeste en la misión histórico-salvífica. De ahí la importancia eclesiológica no sólo de la intercesión de Cristo en favor de sus miembros(29), sino también de la de los santos y, en modo eminente, de la Bienaventurada Virgen María(30). La esencia de la devoción a los santos, tan presente en la piedad del pueblo cristiano, responde pues a la profunda realidad de la Iglesia como misterio de comunión.
II
GLESIA UNIVERSAL E IGLESIAS PARTICULARES
7. La Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos una, santa, católica y apostólica, es la Iglesia universal, es decir, la universal comunidad de los discípulos del Señor(31), que se hace presente y operativa en la particularidad y diversidad de personas, grupos, tiempos y lugares. Entre estas múltiples expresiones particulares de la presencia salvífica de la única Iglesia de Cristo, desde la época apostólica se encuentran aquellas que en sí mismas son Iglesias(32), porque, aun siendo particulares, en ellas se hace presente la Iglesia universal con todos sus elementos esenciales(33). Están por eso constituidas “a imagen de la Iglesia universal“(34), y cada una de ellas es “una porción del Pueblo de Dios que se confía al Obispo para ser apacentada con la cooperación de su presbiterio“(35).
8. La Iglesia universal es, pues, el Cuerpo de las Iglesias(36), por lo que se puede aplicar de manera analógica el concepto de comunión también a la unión entre las Iglesias particulares, y entender la Iglesia universal como una Comunión de Iglesias. A veces, sin embargo, la idea de “comunión de Iglesias particulares”, es presentada de modo tal que se debilita la concepción de la unidad de la Iglesia en el plano visible e institucional. Se llega así a afirmar que cada Iglesia particular es un sujeto en sí mismo completo, y que la Iglesia universal resulta del reconocimiento recíproco de las Iglesias particulares. Esta unilateralidad eclesiológica, reductiva no sólo del concepto de Iglesia universal sino también del de Iglesia particular, manifiesta una insuficiente comprensión del concepto de comunión. Como la misma historia demuestra, cuando una Iglesia particular ha intentado alcanzar una propia autosuficiencia, debilitando su real comunión con la Iglesia universal y con su centro vital y visible, ha venido a menos también su unidad interna y, además, se ha visto en peligro de perder la propia libertad ante las más diversas fuerzas de sometimiento y explotación(37).
9. Para entender el verdadero sentido de la aplicación analógica del término comunión al conjunto de las Iglesias particulares, es necesario ante todo tener presente que éstas, en cuanto “partes que son de la Iglesia única de Cristo“(38), tienen con el todo, es decir con la Iglesia universal, una peculiar relación de “mutua interioridad“(39), porque en cada Iglesia particular “se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica“(40). Por consiguiente, “la Iglesia universal no puede ser concebida como la suma de las Iglesias particulares ni como una federación de Iglesias particulares“(41). No es el resultado de la comunión de las Iglesias, sino que, en su esencial misterio, es una realidad ontológica y temporalmente previa a cada concreta Iglesia particular.
En efecto, ontológicamente, la Iglesia-misterio, la Iglesia una y única según los Padres precede la creación(42), y da a luz a las Iglesias particulares como hijas, se expresa en ellas, es madre y no producto de las Iglesias particulares. De otra parte, temporalmente, la Iglesia se manifiesta el día de Pentecostés en la comunidad de los cientoveinte reunidos en torno a María y a los doce Apóstoles, representantes de la única Iglesia y futuros fundadores de las Iglesias locales, que tienen una misión orientada al mundo: ya entonces la Iglesia habla todas las lenguas(43).
De ella, originada y manifestada universal, tomaron origen las diversas Iglesias locales, como realizaciones particulares de esa una y única Iglesia de Jesucristo. Naciendo en y a partir de la Iglesia universal, en ella y de ella tienen su propia eclesialidad. Así pues, la fórmula del Concilio Vaticano II: la Iglesia en y a partir de las Iglesias (Ecclesia in et ex Ecclesiis)(44), es inseparable de esta otra: Las Iglesias en y a partir de la Iglesia (Ecclesiae in et ex Ecclesia)(45). Es evidente la naturaleza mistérica de esta relación entre Iglesia universal e Iglesias particulares, que no es comparable a la del todo con las partes en cualquier grupo o sociedad meramente humana.
10. Cada fiel, mediante la fe y el Bautismo, es incorporado a la Iglesia una, santa, católica y apostólica. No se pertenece a la Iglesia universal de modo mediato, a través de la pertenencia a una Iglesia particular, sino de modo inmediato, aunque el ingreso y la vida en la Iglesia universal se realizan necesariamente en una particular Iglesia. Desde la perspectiva de la Iglesia considerada como comunión, la universal comunión de los fieles y la comunión de las Iglesias no son pues la una consecuencia de la otra, sino que constituyen la misma realidad vista desde perspectivas diversas.
Además, la pertenencia a una Iglesia particular no está nunca en contradicción con la realidad de que en la Iglesia nadie es extranjero(46): especialmente en la celebración de la Eucaristía, todo fiel se encuentra en su Iglesia, en la Iglesia de Cristo, pertenezca o no, desde el punto de vista canónico, a la diócesis, parroquia u otra comunidad particular donde tiene lugar tal celebración. En este sentido, permanenciendo firmes las necesarias determinaciones de dependencia jurídica(47), quien pertenece a una Iglesia particular pertenece a todas las Iglesias; ya que la pertenencia a la Comunión, como pertenencia a la Iglesia, nunca es sólo particular, sino que por su misma naturaleza es siempre universal(48).
III
COMUNION DE LAS IGLESIAS, EUCARISTIA Y EPISCOPADO
11. La unidad o comunión entre las Iglesias particulares en la Iglesia universal, además de en la misma fe y en el Bautismo común, está radicada sobre todo en la Eucaristía y en el Episcopado.
Está radicada en la Eucaristía porque el Sacrificio eucarístico, aun celebrándose siempre en una particular comunidad, no es nunca celebración de esa sola comunidad: ésta, en efecto, recibiendo la presencia eucarística del Señor, recibe el don completo de la salvación, y se manifiesta así, a pesar de su permanente particularidad visible, como imagen y verdadera presencia de la Iglesia una, santa, católica y apostólica(49).
El redescubrimiento de una eclesiología eucarística, con sus indudables valores, se ha expresado sin embargo a veces con acentuaciones unilaterales del principio de la Iglesia local. Se afirma que donde se celebra la Eucaristía, se haría presente la totalidad del misterio de la Iglesia, de modo que habría que considerar no-esencial cualquier otro principio de unidad y de universalidad. Otras concepciones, bajo influjos teológicos diversos, tienden a radicalizar aún más esta perspectiva particular de la Iglesia, hasta el punto de considerar que es el mismo reunirse en el nombre de Jesús (cfr. Mt 18, 20) lo que genera la Iglesia: la asamblea que en el nombre de Cristo se hace comunidad, tendría en sí los poderes de la Iglesia, incluido el relativo a la Eucaristía; la Iglesia, como algunos dicen, nacería “de la base”. Estos y otros errores similares no tienen suficientemente en cuenta que es precisamente la Eucaristía la que hace imposible toda autosuficiencia de la Iglesia particular. En efecto, la unicidad e indivisibilidad del Cuerpo eucarístico del Señor implica la unicidad de su Cuerpo místico, que es la Iglesia una e indivisible. Desde el centro eucarístico surge la necesaria apertura de cada comunidad celebrante, de cada Iglesia particular: del dejarse atraer por los brazos abiertos del Señor se sigue la inserción en su Cuerpo, único e indiviso. También por esto, la existencia del ministerio Petrino, fundamento de la unidad del Episcopado y de la Iglesia universal, está en profunda correspondencia con la índole eucarística de la Iglesia.
12. Efectivamente, la unidad de la Iglesia está también fundamentada en la unidad del Episcopado(50). Como la idea misma de Cuerpo de las Iglesias reclama la existencia de una Iglesia Cabeza de las Iglesias, que es precisamente la Iglesia de Roma, que “preside la comunión universal de la caridad(51), así la unidad del Episcopado comporta la existencia de un Obispo Cabeza del Cuerpo o Colegio de los Obispos, que es el Romano Pontífice(52). De la unidad del Episcopado, como de la unidad de la entera Iglesia, “el Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es principio y fundamento perpetuo y visible“(53). Esta unidad del Episcopado se perpetúa a lo largo de los siglos mediante la sucesión apostólica, y es también fundamento de la identidad de la Iglesia de cada época con la Iglesia edificada por Cristo sobre Pedro y sobre los demás Apóstoles(54).
13. El Obispo es principio y fundamento visible de la unidad en la Iglesia particular confiada a su ministerio pastoral(55), pero para que cada Iglesia particular sea plenamente Iglesia, es decir, presencia particular de la Iglesia universal con todos sus elementos esenciales, y por lo tanto constituida a imagen de la Iglesia universal, debe hallarse presente en ella, como elemento propio, la suprema autoridad de la Iglesia: el Colegio episcopal “junto con su Cabeza el Romano Pontífice, y jamás sin ella“(56). El Primado del Obispo de Roma y el Colegio episcopal son elementos propios de la Iglesia universal “no derivados de la particularidad de las Iglesias“(57), pero interiores a cada Iglesia particular. Por tanto, “debemos ver el ministerio del Sucesor de Pedro, no sólo como un servicio ‘global’ que alcanza a toda Iglesia particular ‘desde fuera’, sino como perteneciente ya a la esencia de cada Iglesia particular ‘desde dentro'”(58). En efecto, el ministerio del Primado comporta esencialmente una potestad verdaderamente episcopal, no sólo suprema, plena y universal, sino también inmediata, sobre todos, tanto sobre los Pastores como sobre los demás fieles(59). Que el ministerio del Sucesor de Pedro sea interior a cada Iglesia particular, es expresión necesaria de aquella fundamental mutua interioridad entre Iglesia universal e Iglesia particular(60).
14. Unidad de la Eucaristía y unidad del Episcopado con Pedro y bajo Pedro no son raíces independientes de la unidad de la Iglesia, porque Cristo ha instituído la Eucaristía y el Episcopado como realidades esencialmente vinculadas(61). El Episcopado es uno como una es la Eucaristía: el único Sacrificio del único Cristo muerto y resucitado. La liturgia expresa de varios modos esta realidad, manifestando, por ejemplo, que toda celebración de la Eucaristía se realiza en unión no sólo con el propio Obispo sino también con el Papa, con el orden episcopal, con todo el clero y con el entero pueblo(62). Toda válida celebración de la Eucaristía expresa esta comunión universal con Pedro y con la Iglesia entera, o la reclama objetivamente, como en el caso de las Iglesias cristianas separadas de Roma(63).
IV
UNIDAD Y DIVERSIDAD EN LA COMUNION ECLESIAL
15. “La universalidad de la Iglesia, de una parte, comporta la más sólida unidad y, de otra, una pluralidad y una diversificación, que no obstaculizan la unidad, sino que le confieren en cambio el carácter de ‘comunión’“(64). Esta pluralidad se refiere sea a la diversidad de ministerios, carismas, formas de vida y de apostolado dentro de cada Iglesia particular, sea a la diversidad de tradiciones litúrgicas y culturales entre las distintas Iglesias particulares(65).
La promoción de la unidad que no obstaculiza la diversidad, así como el reconocimiento y la promoción de una diversidad que no obstaculiza la unidad sino que la enriquece, es tarea primordial del Romano Pontífice para toda la Iglesia(66) y, salvo el derecho general de la misma Iglesia, de cada Obispo en la Iglesia particular confiada a su ministerio pastoral(67). Pero la edificación y salvaguardia de esta unidad, a la que la diversidad confiere el carácter de comunión, es también tarea de todos en la Iglesia, porque todos están llamados a construirla y respetarla cada día, sobre todo mediante aquella caridad que es “el vínculo de la perfección“(68).
16. Para una visión más completa de este aspecto de la comunión eclesial -unidad en la diversidad-, es necesario considerar que existen instituciones y comunidades establecidas por la Autoridad Apostólica para peculiares tareas pastorales. Estas, en cuanto tales, pertenecen a la Iglesia universal, aunque sus miembros son también miembros de las Iglesias particulares donde viven y trabajan. Tal pertenencia a las Iglesias particulares, con la flexibilidad que le es propia(69), tiene diversas expresiones jurídicas. Esto no sólo no lesiona la unidad de la Iglesia particular fundada en el Obispo, sino que por el contrario contribuye a dar a esta unidad la interior diversificación propia de la comunión(70).
En el contexto de la Iglesia entendida como comunión, hay que considerar también los múltiples institutos y sociedades, expresión de los carismas de vida consagrada y de vida apostólica, con los que el Espíritu Santo enriquece el Cuerpo Místico de Cristo: aun no perteneciendo a la estructura jerárquica de la Iglesia, pertenecen a su vida y a su santidad(71).
Por su carácter supradiocesano, radicado en el ministerio Petrino, todas estas realidades eclesiales son también elementos al servicio de la comunión entre las diversas Iglesias particulares.
V
COMUNION ECLESIAL Y ECUMENISMO
17. “La Iglesia se reconoce unida por muchas razones con quienes, estando bautizados, se honran con el nombre de cristianos, pero no profesan la fe en su totalidad o no guardan la unidad de comunión bajo el sucesor de Pedro“(72). En las Iglesias y comunidades cristianas no católicas, existen en efecto muchos elementos de la Iglesia de Cristo que permiten reconocer con alegría y esperanza una cierta comunión, si bien no perfecta(73).
Esta comunión existe especialmente con las Iglesias orientales ortodoxas, las cuales, aunque separadas de la Sede de Pedro, permanecen unidas a la Iglesia Católica mediante estrechísimos vínculos, como son la sucesión apostólica y la Eucaristía válida, y merecen por eso el título de Iglesias particulares(74). En efecto, “con la celebración de la Eucaristía del Señor en cada una de estas Iglesias, la Iglesia de Dios es edificada y crece“(75), ya que en toda válida celebración de la Eucaristía se hace verdaderamente presente la Iglesia una, santa, católica y apostólica(76).
Sin embargo, como la comunión con la Iglesia universal, representada por el Sucesor de Pedro, no es un complemento externo de la Iglesia particular, sino uno de sus constitutivos internos, la situación de aquellas venerables comunidades cristianas implica también una herida en su ser Iglesia particular. La herida es todavía más profunda en las comunidades eclesiales que no han conservado la sucesión apostólica y la Eucaristía válida. Esto, de otra parte, comporta también para la Iglesia Católica, llamada por el Señor a ser para todos “un solo rebaño y un solo pastor“(77), una herida en cuanto obstáculo para la realización plena de su universalidad en la historia.
18. Esta situación reclama fuertemente de todos el empeño ecuménico hacia la plena comunión en la unidad de la Iglesia; aquella unidad “que Cristo concedió desde el principio a su Iglesia, y que creemos subsiste indefectible en la Iglesia Católica y esperamos que crezca hasta la consumación de los siglos“(78). En este empeño ecuménico, tienen prioritaria importancia la oración, la penitencia, el estudio, el diálogo y la colaboración, para que en una renovada conversión al Señor se haga posible a todos reconocer la permanencia del Primado de Pedro en sus sucesores, los Obispos de Roma, y ver realizado el ministerio petrino, tal como es entendido por el Señor, como universal servicio apostólico, presente en todas las Iglesias desde dentro de ellas y que, salvada su sustancia de institución divina, puede expresarse en modos diversos, según los lugares y tiempos, como testimonia la historia.
CONCLUSION
19. La Bienaventurada Virgen María es modelo de la comunión eclesial en la fe, en la caridad y en la unión con Cristo(79). “Eternamente presente en el misterio de Cristo“(80), Ella está, en medio de los Apóstoles, en el corazón mismo de la Iglesia naciente(81) y de la Iglesia de todos los tiempos. Efectivamente, “la Iglesia fue congregada en la parte alta (del cenáculo) con María, que era la Madre de Jesús, y con sus hermanos. No se puede, por tanto, hablar de Iglesia si no está presente María, la Madre del Señor, con sus hermanos“(82).
Al concluir esta Carta, la Congregación para la Doctrina de la Fe, haciendo eco a las palabras finales de la Constitución Lumen gentium(83), invita a todos los Obispos y, a través de ellos, a todos los fieles, especialmente a los teólogos, a confiar a la intercesión de la Bienaventurada Virgen su empeño de comunión y de reflexión teológica sobre la comunión.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en el curso de la audiencia concedida al infrascripto Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente Carta, acordada en reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado su publicación.
Roma, desde la Sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de mayo de 1992.
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto+ Alberto Bovone
Arzobispo Tit. de Cesarea de Numidia
Secretario
(1)
1 Cfr. Const. Lumen gentium, nn. 4, 8, 13-15, 18, 21, 24-25; Const. Dei Verbum, n. 10; Const. Gaudium et spes, n. 32; Decr. Unitatis redintegratio, nn. 2-4, 14-15, 17-19, 22.
(2) 2 Cfr. SINODO DE LOS OBISPOS, II Asamblea extraordinaria (1985), Relatio finalis, II, C), 1.
(3) 3 PABLO VI, Discurso de apertura del segundo período del Conc. Vaticano II, 29-IX-1963: AAS 55 (1963) p. 848. Cfr., por ejemplo, las lineas de profundización indicadas por la COMISION TEOLOGICA INTERNACIONAL, en Themata selecta de ecclesiologia: “Documenta (1969- 1985)”, Lib. Ed. Vaticana 1988, pp. 462-559.
(4) 4 JUAN PABLO II, Discurso a los Obispos de los Estados Unidos de América, 16-IX-1987, n. 1: “Insegnamenti di Giovanni Paolo II” X,3 (1987) p. 553.
(5) 5 1 Jn 1, 3: “Os anunciamos lo que hemos hemos visto y oído, para que estéis en comunión con nosotros. Nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo“. Cfr. también 1 Cor 1, 9; JUAN PABLO II, Exh. Ap. Christifideles laici, 30-XII-1988, n. 19; SINODO DE LOS OBISPOS (1985), Relatio finalis, II, C), 1.
(6) 6 Cfr. Fil 3, 20-21; Col 3, 1-4; Const. Lumen gentium, n. 48.
(7) 7 2 Cor 5, 6. Cfr. Const. Lumen gentium, n. 1.
(8) 8 Cfr. ibidem, n. 7; PIO XII, Enc. Mystici Corporis, 29-VI-1943: AAS 35 (1943) pp. 200 ss.
(9) 9 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 11/a.
(10) 10 S. CIPRIANO, De Oratione Dominica, 23: PL 4, 553; cfr. Const. Lumen gentium, n. 4/b.
(11) 11 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 9/c.
(12) 12 Cfr. 2 Pedro 1, 4.
(13) 13 Cfr. 2 Cor 1, 7.
(14) 14 Cfr. Ef 4, 13; Filem 6.
(15) 15 Cfr. Fil 2, 1.
(16) 16 Cfr. Const. Lumen gentium, nn. 25-27.
(17) 17 Cfr. Mt 28, 19-20; Jn 17, 21-23; Ef 1, 10; Const. Lumen gentium, nn. 9/b, 13 y 17; Decr. Ad gentes, nn. 1 y 5; S. IRENEO, Adversus haereses, III, 16, 6 y 22, 1-3: PG 7, 925-926 y 955-958.
(18) 18 S. CIPRIANO, Epist. ad Magnum, 6: PL 3, 1142.
(19) 19 Ef 4, 4-5: “Un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como habéis sido llamados a una sola esperanza, la de vuestra vocación. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo“. Cfr. también Mc 16, 16.
(20) 20 Const. Lumen gentium, n. 7/b. La Eucaristía es el sacramento “mediante el cual se construye la Iglesia en el tiempo presente” (S. AGUSTIN, Contra Faustum, 12, 20: PL 42, 265). “Nuestra participación en el cuerpo y en la sangre de Cristo no tiende a otra cosa que a transformarnos en aquello que recibimos” (S. LEON MAGNO, Sermo 63, 7: PL 54, 357).
(21) 21 Cfr. Const. Lumen gentium, nn. 3 y 11/a; S. JUAN CRISOSTOMO, In 1 Cor. hom., 24, 2: PG 61, 200.
(22) 22 Cfr. Denz.-Schön. 19, 26-30.
(23) 23 Cfr. 1 Cor 12, 25-27; Ef 1, 22-23; 3, 3-6.
(24) 24 Hechos 4, 32.
(25) 25 Cfr. Hechos 2, 42.
(26) 26 Cfr. Rom 8, 15-16.26; Gal 4, 6; Const. Lumen gentium, n. 4.
(27) 27 STO. TOMAS DE AQUINO, De Veritate, q. 29, a. 4 c. En efecto, “levantado en la cruz y glorificado, el Señor Jesús envió el Espíritu que había prometido, por medio del cual llamó y congregó al pueblo de la Nueva Alianza, que es la Iglesia” (Decr. Unitatis redintegratio, n. 2/b).
(28) 28 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 49.
(29) 29 Cfr. Heb 7, 25.
(30) 30 Cfr. Const. Lumen gentium, nn. 50 y 66.
(31) 31 Cfr. Mt 16, 18; 1 Cor 12, 28; etc.
(32) 32 Cfr. Hechos 8, 1; 11, 22; 1 Cor 1, 2; 16, 19; Gal 1, 22; Apoc 2, 1.8; etc.
(33) 33 Cfr. PONTIFICIA COMISION BIBLICA, Unité et diversité dans l’Eglise, Lib. Ed. Vaticana 1989, especialmente, pp. 14-28.
(34) 34 Const. Lumen gentium, n. 23/a; cfr. Decr. Ad gentes, n. 20/a.
(35) 35 Decr. Christus Dominus, n. 11/a.
(36) 36 Const. Lumen gentium, n. 23/b. Cfr. S. HILARIO DE POITIERS, In Psalm. 14, 3: PL 9, 301; S. GREGORIO MAGNO, Moralia, IV, 7, 12: PL 75, 643.
(37) 37 Cfr. PABLO VI, Exh. Ap. Evangelii nuntiandi, 8-XII-1975, n. 64/b.
(38) 38 Decr. Christus Dominus, n. 6/c.
(39) 39 JUAN PABLO II, Discurso a la Curia Romana, 20-XII-1990, n. 9: “L’Osservatore Romano”, 21-XII-1990, p. 5.
(40) 40 Decr. Christus Dominus, n. 11/a.
(41) 41 JUAN PABLO II, Discurso a los Obispos de los Estados Unidos de América, 16-IX-1987, n. 3: cit., p. 555.
(42) 42 Cfr. PASTOR DE HERMAS, Vis. 2, 4: PG 2, 897-900; S. CLEMENTE ROMANO, Epist. II ad Cor., 14, 2: Funck, 1, 200.
(43) 43 Cfr. Hechos 2, 1 ss. S. IRENEO, Adversus haereses, III, 17, 2 (PG 7, 929-930): “en Pentecostés (…) todas las naciones (…) se habían convertido en un admirable coro para entonar el himno de alabanza a Dios en perfecta consonancia, porque el Espíritu Santo había anulado las distancias, eliminado la discordancia y transformado la reunión de los pueblos en una primicia para ofrecer a Dios Padre“. Cfr. también S. FULGENCIO DE RUSPE, Sermo 8 in Pentecoste, 2-3: PL 65, 743-744.
(44) 44 Const. Lumen gentium, n. 23/a: “[las Iglesias particulares]… en las cuales y a partir de las cuales se constituye laIglesia Católica, una y única“. Esta doctrina desarrolla en la continuidad lo que ya había sido afirmado anteriormente, por ejemplo por PIO XII, Enc. Mystici Corporis, cit., p. 211: “…a partir de las cuales existe y está compuesta la Iglesia Católica”.
(45) 45 Cfr. JUAN PABLO II, Discurso a la Curia Romana, 20-XII-1990, n. 9: cit., p. 5.
(46) 46 Cfr. Gal 3, 28.
(47) 47 Cfr., por ejemplo, C.I.C., can. 107.
(48) 48 S. JUAN CRISOSTOMO, In Ioann. hom., 65, 1 (PG 59, 361): “quien está en Roma sabe que los Indios son sus miembros“. Cfr. Const. Lumen gentium, n. 13/b.
(49) 49 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 26/a; S. AGUSTIN, In Ioann. Ev. Tract., 26, 13: PL 35, 1612- 1613.
(50) 50 Cfr. Const. Lumen gentium, nn. 18/b, 21/b, 22/a. Cfr. también S. CIPRIANO, De unitate Ecclesiae, 5: PL 4, 516-517; S. AGUSTIN, In Ioann. Ev. Tract., 46, 5: PL 35, 1730.
(51) 51 S. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Epist. ad Rom., prol.: PG 5, 685; cfr. Const. Lumen gentium, n. 13/c.
(52) 52 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 22/b.
(53) 53 Ibidem, n. 23/a. Cfr. Const. Pastor aeternus: Denz.-Schön. 3051-3057; S. CIPRIANO, De unitate Ecclesiae, 4: PL 4, 512-515.
(54) 54 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 20; S. IRENEO, Adversus haereses, III, 3, 1-3: PG 7, 848-849; S. CIPRIANO, Epist. 27, 1: PL 4, 305-306; S. AGUSTIN, Contra advers. legis et prophet., 1, 20, 39: PL 42, 626.
(55) 55 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 23/a.
(56) 56 Ibidem, n. 22/b; cfr. asímismo n. 19.
(57) 57 JUAN PABLO II, Discurso a la Curia Romana, 20-XII-1990, n. 9: cit., p. 5.
(58) 58 JUAN PABLO II, Discurso a los Obispos de los Estados Unidos de América, 16-IX-1987, n. 4: cit., p. 556.
(59) 59 Cfr. Const. Pastor aeternus, cap. 3: Denz-Schön 3064; Const. Lumen gentium, n. 22/b.
(60) 60 Cfr. supra, n. 9.
(61) 61 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 26; S. IGNACIO DE ANTIOQUIA, Epist. ad Philadel., 4: PG 5, 700; Epist. ad Smyrn., 8: PG 5, 713.
(62) 62 Cfr. MISAL ROMANO, Plegaria Eucarística III.
(63) 63 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 8/b.
(64) 64 JUAN PABLO II, Discurso en la Audiencia general, 27-IX-1989, n. 2: “Insegnamenti di Giovanni Paolo II” XII,2 (1989) p. 679.
(65) 65 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 23/d.
(66) 66 Cfr. ibidem, n. 13/c.
(67) 67 Cfr. Decr. Christus Dominus, n. 8/a.
(68) 68 Col 3, 14. STO TOMAS DE AQUINO, Exposit. in Symbol. Apost., a. 9: “La Iglesia es una (…) por la unidad de la caridad, porque todos están unidos por el amor de Dios, y entre sí por el amor mutuo “.
(69) 69 Cfr. supra, n. 10.
(70) 70 Cfr. supra, n. 15.
(71) 71 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 44/d.
(72) 72 Const. Lumen gentium, n. 15.
(73) 73 Cfr. Decr. Unitatis redintegratio, nn. 3/a y 22; Const. Lumen gentium, n. 13/d.
(74) 74 Cfr. Decr. Unitatis redintegratio, nn. 14 y 15/c.
(75) 75 Ibidem, n. 15/a.
(76) 76 Cfr. supra, nn. 5 y 14.
(77) 77 Jn 10, 16.
(78) 78 Cfr. Decr. Unitatis redintegratio, n. 4/c.
(79) 79 Cfr. Const. Lumen gentium, nn. 63 y 68; S. AMBROSIO, Exposit. in Luc., 2, 7: PL 15, 1555; S. ISAAC DE ESTRELLA, Sermo 27: PL 194, 1778-1779; RUPERTO DE DEUTZ, De Vict. Verbi Dei, 12, 1: PL 169, 1464-1465.
(80) 80 JUAN PABLO II, Enc. Redemptoris Mater, 25-III-1987, n. 19.
(81) 81 Cfr. Hechos 1, 14; JUAN PABLO II, Enc. Redemptoris Mater, cit., n. 26.
(82) 82 S. CROMACIO DE AQUILEYA, Sermo 30, 1: “Sources Chrétiennes”, 164, p. 134. Cfr. PABLO VI, Exh. Ap. Marialis cultus, 2-II-1974, n. 28.
(83) 83 Cfr. Const. Lumen gentium, n. 69.

b) – Congregación para los Obispos, Comunicación sobre el título de los Ordinarios militares, 20-XI-1997
Congregación para los Obispos, Comunicación sobre el título de los Ordinarios militares
Publicado en “Pastoralis Militum Cura” 2, 1997, p. 3
Prot. N. 552/97
Vaticano 20 de noviembre de, de 1997
Su excelencia,
Tengo el honor de informar a VE que el Santo Padre, en una audiencia de 15 corriente de noviembre celebró la -emersa propuesta durante el Simposio Internacional de los Ordinarios Militares, celebrado en 1996 en Buenos Aires (Argentina), el décimo aniversario de Constitución apostólica "espiritual militum Curae" - de no asignar más a los Ordinarios militares un titular y autorizado a la Congregación para los Obispos para hacerlo.
Esta disposición, en línea con las medidas similares adoptadas previamente por la Santa Sede y en el espíritu de la Constitución Apostólica se ha mencionado, que el Ordinariato Militar jurídicamente equiparable a una diócesis (cf. artículo I, § 1), tiene como objetivo asegurar que incluso el 'ordinario Militar se equipara en todos los aspectos, incluso en su título, al obispo diocesano.
El modo, el Sumo Pontífice, ordenó que:
- a partir de ahora, los nuevos Ordinarios Militares ya no se les asigna una iglesia titular;
- los Ordinarios militares actualmente en la oficina y poder dejado para retener el título de obispo o renuncian a favor del nuevo nombre: "(Arzobispo Ordinario Militar para ... (con la adición de su propio país)."
Así que decidí unirme a VE, para su información, de esta Nunciatura Apostólica.
Me complace confirmar mis sentimientos de tratar de usar
VE dev.mo en el Señor
B. Card. Gantin, prefecto
A sus Excelencias los Representantes Pontificios

c) – Congregación para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, n. 25, 31-3-1994
Congregación para el Clero, Directorio para el Ministerio y la Vida de los Presbiteros, 31-III-1994
(…)
25. Comunión en el presbiterio
Por la fuerza del sacramento del Orden, « cada sacerdote está unido a los demás miembros del presbiterio por particulares vínculos de caridad apostólica, de ministerio y de fraternidad » 64 El presbítero está unido al « Ordo Presbyterorum »: así se constituye una unidad, que puede considerarse como verdadera familia, en la que los vínculos no proceden de la carne o de la sangre sino de la gracia del Orden.(65)
La pertenencia a un concreto presbiterio,(66) se da siempre en el ámbito de una Iglesia Particular, de un Ordinariato o de una Prelatura personal. A diferencia del Colegio Episcopal, parece que no existen las bases teológicas que permitan afirmar la existencia de un presbiterio universal.
Por tanto, la fraternidad sacerdotal y la pertenencia al presbiterio son elementos característicos del sacerdote. Con respecto a esto, es particularmente significativo el rito — que se realiza en la ordenación presbiteral — de la imposición de las manos por pare del Obispo, al cual toman parte todos los presbíteros presentes para indicar, por una parte, la participación en el mismo grado del ministerio, y por otra, que el sacerdote no puede actuar solo, sino siempre dentro del presbiterio, como hermano de todos aquellos que lo constituyen.(67)
(…)
_______________________
(…)
(64) JUAN PABLO II, Exhort. ap. post-sinodal Pastores dabo vobis, 17: o.c., 683; cfr. CONC. ECUM. VATICANO II, Const. dogm. Lumen gentium, 28; Decr. Presbyterorum ordinis, 8; C.I.C, can. 275 § 1.
(65) Cfr. JUAN PABLO II, Exhort. ap. post-sinodal Pastores dabo vobis,74; o.c., 790, CONGREGACION PARA LA EVANGELIZACION DE LOS PUEBLOS, Guía pastoral para los sacerdotes diocesanos de las Iglesias independientes de la congregación para la Evangelizacion de los Pueblos (1° octubre 1989),6
(66) Cfr. CONC. ECUM. VATICANO II, Decr. Presbyterorum Ordinis, 8; C.I.C., can. 369, 498, 499.
(67) Cfr. Pontificale Romanum, De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum el Diaconorum, cap. II, nn. 105; 130, editio typica altera, 1990, pp. 54; 66-67; CONC. ECUM. VATICANO II, Decr. Presbyterorum Ordinis, 8.
(…)

d) – Congregación para el Clero, Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, nn. 34 y 35, 11-2-2013
Comunión en el presbiterio
34. En virtud del sacramento del Orden «cada sacerdote está unido a los demás miembros del presbiterio por particulares vínculos de caridad apostólica, de ministerio y de fraternidad»132. El presbítero está unido al Ordo Presbyterorum: así se constituye una unidad, que puede considerarse como verdadera familia, en la que los vínculos no proceden de la carne o de la sangre sino de la gracia del Orden133.
La pertenencia a un concreto presbiterio134 se da siempre en el ámbito de una Iglesia Particular, de un Ordinariato o de una Prelatura personal -es decir, de una “misión episcopal”, no sólo con motivo de la incardinación-, lo que no quita que el presbítero, en cuanto bautizado, pertenezca de manera inmediata a la Iglesia universal: en la Iglesia, nadie es extranjero; toda la Iglesia, y cada Diócesis, es familia, la familia de Dios135.
Fraternidad sacerdotal y la pertenencia al presbiterio son elementos característicos del sacerdote. Con respecto a esto, es particularmente significativo el rito que se realiza en la ordenación presbiteral de la imposición de las manos por parte del Obispo, en el cual toman parte todos los presbíteros presentes para indicar, por una parte, la participación en el mismo grado del ministerio, y por otra, que el sacerdote no puede actuar solo, sino siempre dentro del presbiterio, como hermano de todos aquellos que lo constituyen136.
«Los Obispos y los presbíteros reciben la misión y la facultad (el “poder sagrado”) de actuar in persona Christi Capitis, los diáconos las fuerzas para servir al pueblo de Dios en la “diaconía” de la liturgia, de la palabra y de la caridad, en comunión con el obispo y su presbiterio»137.
35. La incardinación en una determinada «Iglesia particular o en una prelatura personal, o en un instituto de vida consagrada o en una sociedad que goce de esta facultad»138 constituye un auténtico vínculo jurídico139 que tiene también valor espiritual, ya que de ella brota «la relación con el Obispo en el único presbiterio, la coparticipación en su solicitud eclesial, la dedicación al cuidado evangélico del Pueblo de Dios en las condiciones concretas históricas y ambientales»140.
Para tal propósito, no hay que olvidar que los sacerdotes seculares no incardinados en la Diócesis y los sacerdotes miembros de un Instituto religioso o de una Sociedad de vida apostólica -que viven en la Diócesis y ejercitan, para su bien, algún oficio- aunque estén sometidos a sus legítimos Ordinarios, pertenecen con pleno o con distinto título al presbiterio de esa Diócesis141 donde «tienen voz, tanto activa como pasiva, para constituir el consejo presbiteral»142. Los sacerdotes religiosos, en particular, con unidad de fuerzas, comparten la solicitud pastoral ofreciendo el contributo de carismas específicos y «estimulando con su presencia a la Iglesia particular para que viva más intensamente su apertura universal»143.
Los presbíteros incardinados en una Diócesis pero que están al servicio de algún movimiento eclesial o nueva comunidad aprobados por la autoridad eclesiástica competente144 sean conscientes de su pertenencia al presbiterio de la Diócesis en la que desarrollan su ministerio, y lleven a la práctica el deber de colaborar sinceramente con él. El Obispo de incardinación, a su vez, ha de favorecer positivamente el derecho a la propia espiritualidad que la ley reconoce a todos los fieles145, ha de respetar el estilo de vida requerido por el movimiento, y estar dispuesto -a norma del derecho- a permitir que el presbítero pueda prestar su servicio en otras Iglesias, si esto es parte del carisma del movimiento mismo,146 comprometiéndose en cualquier caso a reforzar la comunión eclesial.
132 Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Pastores dabo vobis, 17: l.c., 683; Cfr. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 28; Decr. Presbyterorum Ordinis, 8; C.I.C., can. 275, § 1.
133 Cfr. Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Pastores dabo vobis, 74; Congregación para la evangelización de los pueblos, Guía pastoral para los sacerdotes diocesanos de las Iglesias dependientes de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, 6.
134 Cfr. Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Presbyterorum Ordinis, 8; C.I.C., can. 369, 498 y 499.
135 Cfr. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, 6; Benedicto XVI, Angelus (19 de junio de 2005), “L’Osservatore Romano”, edición en lengua española, n. 25, 24 de junio de 2005, 1; Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Ecclesia in Africa (14 de septiembre de 1995): AAS 88 (1996), 63.
136 Cfr. Pontificale Romanum, De Ordinatione Episcopi, Presbyterorum et Diaconorum, cap. II, 105; 130, l.c., 54; 66-67; Conc. Ecum. Vat. II, Decr. Presbyterorum Ordinis, 8.
137 Catecismo de la Iglesia Católica, 875.
138 C.I.C., can. 265.
139 Cfr. Juan Pablo II, Discurso en la Catedral de Quito a los Obispos, los Sacerdotes, los Religiosos y los Seminaristas (29 de enero de 1985): “L’Osservatore Romano”, edición en lengua española, n. 6, 10 de febrero de 1985, 6-7.
140 Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Pastores dabo vobis, 31.
141 Cfr. Ibid., 17; 74.
142 C.I.C., can. 498 § 1, 2°.
143 Juan Pablo II, Exhort. ap. postsinodal Pastores dabo vobis, 31.
144 Cfr. Ibid., 31; 41; 68.
145 Cfr. C.I.C., can. 214 y 215.
146 Cfr. C.I.C., can. 271.
4. * OTROS DOCUMENTOS
a) – Asamblea General del Sínodo de los Obispos, Principios para la revisión del Código de Derecho Canónico, octubre de 1967, Principio Octavo
a) – Asamblea General del Sínodo de los Obispos, Principios para la revisión del Código de Derecho Canónico, octubre de 1967, Principio Octavo
(cfr Communicationes 1 [1969], p. 84)
Se plantea la cuestión de la mayor o menor oportunidad de con­servar el ejercicio de la jurisdicción eclesiástica con estricto predominio de la territorialidad en la organización de la Iglesia.
Parece que, a partir de los documentos conciliares, ha de deducirse un principio: el fin pastoral de la diócesis y el bien de toda la Iglesia ca­tólica exigen una clara y congruente circunscripción territorial, de tal modo que, por derecho ordinario, quede asegurada la unidad orgánica de cada diócesis en cuanto a personas, oficios e instituciones, a la manera de un cuerpo vivo.
Por otra parte, teniendo en cuenta las exigencias del apostolado mo­derno, tanto en el ámbito de alguna nación o región como dentro del mismo territorio diocesano, parece que se pueden, e incluso se deben, re­gular con un criterio más amplio, al menos por derecho extraordinario incorporado en el propio Código, las unidades jurisdiccionales destinadas a una peculiar cura pastoral, de las cuales hay varios ejemplos en la dis­ciplina actual. Así pues, se desea que el futuro Código pueda permitir unidades jurisdiccionales como las descritas, que pudieran ser consti­tuidas no sólo por especial indulto apostólico, sino también por la com­petente autoridad del territorio o de la región, según las exigencias o necesidades de la cura pastoral del Pueblo de Dios.
Puesto que la cuestión presenta diversos aspectos, parece que, según la doctrina del Concilio Vaticano II, pueden proponerse los siguientes principios:
Con toda certeza, hoy no pueden definirse las Iglesias particulares como partes teritoriales constituidas en la Iglesia, sino que, según dice el Decr. Christus Dominus, n. 11, cada una de ellas es: “porción del Pueblo de Dios que se confía al Obispo para que la apaciente con la cooperación del presbiterio…”. No obstante, puesto que la mayor parte de las veces el territorio que habitan los fieles puede considerarse el mejor criterio para determinar la porción del Pueblo de Dios que cons­tituye la Iglesia particular, el territorio conserva su importancia; no, ciertamente, como elemento constitutivo de la Iglesia particular, sino como elemento determinativo de la porción del Pueblo de Dios por la que esta Iglesia se define. Por esa razón, puede tenerse como regla ge­neral que esa porción del Pueblo de Dios se determina por el territorio, pero nada impide que, donde la utilidad lo aconseje, puedan admitirse otras consideraciones, como el rito, la nacionalidad, etc., como criterios para determinar una comunidad de fieles.
🔺EL ORDINARIO MILITAR
El Ordinario militar, que tendrá normalmente la dignidad episcopal, gobierna la circunscripción como ordinario propio, con potestad cuasiepiscopal, equiparada jurídicamente a la del Obispo diocesano (cf. SMC, art. II § 1). Es miembro de la Conferencia episcopal de la nación (SMC, art. III).
Su jurisdicción se califica de personal (se ejerce sobre los fieles del ordinariato incluso fuera de las fronteras nacionales); ordinaria, tanto en el fuero externo como en el interno; y propia, aunque no exclusiva, sino cumulativa con la del Obispo diocesano, pues los fieles lo son también de la diócesis de su domicilio o de su Iglesia ritual (cf. SMC, arts. IV y V).
Integran el presbiterio los sacerdotes incardinados en el ordinariato, procedentes de su seminario propio o trasladados de otras circunscripciones; así como otros, seculares o religiosos, cedidos con arreglo a derecho (cf. cc. 271, 681) por sus ordinarios o superiores (cf. SMC, art. VI).
Respecto a las personas que tienen encomendadas, los capellanes castrenses se equiparan jurídicamente a los párrocos, y ejercen sus facultades cumulativamente con el párroco del lugar (cf. SMC, art. VII).
Depende de los acuerdos con las autoridades civiles, que los clérigos del ordinariato tengan condición militar o no.
Por otra parte, no todos los ordinariatos tienen seminario. Para poder erigirlo precisan del previo permiso de la Santa Sede.
Son fieles del ordinariato los militares y los empleados civiles del ejército, sus familiares y los empleados domésticos que vivan en sus casas, así como otras personas que tengan especial relación con los centros militares por trabajo o por otras circunstancias. Además de estos fieles, pertenecen también al ordinariato quienes ejerzan en él un oficio permanente, confiado por el Ordinario o asumido con su consentimiento (cf. SMC, art. X).
🔺ORDINARIATOS MILITARES
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A
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B
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¿SABÍAS QUE LAS MISIONES DE PAZ DE LA ONU TIENEN CAPELLANES CATÓLICOS?.

La primera misión de un capellán es la de acompañar a sus fieles militares.

Capellán Militar de las fuerzas de paz Argentinas
Monseñor Pedro Candia es el Administrador Diocesano del Obispado Castrense en la Argentina, y explicó que, por ejemplo, en el caso de los soldados argentinos que participaron en misiones de Paz de Naciones Unidas, siempre fueron acompañados por capellanes castrenses.
“Éstos están al servicio de los militares que, por su particular forma de vida, están imposibilitados de frecuentar de manera regular una parroquia o un ministro de culto. Así pues, la primera misión de un Capellán es la de acompañar a sus fieles militares en su vida cotidiana de trabajo y de familia, como así también brindar el servicio religioso en los despliegues de las operaciones de paz o en los conflictos armados”, explicó.
Las misiones, explicó monseñor Candia, se limitaban en un comienzo a “acciones militares en sentido estricto”, pero como la naturaleza de los conflictos fue cambiando, el papel del Capellán es “más necesario como apoyo espiritual tanto de los militares como de los ciudadanos afligidos”, señaló en un diálogo con Aleteia.
Capellán Militar de las fuerzas de paz Argentinas

¿QUÉ APORTAN LOS CAPELLANES A LAS FUERZAS DE PAZ?.

“Los Capellanes se suman a esta labor humanitaria que realizan nuestros hombres y mujeres de armas por el mantenimiento de la paz. Asisten a la comunidad, acompañan pastoralmente a los soldados procurándoles los medios espirituales para enfrentar tan delicada y riesgosa tarea, fortaleciendo sus espíritus y acompañándolos en la lejanía de sus familias y hogares.

Por su especial vocación de servicio y particular entrega, la labor del Capellán es fundamental entre sus fieles militares, ya que no es sólo un sacerdote, es también un confidente, un compañero en los momentos de soledad, el amigo cuando está lejos la familia. Es quien anima y acompaña a sus hermanos en todas las dificultades por las que atraviesan. Los aconseja, los contiene, los escucha. El Capellán es quien hace presente a Dios en medio de los hombres, acercándoles su infinita bondad y consuelo.

Las misiones de paz suelen tener ciclos. Cuando los integrantes de las Fuerzas de Paz regresan a sus hogares, llevan adelante tareas radicalmente distintas.
“La Iglesia siempre se ha preocupado por ayudar a edificar la paz entre los pueblos. El Sumo Pontífice Juan Pablo II señala en su constitución Apostólica Spirituali Militum Curae, que los que forman parte de las Fuerzas Armadas deben considerarse “como instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos”, pues “desempeñando bien esta función contribuyen realmente a estabilizar la paz”.
Los soldados, una vez de regreso de sus destinos, cumplen una labor educativa, tanto con sus pares como con sus familias y sus comunidades, compartiendo sus experiencias y creando conciencia sobre la existencia y la gravedad de estos conflictos, cultivando el interés y el compromiso hacia el otro que sufre.

Pareciera que los conflictos bélicos se localizan en algunas partes del mundo, y en otras zonas los conflictos son otros. Pero un tema emana como transversal y se aleja de los puntos concretos de conflicto, y los globaliza. Los refugiados. **¿Qué responsabilidades tienen las familias de otros países, que incluso por cada coyuntura, tienen otros tipos de problemas con los que lidiar como el desempleo, la pobreza, problemas de familia, etc.?

El Papa Francisco nos llama a comprometernos, a no sólo brindar una asistencia pasiva, como observadores, sino de forma activa, el más pequeño aporte que pueda realizarse puede marcar una diferencia enorme.
Los soldados que regresan a sus hogares, regresan con una sabiduría nueva, una experiencia que los cambia, como siempre nos cambia el ayudar a otro que sufre.

El despertar de nuestra conciencia de hermandad, que sucede cuando ponemos nuestra vida al servicio del aquel que padece la desolación de la guerra, nos cambia profundamente. Nos hace crecer en nuestra fe porque nada nos enseña tanto como el sufrir, y es allí cuando el infinito Amor de Dios se revela y vemos la esperanza en su Misericordia.

Cuando comprendemos que ese otro es hijo de Dios, y por ende, nuestro hermano, comprendemos mejor nuestros problemas y los entendemos con una perspectiva nueva, cargada de humildad y de Verdad, esa Verdad que sólo Dios nos enseña.

Cabe destacar, que muchas veces, el escenario trágico de la guerra, también es escenario de milagros, de grandes actos de fe y puede tener resultados renovadores, como es el caso de la Segunda Guerra Mundial que tuvo como una de sus consecuencias la emigración de ciudadanos europeos a nuestro país, lo cual tuvo como resultado que hoy Argentina posea una cultura tan rica y variada.

CAPELLÁN CASTRENSE

SINÓNIMO DE CASTRENSE = MILITAR del latín militāre. 
Para defenderse una nación necesita ciudadanos que consagren su vida a esta defensa, aún a precio de la propia vida: los militares. Esos militares tienen almas que también fueron redimidas por Cristo.
El CAPELLÁN CASTRENSE es un sacerdote destinado a ejercer las funciones de su ministerio en un regimiento o batallón(Un regimiento es una unidad militar que agrupa a varios batallones, normalmente entre dos y cuatro, y es mandado por un coronel con su plana mayor).
Capellán castrense

EL TÉRMINO MILITAR

Hace referencia a los individuos, instituciones, instalaciones, equipamientos, vehículos y todo aquello que forme parte de forma directa e inseparable de las Fuerzas Armadas o ejército; creado y organizado con la misión fundamental, pero no exclusiva, de defender la integridad territorial y la soberanía del país al que pertenezca por medio del uso de la fuerza y las armas en caso de ser necesario.
Padre Emil Kapaun celebra misa con el capot de su jeep como un altar
En referencia a militar como miembro de las fuerzas armadas, este ostentará un puesto jerárquico dentro de ellas.
Los capellanes militares llevan la presencia de Dios a los miembros de las Fuerzas Armadas alrededor del mundo. Los soldados del Regimiento de Infantería 17 en Badula Qulp, Afganistán (21 de febrero de 2010) -  Foto: The U.S. Army.
Por lo tanto no es militar un individuo que pertenezca a un grupo armado más o menos organizado, sino sólo los miembros de las fuerzas armadas, sean estas mayoritariamente profesionales o formadas por ciudadanos reclutados. 
111 Batallón de Construcción Naval en Normandía, Francia (18 de junio de 1944, 12 días después del aterrizaje)
Hallamos en el concilio de Escines, (era el Palacio de los Reyes de Austrasia) celebrado en tiempo de Childerico III y en el de Carlomán, año 743, que cuando los ejércitos estaban en campaña el Príncipe llevaba consigo uno o dos obispos con sus capellanes y algunos de sus sacerdotes y que cada jefe debía tener uno para la tropa de su mando.
Childerico III
Rey de los francos
Jean Dassier (1676-1763) - Childéric III roy de France (754).jpg
Medallón Retrato de Childerico III (Jean Dassier, ca. 1720)
Información personal
Reinado743 — 751
Fallecimientov. 754/5
Monasterio de Saint-BertinSaint-Omer
PredecesorTeodorico IV
SucesorPipino el Breve
Familia
DinastíaMerovingios
PadreChilperico II ?
Desde que fuera creado el Servicio Religioso de la Armada (Chile), el 18 de agosto de 1819, son muchos los reverendos que han ejercido las facultades espirituales en la institución, siendo el primero de ellos, el Presbítero Cayetano Requena. Sin embargo, ya el 28 de marzo de 1817, el General Bernardo O’higgins había nombrado al sacerdote Casimiro Albano Pereira para ejercer trabajos de Capellán en los buques de la Escuadra Libertadora.
Carlomán (circa 71517 de agosto 754). Heredó en 741 Austrasia, Suabia y Turingia, que gobernó como soberano pero sin ostentar el título de rey. Tuvo que mantener continuas luchas con Alemania, los pueblos de Aquitania, los bávaros y los sajones, derrotándolos a todos. Fue el promotor de una reforma eclesiástica impulsada por San Bonifacio de la que fue protector.
San Bonifacio
Saint Boniface by Cornelis Bloemaert.jpg
Apóstol de Alemania

Nombre
Wynfrith, Winfrith o Winfrid

Nacimiento
14 de mayo de 680

Fallecimiento
5 de junio de 754 o 755
Dokkum (Frisia), o Dunkerque(Francia)

Venerado en
Iglesia católica

Festividad
5 de junio y 14 de mayo

Atributos
Báculo, espada atravesando un libro,palma, espada
Patronazgo

Dice Carloman, en el segundo Canon: 
Prohibimos a todos aquellos que están consagrados al servicio de Dios, el llevar armas, combatir o ir al ejército y contra el enemigo. Exceptuamos solamente a los que hayan sido elegidos para celebrar la misa y conducir las reliquias de los Santos, esto es, uno, o dos Obispos con sus capellanes y Sacerdotes que el Príncipe lleva consigo; y que cada Comandante tenga también un Sacerdote para confesar los soldados, imponerles penitencias, etc. (Daniel. mil. franc. tom. 1. p. 35.)

Onorio Spada, capellán militar italiano en Rusia por un «sagrado deber»: convertir a los sin Dios. 
Teniente del 201º Regimiento de Artillería Motorizada, cruz en mano entre bombas mientras la Armir paraba la ofensiva soviética a orillas del Don.

Los Capellanes instruyen los soldados, celebran la Santa Misa y hacen los demás ejercicios espirituales en el regimiento, como un Cura Párroco en su parroquia.
El 9 y el domingo 11 de octubre de 2015, Monseñor Pedro Candia, Administrador Diocesano de nuestro Obispado, realizó una visita pastoral a la VI Brigada de Montaña en la provincia de Neuquén - República Argentina.
Desde hace siglos han acompañado a las tropas para oficiar misa de campaña en cuanto un alto en el combate lo permite, o administrar la extremaunción o incluso escuchar una confesión bajo el fuego cruzado, sin temor al fuego amigo o enemigo.
La misión del Capellán militar es la de todo sacerdote: 
"hace presente a Cristo por la predicación de la Palabra, la administración de los Sacramentos y el testimonio de la Caridad, sólo que más propiamente en medio del infierno de la guerra".
El capitán Michael Quaely murió en 1966 en Tay Ninh - Esta imagen se tomó en agosto, tres meses antes de la muerte del sacerdote.
El capitán Michael Quaely.«¡Mi puesto está con ellos!»: un capellán salvó a 5 soldados en Vietnam y cayó bajo fuego cruzado.
Russian Army Orthodox Chaplain
“No hay amor más grande que dar la vida por los amigos” San Juan 15, 13
Según el «Catecismo de la Iglesia católica» (n. 2308), 
«una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico, no se podrá negar a los gobiernos el derecho a la legítima defensa».
Para defenderse una nación necesita ciudadanos que consagren su vida a esta defensa, aún a precio de la propia vida: los militares.
Un capellán cristiano oficiando el entierro del general Maurice E. Rose (1899-1945), CG 3D División Blindada, Alemania 03 1945
La historia demuestra que las guerras más crueles son las guerras civiles, es decir la librada por combatientes “no profesionales”. En estas guerras no hay Derecho Humanitario Bélico que valga.
Esos militares tienen almas que también fueron redimidas por Cristo.
Necesitan Sacerdotes que los ayuden a santificarse en su profesión: Los capellanes militares.
El PAPA Juan Pablo II, acompañado del entonces presidente Belisario Betancur y de los altos mandos militares. - Colombia

EL PAPA FRANCISCO RECIBIÓ EL LUNES 26 DE OCTUBRE DE 2015 A LOS PARTICIPANTES EN EL IV CURSO DE FORMACIÓN DE LOS CAPELLANES MILITARES EN EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO.

Organizado por la Congregación para los Obispos, por el Pontificio Consejo de la Justicia y la Paz, y por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
. “Ustedes vienen de diferentes países para reflexionar juntos sobre algunos de los retos actuales del derecho internacional humanitario, relativos a la protección de la dignidad humana durante los conflictos armados internos y los llamados ‘nuevos conflictos armados’. Se trata, por desgracia, de un tema de gran actualidad, sobre todo si pensamos en la intensificación de la violencia y el aumento de las zonas de guerra en las diversas partes del mundo, como África, Europa y Oriente Medio”, les dijo el Papa.
El 8 de Octubre de 2015, se llevó a cabo en el colegio Nuestra Señora de Luján de los Hermanos Maristas (República Argentina, un breve retiro previo a la Peregrinación Castrense a la Basílica de Luján.

FRANCISCO DESTACÓ CÓMO LA GUERRA ROMPE LAS RELACIONES ENTRE HERMANOS Y ENTRE NACIONES.

“Desfigura también -dijo- a quienes son testigos de tales atrocidades. Muchos militares regresan después de las operaciones de guerra o de misiones de paz con heridas internas reales. La guerra puede dejarles una marca indeleble. La guerra, de hecho, siempre deja una marca indeleble”.
“Por tanto -continuó- conviene preguntarse sobre cómo tratar las heridas espirituales de los soldados que, al haber vivido la experiencia de la guerra, fueron testigos de atrocidades. Estas personas y sus familias requieren una atención pastoral específica, un cuidado que les haga sentir la presencia maternal de la Iglesia. El papel del capellán es acompañarlos y apoyarlos en su camino, siendo para todos una presencia fraterna y consoladora”. 
Peregrinación por Nuestra Señora de Luján que tuvo lugar el 8 de Octubre de 2015 en la Base Marambio (Antátida Argentina), donde se encuentra actualmente el Padre Pablo Caballero, Capellán de la Armada de la República Argentina.
“El derecho humanitario tiene como objetivo salvaguardar los principios esenciales de la humanidad en un contexto, el de la guerra, que es en sí deshumanizador. Su objetivo es proteger a las personas que no participan en el conflicto, como la población civil o el personal sanitario y religioso, y a quienes no lo hacen de manera activa, como los heridos y prisioneros. Con el fin de cumplir con su propósito de humanización de los efectos del conflicto armado, el derecho humanitario merece ser promovido y difundido entre todos los militares y las fuerzas armadas, incluidos los no estatales, así como entre el personal de seguridad y la policía. Además, necesita desarrollarse más, para hacer frente a la nueva realidad de la guerra, que hoy, por desgracia, dispone de instrumentos cada vez más mortales”.
Peregrinación por Nuestra Señora de Luján que tuvo lugar el 8 de Octubre de 2015 en la Base Marambio (Antátida Argentina), donde se encuentra actualmente el Padre Pablo Caballero, Capellán de la Armada de la República Argentina.

“Sin embargo -añadió- como cristianos estamos profundamente convencidos de que el objetivo final, el más digno de la persona y de la comunidad humana, es la abolición de la guerra. Por lo tanto, debemos siempre tratar de construir puentes que unan y no muros que separen; tenemos que ayudar siempre a buscar una salida para la mediación y la reconciliación. En este período, en el que estamos viviendo una “tercera guerra mundial en pedazos” -finalizó- ustedes están llamados a fomentar en los militares y en sus familias la dimensión espiritual y ética, que les ayude a hacer frente a las dificultades e interrogantes a menudo innatos en este peculiar servicio al país y a la humanidad”.
El 8 de Octubre de 2015, se llevó a cabo en el colegio Nuestra Señora de Luján de los Hermanos Maristas (República Argentina, un breve retiro previo a la Peregrinación Castrense a la Basílica de Luján.

ORDINARIATOS MILITARES

Los capellanes militares se desempeñan como tales con dependencia de un Ordinariato militar, una circunscripción eclesiástica similar a una diócesis, erigida para atender espiritualmente a los fieles que forman parte de las Fuerzas Armadas de un determinado país.
En la actualidad existen 36 Ordinariatos Militares, en tres de ellos los titulares tienen rango de arzobispos: España, Estados Unidos e Italia.
En Iberoamérica hay 11 ordinariatos militares, la mayoría de los cuales son llamados obispados castrenses: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela.
El 9 y el domingo 11 de octubre de 2015, Monseñor Pedro Candia, Administrador Diocesano de nuestro Obispado, realizó una visita pastoral a la VI Brigada de Montaña en la provincia de Neuquén - República Argentina.
En América del Norte hay dos, que corresponden a los Estados Unidos y Canadá. En Europa hay 15 ordinariatos militares: Alemania, Austria, Bélgica, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovaquia, España, Francia, Hungría, Italia, Lituania, Holanda, Polonia, Portugal y Reino Unido.
También hay tres en África (Kenia, Sudáfrica y Uganda), tres en Asia (Indonesia, Corea del Sur y Filipinas) y dos en Oceanía (Australia y Nueva Zelanda).
El obispado castrense de la Argentina está vacante desde hace más de ocho años, debido a la tirantez de las relaciones del gobierno kirchnerista con el episcopado argentino que presidía el cardenal Bergoglio.
El último obispo castrense fue monseñor Antonio Juan Baseotto CSsR, quien renunció por edad el 15 de mayo de 2007. Desde entonces, al frente del obispado castrense está monseñor Pedro Candia como administrador diocesano.+

ACTIVIDADES PASTORALES DEL OBISPADO CASTRENSE DE ARGENTINA EN LA ANTÁRTIDA.

El P.Conti con los niños que viven en la Antártida
Con el objetivo de atender pastoralmente la Campaña Antártica de Verano, el administrador diocesano del obispado castrense, monseñor Pedro Candia, confirió el mandato misionero al capellán del Ejército Argentino, presbítero Guillermo Andrés Conti, de 40 años, y lo envió a la Antártida por el término de tres meses. 
El capitán Michael Quaely murió en 1966 en Tay Ninh - Fila de confesiones para el padre Mike previa a una misa de campaña (arriba).
En la base Esperanza viven 63 oficiales del Ejército Argentino, 8 de los cuales están con sus familias, conformando un grupo de 19 niños y adolescentes que concurren a la escuela de la base, y 8 de los cuales asisten a las clases de catecismo. Hay 2 oficiales de la Fuerza Aérea y 10 científicos de la Dirección Nacional Antártica (DNA). En esa base está la capilla San Francisco de Asís, que es la capilla más antigua de la Antártida, erigida como tal el 18 de febrero de 1976. Su primer capellán fue el sacerdote jesuita Buenaventura De Filippis, que invernó en la base durante dos años consecutivos. 
Peregrinación por Nuestra Señora de Luján que tuvo lugar el 8 de Octubre de 2015 en la Base Marambio (Antátida Argentina), donde se encuentra actualmente el Padre Pablo Caballero, Capellán de la Armada de la República Argentina.

Peregrinación por Nuestra Señora de Luján que tuvo lugar el 8 de Octubre de 2015 en la Base Marambio (Antátida Argentina), donde se encuentra actualmente el Padre Pablo Caballero, Capellán de la Armada de la República Argentina

LOS CUATRO CAPELLANES

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George L. Fox, Alexander D. Goode Clark V. Poling, John P. Washington
Los cuatro capellanes, también denominados a veces como los "inmortales Capellanes" o los "Dorchester Capellanes".
Cuatro capellanes vidriera,Pentágono de EE.UU.
Eran cuatro ejército de Estados Unidos capellanes que dieron sus vidas para salvar a otros funcionarios civiles y militares cuando el transporte de tropas SS Dorchester que se hundió el 3 de febrero de 1943, durante la Segunda Guerra Mundial. 
Cuatro capellanes sello, 1948
Ayudaron a otros botes salvavidas y renunciaron a sus propios chalecos salvavidas cuando el suministro se agotó.
Dorchester
Los capellanes unieron brazos, dijeron oraciones y cantaban himnos mientras se hundían con el barco. cuatro capellanes que ofrecieron su vida para salvar a los demás de los demás cuando el barco USAT Dorchester s

Guardia Costera de USCGC Escanaba rescata Dorchester sobrevivientes.
San Juan Pablo II  en 2003 en un mensaje que dirigió a los capellanes militares:
San Juan Pablo II
"Los capellanes militares, movidos por el amor de Cristo, están llamados, por vocación especial, a testimoniar que incluso en medio de los combates más encarnizados siempre es posible y, por tanto, necesario respetar la dignidad del adversario militar, la dignidad de las víctimas civiles, la dignidad indeleble de todo ser humano involucrado en los enfrentamientos armados. De este modo, además, se favorece la reconciliación necesaria para el restablecimiento de la paz después del conflicto".
Soldados estadounidenses en la cátedral de Colonia (marzo de 1945)

PADRE FRANCIS SAMPSON CAPELLÁN DE LA 101ª AEROTRANSPORTADA FUE QUIEN SALVÓ AL SOLDADO RYAN EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

Pbro. Francis L. Sampson, Capellán - Saltó sobre Francia el Día D
Pbro. Francis L. Sampson, Capellán, fue capturado por los alemanes y estuvo en un campo de prisioneros, pero volvió al frente y sirvió luego en Corea y, ya retirado, en Vietnam.

UNA HISTORIA DE LEYENDA

El padre Sampson fue capturado por los alemanes y pasó seis meses en un campo de prisioneros. Una vez liberado, volvió al frente e hizo lo que quedaba de Segunda Guerra Mundial con la mítica 101ª Aerotransportada. El célebre libro de Cornelius Ryan El día más largo, consagrado al desembarco de Normandía, habla por extenso de él.
Capellán del Ejército Francis L. Sampson de Sioux Falls, SD, da la absolución a los paracaidistas estadounidenses muertos en acción, en Saint Marie Dumont, Francia, EE.UU. Foto del Ejército, 7 de junio 1944 (Tenga en cuenta que los cuerpos están envueltos en paracaídas)
Estuvo también en Corea, en 1967 fue nombrado jefe de los capellanes militares y, aunque ya se había retirado, no quiso dejar de atender a sus compañeros paracaidistas en Vietnam.
Ejército británico. El 'Padre' Robin Richardson, del 3º Batallón del Regimiento Paracaidista.

EMIL JOSEPH KAPAUN (abril 20, 1916 hasta 05 23, 1951)

En esta foto proporcionada por el coronel Raymond A. Skeehan, Padre Emil Kapaun celebra misa con la capucha de su jeep como un altar, como su asistente, Patrick J. Schuler, se arrodilla en oración en Corea el 7 de octubre de 1950, menos de un mes antes de Kapaun fue hecho prisionero. Kapaun murió en un campo de prisioneros de guerra el 23 de mayo de 1951. (Col. Raymond A. Skeehan vía El águila de Wichita / AP) 
En 1993, el Papa lo declaró Siervo de Dios, la primera etapa en el camino hacia Católica santidad.
El 11 de abril de 2013, el presidente Barack Obama presentó la Medalla de Honor a título póstumo al capitán Capellán Kapaun por sus acciones sobre 1-2 noviembre 1950 en Corea del Norte. Él es el americano noveno capellán militar destinatario de la Medalla de Honor .
Emil Kapaun
Emil Kapaun.jpg
Capitán Capellán Emil Joseph Kapaun

Nombre de nacimiento
Emil Joseph Kapaun

Nacido
20 de abril 1916 Pilsen,Kansas, EE.UU.

Murió
23 de mayo de 1951 (35 años) Pyoktong, Corea del Norte
Fidelidad

 Estados Unidos de America
Servicio / rama

Sello del departamento del Army.svg EE.UU. Ejército de Estados Unidos

Años de servicio
1944-46, 1.948-1951
Rango

Capitán EE.UU.-O3 insignia.svg
Unidad

3er Batallón, 8vo Caballería
Batallas / guerras



Premios
Medalla de Honor 
de la Legión del Mérito 
Estrella de Bronce con "V" Dispositivo 
Corazón Púrpura 
combate de infantería Insignia 
Pero fue en los meses que estuvo como prisionero de guerra en el campo de Pyoktong, en Corea del Norte, cuando su fama de santidad, que ya le precedía, corrió como la pólvora entre quienes la percibían a diario: sus compañeros cautivos.
El padre Kapaun
Ellos testimoniarían después el desvelo con el que escuchaba confesiones, atendía a los heridos y administraba la Sagrada Comunión y otros sacramentos, sin importarle la vigilancia política de sus captores ni las enfermedades que castigaban el campo.
El padre Kapaun
Emil Kapaun, de origen checo, nació en Kansas en 1916, se ordenó sacerdote en 1940 y tuvo varios destinos como capellán castrense durante la Segunda Guerra Mundial, pero siempre en territorio estadounidense. Tras un periodo fuera de servicio, en 1948 se reincorporó a la milicia, y fue enviado a Japón y después a Corea, justo en el momento de la invasión comunista, el primer gran episodio armado de la Guerra Fría.
El padre Kapaun
Destinado en la 35ª Brigada de Artillería Antiaérea, el padre Kapaun se vio envuelto en continuos combates entre julio de 1950 y el 2 de noviembre de ese mismo año, en que fue capturado.
Foto cortesía de la familia Kapaun - Emil Kapaun celebra misa con soldados en la base aérea de Herington, Kansas, alrededor del año 1942. Fue después Kapaun vio la necesidad de capellanes militares mientras servía en la base que se sintió la llamada a la capellanía militar.
Durante ese tiempo se hizo legendario su valor, que le valió una Estrella de Bronce, concedida poco tiempo antes de caer prisionero. Su «kit de misa», un todoterreno en el que celebraba para los soldados en pleno frente de batalla, voló por los aires en repetidas ocasiones bajo el fuego enemigo.
Pero fue en los meses que estuvo como prisionero de guerra en el campo de Pyoktong, en Corea del Norte, cuando su fama de santidad, que ya le precedía, corrió como la pólvora entre quienes la percibían a diario: sus compañeros cautivos.
El padre Kapaun
Ellos testimoniarían después el desvelo con el que escuchaba confesiones, atendía a los heridos y administraba la Sagrada Comunión y otros sacramentos, sin importarle la vigilancia política de sus captores ni las enfermedades que castigaban el campo.
El padre Kapaun
Una página web difunde la vida del padre Emil Kapaun y los favores obtenidos mediante su intercesión: http://www.frkapaun.org/index.html
El padre Kapaun
No descansó un solo segundo en la atención a los demás, hasta que un trombo en una pierna le impidió moverse. Trasladado a un supuesto hospital donde se le negó atención médica, murió el 23 de mayo de 1951. Si su «kit de misa» ha padecido la misma suerte que su mentor celestial... es algo que las biografías oficiales, por ahora, no comentan.
El padre Kapaun
Casi sesenta años después, un 22 de mayo de 2010, Benedicto XVI designó obispo a quien decidió seguir los pasos de Kapaun en el mismo lugar donde él ejerció su sacerdocio, y conmovido por su ejemplo. Richard Spencer ha servido como capellán también en complicados teatros de operaciones, como Irak.
Este sábado Benedicto XVI nombró obispo auxiliar castrense para Estados Unidos al padre Richard Spencer, una vocación tardía que descubrió el sacerdocio tras una larga trayectoria como militar. El nuevo prelado, nacido en Alabama en 1951, sirvió en las Fuerzas Armadas desde 1973 hasta 1980. En 1977 fue destinado a Corea como parte del contingente norteamericano que guarda el famoso paralelo 38, frontera con la zona comunista.
Allí conoció la vida y obra del padre Emil Kapaun (1916-1951), legendario capellán militar que había muerto justo cuando él nació, y el ejemplo de aquel heroico sacerdote hizo madurar su propia vocación, de forma que al abandonar el servicio activo, el padre Spencer decidió ingresar en el seminario.
Su nombramiento como obispo es, pues, el último de los amplios frutos espirituales que lleva rindiendo, en los sesenta años transcurridos tras su muerte como prisionero de guerra en Corea, el padre Kapaun, de quien se abrió en 1993 el proceso de beatificación.

FOTOS DEL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA CELEBRADA DURANTE LAS GRANDES LUCHAS DE LA HISTORIA. Por Edson Carlos de Oliveira

Ejército Argentino - Padre Fernandez - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982

Insignia nacional e insignia de los oficiales capellanes


111 Batallón de Construcción Naval en Normandía, Francia (18 de junio de 1944, 12 días después del aterrizaje) - Soldados estadounidenses de la División 80o "Blue Ridge" (segunda guerra mundial)



Los soldados del Regimiento de Infantería 17 en Badula Qulp, Afganistán (21 de febrero de 2010)

DOS CURIOSIDADES

En la marina americana solamente se permitía en los buques una banderola encima de la bandera americana, esta banderola tenía una inscrita una cruz para anunciar servicios religiosos a bordo (en un acorazado había 3 capellanes).
Guerra civil americana (1861-1865)
En el cuerpo de tanques canadiense, una de las tareas de sus capellanes era proceder a bendecir los muertos y retirar su cuerpo del tanque, ayudados a veces de un hacha por culpa del rigor mortis.


Estola de campaña


Ejército británico. El 'Padre' Robin Richardson, del 3º Batallón del Regimiento Paracaidista.

El Cabo 2do de la Infantería de Marina Sequera a punto de fallecer y suplicante falleciendo segundos después agarrado de la sotana del padre.
Sus últimas palabras fueron: "Ayudeme padrecito, perdoneme por matar a mis compañeros de armas" momento después un francotirador termina de rematar a aquel soldado". El porteñazo o insurrección de puerto cabello fue una sublevación de la base naval de puerto cabello, Venezuela. En el amanecer del día 2 de junio de 1962.
CAPELLAN DE LA DIVISIÓN AZUL WWII

SERVICIO RELIGIOSO DEL EJÉRCITO ARGENTINO.

SAN JUAN DE CAPISTRANO PATRONO DE LOS CAPELLANES MILITARES.

San Juan Capistrano
Capistrankanzel Vienna.JPG
Pulpito de Juan Capistrano
en el Stephansdom de Viena.
El Santo de Europa

Nacimiento
24 de junio de 1386

Fallecimiento
23 de octubre de 1456

Canonización
1690 por el papa Alejandro VIII
Festividad

23 de octubre
HAITÍ- La pequeña Lía quedó huérfana junto a sus cuatro hermanos cuando sus padres fallecieron a causa de una tormenta tropical que en 2008 se registró en la ciudad haitiana de Gonaives, donde se encuentra la base del Batallón Conjunto Argentino (BCA).

MENSAJE DEL JEFE DEL ESTADO MAYOR GENERAL DEL EJÉRCITO ARGENTINO EN OCASIÓN DE CONMEMORARSE EL DÍA DEL SERVICIO RELIGIOSO. (23 de Octubre de 2011)

DESEO HACER LLEGAR EN NOMBRE DE TODOS LOS INTEGRANTES DE LA INSTITUCIÓN EL RESPETUOSO Y CORDIAL SALUDO A LOS MIEMBROS DEL SERVICIO RELIGIOSO DE LA FUERZA. 
LA PRESENCIA DEL CLERO CASTRENSE EN LOS EJÉRCITOS, SE REMONTA A LA ERA DEL ROMANO EMPERADOR CONSTANTINO. EN ESA ÉPOCA, LOS SACERDOTES ACOMPAÑABAN A LOS FIELES MILITARES QUE IBAN A LA GUERRA YA QUE ÉSTOS NO PODÍAN RECIBIR LA ASISTENCIA ESPIRITUAL DE LOS PÁRROCOS VINCULADOS A SU TERRITORIO. 
DE ESTE MODO, LOS CAPELLANES ESCOLTABAN A LAS TROPAS PARA QUE LOS SOLDADOS NO SE QUEDARAN SIN EL SOCORRO PIADOSO DE LOS SACRAMENTOS EN MOMENTOS PARTICULARMENTE SIGNIFICATIVOS PARA SUS VIDAS. 
SU TAREA PASTORAL EN NUESTRA FUERZA SE INICIA A PARTIR DE LA CONFORMACIÓN DE LOS PRIMEROS CUERPOS DE MILICIAS. PERO FUE LA ASAMBLEA DEL AÑO MIL OCHOCIENTOS TRECE, LA QUE ORGANIZÓ, EN NOVIEMBRE DE ESE AÑO, LA VICARÍA DEL EJÉRCITO, PARA DAR RESPALDO INSTITUCIONAL A LOS RELIGIOSOS QUE PRESTARÍAN APOYO A LAS TROPAS QUE SE ALISTABAN PARA LUCHAR EN LAS CAMPAÑAS DEL GENERAL BELGRANO Y DEL GENERAL SAN MARTÍN. 
DESDE AQUELLOS LEJANOS TIEMPOS, CUANDO SE DECIDÍA A NUESTRA LIBERTAD O LA CONTINUIDAD DEL DOMINIO EUROPEO, LOS CAPELLANES CASTRENSES HAN ESTADO PRESENTES EN NUESTRAS FILAS, APORTANDO SU SABIDURÍA ESPIRITUAL PARA RECONFORTAR NUESTRAS ALMAS. 
EN MALVINAS, ESTUVIERON ALINEADOS CODO A CODO CON LA TROPA, CELEBRANDO MISAS Y ADMINISTRANDO SACRAMENTOS EN LOS REGIMIENTOS DE PRIMERA LÍNEA, ACOMPAÑANDO A LOS ENFERMOS Y HERIDOS Y DANDO CRISTIANA BENDICIÓN A LOS CAÍDOS EN COMBATE. HOY NUESTROS FUTUROS CAPELLANES SE FORMAN Y CAPACITAN PARA SU APOSTOLADO CASTRENSE EN EL SEMINARIO DE LA DIÓCESIS DE MERCEDES. ES ALLÍ DONDE RECIBEN SU EDUCACIÓN CLERICAL Y, ADEMÁS, LA INFORMACIÓN ESENCIAL SOBRE AQUELLOS PUNTOS NEURÁLGICOS RELATIVOS A LAS NECESIDADES PASTORALES QUE CARACTERIZAN LA VIDA MILITAR. 
EN NUESTRAS GUARNICIONES, DESPLEGADAS EN TODO EL TERRITORIO NACIONAL, LOS CAPELLANES ATIENDEN ESPIRITUALMENTE NO SÓLO A LOS CUADROS Y SOLDADOS SINO TAMBIÉN A LAS FAMILIAS DE AQUELLOS QUE PROFESAN LA RELIGIÓN CATÓLICA. 
DEBEMOS DESTACAR ESTE AÑO LA GRAN REPERCUSIÓN QUE TUVO EN LOS HOMBRES Y LAS MUJERES DE LA FUERZA LA MISIÓN APOSTÓLICA REALIZADA POR LOS CAPELLANES CASTRENSES EN LOS BARRIOS MILITARES DE PALERMO, EN LA CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES. ESTA RELEVANTE LABOR INCLUYÓ EL DESARROLLO DE ENCUENTROS DE MATRIMONIOS, ATENCIÓN DE CONFESIONES, CHARLAS PERSONALIZADAS EN LOS HOGARES Y UN CAMPAMENTO RELIGIOSO CON NIÑOS. 
ASIMISMO, LOS CAPELLANES Y CAPELLANES AUXILIARES DEL EJÉRCITO PARTICIPAN EN NUESTRO ADIESTRAMIENTO OPERACIONAL SUMÁNDOSE A LAS SALIDAS AL TERRENO Y MANIOBRAS, OPORTUNIDADES EN QUE LLEVAN SU MENSAJE DE ALIENTO TAN NECESARIO PARA LOS SOLDADOS DESPUÉS DE MARCHAS Y ENTRENAMIENTOS. 
SU SERVICIOS NUTREN ADEMÁS A LAS CAMPAÑAS DE APOYO A LA COMUNIDAD QUE EFECTÚA LA INSTITUCIÓN. 
FUE MERITORIA LA ACTUACIÓN DE NUESTROS SACERDOTES EN OCASIÓN DEL DESASTRE NATURAL PROVOCADO POR LA ERUPCIÓN DEL VOLCÁN PUYEHUE EN LA PROVINCIA DE NEUQUÉN DONDE, PESE A TODAS LAS DIFICULTADES CELEBRARON MISA ENTRE LAS CENIZAS Y LLEVARON CONSUELO A LA CASTIGADA POBLACIÓN DE VILLA LA ANGOSTURA Y ZONAS ALEDAÑAS. 
DEL MISMO MODO QUE EL RESTO DEL PERSONAL, LOS CAPELLANES CASTRENSES INTEGRAN CONTINGENTES DE MISIONES DE PAZ, Y ASÍ AMPLÍAN SU APOSTOLADO A PAÍSES EN CONFLICTO COMO HAITÍ Y CHIPRE. ALLI ATIENDEN NO SÓLO A AQUELLOS QUE SON CATÓLICOS, SINO TAMBIÉN A TODO AQUEL QUE NECESITE UNA AYUDA ESPIRITUAL. DEBEMOS DESTACAR A SU VEZ LA TAREA REALIZADA POR LA CAPELLANÍA MAYOR DEL EJÉRCITO, QUE EN SUS CONSTANTES RECORRIDAS POR LOS CUARTELES Y DEPENDENCIAS DE LA FUERZA HA SABIDO LLEVAR UN MENSAJE ESPERANZADOR. 
AL CONMEMORAR EL DÍA DE TAN APRECIADO SERVICIO, INVOCO A DIOS NUESTRO SEÑOR Y A SU SANTO PATRONO, JUAN DE CAPISTRANO, PARA QUE MANTENGAN INCÓLUMES SUS VOTOS SACERDOTALES TAN NECESARIOS PARA EL BIENESTAR DE QUIENES CONSTITUIMOS EL EJÉRCITO ARGENTINO.
Padre Vicente Martínez Torrens -Ejército Argentino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982

HACE 200 AÑOS FUE CREADO EL SERVICIO RELIGIOSO EN EL EJÉRCITO ARGENTINO.

Mons. Pedro Candia, presidió la misa en la catedral castrense
El viernes 28 de junio de 2013, en la iglesia catedral castrense Stella Maris, el administrador diocesano del Obispado Castrense, monseñor Pedro Candia, presidió una santa misa al cumplirse los 200 años de la creación, por parte de la Asamblea del Año XIII, del Servicio Religioso en el Ejército Argentino. 
Este hecho fue el primer antecedente, desde el nacimiento de la Patria, de lo que luego sería el Vicariato Castrense, que se crea luego de la firma, el 8 de julio de 1957, del Acuerdo entre la Santa Sede y la República Argentina, cuyo 56º aniversario también se celebró en esta ocasión, al igual que la conmemoración del 30º aniversario de la consagración del templo catedralicio castrense a Nuestra Señora Stella Maris.  La misa, que presidió monseñor Candia, fue concelebrada por los Capellanes Mayores de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Seguridad, junto con un nutrido grupo de capellanes de todas las fuerzas. 
Basílica de Luján - República Argentina
Al comienzo de la misa, el Capellán Mayor de la Prefectura Naval, presbítero Diego Julio Tibaldo, leyó el Acta de consagración del templo, y al término de la Comunión, el presbítero Oscar Ángel Naef, capellán castrense a cargo de la Capellanía Mayor del Ejército, leyó la Bendición Apostólica impartida por Su Santidad Francisco en ocasión de los 200 años de dicha Capellanía, que hizo llegar el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig. 
Crédito Foto: L'Osservatore Romano.

BENDICIÓN DEL SANTO PADRE

“Con motivo del 200º aniversario de la creación de la Capellanía Mayor del Ejército, inicio del Servicio Pastoral de la Iglesia Católica a las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la República Argentina, el Santo Padre saluda con afecto al señor administrador diocesano castrense, monseñor Pedro Candia, y a los señores capellanes del Ejército, y se une a su acción de gracias al Señor de estos años de intensa y fecunda labor evangelizadora. Asimismo, los anima a intensificar su compromiso apostólico para que, siguiendo a Cristo como “discípulos y misioneros” lleven el fermento del Evangelio a todos los corazones en la familia militar. Con estos deseos, e invocando la intercesión de Nuestra Señora de la Merced, Patrona y Generala del Ejército Argentino, el Sumo Pontífice les imparte la implorada Bendición Apostólica, que extiende complacido a todos los integrantes de la Fuerza, sus familiares y demás seres queridos”.
Los cascos azules argentinos visitaron al Papa en Roma - Miercoles 12 Ago 2015

DATOS HISTÓRICOS

La atención sacerdotal de los militares en el territorio nacional, provista por la Santa Sede, encuentra sus lejanos orígenes en el Patriarca de las Indias Occidentales en cuanto capellán mayor o vicario de los ejércitos del Reino de España, hasta el período de la independencia en 1810. Desde allí, por medio de la Vicaría General de Ejército, la Iglesia veló ininterrumpidamente por estos fieles, hasta la creación por la Santa Sede del Vicariato Castrense, establecido por el Acuerdo entre la Nación Argentina y la Santa Sede "Sobre jurisdicción castrense y asistencia religiosa a las fuerzas armadas" el 28 de junio de 1957, ratificado por el gobierno nacional el 5 de julio de 1957, y erigido oficialmente por el Sumo Pontífice el 8 de julio de ese mismo año. 
El 21 de abril de 1992 se actualizó y modificó el citado Acuerdo de 1957 a la luz de los principios establecidos por el Concilio Vaticano II; en consonancia con el Acuerdo del 10 de octubre de 1966, sobre la situación jurídica de la Iglesia Católica en la Argentina; de acuerdo con el nuevo Código de Derecho Canónico promulgado el 25 de enero de 1983; y en conformidad con la Constitución Apostólica "Spirituali Militum Curae" promulgada el 21 de abril de 1986, que creó y reglamentó los Ordinariatos Castrenses y los equiparó a los Obispados. 
Los cascos azules argentinos visitaron al Papa - Jueves 5 Feb 2015
El Ordinariato Castrense de la Argentina, que por autorización de la Santa Sede se denomina Obispado Castrense de la Argentina, tiene como misión la evangelización en el ámbito de su jurisdicción, mediante la específica y cualificada atención docente, sacramental y pastoral de los fieles que le han sido confiados. 
Estos fieles son, además del clero propio y el agregado, todos los fieles militares y civiles que pertenecen al Ejército, a la Armada, a la Fuerza Aérea, a la Gendarmería Nacional y a la Prefectura Naval Argentina, y el personal de los Ministerios de los que dependen. Además, todos los miembros de sus familias, es decir, esposos e hijos, incluidos aquellos que, emancipados, vivan en la misma casa; así como los empleados domésticos que vivan en ese hogar. También están comprendidos dentro del área pastoral del Obispado Castrense los laicos o religiosos que prestan servicios en forma estable en institutos de formación y centros hospitalarios militares y los militares extranjeros presentes en el territorio nacional, durante el tiempo en el que prestan servicio. 
San Pio de Pietrelcina

OBISPOS CASTRENSES

El primer Vicario Castrense fue el arzobispo de Córdoba y Administrador Apostólico "sede plena" de la arquidiócesis de Buenos Aires, monseñor Fermín Emilio Lafitte, nombrado por Pío XII el 8 de julio de 1957. Siendo ya arzobispo de Buenos Aires por sucesión del cardenal Santiago Luis Copello, el 8 de agosto de 1959 falleció repentinamente mientras se disponía a celebrar la Santa Misa en la Escuela Naval Militar de la base naval de Río Santiago. 
El segundo fue el cardenal Antonio Caggiano, arzobispo de Buenos Aires, designado por Juan XXIII el 14 de diciembre de 1960. Renunció como arzobispo de Buenos Aires y Vicario Castrense el 22 de abril de 1975. 
Los cascos azules argentinos visitaron al Papa - Jueves 5 Feb 2015
Tercer Vicario Castrense fue el arzobispo de Paraná, monseñor Adolfo Servando Tortólo, designado por Pablo VI el 8 de julio de 1975. Renunció por razones de salud el 30 de marzo de 1982. 
El 27 de enero de 1960 Juan XXIII designó obispo titular de Bita y auxiliar del Vicariato Castrense a monseñor Victorio Manuel Bonamín SDB, quien durante los años de enfermedad de monseñor Tortólo estuvo al frente del Vicariato Castrense en calidad de Pro-Vicario Castrense. Renunció el 30 de marzo de 1982. 
El cuarto Vicario Castrense fue el obispo de Jujuy, monseñor José Miguel Medina, designado por Juan Pablo II el 30 de marzo de 1982. Con la Constitución Apostólica "Spirituali Militum Curae" el Vicariato Castrense pasó a ser Ordinariato, equiparado a los obispados, con lo cual monseñor Medina se convirtió, el 30 de marzo de 1982, en el primer Obispo Castrense de la Argentina. Falleció el 7 de marzo de 1990. 
Encuentro Latinoamericano de Pastoral Castrense - 31 de agosto de 2015
Ezeiza (Buenos Aires) (AICA): El lunes 31 de agosto de 2015 comenzó en Ezeiza el XVII Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Pastoral Castrense, convocado bajo el lema “La familia castrense evangelizada y evangelizadora”. Monseñor Pedro Candia, administrador diocesano del obispado castrense y anfitrión, invitó a los participantes a trabajar con mayor empeño en la evangelización de las familias.
El segundo Obispo Castrense fue monseñor Norberto Eugenio Martina OFM, designado por Juan Pablo II el 8 de noviembre de 1990. Falleció el 28 de agosto de 2001. 
Durante los 15 meses (agosto de 2001 a diciembre de 2002) que permaneció vacante la sede episcopal castrense, fue regida pastoralmente por el cardenal Jorge Mario Bergoglio SJ, arzobispo de Buenos Aires y Primado de la Argentina, en carácter de Administrador Apostólico designado por Juan Pablo II. 
Los cascos azules argentinos visitaron al Papa - Jueves 5 Feb 2015
El tercer obispo castrense fue monseñor Antonio Juan Baseotto C.SS.R., a quien el Papa Juan Pablo II, el 8 de noviembre de 2002, lo trasladó de la diócesis de Añatuya. Tomó posesión el 18 de diciembre de 2002. Renunció por edad el 15 de mayo de 2007. 
Desde esa fecha, debido a impedimentos que opone el gobierno nacional, el obispado castrense permanece vacante. Hasta que el Papa designe nuevo obispo, está al frente del obispado castrense en carácter de administrador diocesano el reverendo monseñor Pedro Candia.+
El 29 de noviembre de 1813, la Asamblea Constituyente dio forma jurídica al clero castrense con el nombramiento del primer vicario del Ejército —hoy capellán mayor—. En este nuevo aniversario, saludamos a todos los religiosos, que animan espiritualmente a la familia militar.
Los cascos azules argentinos visitaron al Papa - Jueves 5 Feb 2015

LABOR ESPIRITUAL Y LAS TAREAS PASTORALES LLEVADAS A CABO POR LA CAPELLANÍA MAYOR DEL EJÉRCITO.

Tendientes al objetivo de brindar adecuadas y positivas respuestas al sentimiento religioso que es propio de toda naturaleza humana que necesita religarse con su Creador, y presente, de manera general y específica, en los integrantes de la Fuerza- se manifiesta en numerosas acciones que cumplen tanto el Capellán Mayor como los demás religiosos que desarrollan su labor espiritual en las distintas unidades del Ejército Argentino.
1. Mantiene un continuo contacto con los demás capellanes de la Fuerza, con el objeto de conocer las necesidades espirituales y morales registradas entre el personal militar.
2. Brinda conferencias y charlas a los diferentes cuadros, de acuerdo con el organigrama previsto para cada año.
3. Realiza visitas pastorales a diferentes unidades del interior.
4. Acompañando a la Inspección General del Ejército en sus viajes de inspección.
5. Celebra el Sacramento de la Eucaristía al finalizar cada una de las visitas consignadas, y el Sacramento de la Confirmación en la Fe, en las oportunidades establecidas.
6. Mantiene una continua presencia del servicio espiritual en el Boletín de Información Público, con la finalidad de brindar una ayuda espiritual en las ocasiones apropiadas, de acuerdo con el calendario litúrgico y social.
7. Dispone la asistencia sacerdotal en las Misiones de Paz, atendiendo al concepto de que la Paz es posible, si nace del corazón del hombre.
8. Se ocupa de los proyectos referidos a la acción pastoral en los hospitales militares, y a la construcción y puesta en marcha del Seminario Castrense.
9. Coordina la realización de campamentos religiosos en diferentes unidades del país.
10. Coordina la realización de semanas religiosas.
San Pio de Pietrelcina

TAREAS REALIZADAS POR LOS CAPELLANES DE LAS FUERZA ARMADAS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA EN DISTINTAS UNIDADES MILITARES.

1. Mantienen conversaciones informales, con el personal militar y civil, atendiendo, especialmente, las reales necesidades humanas y espirituales formuladas directamente por estos interlocutores.
2. Efectúan una presencia sacerdotal en invocaciones, misas, bautismos, primeras comuniones, casamientos y responsos, en salas velatorias y en cementerios.
3. Visitan a los enfermos, para fortalecerlos en su dolor y preservarlos en la fe y el amor a Dios, presente en cada hombre sufriente.
4. Aconsejan y preparan a padres y a niños para la Primera Comunión, y a padres y padrinos para la Confirmación.
5. Preparan a futuros contrayentes para el Sacramento del Matrimonio
6. Escuchan y aconsejan a personas que desean ser orientadas y dirigidas espiritualmente, entre ellos: organizadores e integrantes de grupos de oración, integrantes de grupos juveniles, personal de la Fuerza ya retirado, ex-combatientes, etc.
7. Realizan ceremonias de Adoración al Santísimo Sacramento de acuerdo al calendario litúrgico.
8. A pedido de los jefes de elementos, los capellanes realizan invocaciones elevando súplicas a Dios y a la Santísima Virgen, de acuerdo con los acontecimientos vividos.
9. Se celebran diversas festividades, novenas y fiestas patronales que profundizan los sentimientos religiosos, explicitados a través de diferentes liturgia.
10. Teniendo presente las fiestas importantes de la Familia Militar, los sacerdotes realizan bendiciones a uniformes, diplomas, insignias, como así también piedras fundamentales, oficinas, capillas, etc.
11. Se realizan peregrinaciones a los santuarios en donde se venera la imagen de la Santísima Virgen, como por ejemplo Nuestra Señora de Luján, de la Paz, Lourdes, Fátima, San Nicolás, Itatí, del Valle, Señor y Señora del Milagro, Las Nieves, y Shonstatt.
12. En forma individual o general, la Fuerza ha tenido la posibilidad de nutrirse religiosamente a través de distintas publicaciones en revistas, boletines, folletos y otros medios de información públicos.
13. También en determinadas ocasiones, se distribuyeron estampas, medallas y cruces.
14. Se desarrollan en diferentes unidades a lo largo del país Cursos de Cultura Bíblica, sobre temas religiosos, físicos, teológicos y espirituales.
15. Efectúan reuniones de matrimonios del Movimiento Familiar Cristiano.
16. Organizan además el Día del Retiro Espiritual.
Luján (Buenos Aires) (AICA): Efectivos de las fuerzas armadas y de seguridad peregrinaron el jueves 8 de octubre de 2015 a la basílica de Nuestra Señora de Luján, en el marco de la decimotercera peregrinación diocesana castrense al santuario mariano nacional. También hubo celebraciones en La Pampa y en la Antártida Argentina.
VISITA DE LA MISIÓN ARGENTINA EN CHIPRE AL SANTO PADRE - 28 de Enero de 2015
El pasado miércoles 28 de enero una comitiva integrada por 58 militares y 27 familiares pertenecientes al Grupo de Tarea desplegado en Chipre, acompañados por el Padre Rafael Mélida, Capellán de nuestro Obispado Castrense, visitó la Santa Sede y participó de la Catequesis pronunciada por el Papa Francisco.
El contingente argentino estuvo ubicado en un sector privilegiado del público y una vez finalizada la catequesis su Santidad se acerco al grupo y charló con todos y cada uno de los integrantes.
En primer término el Jefe del Contingente Argentino en Chipre, Teniente Coronel Claudio Ceferino Cervigni le hizo entrega de unos presentes institucionales, entre los que se encontraba la clásica boina “símbolo que identifica a los cascos azules”.
A continuación la totalidad del contingente pudo sacarse unas fotos con el Sumo Pontífice y posteriormente les dedicó tiempo para bendecirlos, hablar y fiel a las tradiciones argentinas hasta compartió unos mates con ellos. Para finalizar extendió las bendiciones a todos los familiares del personal que se encuentra desplegado en misiones de paz y les obsequió un Rosarios a cada integrante del contingente argentino.
Los cascos azules argentinos visitaron al Papa - Jueves 5 Feb 2015

DESFILE DEL BICENTENARIO - DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA DE LA ARGENTINA. 9 DE JULIO DE 1816 - 9 DE JULIO DE 2016. 


EN LAS FOTOS EL CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta
CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta

CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta

CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta


CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta tercero desde la izquierda

CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta


 CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta al lado del conductor

 CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta segundo de sde la izquierda

 CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta

 CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta

CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta

CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta

 CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta

CAPELLÁN MILITAR Mario Rodolfo Bonabotta de pie

EL SERVICIO DE CAPELLANES DE LA FUERZA AÉREA DE LOS ESTADOS UNIDOS EL LIBRE EJERCICIO DE LA RELIGIÓN - MAYOR JAMES MOOS, CAPELLÁN, RESERVA DE LA FUERZA AÉREA DE LOS EE.UU.

INTRODUCCIÓN

¿Cuál es el Papel del Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y cuál es su valor para los militares? 
Para quienes están familiarizados con el panorama religiosamente diverso de los Estados Unidos y la separación constitucional entre iglesia y estado, aún queda una pregunta más elemental.
Capellán John McNamara de Boston hace la señal de la cruz como él administra la extremaunción a fotógrafo Dickey Chapelle en Vietnam del Sur 04 de noviembre de 1965. Chapelle cubría una unidad de Infantería de Marina en un operación de combate cerca de Chu Lai para el Observador Nacional cuando fue herido de gravedad, junto con cuatro infantes de marina, por la explosión de una mina. Ella murió en un helicóptero en el camino a un hospital. Se convirtió en la primera mujer corresponsal de guerra para ser asesinados en Vietnam, así como la primera reportera estadounidense en ser muerto en acción. Su cuerpo fue repatriado con una guardia de honor formada por seis infantes de marina y se le dio sepultura marina completa. Crédito de la foto: Henri Huet, AP. Presentado por el Denver Post como parte de un conjunto notable de Vietnam fotos.Felicito a este sitio para usted.

¿Por qué tener una capellanía militar en general y una capellanía de la Fuerza Aérea en particular?

Tales preguntas impactan en lo profundo de los valores sobre los cuales se fundó Estados Unidos, valores que continúan siendo debatidos y aclarados en nuestros días.
El propósito de este artículo es proporcionar algunas respuestas a las preguntas sobre el Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea.
Momento de la comunión, mientras un helicóptero aterriza. El capitán Michael Quaely murió en 1966 en Tay Ninh - Guerra de Vietnam
Por más de medio siglo, los capellanes y el personal alistado de apoyo de la Fuerza Aérea han servido como clérigos para los integrantes de las fuerza aérea y sus familias dentro del país y en el extranjero, durante la guerra y en tiempos de paz.
Han representado una variedad de tradiciones de fe y participado en el servicio activo, en las Reservas de la Fuerza Aérea y en la Guardia Nacional del Aire.
A medida que evolucionaron las necesidades de seguridad de los Estados Unidos y la misión de la Fuerza Aérea, el Servicio de Capellanes ha respondido con enfoques flexibles e innovadores al servicio espiritual.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos está enraizado en la tradición de libre expresión religiosa en las fuerzas armadas, que es tan antigua como el mismo país.
El 9 de julio de 1776, al día siguiente de la primera lectura pública de la Declaración de la Independencia, el Congreso Continental autorizó al Ejército para que facilite capellanes a sus tropas.
George Washington
Gilbert Stuart Williamstown Portrait of George Washington.jpg
El presidente Washington por Gilbert Stuart.

Seal of the President of the United States.svg
Presidente de los Estados Unidos
30 de abril de 1789-4 de marzo de 1797
Vicepresidente  John Adams
PredecesorNuevo cargo
SucesorJohn Adams




Comandante en Jefe del Ejército Continental
15 de junio de 1775-23 de diciembre de 1783
PresidenteCongreso Continental
PredecesorNuevo cargo
SucesorHenry Knox


Oficial Superior del Ejército de los Estados Unidos
13 de julio de 1798-14 de diciembre de 1799
PresidenteJohn Adams
PredecesorJames Wilkinson
SucesorAlexander Hamilton



Datos personales

Nacimiento
22 de febrero de 1732
British-Red-Ensign-1707.svg WestmorelandVirginia,América británica Bandera de los Estados Unidos

Fallecimiento
14 de diciembre de 1799
Bandera de los Estados Unidos Mount VernonVirginia,Estados Unidos
(67 años)

Partido
Independiente

Padres
Agustine Washington
Mary Ball Washington

Cónyuge
Martha Washington

Hijos
John Parke Custis

Profesión
Latifundista y militar

Ocupación
Políticooficial, agricultor, cartógrafo y land surveyor (en)

Religión
Anglicana/Episcopal

Residencia
Mount VernonVirginia
George Washington signature.svg
Firma de George Washington
Ese día, el general George Washington, el Comandante Supremo del Ejército Continental ordenó que se nombren capellanes en cada regimiento. También dictó una orden general a sus tropas que decía:
“El General espera y confía que todo oficial y recluta se esfuerce para vivir y actuar como le corresponde a un soldado cristiano, defendiendo los derechos y libertadas más preciados de su país”.1 
Entre los más preciados derechos y libertades estaba el derecho a adorar libremente según los dictados de su propia conciencia.

Retrato de George Washington-transparent.pngGeorge Washington

Servicio militar

 Gran Bretaña 
 Estados Unidos
Servicio / rama

 Colonial milicia 
 Ejército Continental 
 ejército de Estados Unidos
Años de servicio

Milicia británica: 1752-1758
Ejército Continental: 1775-1783
Ejército de Estados Unidos: 1798-1799
Rango

British-Ejército-Col (1856-1867) -Collar Insignia.svg Coronel (Gran Bretaña)
general (Estados Unidos)General de los Ejércitos(ascendido póstumamente: 1976, por una ley del Congreso)
WashingtonInsig1782.jpg 
Ejército-EE.UU.-DE-11.svg 
Comandos

Colonia de Virginia 'sregimiento 
ejército continental 
ejército de Estados Unidos
Muchos de los más conocidos clérigos en el país sirvieron como capellanes durante la Guerra Revolucionaria. Un grupo diverso que representaba muchas extracciones religiosas, estos primeros capellanes fueron contratados para servir por períodos de seis meses o un año, y se les dio un rango figurado de mayor.
A partir de mayo de 1777, los capellanes fueron nombrados por el Congreso, basados en la recomendación de los comandantes de brigada. Según un historiador, “Ellos enseñaron a una generación que la libertad política y religiosa y la responsabilidad son inseparables”.2
Los Padres de la Patria sentaron una base importante al convertir la capellanía en una parte vital de las fuerzas armadas.
"Fue un trayecto corto desde Soui Da hasta el área de combate, pero la lucha era tan intensa el 8 de noviembre que el helicóptero de evacuación tuvo que dar vueltas durante más de una hora sobre el lugar", dice el parte. "Cuando finalmente lo conseguimos", recuerda el piloto, "nos disparaban desde tres sitios. No sé cómo conseguimos salir de allí. El páter saltó y ayudó a cargar al primer herido. Nunca más volví a verle".
El páter al que hace referencia el informe reservado 96345 Rel nº 1484-11-66 de 16 de noviembre de 1966 de la Primera División de Infantería, desplegada en Vietnam, era el capitán Michael Quaely y murió ese día. Tenía 37 años.Sin embargo, pasó mucho tiempo antes de que se construyera sobre esa base. Entre 1818 y 1838, la capellanía del Ejército pasó a ser civil y se descentralizó.
Durante este período sólo había un capellán regular en el ejército, y fue asignado a West Point, donde enseñó geografía y ética.3 Los sacerdotes o pastores civiles servían al resto del ejército, pero no acompañaban al campo a los soldados.
El resultado fue la
. “... virtual negligencia criminal de las necesidades religiosas de los soldados, y la negación de sus derechos al libre ejercicio de la religión”.4

La madre de Michael Quealey recibe una medalla de manos del padre Francis Sampson, jefe de los capellanes del ejército. Al fondo, un cuadro representa el momento de la muerte del sacerdote, de rodillas administrando la extremaunción a un herido. El padre Sampson es también un capellán célebre: él fue realmente quien buscó y salvó al soldado Ryan de la película de Steven Spielberg protagonizada por Tom Hanks. El capitán Michael Quaely murió en 1966 en Tay Ninh.
Se ha dicho que la ausencia de capellanes militares profesionales durante la guerra México-Americana contribuyó 
“... a la falta de servicios humanos esenciales para los soldados que lucharon en esa guerra”.5
Claramente, la capellanía militar en los Estados Unidos había alcanzado su punto más bajo.
Catedral de Münster, Alemania (1946)
La situación iba a cambiar pronto, un reavivamiento religioso durante la Guerra Civil aumentó grandemente la importancia de los capellanes. Tanto el Norte como el Sur enviaron capellanes al campo de batalla, donde generalmente se los tenía en alta estima. +
Durante este tiempo se dieron importantes medidas legislativas en Washington para mejorar la calidad de los capellanes. Por ejemplo, en lugar de que los capellanes fueran nombrados por los comandantes de puesto, los Estatutos del 17 de julio de 1862 establecían:
. Que ninguna persona podrá ser nombrada capellán del Ejército de los Estados Unidos si no es un sacerdote o pastor ordenado regularmente por alguna denominación religiosa, y si no presenta testimonios de su buena preparación como clérigo, con una recomendación de algún cuerpo eclesiástico autorizado que tenga no menos de cinco sacerdotes o pastores acreditados pertenecientes a dicha denominación para el nombramiento como Capellán del Ejército.6
Esta acción ayudó a combatir el favoritismo que había plagado los nombramientos de los capellanes. Significativamente, la legislación también llamó la atención a asuntos de diversidad religiosa al permitir el nombramiento de capellanes judíos.
La Primera Guerra Mundial vio la génesis del servicio espiritual a los aviadores militares, aunque fue un comienzo lento.
John J. Pershing
General John Joseph Pershing head on shoulders.jpg
General de los Ejércitos

Años de servicio
1886-1924

Apodo
Black Jack

Lealtad
Estados Unidos

Condecoraciones
Estrella de PlataLegión de HonorCruz por Servicio DistinguidoMedalla por Servicio Distinguido del Ejército

Participó en
Guerras Indias
Guerra Hispano-Estadounidense
Guerra Filipino-Estadounidense
Guerra Ruso-Japonesa
Revolución mexicana
Primera Guerra Mundial


Nacimiento
13 de septiembre de 1860
LacledeEstados Unidos

Fallecimiento
15 de julio de 1948
Washington D.C.Estados Unidos
El General John J. Pershing, Comandante Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Estadounidenses, reconoció las contribuciones transcendentales que podían hacer los capellanes, y se lograron grandes avances en la organización e institucionalización de la capellanía militar.
Lamentablemente, el Servicio Aéreo estaba en su infancia, y descuidó con frecuencia los nombramientos de capellanes. En efecto, casi no existían capellanes en las unidades aéreas en Inglaterra y Francia, aunque las agencias civiles como el YMCA, los Caballeros de Colón, la Cruz Roja Norteamericana y el Ejército de Salvación ayudaron a proporcionar los servicios religiosos.7
A pesar de las dificultades, los capellanes militares sirvieron con distinción y demostraron su valor durante la guerra. Desplegándose con las tropas en las situaciones de combate más peligrosas, los capellanes sufrieron muchas bajas.8 En 1923, el general Pershing reconoció el importante papel de los capellanes cuando dijo:
Durante la Guerra Mundial, se reconoció temprano la necesidad de los servicios de los capellanes en el extranjero y se aumentó significativamente el número de capellanes que servían a las tropas. Su utilidad para mantener la moral a través del consejo religioso y el buen ejemplo se ha convertido en un asunto de la historia y puede aceptarse como que ha demostrado la sabiduría de la atracción religiosa al soldado.9
Es significativo que en este tributo Pershing subrayara la importancia del servicio religioso para las tropas, y no los servicios irrelevantes que se les asignaba típicamente a los capellanes.
Durante el período entre guerras, se avanzó en el desarrollo de un servicio de capellanes en el naciente Ejército del Aire, y en integrar más la capellanía en la estructura del comando militar.
Murieron por Dios, la patria, y dos niños afganos. Capellán del Ejército (Col.) Richard Rogers lleva una oración el 25 de marzo de 2003, durante seis aviadores que murieron cuando su helicóptero HH-60G Pave Hawk se estrelló cerca de Ghazni, Afganistán. La tripulación estaba en camino a recoger a dos niños afganos para el tratamiento en los Estados Unidos los servicios médicos militares en la base aérea de Bagram. En primer lugar el capellán, y luego vuelta a casa. Crédito de la foto: Pvt. Terro Rorke, EE.UU.. Presentado por Veteranos horas.
En 1920, se estableció la Oficina del Jefe de Capellanes para revisar las calificaciones de los candidatos a capellanes y supervisar las actividades de los mismos.
El servicio religioso entre los militares fue también ascendido a un plano más profesional al redactarse manuales para capellanes, fundarse escuelas para capellanes y asignarse asistentes de capellán de entre los rangos alistados.
Héroes con sotana en el frente ruso. Capellanes en la División Azul: hombres, militares de honor y curas al cien por cien. Fueron 71 acompañando a los 50.000 españoles que lucharon contra el comunismo. Seis recibieron la Cruz de Hierro. Uno, catalán, murió en combate.

El Capellán 1º (Capitán) Ovidio Rodríguez Castañé y su asistente, arrodillados ante el altar de campaña en el frente del Volchov en octubre de 1941 (archivo de Pablo Sagarra).
El apoyo a los alistados continuaría siendo una parte importante permanente y creciente en el Servicio de Capellanes.
Entre los desafíos enfrentados en ese momento estaba una fuerte oposición a la capellanía militar de parte de los miembros del movimiento pacifista. El pacifismo tenía influencia especial en las denominaciones protestantes principales.
También había una escasez persistente de capellanes. Esta escasez se sintió con más fuerza en los Cuerpos del Ejército del Aire, ya que la mayoría de los campos de aviación eran demasiado pequeños para justificar la autorización de un capellán para un personal de 1152 militares.10
Al movilizarse nuevamente la nación para la guerra luego del ataque a Pearl Harbor, la capellanía militar maduró. Con el Jefe de Capellanes William Arnold al mando, el programa religioso en el Ejército fue puesto totalmente bajo la dirección de los capellanes.
También se eliminaron los servicios irrelevantes que habían tenido que prestar los capellanes durante toda su historia. Ya no servirían como profesores de escuelas, empleados de correos, oficiales de comedores o empleados de intercambio de posta — ahora su único objetivo era procurar el bienestar religioso de las tropas. De acuerdo con el Capellan William Arnold 
“No importa lo ocupado que pueda estar un capellán, su principal misión era prestar servicios de manera que el personal militar pudiera rendir culto a Dios según su propia fe”.11 
No se debía negar a los miembros de las fuerzas armadas el libre ejercicio de la religión.
Imagen del Mayor William R. Arnold (nótese la bandera de los Capellanes a la izquierda)
Luego de varias reorganizaciones, en marzo de 1942, el brazo aéreo del ejército fue convertido en la Fuerza Aérea del Ejército y pronto se le asignó el control de todo su personal.
En julio de aquel año, el Capellán Charles Carpenter fue asignado a la recién creada oficina de Capellán del Aire. Aunque sólo era capitán, su trabajo fue definir la misión y formar una organización.
Oración de un ritual antes de patrulla: aviadores se unen para una oración 04 de noviembre 2008 en la Base de Operaciones Falcon cerca de Bagdad, Irak. Los aviadores tradicionalmente rezan antes de salir en su misión de vigilar la zona de Abu T'shir de la ciudad donde se asocian con la policía iraquí. Crédito de la foto: PO2 Todd Frantom, USN.
Bajo la dirección de Carpenter los capellanes de la Fuerza Aérea del Ejército aumentaron desde menos de trescientos en marzo de 1942, hasta 1,925 en diciembre de 1944.
A pesar del rápido crecimiento de la organización, la habilidad de los líderes y el compromiso de servir a las fuerzas de combate significaron que hasta el final de la guerra, las organizaciones de la Fuerza Aérea del Ejército que recibieron autorización para nombrar capellanes los recibieron fielmente.
Primera Misa en un hangar de Japón (segunda guerra mundial)
Uno de los temores comúnmente expresados por muchos miembros del servicio religioso en ese momento era que se les indicaría a los capellanes lo que debían predicar.
Les preocupaba que la libertad de púlpito que disfrutaban en el servicio civil no sería igual en el medio militar. Sus temores, sin embargo, no tenían fundamento ya que la libertad de religión se extiende a los capellanes en el púlpito.
En su folleto Lo que Predican los Capellanes,el Capellán Aryeh Lev consideró el tema: . ¿Qué debe predicar el capellán? ¡Debe predicar la religión! 
El capellán es su propio juez sólo en cuanto a qué y cómo se debe predicar. Nadie le puede indicar lo que tiene o no tiene que decir ...
Cada capellán presta juramento de obediencia a la constitución de los Estados Unidos cuando recibe su nombramiento, y mientras cumpla ese juramento tiene plena libertad para predicar lo que su entrenamiento religioso le haya enseñado.12
La prédica debía guiarse por las tradiciones religiosas y las conciencias de los capellanes, no por la política militar.
Estados Unidos emergió de la Segunda Guerra Mundial con una nueva posición de liderazgo mundial y nuevas responsabilidades para la defensa y preparación militar. El papel vital y creciente del poderío aéreo, particularmente en un entorno de armas atómicas, resaltó la importancia de un brazo aéreo independiente de los militares.
Nuestros capellanes militares, fallecidas, necesitaban. TenienteCmdte. James L. Johnson, USN, capellán de primera Light Armored Batallón de Reconocimiento, USMC, se arrodilla ante una cruz iluminada antes de que un servicio de oración de la tarde aquí. "El honor, privilegio y desafío de servir con la Infantería de Marina son las cosas que realmente hacen para una ocupación increíble, y estoy aquí para ayudarles y ser un consejo para ellos dondequiera que vayan", dijo Johnson. Crédito de la foto: Cpl. Dean Davis, USMC (122608).
La Ley de Seguridad Nacional de 1947 dio nacimiento a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos como departamento separado. Las esperanzas de que la Fuerza Aérea tendría sus propios capellanes se vieron inicialmente frustradas con la publicación de los “Acuerdos entre la Fuerza Aérea y el Ejército”.
Monte Suribachi, Iwo Jima (febrero o marzo de 1945)
Estos acuerdos establecían que: 
“Los Cuerpos de Capellanes del Ejército de los Estados Unidos continuarán proporcionando capellanes para el servicio en la Fuerza Aérea”.13 A los capellanes de la Fuerza Aérea del Ejército no se les consultó sobre el acuerdo.
La situación se complicó aún más por el “Acuerdo Spaatz-Eisenhower”, que establecía que a menos que se demostrara una necesidad absoluta no se aprobarían organizaciones paralelas en el Ejército y la Fuerza Aérea.
Dios ama a los soldados. Vietnam del Sur, 20 de noviembre de 1966. Los soldados de rodillas durante la misa en una primera Batallón, el campamento de campo 14a Infantería cerca Plei Djereng. Realizar el servicio era capellán católico de la brigada, comandante Michael S. Filip de la Arquidiócesis de Detroit. Crédito de la foto: Allen Fasholdt, barras y estrellas (120909)
El ejército se oponía a la formación de cuerpos separados de capellanes para la Fuerza Aérea aduciendo que se establecerían precedentes para la separación de otros servicios como los servicios médicos, legales, recursos humanos y de ingeniería.
Sin embargo, el Capellán del Aire Carpenter abogó por una capellanía de la Fuerza Aérea separada basada en la necesidad pastoral de que los capellanes se identifiquen con las tropas que sirven. Declaró que:
El concepto global del clero religioso reposa en la suposición de que el sacerdote o pastor y la gente a la que sirve están unidos por lazos de entendimiento que proporcionan un sentido de mutua pertenencia.15
Carpenter solicitó al Jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, General Carl Spaatz, una capellanía separada, basada en la necesidad de los capellanes de compartir un entendimiento y una cultura comunes con el personal de la Fuerza Aérea. Aunque Spaatz inicialmente negó el pedido, lo autorizó después considerando el hecho de que mientras los capellanes del Ejército estuvieran en calidad de préstamo a la Fuerza Aérea, ésta no tendría control real sobre los programas o las asignaciones de los capellanes.16
El 11 de junio de 1948, la Oficina del Capellán del Aire fue designada Oficina del Jefe de Capellanes de la Fuerza Aérea, y la posición fue ocupada por el Capellán Carpenter. La legislación posterior completó el movimiento hacia un Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea separado.
Soldados durante una marcha matutina como parte del Curso Básico de Liderazgo para Oficiales dirigido a Capellanes en Fort Jackson, S.C.(CNS photo/Paul Haring)

EL SERVICIO DE CAPELLANES EN CONTEXTO - PRIMERA LIBERTAD Y PLURALISMO DE AMÉRICA.

A lo largo de su historia, la capellanía militar en los Estados Unidos ha servido a la causa de la libertad religiosa. Efectivamente, la libertad de religión es una característica central del escenario social y político estadounidense.
Cuando los peregrinos arribaron a Plymouth, Massachusetts en 1620, llegaron en búsqueda de la libertad religiosa. Casi cuatrocientos años después, el libre ejercicio de la religión permanece siendo uno de los principios más valiosos del país.
El Padre Gary Studniewski (derecha), coronel de la Armada de EE.UU. y capellán en activo, dirige la oración de los soldados. •El Padre Fausto Kaverenge, un sacerdote nacido en Kenia que sirve en la Armada de EE.UU, bebe agua durante un ejercicio de capacitación de capellanes.•El Padre Francis Foley distribuye la Eucaristía a soldados en Afganistán.
La libertad de religión fue integrada en el sistema legal de los Estados Unidos con la adopción de una nueva Constitución de 1789. El artículo VI de dicha constitución prohibía las realización de pruebas religiosas como requisito para ocupar cargos públicos.
Sin embargo, durante el proceso de ratificación los oponentes argumentaron que la Constitución no lograba asegurar la protección adecuada de los derechos privados. James Madison y otros partidarios prometieron asegurar estos derechos con la reunión del Primer Congreso.
Capellán del Ejército Argentino en la Base Antártica Argentina
La promesa se mantuvo cuando el Congreso aceptó 10 enmiendas a la Constitución del 25 de setiembre de 1789. Conocida como la “Declaración de los Derechos” estas enmiendas garantizaron ciertas libertades para todos los ciudadanos. La más importante, para nuestros propósitos, fue la garantía de libertad religiosa.
La Primera Enmienda establecía: “el Congreso no creará ninguna ley que fomente el establecimiento de la religión, ni que prohiba su libre ejercicio”. Cuando la Declaración de los Derechos fue ratificada por los estados en 1791, la libertad de religión se convirtió en la ley del país.
Capellán del Ejército Argentino en la Base Antártica Argentina
El efecto de la Primera Enmienda fue fomentar el pluralismo religioso. De acuerdo con el capellán John Groh, “Los grupos religiosos se multiplicaron y crecieron gracias a su vitalidad religiosa y social ya que los gobiernos estatales y federales no podían favorecer al uno ni al otro”.17
Al separar todos los grupos religiosos políticamente y tolerarlos socialmente, la primera Enmienda preparó el medio para la explosión de la diversidad religiosa.
P. Martínez Torres dando una misa de campaña a soldados del Ejército Argentino - Guerra de las islas Malvinas - Año 1982
Mientras que la joven nación se distanciaba del modelo europeo de iglesias nacionales, la diversidad religiosa tuvo alcance limitado inicialmente. Durante la era colonial, el 98% de todas las congregaciones eran de Cristianos Protestantes, siendo los grupos más grandes los Congregacionalistas, Presbiterianos, Anglicanos y Bautistas.18
A principios de la segunda mitad del siglo diecinueve, las olas de inmigrantes católicos y judíos movieron la religión en Estados Unidos mas allá de su núcleo Protestante. Por ejemplo, en 1800, había aproximadamente 50,000 Católicos en los Estados Unidos. Para 1900, el número aumentó a más de doce millones.19
P. Pacheco Fuerza Aérea Argentina - Guerra de las islas Malvinas - Año 1982
En el siglo veinte, la tendencia hacia una diversidad religiosa ha continuado a paso acelerado. El Hinduismo, el Budismo y el Islamismo han mostrado un crecimiento considerable, y ha habido una proliferación de grupos que al momento de la ratificación de la Declaración de Derechos aún no habían surgido.
Entre los más conocidos de estos nuevos grupos están la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Ultimos Días, los Testigos de Jehová, la Ciencia Cristiana y los Adventistas del Séptimo Día.
Ejército Argentino - Rabino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
La garantía constitucional del libre ejercicio de la religión y la realidad social resultante del pluralismo forman contextos importantes en los que se ha desenvuelto el Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea. Examinaremos brevemente estas realidades estrechamente relacionadas en términos de su impacto sobre la capellanía
Legalmente, la Primera Enmienda contiene dos principios que delinean la naturaleza de la libertad religiosa en los Estados Unidos. Primero, niega al Congreso el poder de oficializar una religión sobre otra (la “Cláusula del Establecimiento”). Segundo, niega al Congreso el poder de prohibir el libre ejercicio de la religión (la Cláusula del Libre Ejercicio”).
Presbítero y capellán castrense de Arsenales, José "Tito" Fernández- Ejército Argentino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
A pesar del bagaje histórico de la capellanía militar en los Estados Unidos, la constitucionalidad del servicio de capellanes ha sido puesta en tela de juicio en varias ocasiones.
Por ejemplo, en 1979 dos estudiantes de derecho de la Universidad de Harvard presentaron una demanda contra el Secretario del Ejército, argumentando que su programa de capellanes violaba la Cláusula del Establecimiento de la Primera Enmienda. El punto clave de su queja era que el dinero de los impuestos se usaban para apoyar a los servicios religiosos de la capellanía.
Aca se ve a un capellan de la GN (Gendarmería Nacional Argentinacon la "Oblea Banana", posiblemente un modelo mas antiguo al de la camisa. Lleva la chaqueta de combate de la GN tipo M-43.- Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982.
En 1984, una corte Federal rechazó este reclamo. En su decisión, el juez Joseph McLaughlin declaró: “... el Congreso ha proporcionado capellanes en un esfuerzo para permitir que todos los soldados adoren a quienquiera que elijan, si es que eligen adorar”.20
La decisión fue apelada, pero se volvió a ratificar en la corte del Segundo Circuito, la que sostuvo que la capellanía era necesaria para evitar privar “... al soldado de su derecho bajo la Cláusula del Establecimiento de no restringir su religión y de su derecho bajo la Cláusula del Libre Ejercicio de practicar la religión que libremente elija”.21
Ejército Argentino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
El Capellán Harry Mathis resume sucintamente la decisión:
En esencia lo que la corte decía era que después de traer gente joven al ejército estadounidense desde todas las avenidas de la vida, y todas las creencias religiosas, y luego entrenarlos y dispersarlos por todo el mundo, a menudo a lugares muy remotos, y algunas veces al combate, si el Congreso no expresa la intención de permitir el libre ejercicio de la fe religiosa, está prohibiendo de facto el libre ejercicio de esa fe. Por lo tanto, la primera prioridad para los capellanes militares, constitucionalmente hablando, es asistir a todos los militares que deseen tal asistencia, en maneras prácticas para que practiquen su fe.22
Ejército Argentino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
En Estados Unidos, los capellanes militares tienen un mandato constitucional para facilitar el libre ejercicio de la religión a los miembros del servicio.
Tal como se indicó antes, la garantía del libre ejercicio de la religión de la Primera Enmienda ha creado un ambiente social en el que ha florecido el pluralismo religioso. Este marco pluralista se refleja en la composición del Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea.
Ceremonia de sepelio de héroes argentinos caídos en los combates de Darwin. Islas Malvinas - Ejército y Capellán Británico
Los capellanes de la Fuerza Aérea funcionan en dos mundos. Como oficiales militares, están sujetos a las reglas y regulaciones que se aplican al servicio militar.
Como sacerdotes o pastores, tienen una relación con el grupo religioso que los respaldó para el servicio de capellanes. Estos grupos religiosos proporcionan a la Fuerza Aérea sacerdotes o pastores y monjas totalmente capacitados para actuar como capellanes.
El padre Lacy, a la derecha, en camiseta, junto a su capitán, John Raaen, al día siguiente del desembarco. El padre Joseph Lacy, del 5º Batallón de Rangers, se ganó una medalla en la primera línea del desembarco de Normandía.
Los grupos religiosos también continúan supervisando a sus capellanes en las fuerzas armadas.
Ejército Argentino - Rabino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
El número de grupos religiosos que respaldan a los capellanes para servicio en la Fuerza Aérea ha crecido dramáticamente con el transcurso de los años. En 1975, habían 110 grupos religiosos de respaldo reconocidos.
Cayó en combate y recibió la máxima condecoración Los católicos de Vietnam le rezan a un marine muerto en su guerra: el padre Capodanno. A la derecha, el padre Capodanno.

Monseñor Tri junto al cartel conmemorativo de un capellán condecorado que un día puede ser santo: el padre Vincent Capodanno
Para 1989, el número había crecido a 217, casi el doble.23 En la actualidad, el alcance interreligioso en la Fuerza Aérea continúa expandiendose. Con toda probabilidad, también se unirán a la mezcla los capellanes Islámicos y Budistas.
En este ambiente pluralista, el reto de los capellanes es conservar la fidelidad a sus propias tradiciones religiosas, siendo al mismo tiempo flexibles para asistir a gente de diferentes extracciones religiosas.
Charles Watters, en una misa de campaña en Vietnam.- Comandante capellán Charles Watters, el héroe de la otra «colina de la hamburguesa». Desde la Guerra Civil americana, ningún otro sacerdote había recibido la Medalla de Honor hasta que llegó aquel infierno de 1967.
Charles Watters. Desde la Guerra Civil americana, ningún otro sacerdote había recibido la Medalla de Honor hasta que llegó aquel infierno de 1967.
Mientras que la necesidad de fidelidad y flexibilidad puede ser una fuente de tensión, también es una fuente de enriquecimiento. Como observa el Capellán Joel Schwartzman:
Capellanes del Ejército Argentino
Para ratificar nuestra capellanía pluralista en la Fuerza Aérea, y para ser capaces de celebrarla juntos, es necesario que cada uno de nosotros, como capellanes, esté consciente y seguro de sus propias extracciones de fe, tradiciones religiosas y de las condiciones. Nuestra dedicación al libre ejercicio de la religión ... nos dará satisfacción sólo si somos capaces de captar nuestros propósitos particulares y universales como capellanes.
Debo proceder por lo tanto desde la perspectiva judía, pero al hacerlo estoy aplicando mi apreciación del estado actual de la vida de los judíos en Estados Unidos y en la Fuerza Aérea al tema de la ratificación, celebrando por tanto una capellanía pluralista en una fuerza armada pluralista que sirve a una nación pluralista.24
La garantía constitucional de la Primera Enmienda y la realidad social del pluralismo significan que los capellanes de la Fuerza Aérea proporcionan servicios religiosos a gente de otras tradiciones religiosas, incluso mientras afirman y mantienen su propia identidad religiosa.
Mientras que el pluralismo es un contexto de vital importancia en el que se desenvuelve el servicio religioso en las Fuerzas Armadas, es posible encontrar unidad en medio de la diversidad. La unidad reside en el hecho que todo el personal del servicio de capellanes de la Fuerza Aérea participa en un mandato para facilitar el libre ejercicio de la religión entre los miembros de la comunidad de la Fuerza Aérea.
El P. Vicente Martínez Torrens fue el primer sacerdote de Ejército en llegar a las Islas Malvinas en el conflicto bélico de 1982. Vivió de cerca los horrores de la guerra y regresó al continente cinco días después de la rendición con el buque hospital Almirante Irizar. Rescató la espiritualidad de la tropa, la moral que tuvieron; realizó un desesperado llamamiento a evitar más suicidios entre los ex combatientes, dándoles el lugar que se merecen en la historia argentina.

EL SERVICIO RELIGIOSO GLOBAL: UNA VISIÓN PARA EL SIGLO XXI.

Los últimos años del siglo 20 han sido testigos de cambios notables en el escenario político mundial. Entre los cambios más significativos se cuentan la fragmentación de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría. Esta situación ha tenido un impacto tremendo sobre las necesidades de seguridad nacional de los Estados Unidos.
Nuestra concentración ha cambiado de la contención del comunismo hacia conflictos e inestabilidades regionales más pequeños. Aunque más pequeñas, estas situaciones regionales representan grandes amenazas para Estados Unidos, sus aliados y la comunidad mundial en general.
Padre Vicente Martínez Torrens - Ejército Argentino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
Un cambio en el entorno de la seguridad ha exigido un cambio en la estrategia militar estadounidense. En lugar de formar grandes fuerzas militares para contrarrestar la amenaza Soviética, la prioridad es el despliegue de fuerzas más pequeñas a las regiones con problemas. Este cambio en las necesidades de seguridad llega en un momento de reducción de fuerzas militares, lo que significa que hay menos recursos disponibles para lograr la misión.
En 1996, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos publicó Compromiso Global: Una Visión de la Fuerza Aérea del Siglo 21.25 Este documento expone la nueva visión estratégica de la Fuerza Aérea. En respuesta, el servicio de capellanes de la Fuerza Aérea expuso su propia declaración: Clero Global: Una Visión para el Siglo 21.26
El Servicio Religioso Global representa un cambio importante en la forma que el Servicio de Capellanes proporciona asistencia. Durante los años era de la Guerra Fría, los capellanes operaban en un modelo de servicio de estilo parroquial, que en muchas maneras se asemejaba a los servicios de las iglesias y sinagogas civiles.
El cambio ha sido “... hacia una orientación de apoyo de combate más flexible que enfatiza el mayor despliegue global de capellanes y personal de apoyo del servicio de capellanes”.27 El énfasis en flexibilidad y despliegue tiene repercusiones importantes en los modelos tradicionales del servicio de capellanes: “Este cambio modificará a menudo de forma significativa las operaciones en las capillas de las bases, donde el personal de la capilla se despliega con más frecuencia”.28
Padre Vicente Martínez Torrens -Ejército Argentino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
Mientras que el Servicio Religioso Global de ninguna manera representa el abandono del servicio basado en capillas, sí significa que el servicio de capellanes debe estar listo para atender a las fuerzas que salen rápidamente en respuesta a cualquier situación de seguridad que pudiera surgir. Según el Jefe de Capellanes de la Fuerza Aérea, William Dendinger, “El cambio es en estilo no en contenido ... en forma, no en sustancia”.29

DENTRO DEL CONTEXTO DEL COMPROMISO GLOBAL, EL SERVICIO RELIGIOSO GLOBAL ARTICULA LA VISIÓN, MISIÓN, ATRIBUCIONES PRINCIPALES Y PROCESOS SIGUIENTES:

Visión: “Un Servicio de Capellanes sensible y ágil que proporcione servicios religiosos de primera clase a la comunidad de la Fuerza Aérea: en cualquier momento y en cualquier lugar”.
Misión: “Proporcionar a los miembros de la Fuerza Aérea y a sus familiares la oportunidad de ejercitar su derecho constitucional de libertad de religión”.

ATRIBUCIONES PRINCIPALES

1. Cuidado Espiritual: “El Servicio de Capellanes está comprometido de manera única a responder a las necesidades espirituales, mientras que a la vez presta servicio a los diversos requerimientos religiosos de los miembros de la Fuerza Aérea y sus familias”.
2. Liderazgo Ético: “La Fuerza Aérea necesita gente que tome decisiones que se basen no sólo en lo que es legal, sino también en lo que es correcto. El Servicio de Capellanes influencía mejor tales decisiones al modelar y facilitar el liderazgo ético”.
Soldados del Ejército Argentino - Capellán Padre Fernandez - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982

LAS ATRIBUCIONES BÁSICAS ENFOCAN ADEMÁS LOS SIGUIENTES PROCESOS PRINCIPALES.


1. Observancia Religiosa: “Proporcionar a los miembros de la Fuerza Aérea y sus familiares la oportunidades para adoración, liturgias, ritos y ceremonias que los habiliten para ejercer su fe y cumplir sus requerimientos religiosos”.
2. Cuidado Pastoral: “Proporcionar recursos espirituales y la programación religiosa que sirva a las necesidades educacionales, humanitarias y personales de la comunidad de la Fuerza Aérea”.
3. Consejo de Liderazgo: “Aconsejar a los líderes de la Fuerza Aérea sobre las necesidades espirituales, requerimientos religiosos y cuestiones éticas en cuanto éstas impactan la misión, la calidad de vida y los derechos de la Primera Enmienda de los miembros del servicio y sus familiares”.30
El Servicio Religioso Global se desenvuelve sobre las bases históricas y legales de la capellanía de la Fuerza Aérea con su misión de facilitar el ejercicio del derecho de libertad de religión a los miembros de la comunidad de la Fuerza Aérea. Tal como el Capellán Mathis observa, “Toda atribución y proceso principal del Servicio Religioso Global puede fundarse y basarse en los precedentes históricos de nuestra historia nacional”.31 Lo exclusivo del Servicio Religioso Global reside en el hecho de que extiende estos servicio en el tiempo y el espacio a través de los conceptos de “En cualquier momento y En cualquier lugar”.
Foto por Obispado Castrense de Colombia
Poner a los pastores o sacerdotes del Servicio de Capellanes a disposición “En cualquier momento y En cualquier lugar” significa que se deben implementar formas nuevas y creativas para satisfacer las necesidades del personal de la Fuerza Aérea actual. Según el Capellán Mathis, el problema que surge en el Servicio Religioso Global es:
... cómo continuar ofreciendo estos mismos servicios religiosos básicos de manera efectiva con menos personal en el Servicio de Capellanes, pero en más lugares, cómo continuar en las capillas de base establecidas para los miembros y sus familias cercanas y en números crecientes de lugares para el número creciente de personas involucradas en el despliegue global.32
Ejército Argentino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
La visión de suministrar sacerdotes o pastores de calidad, “En cualquier momento y En cualquier Lugar”, presenta un claro desafío a la luz del reducido grupo de recursos.
Sin embargo, el Servicio Religioso Global no es un intento de hacer más con menos. Al contrario, una de sus premisas es que no es posible hacer de todo. Según el Capellán Dendinger (William Joseph Dendinger (nacido el 20 de mayo 1939) es un americano prelado de la Iglesia Católica Romana. Nombrado por el Papa Juan PabloII, se desempeñó como el séptimo obispo de Grand Island, Nebraska, del 13 de diciembre de 2004 hasta su renuncia fue aceptada por Francisco en Miércoles, 14 de enero 2015).
El Reverendísimo

William Joseph Dendinger
Obispo emérito de Grand Island
WilliamDendinger.jpg
Dendinger como el 13 jefe de la fuerza aérea Capellanes

Diócesis
Grand Island

Instalado
13 de diciembre 2004

Terminó Plazo
14 de enero 2015

Predecesor
Lawrence James McNamara

Sucesor
José G. Hanefeldt
Órdenes

Ordenación
29 de mayo de 1965
Detalles personales


Nacido
20 de mayo de 1939 (76 años) 
Coleridge, Nebraska
La clave para implementar el Servicio Religioso Global es un enfoque centrado, que dé prioridad a aquellos que servimos. El clero priorizado es exactamente lo opuesto a la actitud vaga y generalizada de “Tenemos que hacerlo todo”. La idea es más bien hacer lo que sea más importante, concentrando nuestro entrenamiento, energía y recursos con el fin de poder atender las necesidades más urgentes de aquellos a quienes servimos.33
El servicio religioso global es un proceso de dos pasos, identificar las necesidades más urgentes y luego asignar los recursos del Servicio de Capellanes en la debida forma.
VISITA PASTORAL DE MONSEÑOR CANDIA A CHIPRE a los Cascos Azules Argentinos EN EL AÑO DE LA FE - Ejército Argentino
Debe enfatizarse que no existe el enfoque de que “un tamaño sirve para todos” en el Servicio Religioso Global. Las necesidades serán diferentes de lugar a lugar, y pueden cambiar con el tiempo. Mientras que el Servicio Religioso Global ofrece un enfoque ampliamente definido para el servicio, “... no prescribe funciones, ubicaciones y programas específicos para el servicio religioso”.34 Por consiguiente, los sacerdotes o pastores del Servicio de Capellanes deben ser formados y adaptados para satisfacer las necesidades de situaciones específicas. Las prioridades pueden variar significativamente entre lugares, incluso si el personal del Servicio de Capellanes se guía por la misma visión, realiza los mismos servicios básicos y cumple la misma misión de proveer a los miembros de la Fuerza Aérea y sus familias la oportunidad de ejercer su derecho constitucional de la libertad de religión.
HAITÍ- La pequeña Lía quedó huérfana junto a sus cuatro hermanos cuando sus padres fallecieron a causa de una tormenta tropical que en 2008 se registró en la ciudad haitiana de Gonaives, donde se encuentra la base del Batallón Conjunto Argentino (BCA).

CONCLUSIÓN

Comenzamos nuestra investigación del Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos con preguntas sobre su necesidad y valor. Hemos examinado sus antecedentes y evolución histórica, el contexto legal y social en el que se desenvuelven, y la visión actual del Servicio Religioso Global. A través de la investigación, un tema común resaltó en el centro del Servicio de Capellanes: el libre ejercicio de la religión. Mientras que ciertamente hay otras bases sobre las que se puede construir un servicio religioso para los militares, en los Estados Unidos la libertad de religión es su base.
Ejército Argentino - Rabino - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
Evidentemente, nuestro examen de la capellanía no ha sido exhaustivo. Otras áreas de examen podrían incluir las formas específicas en que se realiza el servicio religioso: adoración, consejo, visitas al lugar de trabajo y hospitales, educación religiosa y otras funciones. El impacto de la capellanía militar en la sociedad es también un área de investigación productiva. Por ejemplo, “Tiene base decir que el asesoramiento pastoral de los capellanes se volvió tan popular entre las tropas durante la Segunda Guerra Mundial que el interés nacional en el asesoramiento pastoral ganó vigor después de la guerra”.35 La forma en que el personal del Servicio de Capellanes se ha hecho presente en las comunidades civiles atestigua su importancia para la nación como un todo. Un ejemplo reciente fue el servicio religioso a las víctimas de la inundación en Grand Forks, Dakota del Norte, en 1997.
Ejército Argentino - Capellán Padre Fernandez - Guerra de las Islas Malvinas - Año 1982
Ciertamente, queda mucho por decir sobre el servicio religioso en la Fuerza Aérea. Nuestro propósito, sin embargo, se ha centrado en realzar la naturaleza distintiva del Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea mediante el examen de su principio más básico y su razón de ser. Este principio guía es simple pero profundo, y tiene antecedentes históricos y aplicación contemporánea. El cimiento sobre el que se construye el Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea, la razón básica de su existencia y la razón de su función es el libre ejercicio de la religión.

SAN JUAN DE CAPISTRANO PATRONO DE LOS CAPELLANES CASTRENSES.
SAN JUAN DE CAPISTRANO
Hijo de un militar alemán, nació en 1386 en la aldea de Capistrano, en los Abruzzos, Italia. Después de estudiar Derecho Civil y Canónico, Juan sirvió en la corte de Ladislao de Nápoles. Llegó a ser alcalde y juez supremo de la villa de Perugia. Crecía su prestigio, aumentaba su fortuna, y hasta se comprometió con una joven señorita. Al estallar una revuelta en Perugia, Juan terminó encadenado a perpetuidad en una mazmorra. Esta situación abrió sus ojos a las vanidades del mundo y de los respetos humanos; y cuando más tarde consiguió pagar su rescate a un precio muy alto, se despidió sin pesar de los engaños del mundo, e ingresó a un convento de la Orden Franciscana. Tenía entonces 30 años.
El día 28 de junio de 2013 se llevó a cabo la ceremonia en conmemoración de los 18 años de la creación del Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz, donde el Capellán Pbro Leandro Braun estuvo a cargo de la invocación religiosa.
Allí tuvo como maestro de novicios a San Bernardino de Siena, que recorría las ciudades y aldeas de Italia predicando la penitencia y el arrepentimiento de sus pecados. Juan tuvo la gracia de acompañar a su maestro y aprender mucho de él. En 1425 recibió la ordenación sacerdotal. Dios lo colmó de gracias y dones sobrenaturales llegando a convertirse en un eximio predicador y taumaturgo, famoso por sus fervorosos sermones y por sus milagros, que atraía a numerosos enfermos que pedían los tocase con su mano para alcanzar la curación.
Los Papas le encomendaron diversas legaciones en Nápoles (1435), Tierra Santa (1439), Milán (1440), y en los Países Bajos, Sicilia y Francia. En 1451 fue nuncio apostólico en Austria.
SAN JUAN DE CAPISTRANO
San Juan de Capistrano estuvo predicando con mucho fruto en Italia, Polonia, Hungría y Alemania. Las ciudades de Augsburgo, Eichstätt, Ratisbona, Nuremberg, Bamberg, Erfurt, Weimar, Jena, Halle, Magdeburgo, Leipzig, Dresde, Breslau, entre otras, oyeron sus sermones y predicaciones. Tanta gente se reunía a escucharlo, que se llenaban las plazas de las ciudades. En Nuremberg, por ejemplo, luego de un sermón, se quemaron seis carros llenos de naipes, dados, objetos de vanidad y libros malos. También se consagró a la reforma de la Orden Franciscana dentro y fuera de Italia, en Flandes y Francia, alentando a Santa Coleta, reformadora de las Clarisas.

SEMINARISTAS DEL OBISPADO CASTRENSES DE ARGENTINA

Estamos en formación, preparándonos para la atención espiritual de los hombres de armas, como también a sus familias. Acompañándolos, en las peculiares condiciones donde cada uno ellos cumple con su servicio a la Patría.
Cruz de Matará
En 1453 cayó la ciudad de Constantinopla en poder de los turcos, y se derrumbó el Imperio Romano de Oriente. Los ejércitos turcos avanzaban victoriosos arrollando todo a su paso. Para colmo de males, los príncipes cristianos estaban desunidos y no se decidían a lanzarse a la defensa. Europa estaba amenazada de ser invadida y esclavizada por los mahometanos.

CAPELLANES RUSOS

El responsable de Asuntos Religiosos de las Fuerzas Armadas de Rusia, Boris Lukichev, ha anunciado que antes de fin de año el antiguo Ejército Rojo volverá a contar con una de sus instituciones más antiguas y veneradas, la de los capellanes militares. 
Según informa Vatican Insider, fue creada por Pedro el Grande en 1716, y antes de la revolución comunista de 1917 llegaron a ser seiscientos, con cuatrocientas iglesias adscritas. La llegada al poder de los bolcheviques convirtió oficialmente al Ejército en ateo.
Pero Juan de Capistrano vislumbró el peligro que amenazaba al Occidente cristiano, y en 1454 asistió a la dieta de Francfort, donde se deliberó sobre la Cruzada contra los turcos. El 15 de mayo de 1455, el Papa Calixto III lanzó la bula de Cruzada y fijó el 1º de marzo del año siguiente la partida de las tropas.
Capellanes y seminaristas Castrenses de las Fuerzas Armadas de la República Argentina
San Juan de Capistrano fue uno de los más importantes predicadores dela Cruzada. Fue el alma de aquella expedición militar, junto al cardenal Juan de Carvajal, legado pontificio, y al héroe húngaro Juan Hunyady, antiguo regente del reino y ahora era el jefe supremo del ejército, poniendo en pie de guerra un ejército de diez mil hombres, campesinos y ciudadanos, estudiantes y hasta frailes y ermitaños a cuya cabeza él se colocó enarbolando la bandera de la Cruz. Frente a ellos, el ejército de la media luna, a cuyo frente se encontraba nada menos que el conquistador de Constantinopla, Mahomet II, tenía cien mil soldados y 300 cañones.
El 29 de junio de 1456, el Papa se dirigió a todos los obispos de la Iglesia exhortándolos a hacer oración y penitencia con todos los fieles cristianos a fin de alcanzar la protección de Dios contra Mahomet. Éste había atravesado la Serbia y puso sitio a Belgrado, antemural de Hungría. Ante la notoria inferioridad de las armas cristianas, Carvajal ordenó a Juan de Hunyady y a Juan de Capistrano a no moverse hasta que llegaran los refuerzos que le prometieron.
27º relevo ISAF
Y fue la voluntad de San Juan de Capistrano la que decidió a Juan de Hunyady a lanzarse temerariamente contra los sitiadores de Belgrado. El 14 de julio la línea de barcazas turcas fue deshecha por el empuje de los cruzados, algunos de ellos entraron en la fortaleza, mientras el grueso del ejército acampaba entre los ríos Sava y Danubio. El 21 toda la máquina militar de los turcos se puso en actividad, pero fue quebrantada prodigiosamente por los sitiados, que luchaban como leones, clamando “¡Jesús, Jesús, Jesús!”, que les gritaba el santo franciscano. Al día siguiente los cristianos invadieron el campamento turco, causando enormes bajas al enemigo. Cuando días más tarde llegó Carvajal con un pequeño ejército, Belgrado estaba libre y el horizonte se había despejado.
Poco tiempo después, el 23 de octubre, San Juan de Capistrano entregaba su alma a Dios. Tenía 70 años.
En 1690 fue canonizado por el Papa Alejandro VIII.
El 10 de febrero de 1984, el Beato Juan Pablo II declaraba a San Juan de Capistrano “Patrono ante Dios de los Capellanes Militares de todas las Fuerzas Armadas de las regiones tanto occidentales como orientales del mundo”.
Su festividad se celebra el 23 de octubre.

EL PROYECTO «EN PRIMERA LÍNEA DE LA FE»

Misas, rosarios y música en MP3 para los 330 mil soldados católicos americanos en Irak y AfganistánPodrán escuchar al arzobispo Fulton Sheen, cartas de niños a los soldados, historias acerca de la fe en la vida militar, homilías y música.
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LOS CAPELLANES CASTRENSES DEL EJÉRCITO DE LOS ANDES
Un pequeño grupo de valientes sacerdotes acompañó a la tropa en el cruce de la cordillera para alentarla y confortarla ante las vicisitudes de las batallas.
29 de enero fue un día decisivo en la marcha del ejército a través de la cordillera. En el camino de Los Patos, la división comandada por Soler abandonaba el campamento de los Manantiales iniciando una de las partes más difíciles del recorrido que la llevaría hasta el paso del Espinacito, a más de 4.500 msnm, en la cordillera de la Ramada.
Al mismo tiempo, la vanguardia de Las Heras, en el camino de Uspallata, iniciaba la movilización de las tropas rumbo a la cumbre. Mientras tanto, San Martín avanzaba hacia Manantiales.
Entre quienes lo acompañaban estaba su capellán, el fray Juan Antonio Bauza, agregado al Estado Mayor. San Martín había conocido al franciscano chileno en Mendoza, donde había tenido que exiliarse después de la derrota de los patriotas en Rancagua.
Los capellanes castrenses del Ejército de los Andes fueron algunos de los pequeños protagonistas de aquella experiencia de militarización que atravesó la Revolución. Estaban a cargo del “cuidado espiritual” del ejército, pero también desarrollaron otras tareas.
Boceto de Jose Bouchet El general San Martín recorriendo el Campamento de Plumerillo obra también conocida como El Ejército de los Andes saliendo del Campamento de Plumerillo, pintado en 1901
LA FORMACIÓN DEL CUERPO DE CAPELLANES CASTRENSES
A fines de 1815, el presbítero Lorenzo Güiraldes fue designado teniente vicario general y subdelegado castrense de las tropas de Cuyo, para que el ejército estuviera “mejor atendido en sus ocurrencias espirituales y religiosas”.
Güiraldes era un clérigo mendocino, vinculado con diversos sectores de la comunidad y de indudable patriotismo; se encargó de formar el cuerpo de capellanes ya que el oficio, le otorgaba autoridad para designarlos. Cuando el ejército emprendió el cruce de la cordillera, lo acompañaron dieciséis capellanes.
Entre los emigrados chilenos, Güiraldes encontró experimentados capellanes ya probados en los campos de batalla trasandinos, como Gregorio Meneses, vicario castrense de Chile, y Casimiro Albano. A ellos se sumaron otros clérigos cuyanos, como el mendocino Félix Aldao, fraile dominico, y el sanjuanino José de Oro.
Poco antes de la partida, se unió al ejército el presbítero Julián Navarro, capellán de Artillería de la plaza de Buenos Aires. Era un decidido revolucionario que había tenido una activa participación política en Buenos Aires y Santa Fe.
En febrero de 1813, cuando el primer escuadrón de Granaderos a Caballo pasó por Rosario, se unió al cuerpo como capellán y, socorrió a los soldados en la batalla de San Lorenzo.
No todos los clérigos que formaron parte del ejército fueron capellanes. En 1815 se incorporó fray Luis Beltrán como teniente de Artillería, grado que había alcanzado en el ejército revolucionario chileno, al que se había unido como capellán.
Beltrán se había formado entre los dominicos de Santiago de Chile, fue ascendido al grado de capitán, con el que dirigió la división que llevaba la artillería. Al parecer, ya no vestía su hábito cuando estaba en Mendoza.
San Martín presentando la Bandera de los Andes y el Bastón de Mando para su bendición. Óleo. Celda de San Martín, Convento de Santo Domingo. San Juan.
CAPELLANES EN ACCIÓN
Los capellanes castrenses realizaron diversas actividades sacramentales y litúrgicas para las que estaban facultados. Además de bautizar, casar, confesar y conceder el perdón de los pecados a soldados y oficiales, enseñaban el catecismo. Cada domingo celebraban misa en el campamento de El Plumerillo.
Gerónimo Espejo ha dejado en sus memorias una interesante descripción: “[...] Los domingos y días de fiesta se decía misa en el campamento y se guardaba como descanso. En el centro de la plaza se armaba una gran tienda de campaña (forrada de damasco carmesí, que desde Inglaterra le habían mandado al General) allí se colocaba el altar portátil y decía la misa el capellán castrense Dr. José Lorenzo Güiraldes o alguno de los capellanes de los cuerpos. El ejército se presentaba en el mejor estado de aseo, mandaba la parada el jefe del día, los cuerpos formaban al frente del altar en columna cerrada estrechando las distancias, presidiendo el acto el General acompañado del Estado Mayor. Concluida la misa el capellán dirigía a la tropa una plática de 30 minutos poco más o menos [...]”.
Las palabras de los capellanes exaltaban el patriotismo y preparaban a los soldados para enfrentar la batalla, tranquilizando sus conciencias, ya que la defensa de la ‘sagrada causa’ que los arrastraba a la guerra les obligaba a infringir uno de los mandamientos de la Iglesia: no matarás. En el discurso que articulaban los capellanes se legitimaba y daba sentido a la lucha revolucionaria.
Al mismo tiempo, el respeto a la religión tenía efectos disciplinadores. El reglamento del ejército, que establecía el comportamiento adecuado de los soldados, promovía el respeto a la religión en su primer artículo: “Todo el que blasfemase el Santo Nombre de Dios o de su adorable Madre, e insultase la religión, por primera vez sufrirá cuatro horas de mordaza, atado a un palo en público, por el término de ocho días, y por segunda vez, será atravesada su lengua con un hierro ardiente, y arrojado del cuerpo”. Al mismo tiempo, promover el respeto a la religión también contribuía a combatir las acusaciones de “insurgentes” e “irreligiosos” con las que los realistas representaban a los revolucionarios.
En carta a San Martín, Manuel Belgrano había sintetizado el problema: “La guerra no sólo la ha de hacer Ud. con las armas, sino con la opinión, afianzándose siempre en las virtudes naturales cristianas y religiosas; pues, los enemigos nos han llamado herejes, y sólo por este medio han atraído a las gentes a las armas, manifestándoles que atacábamos la religión. [...] por este medio conseguirá Ud. tener el ejército bien subordinado, pues él, al fin, se compone de hombres educados en la Religión Católica que profesamos y sus máximas no pueden ser más a propósito para el orden”.
LA EXPERIENCIA DE LA GUERRA
La acción de los capellanes se reducía a animar a las tropas y socorrer a los heridos, por lo que no suelen figurar en los partes de batallas.
Aunque la guerra fue una experiencia radical que disolvió fronteras y, en el Ejército de los Andes hubo excepciones.
Cuando las fuerzas de Las Heras enfrentaron a los realistas en Guardia Vieja, el capellán Aldao le pidió al Coronel acompañar a los soldados.
Las Heras no sólo lo permitió, sino que en el parte del enfrentamiento recomendó una distinción para el fraile por el valor que había demostrado: “La brillante comparación del Padre Dominico Fr. Félix Aldao, que antes de marchar la guerrilla, me pidió ir a ella, y que lo armase con una tercerola y sable como lo verifiqué, hace honor justamente a su clase, no solo por este hecho, sino aun porque después de haberse batido a fusil cargó a sable sobre la fuga de los enemigos y logró hacer prisionero a un oficial de ellos. Recomiendo a V.E. una acción tan bizarra, señalada por la ordenanza, y máxime cuando recae en un sujeto de su clase”.
Aquel día, Aldao abandonó los hábitos e ingresó en la carrera de las armas. Al poco tiempo fue designado teniente del Regimiento de Granaderos a Caballo, grado con el que combatió en Chacabuco.
SILUETA BIOGRÁFICA - FRAY JOSÉ FÉLIX ALDAO, CAPELLÁN DEL EJÉRCITO DE LOS ANDES.
Fray José Félix Aldao, Capellán del Ejército de los Andes
Origen. Nació en Mendoza en 1785 en una familia de la élite. Su padre era un militar encargado del control de la frontera. 
Religioso y militar. Ingresó a la orden dominica en 1802 y se ordenó sacerdote en 1806. En 1817 se incorporó al Ejército de los Andes como capellán, pero dejó los hábitos y se convirtió en teniente del Regimiento de Granaderos a Caballo.
Participó en las principales instancias de las guerras de independencia en Chile y en el Perú. Se separó del ejército en 1823 con el grado de coronel. 
Guerras civiles. En 1824 retornó a Mendoza, donde vivió un tiempo alejado de la vida política, pero terminó uniéndose al ejército provincial.
En las guerras civiles luchó junto a los federales y, en 1830, triunfó en la Batalla del Pilar en Mendoza. Unió sus fuerzas a las de Facundo Quiroga en las batallas de La Tablada (1829) y Oncativo (1830), pero fueron derrotadas por las tropas unitarias dirigidas por el Gral. Paz.
En Oncativo fue tomado prisionero y liberado cuando los unitarios, derrotados, escapaban a Bolivia. En Mendoza se convirtió en Comandante General de Armas y, en 1833, dirigió la división Oeste de la expedición contra los indígenas de la pampa, en combinación con Rosas.
Durante la hegemonía rosista en el interior de la Confederación, combatió las conspiraciones unitarias en el área. 
Gobernador. En 1842 fue electo gobernador de Mendoza. 
Escándalo. A lo largo de su trayectoria mantuvo vínculos con tres mujeres con las que tuvo hijos, provocando escándalo en la sociedad mendocina. 
Fin. Murió en Mendoza, siendo gobernador, en 1845.
Retrato de Fernando García del Molino (detalle)
Homenaje
Espacios. El barrio Félix Aldao se encuentra en el distrito Belgrano, de Guaymallén.
Fray Luis Beltrán fue también uno de los héroes que libertaron América.
Bibliografía
- García de Loydi, Ludovico. Los capellanes del ejército. Ensayo histórico. El clero castrense durante la guerra de la independencia, 1810-1824, Buenos Aires, Secretaría de Guerra, 1965.
- Matte Varas, José Joaquín. Historia del Vicariato Castrense en Chile (1811-1891), Universitaria, Santiago de Chile, 1983.
SAN JUAN DE CAPISTRANO PATRONO DE LOS CAPELLANES - FIESTA 23 DE OCTUBRE
PATRONO DE LOS CAPELLANES

Juan nació el 24 de octubre de 1386 en Capistrano, provincia del Aquila, Abruzo, hijo de un varón alemán y madre abruzesa. Estudiante en Perusa se laureó y llegó a ser óptimo jurista,tanto que Ladislao de Durazzo lo hizo gobernador de aquella ciudad. Caído prisionero de los Malatesta, sufrió una crisis religiosa y en 1416 ingresó entre los Hermanos Menores.
SAN JUAN DE CAPISTRANO PATRONO DE LOS CAPELLANES - FIESTA 23 DE OCTUBRE
En la cárcel había meditado sobre la vanidad del mundo, como ya lo había hecho el joven Francisco. Ya no quiso volver a la vida mundana y al salir de la cárcel ingresó en la Orden Franciscana, donde San Bernardino de Siena propugnaba, en el nombre de Jesús, la reforma para el retorno a la primitiva observancia de la Regla.
Llegó a ser íntimo amigo del santo reformador, es más, lo defendió abierta y vigorosamente cuando, a causa de la devoción al nombre de Jesús, el santo sienés fue acusado de herejía. También él tomó como emblema el monograma del nombre de Jesús, como San Bernardino, y lo llevó en sus duras batallas contra las herejías y los infieles. El Papa lo nombró inquisidor de los fraticelos; lo envió como legado suyo a Austria, Baviera y Polonia, donde se extendía cada vez más la herejía de los husitas. En Tierra Santa promovió la unión de los armenios con Roma. Varias veces fue Vicario general de la observancia; en 1430 propuso las constituciones martinianas, llamadas así por el nombre del papa Martín V, que son una vía intermedia entre el laxismo y el rigorismo, esperando de este modo conservar la unidad de la familia franciscana, pero inútilmente.
Dondequiera que había que animar, guiar y combatir, San Juan de Capistrano alzaba su bandera con el radiante estandarte del nombre de Jesús o una pesada cruz de madera, y se lanzaba a la refriega con teutónica firmeza e itálico ardor. Su actividad principal consistió en la predicación y en el apostolado en defensa de la cristiandad amenazada por los turcos y herejes. Viajó incansablemente por toda Europa, tuvo contactos con varias personalidades tanto en Italia como en el exterior. En 1451 en Palestina visitó los lugares santificados por la vida de Jesús, de los Apóstoles y de María.
Tenía 70 años cuando en 1456 se encontró en la batalla de Belgrado invadida por los turcos. Entrando entre las tropas combatientes, donde era más incierta la suerte de las armas, incitaba a los cristianos a tener la fe en el nombre de Jesús. gritaba: 
"Sea avanzando que retrocediendo, golpeando o siendo golpeados, invoquen el nombre de Jesús. Sólo en él está la salvación y la victoria". 
Durante 11 días con sus noches estuvo sin abandonar el campo. Disciplinaba militarmente sus tropas de terciarios y cruzados. Esta había de ser su última batalla y su última fulgurante victoria. Tres meses después, el 23 de octubre de 1456 moría en Vilak [Ilok, Croacia], cerca de la moderna Stremoka Mitrovica, la famosa Siormia romana, que en el siglo IV fue la sede de diversos concilios. Entregó a sus fieles la cruz y el emblema del nombre de Jesús que le había servido hasta el extremo de sus fuerzas.
NOTAS:
1. Citado en: William J. Federer, America’s God and Country: Encyclopedia of Quotations, Coppell, Texas: Fame Publishing, Inc., 1994, pág. 639.
2. Roy J. Honeywell, Chaplains of the United States Army (Capellanes del Ejército de los Estados Unidos), Washington, Imprenta del Gobierno, 1958, pág. 53.
3. Ib., pág. 62.
4. Capellán, Coronel Charles W. Hedrick, “On Foreign Soil: The Tragedy of a Civilianized Chaplaincy in the Mexican-American War” (En Suelos Extranjeros: La Tragedia de una Capellanía Civilizada en la Guerra México-Americana)” Military Chaplains Review, Invierno, 1992, pág. 61.
5. Ib., pág. 61.
6. Capellán, Mayor Daniel B. Jorgensen, The Service of Chaplains to Army Air Units (El Servicio de Capellanes a las Unidades del Ejército del Aire), 1917–1946, Oficina del Jefe de Capellanes de la Fuerza Aérea, pág. 8.
7. Ib., págs. 19–20.
8. Durante la Primera Guerra Mundial, cinco capellanes murieron en acción y seis murieron de heridas. Otros veintisiete fueron heridos en acción y muchos recibieron condecoraciones de la armada estadounidense y de las naciones aliadas. Véase: Ibid., pág. 43.
9. Ib., pág. 43.
10. Ib., pág. 50.
11. Ib., pág. 157.
12. Citado en: Ibid., pág. 147.
13. Capellán, Mayor Daniel B. Jorgensen, Air Force Chaplains (Capellanes de la Fuerza Aérea), 1947–1960, Volumen II, Oficina del Jefe de Capellanes de la Fuerza Aérea, pág. 5.
14. Ib.
15. Ib.
16. Ib., pág. 7.
17. Capellán, Coronel John E. Groh, Facilitators of the Free Exercise of Religion: Air Force Chaplains, 1981–1990 (Facilitadores del Libre Ejercicio de la Religión: Capellanes de la Fuerz Aérea), Washington, Oficina del Jefe de Capellanes de la Fuerza Aérea, 1991, pág. 4.
18. Ib.
19. Capellán, Mayor Donald W. Musser, “The Changing Face of American Religious Pluralism (El Rostro Cambiante del Pluralismo Religioso Estadounidense)”, en Our First Freedom: A Journal of Essays in Support of the USAF Chaplain Service Theme (Nuestra Primera Libertad: Un Diario de Ensayos en Apoyo del Tema del Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos), La Junta de Recursos de Capellanes de la Fuerza Aérea, 1991, pág. 2.
20. Groh, pág. 10.
21. Gregory J. Darr, “For God and Country: The Constitutional Question of the U.S. Army Chaplaincy (Por Dios y la Patria: La Pregunta Constitucional de la Capellanía del Ejército de los Estados Unidos)”, Military Chaplains’ Review, Otoño de 1991, pág. 35.
22. Capellán, Mayor Harry P. Mathis, From Parish to Globe: A Field Assessment of the Global Ministry Vision of the USAF Chaplain Service (Del Enfoque Parroquial al Global: Una Evaluación de Campo de Visión del Servicio Religioso Global del Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea), Air University, Air Command and Staff College 183/1998–04, pág. 21.
23. Groh, pág. 108.
24. Capellán, Tte. Coronel Joel R. Schwartzman, “Affirming A Pluralistic World: A Jewish Perspective (Afirmando un Mundo Pluralista: Una Perspectiva Judía)”, en Our First Freedom: A Journal of Essays in Support of the USAF Chaplain Service Theme (Nuestra Primera Libertad: Un Diario de Ensayos en Apoyo del Tema del Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos), La Junta de Recursos de Capellanes de la Fuerza Aérea, 1991, págs. 22–23.
25. General Ronald R. Fogleman y Sheila E. Widnall, Global Engagement: A Vision for the Twenty-First Century Air Force (Misión Global: Una Visión Para la Fuerza Aérea del Siglo 21), Ministerio de la Fuerza Aérea, Washington, D.C.
26. Capellán, Mayor General William J. Dendinger, Global Ministry: A Vision for the 21st Century (Servicio Religioso Global: Una Visión para el Siglo 21), Servicio de Capellanes de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Octubre, 1997.
27. Mathis, pág. viii.
28. Ib.
29. Dendinger.
30. Ib.
31. Mathis, pág. 40. Mathis anota que mientras que históricamente los capellanes han aconsejado a los líderes en temas éticos, muy rara vez se les reconoció tan abiertamente como en el caso del Servicio Religioso Global (pág. 2).
32. Ib., pág. 3.
33. Capellán, Mayor General William J. Dendinger, Position Paper on Global Ministry: Doing More With Less (Documento de Posición Sobre el Servicio Religioso Global: Haciendo Más con Menos), HQ USAF/HC, 1ro de junio de 1998.
34. Capellán, Mayor General William J. Dendinger, Keeping Global Ministry On Target (Manteniendo el Servicio Religioso Global en Curso), HQ USAF/HC, 15 de junio de 1998.
35. Mathis, págs. 40–41.
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El Mayor James Moos, de la Reserva de la Fuerza Aérea Estadounidense, es Pastor en la Iglesia Unida de Cristo en Bismark, Dakota del Norte. Ha sido Capellán en la Base Aérea Ellsworth en Dakota del Sur, y durante su servicio activo sirvió como mecánico de los sistemas de eyección. También. Es egresado de la Universidad del Pacifico en Seattle, Washington, y obtuvo su Maestría — en Divinidad y su Doctorado en Teología Sistemática del Seminario Teológico de Princeton, en Nueva Jersey.

General San Martín - Cruce de los Andes
14 DE JUNIO DE 1810... SE NOMBRABAN LOS PRIMEROS CAPELLANES DEL EJÉRCITO ARGENTINO.
El Primer Gobierno Patrio mantuvo la atención religiosa castrense que se hacía desde los tiempos españoles. 
Obispado Castrense de Argentina
Información general
Erigida como diócesis8 de julio de 1957
PaísFlag of Argentina.svg Argentina
CatedralIglesia Stella Maris en la ciudad de Buenos Aires
RitoRito latino
Sitio webhttp://www.obispadocastrenseargentina.org
Jerarquía apostólica
PapaFrancisco
ObispoSantiago Olivera
Obispo(s) emérito(s)Antonio Juan Baseotto
Jurisdicción
Parroquias4
SuperficieFlag of Argentina.svg Argentina
Sabemos que el Ejército Argentino “nació con la Patria en mayo de 1810”, en virtud del decreto del 29 de mayo de 1810, emitido por la Junta cuatro días después de su conformación. Posteriormente, organizó sendas expediciones militares a las provincias interiores.
La primera fue la llamada Expedición Auxiliadora al Perú, comandada por el Cnl Francisco Ortiz de Ocampo como jefe y por el Cnl Antonio González Balcarce como segundo jefe, con Juan Hipólito Vieytes como comisionado de la Junta.
Esta empresa dio origen a los primeros nombramientos de capellanes castrenses de la Patria. La Junta los hizo de la misma forma que los hacía el rey de España y reconociendo en el Obispo Lué y Riega su jurisdicción de Teniente Vicario General del Ejército.
Guerra de las Islas Malvinas Año 1982
Los dos primeros nombramientos de capellanes militares se efectuaron en dos decretos distintos que la Junta presidida por el Comandante de Patricios D. Cornelio Saavedra expidió el 14 de junio de 1810. Uno de ellos recayó en el Pbro. Joaquín Ruiz; y el otro en el Pbro. Manuel Albariño.
También el ejército que marchó en campaña al Paraguay a fines de 1810, comandado por el Grl Manuel Belgrano contó con capellanes castrenses: los Pbros. Juan José García de Arboleya y Juan Valle.
Guerra de las Islas Malvinas Año 1982
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Desde los inicios de nuestra historia patria, la asistencia religiosa dentro las filas de nuestras tropas, fue una necesidad y realidad. La necesidad de la atención espiritual de nuestros hombres que llevaban adelante la guerra por nuestra independencia, encontrando en la Fé el refugio y la fortaleza para vencer las vicisitudes por las que tuvieron que atravesar a lo largo de la campaña militar.
Nuestro Ejército Patrio, conformado por hombres de todas las provincias pertenecientes al virreinato del Rio de la Plata, mantenían sus tradiciones y costumbres las cuales los hermanaban en la causa independentista, entre estas tradiciones la religión Católica prevalecía de manera notoria. Fue entonces que muchos hombres de la Iglesia que también abrazaron la causa emancipadora , vieron la necesidad de acompañar la marcha de nuestros soldados, para oficiar las misas de campaña, asistir espiritualmente a los heridos o desanimados, aportar sus conocimientos técnicos, científicos y humanos, aconsejar en base a su sacerdocio en otras peculiaridades que lleva la vida del soldado y sumar voluntades a la propia causa. 
El Primer Gobierno Patrio, ante esta necesidad mantuvo la atención religiosa dentro de las filas de su naciente Ejército como se acostumbraba en los tiempos de la colonia. Fue la Asamblea Constituyente del año XIII, quien el 28 de Junio de 1813 autorizó la formación de un Vicariato General Castrense propio con el fin de unificar el accionar de los hombres de la Iglesia que ya se encontraban dentro de las filas patriotas y el 29 de noviembre del mismo año se nombró Vicario General Castrense del Ejército de la Patria, al Provisor y Gobernador del Obispado de Buenos Aires, Canónigo Dr Diego Estanislao Zavaleta quien desde ese momento comenzó a ejercer sus nuevas funciones al frente del Vicariato.
Hacia mitad del siglo XIX, durante el periodo de la Organización Nacional, las autoridades de la Nueva República, emanadas de la Constitución Nacional convalidaron la existencia del sistema dentro de las Fuerzas Armadas.
Durante la lucha contra la Fiebre Amarilla a finales del siglo XIX, el Servicio Religioso, se vio ampliado novedosamente con la incorporación del personal de Religiosas que actuaron en el primer Hospital del Ejército, en la asistencia a los enfermos víctimas de la epidemia que se contaban de a cientos, siendo este hecho, uno de los primeros antecedentes de la presencia de la mujer en las filas de manera organizada e institucionalizada. El personal de Religiosas prosigue hasta nuestros días cumpliendo su rol de combate como desde entonces.
Durante el siglo XX el Estado Nacional formalizó con la Santa Sede mediante un Concordato en el año 1957, el acompañamiento espiritual del personal castrense a través de la estructura de un Vicariato, quedando la Capellanía Mayor del Ejército integrada a dicho organismo de conducción religiosa.
Luego mediante un acuerdo en 1992 por Cartas Reversales entre la Santa Sede y el Estado Nacional evolucionó hacia la organización actual bajo la forma de un Obispado Castrense. Este acontecimiento ha permitido profundizar la acción pastoral y ha fortalecido la conformación de agentes pastorales cualificados en la formación específica.
http://www.religionenlibertad.com/vietnam-corea-las-guerras-mundiales-seis-asombrosos-testimonios-capellanes--53142.htm🔻
VIETNAM, COREA, LAS GUERRAS MUNDIALES: SEIS ASOMBROSOS TESTIMONIOS DE CAPELLANES EN LAS TRINCHERAS.
Capellán estadounidense celebra misa en el frente francés durante la II Guerra Mundial 
Como cada 11 de noviembre varios países celebran con gran respeto el Día del Recuerdo(*)🔺, conmemorando el armisticio de la Primera Guerra Mundial aprovechando así para homenajear a las millones de personas que han fallecido en las guerras, especialmente en el siglo XX.
(*)🔺
Día del Recuerdo (también conocido como Día de la amapola, Día del Armisticio o Día de los Veteranos) es un día reservado en países de la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth), para recordar los sacrificios de los miembros de las fuerzas armadas y los civiles en tiempos de guerra, específicamente desde la Primera Guerra Mundial.Este día se conmemora generalmente el 11 de noviembre, día en el cual finalizaron los enfrentamientos de la Primera Guerra Mundial, de acuerdo con la firma del armisticio alemán. Fue establecido por el rey Jorge V el 7 de noviembre de 1919, tras la propuesta de Edward George y Wellesley Tudor Pole, con el fin de recordar a los caídos durante la Primera Guerra Mundial.La amapola se ha convertido en un emblema familiar del Día del Recuerdo por el poema In Flanders Fields.Es común en británicos, canadienses, sudafricanos, australianos y neerlandeses incluye uno o dos minutos de silencio a última hora del undécimo día del undécimo mes (11:00 de la mañana, 11 de noviembre), ya que marca la hora (en el Reino Unido) en que entró en vigor el armisticio.El Servicio Recordatorio en muchos países de la ¨Commonwealth¨ en general incluye el sonido del "Último mensaje", seguido por el período de silencio, posteriormente el sonido de "The Rouse"(a menudo erróneamente denominado "Diana") finalizando con la recitación de la "Oda de la memoria". El "Flores del Bosque", "Oh Corazones Valientes", "Yo voto a Ti, Mi País" y "Jerusalén" se interpretan durante el servicio. Los servicios también incluyen coronas establecidas para honrar a los caídos, una bendición, y los himnos nacionales. Mozambique no observa el Día del Recuerdo.
Entre estos muchos caídos en las distintas guerras hubo muchos capellanes que se comportaron de manera heroica arriegando su vida para atender a los heridos o acompañarles antes de morir administrándoles los sacramentos. Bastantes de estos sacerdotes fallecieron junto al resto de soldados ya fuera por los disparos del enemigo o por el fuego amigo. Pero nunca dudaron en llevar a Dios incluso al propio ‘infierno’ de la guerra.
La publicación católica británica Catholic Herald ha querido hacer su peculiar homenaje en el Día del Recuerdo que conmemora la Comonwealth recordando la figura de algunos capellanes militares que actuaron de manera heroica en la guerra encontrando. Estos son algunos de ellos a los que Religión en Libertad ha sumado alguno más.
WILLIAN DOYLE
Este sacerdote nacido en Irlanda sirvió como capellán junto al Ejército británico durante la Primera Guerra Mundial. Todos los soldados, ya fueran católicos o protestantes, recuerdan de él su total entrega por los heridos. Trató siempre de dar sepultura cristiana a todos los muertos y a administrar los sacramentos a todos los soldados. Ese 'todos' para él era clave.
En su correspondencia quedaba patente que estaba dispuesto a asumir cualquier riesgo para llevar los sacramentos a pesar de que le tildaran de imprudente. “La gente se muestra indecisa a la hora de decir si soy un héroe o un loco; creo que la segunda respuesta es la buena. Pero no pueden comprender lo que significa para un sacerdote la salvación de una sola alma”, escribía este sacerdote.
El jesuita William Doyle fue capellán en la I Guerra Mundial
En otro momento, afirmaba que 
“Dios me ha concedido al menos una gracia desde que estoy aquí. Me siento por completo en sus manos y alegre al pensar que, pase lo que pase, todo será para su mayor gloria. Aunque el día de Navidad haya resultado miserablemente mojado, el Niño divino ha llenado de gozo mi corazón ante la idea de que, ahora, mi vida se parecía al menos un poco a la suya. Cada día experimento más que no hay vida más feliz que la que se colma de penalidades soportadas por amor a Dios…”.
En el verano de 1917 durante la batalla de Ypres, este sacerdote jesuita seguía realizando su arriesgada labor cuando el 16 de agosto durante el asalto a la ciudad de Fresenburg le comunicaron que un oficial yacía herido en un lugar expuesto al fuego enemigo. No se lo pensó a la hora de acudir al lugar, administró la extremaunción al herido y lo arrastraba hacia las filas aliadas cuando un obús cayó allí mismo. Todos los que estaban con él murieron y su cuerpo reposa en ese mismo lugar.
EMIL KAPAUN
Este sacerdote estadounidense recibió en 2013 la Medalla de Honor, la más alta condecoración militar que otorga Estados Unidos. Y lo hizo a título póstumo recordando la memoria del que es considerado en su país un auténtico héroe por su papel en la Guerra de Corea, donde murió en un campo de concentración.
La historia de Kapaun, cuyos frutos espirituales puede conocer en un artículo publicado por Religión en Libertad, también está marcada por su ‘locura’ a la hora de administrar los sacramentos a los heridos en el campo de batalla. En el libro El Milagro del Padre Kapaun, el autor Roy Wenzl, cuenta que los soldados recordaban al capellán corriendo “por el campo de batalla rescatando a los heridos…a veces se alejaba de 50 a 100 metros de las líneas americanas para arrastrar a alguien de vuelta”.
El padre Kapaun oficiando durante la Guerra de Corea antes de ser capturado
Y esta valentía fue también la que le costó la vida. Durante una de las batallas en las que los estadounidenses tuvieron que retroceder, el padre Kapaun decidió quedarse con los heridos aun sabiendo que sería capturado. En el campo al que fue llevado enseñó a los soldados encarcelados 
“a mantener su voluntad, enseñándoles a mantener sus creencias, el honor, la integridad y la armonía de su conciencia, su lealtad a su país y a Dios”. 
De hecho, se le adjudica que este trabajo provocó que la tasa mortalidad de los presos fuera diez veces menor que en otros campos cercanos.
Se dedicó tanto a los demás ya fuera cuidándolos físicamente u oficiando misa y confesando que se olvidó de su propia salud. Un coágulo de sangre en su pierna y una fuerte neumonía le provocaron la muerte después de que le negasen la asistencia médica. Los soldados que sobrevivieron aseguran que gracias al padre Kapaun pudieron sobrevivir a aquel ‘infierno’.
CHARLES WATTERS
Este capellán es otro que fue premiado de manera póstuma con la Medalla de Honor del Congreso tras haber servido en Vietnam, donde perdió la vida. Watters acompañaba a la 173ª División Aerotransportada. Participó en el único combate con lanzamiento de paracaidistas que hubo en todo el conflicto, saltando desde el avión como uno más y ganando una medalla al valor.
Su historia, que puede conocer detalladamente tambiéb en este artículo en ReL, está marcada también por el infortunio que se produce en las guerras pues murió a causa del fuego amigo. En noviembre de 1967 el regimiento en el que se encontraba el padre Watters participaba en intensos combates en la batalla de Dak To.
Él, como siempre, se movía en el frente e incluso se salía de él para dar confortar y dar ánimo a los paracaidistas, dar los primeros auxilios a los heridos y administrar los sacramentos. Testigos presenciales de aquel momento relataron que este sacerdote se encontraba arrodillado junto a un soldado moribundo cuando un bombardero estadounidense dejó caer por error un proyectil cayendo donde él estaba. Murió en el acto.
Recorte de un periódico en el que aparece Watters oficiando misa en el frente
“Por su notable gallardía e intrepidez en la acción poniendo en riesgo de su vida más allá de la llamada del deber". 
Bajo este argumento el padre Watters recibió la más alta condecoración ante la emoción de los soldados que sirvieron junto él años antes.
JOSEPH O´CALLAHAN
Este jesuita sirvió en la Marina de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial y al igual que sus compañeros su país le reconoció con la Medalla de Honor por sus acciones heroicas aunque él no muriera finalmente en el campo de batalla.
El padre O´Callahan iba a bordo del USS Franklin cerca de Japón cuando un piloto japonés atacó el buque provocando la muerte de mil hombres. El papel de este capellán fue clave para que no hubiera más muertos. Se dedicó en cuerpo y alma a rescatar los que estaban atrapados y ayudó a controlar el fuego que había a bordo.
O´Callahan murió en el buque USS Franklin cerca de Japón
Durante más de tres días y tres noches quiso quedarse en el barco mientras se hundía para seguir evacuando a los heridos. Acabada la guerra, en 1946, recibió esta condecoración en la que se describía su valiente actuación: 
“Con calma y desafiando las peligrosas llamas y el metal retorcido para ayudar a sus hombres y a su nave, el comandante O´Callahan iba a tientas por los corredores llenos de humo hasta la cubierta en medio de las bombas que estallaban con violencia”.
MICHAEL QUAELY 
Pero estos cuatro capellanes citados por Catholic Herald son sólo algunos ejemplos de sacerdotes que dieron su vida por ayudar a los demás durante estos conflictos bélicos.
Esta imagen se tomó en agosto, tres meses antes de la muerte del sacerdote, el capitán Michael Quaely.

Fila de confesiones para el padre Mike previa a una misa de campaña
Es por ejemplo el caso de Michael Quaely, que murió en Vietnam tras haber salvado ese mismo día la vida uno a uno a cinco soldados a los que llevó a las trincheras. Fue cuando a volvía a por más cuando las balas del enemigo acabaron con su vida. Puede leer también su historia en este enlace de ReL.
Ésta fue la segunda boda que celebró el padre Quaely, a un oficial de la Armada, quien recuerda que estaba más nervioso que los novios. Fue poco antes de ser destinado a Vietnam.
Michael Quaely también oficiaba misa junto a los helicópteros antes de que partir a la batalla

La madre de Michael Quealey recibe una medalla de manos del padre Francis Sampson, jefe de los capellanes del ejército. Al fondo, un cuadro representa el momento de la muerte del sacerdote, de rodillas administrando la extremaunción a un herido. El padre Sampson es también un capellán célebre: él fue realmente quien buscó y salvó al soldado Ryan de la película de Steven Spielberg protagonizada por Tom Hanks.
ALOYSIUS SCHMITT
O Aloysius Schmitt, capellán del USS Oklahoma que tras haber oficiado misa en el buque en Pearl Harbor, éste fue atacado por los japoneses. Mientras el buque se hundía, un grupo de hombres quedaron atrapados en un compartimento del que sólo se podía huir por un pequeño agujero. Ayudó a salir a todos hasta quedar el último, y cuando estaban ayudando a sacarle desde fuera, llegó por detrás otro grupo de marineros. El teniente Schmitt ordenó que le dejasen caer de nuevo para ayudar a los que venían: 
"Soltadme y que Dios os bendiga".
Tras protestar porque sabían que eso le condenaba a muerte, obedecieron. El capellán del Oklahoma regresó, ayudó a salir a los que venían y, efectivamente, a los escasos minutos murió ahogado, sin tiempo ya para huir del agua que lo ocupaba todo. Doce miembros de la tripulación salvaron su vida gracias al páter.
Como ellos son miles los que ya sea en la guerra civil española, en el norte de África o en otras guerras dieron su vida por los demás. Y como dice el Apocalipsis, 
“por la palabras del testimonio que dieron, y no amaron su vida que temieran la muerte”. 
DE CAPELLÁN AEROTRANSPORTADO EN LA GUERRA DE VIETNAM A CARDENAL GRAN MAESTRE DEL SANTO SEPULCRO.
“No olvidéis que el Reino de Dios no se conquista con la espada, sino con la fe comprometida y la caridad verdadera”, dice el ritual de investidura de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. 
El actual Gran Maestre de esta orden, nacida en el s.XI durante las Cruzadas, ha visto de cerca los efectos de "la espada", porque fue capellán en la guerra de Vietnam. Se trata del cardenal norteamericano Edwin F.O'Brien.
Su servicio sacerdotal se inició en el ejército, en la famosa academia militar de West Point. Como cura castrense estuvo dos años en Vietnam, de 1971 a 1972. Obtuvo el rango de capitán en la 173 Brigada Aerotransportada y después en la 1.ª Brigada de Caballería. Acompañado de un pastor protestante iba al frente en helicóptero para asistir espiritualmente a los soldados. 
"Después de eso todo le debió parecer fácil", escribe en La Vanguardia el periodista especializado en religión Jordi Llisterri.
El Cardenal O Brien con caballeros de la Orden del Santo Sepulcro - mantienen obras en Tierra Santa 
«A QUIEN VEA DE RODILLAS O REZANDO LE DOY UNA PATADA EN EL C... ESO ME LO DEJÁIS A MÍ». 
El padre Joseph Lacy, del 5º Batallón de Rangers, se ganó una medalla en la primera línea del desembarco de Normandía.
Al celebrarse el 6 de junio un nuevo aniversario del desembarco de Normandía, han vuelto a citarse las mil y una historias sobre la fecha que invirtió definitivamente el sentido de la Segunda Guerra Mundial.
El padre Joseph R. Lacy.
Una de ellas, la del teniente capellán Joseph R. Lacy, del 5º Batallón de Rangers. Apenas una semana antes del Día D, provocaba la hilaridad de los soldados. Jóvenes miembros de una unidad de élite, entrenados como militares y en plena forma física, aquel cura sólo podía producirles risa: cuarentón, barrigón, bajito y con gafas de culo de botella (alguno le describía como "el pequeño gordo irlandés"), nadie daba un duro por su vida en cuanto sonasen los primeros disparos.
Sólo catorce días después, el 20 de junio, el presidente Franklin D. Roosevelt firmaba la concesión al sacerdote de la Cruz a los Servicios Distinguidos (la segunda más importante que se concede en acción de guerra, tras la Medalla de Honor del Congreso) 
"por su extraordinario heroísmo en las operaciones militares contra el enemigo armado. El capellán Lacy tomó la playa con una de las unidades que conducía el asalto. Se habían producido numerosas bajas por un duro fuego de fusil y mortero y artillería enemiga. Con desprecio absoluto a su propia seguridad, se movió por la playa continuamente expuesto al fuego enemigo y ayudó a trasladar a los hombres heridos desde el borde de la playa hasta protecciones relativamente seguras, al mismo tiempo que inspiraba a los hombres un similar desprecio por el fuego enemigo. Las heroicas e intrépidas acciones del capellán Lacy son ejemplo de las más elevadas tradiciones de las fuerzas militares de los Estados Unidos y reflejan su propio valor, el de su unidad y el del Ejército de los Estados Unidos".Y ¿cómo "inspiraba a los hombres un similar desprecio por el fuego enemigo"? 
Pues "el pequeño gordo irlandés", mientras se dirigían a la playa, fue muy claro: 
"Cuando toquemos tierra y estéis ahí, no quiero ver a nadie de rodillas ni rezando, y a quien vea haciéndolo le daré una patada en el c... Lo de rezar dejádmelo a mí, y vosotros, a pelear". 
Pronto comprobarían de qué madera estaba hecho quien así les hablaba.
El padre Lacy, a la derecha, en camiseta, junto a su capitán, John Raaen, al día siguiente del desembarco.
Fueron los primeros en llegar, a las siete y media de la mañana, a la zona que les correspondía en la denominada Omaha Beach. El padre Lacy abandonó la lancha de desembarco en último lugar, y justo antes de ser alcanzada por un obús, según evocó el capitán John C. Raaen Jr.
Todo se convirtió en un caos, recuerda The American Catholic, con la playa batida por la artillería y las ametralladoras alemanas. Los heridos y los muertos se acumulaban sobre la arena y en el agua, con aquéllos intentando con sus escasas fuerzas alcanzar suelo firme. No hubo uno que no recibiese el brazo protector del padre Lacy, quien cargaba con ellos hasta ponerlos a salvo y administraba la absolución y la extremaunción a los desahuciados.
Cuando su compañía se alejó de la playa, aún batida por el enemigo, el capellán continuó asistiendo a los heridos y moribundos de otras unidades del batallón. El sobrepeso que (sólo hasta aquel día) había divertido a sus hombres no sobrepujó su voluntad ni hizo desfallecer su caridad sacerdotal.
QUIEN SALVÓ AL SOLDADO RYAN FUE EL PADRE FRANCIS SAMPSON, CAPELLÁN DE LA 101ª AEROTRANSPORTADA.
Fue capturado por los alemanes y estuvo en un campo de prisioneros, pero volvió al frente y sirvió luego en Corea y, ya retirado, en Vietnam.
Dispuesto a saltar el 6 de junio de 1944.
Quien haya visto la serie de televisión Hermanos de sangre tiene una idea de lo que fue el Día D para la 101ª Aerotransportada.
Entre aquellos soldados que saltaron tras las líneas alemanas en Normandía aquel 6 de junio de 1944 figuraba el legendario capellán de la unidad Francis L. Sampson (1912-1996), cuya experiencia recogió él mismo en unas memorias publicadas en 1958 (Look at Below: A Story of the Airborne by a Paratrooper Padre [Mira allá abajo: Una historia de la Aerotransportada escrita por un Padre paracaidista]).
EN BUSCA DEL SOLDADO RYAN
Fue a él, y no al personaje que interpreta Tom Hanks en Salvad al soldado Ryan, a quien días después las autoridades militares encargaron localizar en el frente a Fritz Niland, quien había perdido el Día D a sus tres hermanos. Las cartas con la noticia de la pérdida de sus tres hijos llegaron a la vez a su madre, como cuenta la película de Steven Spielberg. El Padre Sam, como se le llamaba, le encontró en la denominada aquel día Utah Beach, y se encargó de su repatriación.
Pero antes de eso, el padre Sampson había vivido el día del desembarco como un paracaidista más. Lo primero que hizo al tocar tierra fue buscar su kit de misa, que había perdido durante el salto bajo fuego enemigo. Le costó hacerlo en la oscuridad entre disparos y morterazos, pero lo logró.
LA UNIVERSALIDAD DE LA IGLESIA EN LAS TRINCHERAS

Aunque ahí no acabaron sus cuitas. Esa misma jornada se topó en una granja, donde estaba atendiendo a varios heridos, con dos soldados alemanes. Le llevaron a punta de fusil a una carretera, aparentemente con la intención de fusilarle. Pero entonces apareció un tercer soldado alemán, quien evitó el crimen y le enseñó, con un gesto cómplice, una medalla.
"Fue agradable comprobar la universalidad de la Iglesia aquel día", confesó después Padre Sam, a quien aquel católico del obro bando salvó la vida. 
También contó el hecho ("surrealista", confesaba) de que en los muchos momentos que en aquellas horas de pólvora y fuego pudo perder la vida, cuando quería hacer un acto de contrición... le salían las palabras de bendecir la mesa.
UNA IMPRESIONANTE HOMILÍA

Pocos días después celebró misa ante un grupo de enfermeras en una iglesia que había sido completamente bombardeada. Sólo habían quedado, en pie e intactas, dos paredes... y el Cristo y las imágenes de San Pedro y San Pablo, lo que todos los presentes consideraron un milagro.
ANTE AQUELLAS RUINAS, EL PADRE SAM PRONUNCIÓ ESTA HOMILÍA, BREVE COMO LAS ARENGAS QUE IMPONÍA LA HORA: 
"La imagen desnuda del galileo colgado en la cruz ha inspirado siempre amor y odio. Nerón quiso hacer de la cruz una imagen odiosa llevando a los cristianos a la muerte, denigrándoles, incendiando Roma con esas cruces humanas ardientes. Juliano el Apóstata dijo que conseguiría que el mundo olvidase al hombre de la cruz, pero en su agonía final tuvo que confesar: ´Has vencido, galileo´. Los comunistas prohíben su presencia porque temen su poder contra sus malvados designios. Hitler ha intentado sustituir la imagen de Nuestro Señor en la cruz por una estúpida esvástica. Invectivas, falsas filosofías, violencia... todo tipo de instrumento diabólico ha sido empleado para arrancar a Cristo de la cruz y el crucifijo de la iglesia. Sin embargo, como las bombas caídas sobre esta capilla, sólo han conseguido hacerla destacar cada días más. La imagen que amamos crece cada vez más en nuestro entendimiento por la vehemencia del odio de las malas gentes. Cada uno de nosotros tenemos esta sagrada imagen impresa en nuestra alma. Como esta capilla, somos templos de Dios. Y no importa que estemos destrozados por las bombas, la tragedia, las pruebas y los ataques: la imagen del crucificado se mantendrá si así lo queremos. Renovemos al pie de esta cruz nuestros votos bautismales. Y prometamos que Su imagen revestirá siempre nuestro corazón".
UNA HISTORIA DE LEYENDA

El padre Sampson fue capturado por los alemanes y pasó seis meses en un campo de prisioneros. Una vez liberado, volvió al frente e hizo lo que quedaba de Segunda Guerra Mundial con la mítica 101ª Aerotransportada. El célebre libro de Cornelius Ryan El día más largo, consagrado al desembarco de Normandía, habla por extenso de él.
Estuvo también en Corea, en 1967 fue nombrado jefe de los capellanes militares y, aunque ya se había retirado, no quiso dejar de atender a sus compañeros paracaidistas en Vietnam.
El año que viene se cumple el centenario de su nacimiento y ya se están preparando homenajes y evocaciones de un hombre que dejó profunda huella en la historia militar estadounidense.
Guerra de las Islas Malvinas año 1982. Foto cedida por Juan José Fumez. En la capital de las Islas Malvinas en el año 1982, de Izquierda a derecha. Capellán castrense Fray Salvador Santore, cabo Carlos Gómez, cabo Juan José Fumez y cabo Fernando Roldán, los tres últimos pertenecientes al equipo ECCO.
CONSTITUCIÓN APOSTÓLICA
SPIRITUALI MILITUM CURAE 

DEL SUMO PONTÍFICE 

JUAN PABLO II 

SOBRE LA ASISTENCIA ESPIRITUAL 

A LOS MILITARES

La asistencia espiritual de los militares es algo que la Iglesia ha querido cuidar siempre con extraordinaria solicitud según las diversas circunstancias. Ciertamente éste constituye un determinado grupo social y “por las condiciones peculiares de su vida”[1], bien porque formen parte de las Fuerzas Armadas de forma voluntaria y estable, bien porque sean llamados a ellas por ley para un tiempo determinado, necesitan una concreta y específica forma de asistencia espiritual; por esta necesidad, a lo largo de los tiempos, ha velado la sagrada jerarquía, y en particular los Romanos Pontífices, dada su función de servicio o “diaconía”[2], proveyendo del mejor modo en cada uno de los casos, con la jurisdicción más apropiada a las personas y a las circunstancias. Por ello se fueron creando en todas partes estructuras eclesiásticas para cada una de las naciones, presididas por un prelado dotado de las necesarias facultades[3].
La Sagrada Congregación Consistorial promulgó sabias normas sobre esta materia con la Instrucción Sollemne semper del 23 de abril de 1951[4]. Pero ahora ha llegado el tiempo de revisar dichas normas, para que tengan mayor fuerza y eficacia. A ello nos invita en primer lugar el Concilio Vaticano II, que preparó el camino con proyectos muy adecuados para realizar peculiares obras pastorales[5] y tuvo muy presente la acción de la Iglesia en el mundo moderno, también por lo que se refiere a la edificación y promoción de la paz en todo el orbe; así, pues, los que forman parte de las Fuerzas Armadas deben considerarse “como instrumentos de la seguridad y libertad de los pueblos”, pues “desempeñando bien esta función contribuyen realmente a estabilizar la paz”[6].
A este mismo convencimiento nos llevan también los grandes cambios que ha habido no sólo en lo referente a la profesión militar y a las características de la vida castrense, sino también en el común sentir de la sociedad de nuestro tiempo respecto a la naturaleza y función de las Fuerzas Armadas en la convivencia de los hombres. A ello nos impulsa finalmente la promulgación del nuevo Código de Derecho Canónico, que también habla de la asistencia pastoral de los militares, dejando intactas las normas vigentes[7], las cuales, sin embargo, ahora se revisan convenientemente para que con una apropiada adaptación a las nuevas circunstancias se obtengan mayores frutos. Por eso, precisamente no puede haber unas mismas normas para todas las naciones, puesto que el número de fieles católicos que pertenecen a las Fuerzas Armadas no es el mismo en todas partes ni absoluta ni relativamente y las circunstancias difieren mucho entre sí según los distintos lugares. Así, pues conviene, establecer algunas normas generales que se apliquen a todos los “Ordinariatos” militares -hasta ahora llamados vicariatos castrenses- y que luego sean completadas por estatutos establecidos por la Sede Apostólica para cada “Ordinariato”, pero dentro del ámbito de esta ley general.
Se establecen por tanto, las normas siguientes:
I
Par. 1. Los “Ordinariatos” militares, que también pueden llamarse castrenses, y que jurídicamente se asimilan a las diócesis, son circunscripciones eclesiásticas peculiares, que se rigen por estatutos propios, emanados de la Sede Apostólica en los que más detalladamente se determinarán las prescripciones de esta Constitución, respetando, donde existan, los Acuerdos vigentes entre la Santa Sede y los Estados[8].
Par. 2. Donde las circunstancias lo aconsejen, y habiendo oído a las Conferencias Episcopales interesadas, la Sede Apostólica erigirá nuevos “Ordinariatos” militares.
II
Par. 1. Para cada “Ordinariato” militar será nombrado como propio un Ordinario, dotado de dignidad episcopal, a tenor de la ley, el cual goza de todos los derechos de los obispos diocesanos y tiene sus mismas obligaciones, a no ser que conste algo en contra por la naturaleza del asunto o por los estatutos particulares.
Par.2. El Sumo Pontífice nombra libremente al Ordinario militar, o instituye o confirma al candidato legítimamente designado[9].
Par. 3. Para que pueda dedicarse de una manera plena a esta peculiar labor pastoral, el Ordinario militar, como norma, quedará libre de otras obligaciones que lleven consigo la cura de almas, a no ser que las circunstancias particulares de la nación aconsejen otra cosa.
Par. 4. Entre el “Ordinariato” militar y las otras Iglesias particulares deberá darse un estrecho vínculo de comunión y una conjunción de esfuerzos en la acción pastoral.
III
El Ordinario militar pertenece por derecho propio a la Conferencia Episcopal de la nación donde tiene su sede el “Ordinariato”.
IV
La jurisdicción del Ordinario militar es:
1° personal, de tal manera que la ejerza sobre las personas pertenecientes al “Ordinariato”, aun cuando se encuentren fuera de las fronteras de la nación.
2° ordinaria, tanto en el fuero interno como en el fuero externo;
3° propia, aunque cumulativa con la jurisdicción del obispo diocesano, pues las personas pertenecientes al “Ordinariato” militar continúan siendo feligreses también de aquella Iglesia particular de cuyo pueblo forman una parte por razón del domicilio o del rito.
V
Los cuarteles y los lugares reservados a los militares están sometidos primera y principalmente a la jurisdicción del Ordinario militar; subsidiariamente a la jurisdicción del obispo diocesano, a saber, cuando falten el Ordinario militar o sus capellanes: en cuyo caso tanto el obispo diocesano como el párroco actúan por derecho propio.
VI
Par. 1. Además de aquellos de los que se trata en los siguientes párrafos 3 y 4, forman también el presbiterio del “Ordinariato” castrense los sacerdotes, tanto seculares como religiosos, que, dotados de las convenientes cualidades para ejercer debidamente el apostolado en esta peculiar obra pastoral y con el consentimiento de su Ordinario propio, tengan un cargo en el “Ordinariato” militar.
Par. 2. Los obispos diocesanos y también los superiores religiosos competentes cedan al “Ordinariato” castrense un número suficiente de sacerdotes y diáconos idóneos para este ministerio.
Par. 3. El Ordinario militar, con la aprobación de la Santa Sede, puede erigir su propio seminario y promover a las sagradas órdenes en el “Ordinariato” a sus alumnos, una vez completada su específica formación espiritual y pastoral.
Par. 4. También otros clérigos pueden incardinarse en el “Ordinariato” castrense conforme al derecho.
Par. 5. El Consejo presbiteral debe tener sus propios estatutos, aprobados por el Ordinario, de acuerdo con las normas emanadas de la Conferencia Episcopal[10].
VII
Dentro del ámbito designado a cada uno y sobre las personas que tienen encomendadas, los sacerdotes que en el “Ordinariato” castrense son nombrados capellanes, gozan de los derechos y están sujetos a las obligaciones de los párrocos, a no ser que por la naturaleza del asunto o por sus estatutos particulares conste otra cosa, siendo su jurisdicción cumulativa con el párroco del lugar, conforme al artículo IV.
VIII
En lo referente a los religiosos y miembros de sociedades de vida apostólica, que prestan su servicio en el “Ordinariato”, procure diligentemente el Ordinario que se mantengan fieles a su vocación y a la identidad de su Instituto y estrechamente unidos a sus superiores.
IX
Puesto que todos los fieles deben cooperar a la edificación del Cuerpo de Cristo[11], el Ordinario y su presbiterio deben procurar que los fieles laicos del “Ordinariato”, tanto individual como colectivamente, actúen como fermento apostólico y también misionero entre los demás militares con los que conviven.
X
Pertenecen al “Ordinariato” militar, y están bajo su jurisdicción, además de los que señalen los estatutos, conforme al art. I:
1° Todos los fieles que son militares y los empleados civiles que sirven a las Fuerzas Armadas, con tal que se consideren así a tenor de las leyes civiles dadas para ellos;
2° Todos los miembros de sus familias, es decir, esposos e hijos, incluidos aquellos que, emancipados, vivan en la misma casa; así como los parientes y los empleados domésticos que así mismo vivan en la misma casa;
3° Los que frecuentan centros militares y los que se encuentran en hospitales militares, residencias de ancianos o lugares semejantes o prestan servicio en ellos;
4° Todos los fieles de uno y otro sexo, pertenecientes o no a algún instituto religioso que ejercen un oficio permanente confiado por el Ordinario militar o con su consentimiento.
XI
El Ordinario militar depende o de la Congregación para los Obispos o de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y según la diversidad de los casos trata sus asuntos con los dicasterios competentes de la Curia Romana.
XII
El Ordinario militar enviará cada quinquenio a la Santa Sede la relación sobre el estado de su “Ordinariato”, conforme a la fórmula prescrita. Asimismo el Ordinario militar está obligado a la visita “ad Limina”, según lo ordenado por el derecho[12].
XIII
En los estatutos particulares, respetando siempre, donde los haya, los Acuerdos entre la Santa Sede y los Estados, se determinará entre otras cosas:
1° en qué lugar estará ubicada la Iglesia del Ordinario castrense y su curia;
2° si ha de haber uno o más vicariatos generales y quiénes han de ser nombrados oficiales de la curia;
3° cuál es la condición eclesiástica del Ordinario castrense y de los demás sacerdotes o diáconos adscritos al “Ordinariato” militar, durante su cargo y al cesar en el mismo; como también qué normas hay que observar en lo referente a la condición militar de los mismos;
4° cómo hay que proceder en el caso de sede vacante o impedida;
5° cómo se debe actuar en lo referente al consejo pastoral, tanto el de todo el “Ordinariato” como el local, tenidas en cuenta las normas del Código de Derecho Canónico;
6° qué libros debe haber de la administración de sacramentos y del estado de las personas, a tenor de las leyes generales y las disposiciones de la Conferencia Episcopal.
XIV
En lo referente a las causas judiciales de los feligreses del “Ordinariato” militar, es competente en primera instancia el tribunal diocesano donde tiene su sede la curia del “ Ordinariato” militar; en los estatutos se designará de una manera permanente el tribunal de apelación. Sin embargo, si el “Ordinariato” tuviera su propio tribunal, las apelaciones se llevarán al tribunal que designare como permanente el mismo Ordinario castrense, con la previa aprobación de la Sede Apostólica[13].
Todo lo que ordenamos en esta Constitución nuestra, entrará en vigor a partir del 21 de julio del presente año. Pero las normas de derecho particular permanecerán vigentes en tanto en cuanto estén conformes con esta Constitución Apostólica; sin embargo cada “Ordinariato” castrense redactará sus estatutos según la norma del artículo I en el término de un año a partir de la entrada en vigor de esta Constitución, los cuales deberán ser sometidos a la revisión de la Santa Sede.
Queremos por tanto que estas prescripciones y normas nuestras sean firmes y eficaces ahora y en el futuro, sin que obsten en todo caso, las Constituciones y Ordenaciones Apostólicas emanadas de nuestros predecesores, y las demás prescripciones, incluso las dignas de peculiar mención y derogación.
Dado en Roma, en San Pedro, el día 21 de abril del año 1986, VIII de nuestro Pontificado.
IOANNES PAULUS PP. II
Notas
[1] Conc. Vat. II, Christus Dominus, n. 43.
[2] Cf. Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, n. 24.
[3] Estos Prelados a veces eran constituidos “como si fuesen respecto a sus clérigos seculares verdaderos obispos y pastores” (Inocencio X, Breve Cum sicut maiestatis, 26 de septiembre de 1645; Bullarium Romanum, Turín, 1868, t. XV, p. 410).
[4] AAS 43 (1951), pp. 562-565.
[5] Cf. Decr. Presbyterorum ordinis, n. 10.
[6] Conc. Vat. II, Const. past. Gaudium et spes, n. 79.
[7] Cf. C.I.C., can. 569
[8] Cf. C.I.C., can. 3.
[9] Cf. C.I.C., cann. 163 y 377, par. 1.
[10] Cf. C.I.C., can. 496.
[11] Cf. C.I.C., can. 208.
[12] Cf. C.I.C., cann. 399 y 400, pp. 1 y 2. Vid. Sagrada Congregación Consistorial, Decr. De Sacrorum Liminum visitatione a Vicariis castrensibus peragenda, día 28 de febrero de 1959: AAS 51, 1959, págs. 272-274.
[13] Cf. C.I.C., can. 1438, n. 2°.
Copyright © Libreria Editrice Vaticana
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http://w2.vatican.va/content/john-paul-ii/es/apost_constitutions/documents/hf_jp-ii_apc_19860421_spirituali-militum-curae.html
CAPELLANES EN LA DIVISIÓN AZUL: HOMBRES, MILITARES DE HONOR Y CURAS AL CIEN POR CIEN 
FUERON 71 ACOMPAÑANDO A LOS 50.000 ESPAÑOLES QUE LUCHARON CONTRA EL COMUNISMO. SEIS RECIBIERON LA CRUZ DE HIERRO. UNO, CATALÁN, MURIÓ EN COMBATE.
La misa de campaña prepara el alma del soldado.En la abundante bibliografía divisionaria había un agujero referido a uno de los colectivos más singulares que participaron en la campaña de Rusia: los sacerdotes. Capellanes en la División Azul (Actas), de Pablo Sagarra, cubre al fin ese hueco con un trabajo de investigación que nos acerca además de manera eficaz a la mentalidad del combatiente en una faceta muy descuidada en otros estudios: su religiosidad.
HOMBRES, MILITARES DE HONOR, CURAS AL CIEN POR CIEN
"En términos generales, el capellán español en la campaña del Este fue un hombre, un militar de honor por el juramento hecho ante la bandera, y por encima de todo, fue un cura cien por cien -la recepción del sacramento del orden imprime carácter-... Los curas que en ella intervinieron hicieron viable, sin ruido y sin lustre, el adagio clásico: Pax in bello, y antes, durante y después de su paso por la División Azul, fueron leales a su vocación de entrega y de servicio a Dios y a la Iglesia": así lo afirma el autor, doctor en Historia por la Universidad CEU San Pablo, tras una presentación personal de los 71 capellanes castrenses que, con edades de entre treinta y cincuenta años, se unieron a una epopeya en la que participaron cincuenta mil compatriotas, de los que más de cinco mil no regresaron.
SUFRIMIENTOS QUE NO PUEDEN IMAGINARSE, SÓLO VIVIRSE
Aunque formó parte de la Wehrmacht, es tan palmario que la lucha de la División Azul era contra el comunismo (calificado sólo tres años antes por el Papa Pío XI como "intrínsecamente perverso") y no por el nazismo, está tan demostrado su buen trato a la población civil y al enemigo uniformado prisionero, destacan tanto el espíritu de sacrificio que era preciso en el durísimo invierno ruso como "la elevada cualificación intelectual de gran parte de sus integrantes" que apunta Sagarra, que esta unidad ha tenido más enemigo en el olvido que en la difamación.
UNA OBRA DE INVESTIGACIÓN ACADÉMICA PERO PLENA DE EMOCIONES
Ese olvido era aún más injusto referido a quienes se desplazaron hasta el frente del Este a ejercer con generosidad su ministerio sacerdotal. Su testimonio sale ahora desempolvado de decenas de archivos personales, casi siempre en forma de cartas de los mismos curas a sus familiares ("nuestra lucha en Rusia... es lucha por el Cielo, por el espíritu y por Dios", escribía Ovidio Rodríguez Castañé; "los sufrimientos son de tal magnitud que, no pasándolos, no pueden ni siquiera ser imaginados", apuntaba otro capellán, Francisco Prado Lerena), o bien en los recuerdos de divisionarios que evocan a los páter que les tocaron en suerte, o bien en informes oficiales ("era lugar de ejemplaridad en la capacidad de sacrificio, en la ratificación de la superioridad del espíritu sobre los cuerpos dolientes de los soldados caídos y en trance de muerte").
UN PITILLO PARTIDO DE UN BALAZO
Parte de la actividad de los capellanes castrenses tenía lugar en las bases y acuartelamientos, e incluye misas de campaña, confesiones, celebración de las grandes festividades litúrgicas, conferencias y la mediación por la tropa ante la superioridad, a la cual tenían fácil acceso por su graduación de jefes y oficiales y su condición sacerdotal en la católica España de los cuarenta. También, por supuesto, la camaradería y los riesgos de aseglaramiento que, señala Segarra, formaron parte de sus riesgos espirituales, incluidos el juego y la bebida. 
O el tabaco, algo nada infrecuente en aquella época entre el clero. Al mítico páter Indalecio (Indalecio Hernández Collantes), del III/263º, se le recuerda entre muchas otras cosas por una salva de disparos que le sorprendió en una trinchera con el pitillo en la boca. Uno de los balazos se lo partió: "Los rusos quieren quitarme el vicio de fumar", dijo, según recuerda el divisionario Francisco Robles.
El Capellán 1º (Capitán) Ovidio Rodríguez Castañé y su asistente, arrodillados ante el altar de campaña en el frente del Volchov en octubre de 1941 (archivo de Pablo Sagarra).
EN LA LÍNEA DE FUEGO
Y es que donde realmente un capellán forja su leyenda es cuando se encuentra en primera línea de combate. Uno de ellos confiesa cierto arrepentimiento porque no atravesó con la diligencia debida una zona batida por fuego cruzado -aunque la había atravesado-, pero lo habitual era lo contrario.
El cabo Rafael Martínez recuerda la bronca que se llevó el páter de su regimiento de parte del teniente coronel Santos Ascarza: "Un día que hubo una concentración de fuego artillero sobre nuestra posición y en pleno cañoneo, con todo el mundo parapetado y cubierto, apareció el páter corriendo entre las innumerables explosiones por si había que auxiliar a alguien". "Si le perdemos nos deja sin servicio religioso", le recordó su superior.
En el asedio de Possad fue legendario el comportamiento del padre Ángel Larruy. Fue un auténtico infierno. "¡Admirable cura!", dice de él Pedro Bejarano, que recuerda cómo despegaban a los cadáveres del hielo para intentar enterrarlos: "El Páter, tras darles su bendición y un beso en la frente a cada uno de ellos los cubre de nieve...". Otro voluntario, Enrique García Gallud, le vio aparecer en un refugio: "Un hombre más bien corpulento, bastante sucio, con barba de muchos días y un capote con más quemaduras aún que el del comandante, y que se rascaba con indisimulado frenesí las picaduras de los piojos que le atosigaban por todos los rincones de su cuerpo". El padre Larruy preguntó, sin reparar en estar usando la misma frase que en los circos romanos: "¿Son éstos los que van a morir?". Y entonces se quitó el gorro e impartió a los presentes la absolución colectiva, antes de dirigirse a otra actividad en medio del terror de los combates.
SEIS CRUCES DE HIERRO, UN MUERTO EN COMBATE
Seis capellanes divisionarios recibieron la Cruz de Hierro, algo poco común entre el personal no combatiente. Y hay que citar sobre todo al único de ellos que murió en combate, el catalán Victoriano Freixa Marsall, "que entre el fuego y el odio del enemigo llevaba su misión de amor y de sacrificio", como recuerda Demetrio Castro Villacañas. Cayó en la batalla de Posselok.
También en Krasny-Bor, 10 de febrero de 1943, el día más trágico y glorioso de la División Azul, destacaron los sacerdotes que estuvieron durante horas recorriendo un frente que iba y venía en medio de unidades copadas y machacadas por la artillería y oleadas incesantes de rusos enloquecidos.
El páter Marcelo Vargas Blanco narra su dramática búsqueda de un sargento moribundo al que sale a buscar a ciegas para llevarle los últimos sacramentos, en medio de una total confusión de líneas: "Me disparan a bocajarro... No veo a nadie por el humo que causan los proyectiles rojos que están batiendo el emplazamiento, y veo sorprendido que los artilleros han sacado las piezas y están tirando a cero, los rojos encima y los nuestros despreciando la muerte... Alguno me dice que muere por la Religión y por España, es angustioso, estamos incomunicados y con el rumor de que ya llegan...".
LA CRUZ Y ESPAÑA EN RUSIA
Es inabarcable y emocionante lo que nos cuenta el monumental estudio de Pablo Sagarra. Nos retrata almas sacerdotales llevadas al extremo de la lucha más cruel, entregadas completamente a su misión de salvar almas justo en el momento en el que van a encontrarse con Dios. Y varios capítulos de Capellanes de la División Azul estudian también la religiosidad de los mismos combatientes, testimoniada de mil maneras y que justifica con creces -si falta hiciera- la presencia de esas decenas de valientes que fueron "hombres, militares de honor y curas cien por cien" en un rincón del mundo donde dieron testimonio de la Cruz y de la forma española de pelear por ella.
William Doyle nació en 1873 en Dublín, Irlanda. Desde niño tenía un gran amor por el prójimo.
Se ordenó sacerdote jesuita a los 34 años, y su sueño siempre fue ser misionero en África. Sin embargo, Dios lo tenía pensado para otro lugar: las trincheras de la Primera Guerra Mundial.
Se convirtió en capellán militar de la 16ta. división irlandesa del ejército británico. En medio de la guerra, ofrecía Misa, guiaba espiritualmente a los asustados soldados y enterraba a los muertos sin distinción de credo.
El 16 de agosto de 1917, los británicos tuvieron una dura batalla en Ypres, Bélgica, donde el sacerdote también asistió y escribió en su diario:
“Intentaré tomar todo lo que sucede, sin importar de quién provenga, como me lo envió Jesús y soportaré el sufrimiento, el calor, el frío, etc., con alegría como parte de mi inmolación en reparación por los pecados de los sacerdotes. A partir de este día, trataré valientemente de soportar todos los dolores en este espíritu”.
Horas más tarde murió durante un combate, su cuerpo nunca fue encontrado. Todos sus diarios y cartas fueron guardados por los jesuitas de Irlanda, quienes comenzaron su proceso de beatificación al ver la gran calidad espiritual del sacerdote.
La orden recibió más de 6,000 informes de supuestos favores por su intercesión, inspiró muchas vocaciones y fue admirado por Santa Teresa de Calcuta y San Josemaría Escrivá.
Oremos por nuestros sacerdotes, que son personas que con sus limitaciones luchan por la salvación de las almas tanto como el sacerdote William Doyle lo hizo en su momento. Cuidemos siempre de nuestros sacerdotes, siempre.
Fuente:
http://ipco.org.br/ipco/religiao/cultura-catolica/fotos-de-missas-celebradas-durante-guerras
http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=19017
http://es.gaudiumpress.org/content/64942-Iglesia-en-Nueva-Zelanda-destaca-importancia-de-los-capellanes-militares
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http://www.religionenlibertad.com/onorio-spada-capellan-militar-italiano-en-rusia-por-un-sagrado-deber-19811.htm
http://www.religionenlibertad.com/comandante-capellan-charles-watters-el-heroe-de-la-otra-colina-de-20656.htm
http://www.religionenlibertad.com/putin-medvedev-y-la-santa-rusia-el-ejercito-rojo-volvera-a-16614.htm
http://es.aleteia.org/2017/01/07/sabias-que-las-misiones-de-paz-de-la-onu-tienen-capellanes-catolicos/
http://www.losandes.com.ar/noticia/los-capellanes-castrenses-del-ejercito-de-los-andes
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http://prelaturaspersonales.org/ordinariatos-militares/
http://www.religionenlibertad.com/vietnam-corea-las-guerras-mundiales-seis-asombrosos-testimonios-capellanes--53142.htm
http://www.religionenlibertad.com/quien-salvo-al-soldado-ryan-fue-el-padre-francis-sampson-capellan-17721.htm
http://www.religionenlibertad.com/mi-puesto-esta-con-ellos-un-capellan-salvo-a-5-soldados-45905.htm
http://www.religionenlibertad.com/capellan-aerotransportado-guerra-vietnam-cardenal-gran-52447.htm

https://www.religionenlibertad.com/cultura/26935/capellanes-en-la-division-azul-hombres-militares-de-honor-y-curas.html

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