Cuadro del 'Moto' Méndez. Foto: Miiguel Carrasco
En la madrugada del 15 de abril de 1817, el valle de Tolomosa en Tarija fue escenario de la Batalla de la Tablada. Patriotas, liderados por Eustaquio Méndez y Francisco Pérez de Uriondo, apoyados por un contingente argentino al mando del tucumano Gregorio Aráoz de La Madrid, derrotaron al ejército realista.
LO SUCEDIDO EN ABRIL DE 1817 FUE UNA VICTORIA OBTENIDA PARA LA EMANCIPACIÓN. NO FUE LA ÚNICA, SINO LA MÁS IMPORTANTE DE LAS BATALLAS OCURRIDAS EN TARIJA.
El devenir de los tiempos ha escogido a José Eustaquio Méndez Arenas como el mayor referente de los acontecimientos de 1817 y existen varias explicaciones para ello: nació en la zona campestre de la Villa de Tarija, de padres criollos y abuelos españoles, fue un pequeño hacendado y buen jinete a pesar de haber perdido una mano. Líder en su comunidad y de incomparables bravura y don de mando; por méritos de combate fue ascendido al grado de Coronel y fue de los pocos caudillos en sobrevivir a la independencia.
EUSTAQUIO “MOTO” MÉNDEZ FUE EL LÍDER DE LA BATALLA DE LA TABLADA. ARCHIVO
Antes, de producirse la Batalla de la Tablada en el sur boliviano ocurrieron algunos hechos importantes de tomar en cuenta. Según el historiador tarijeño Elías Vacaflor, a partir de 1816, los españoles realizaron más de siete expediciones para conquistar el norte argentino y Tarija, con el arribo del comandante en Jefe de España, José La Serna Hinojosa.
🔻Luego de seis invasiones que tuvo que soportar Tarija, esta región logro quedar definitivamente libre del yugo español el 8 de marzo de 1825.
(Foto: Estatua en homenaje a Moto Méndez)
La Batalla de La Tablada puso en jaque al ejército realista. La modalidad de las guerrillas o republiquetas -que en el sur tuvieron como líder a Eustaquio "Moto" Méndez y sus “montoneros”- encumbraron la aspiración de libertad del sur boliviano.
Los "montoneros", coadyuvaron a la derrota del ejército realista que presidía el coronel Mateo Ramírez. Desde entonces se cuenta la vida en libertad de la antigua Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa, nombre del primer español que llegó a esas tierras bañadas, hoy como antes, por el río Guadalquivir.
Gregorio Aráoz de Lamadrid | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 21 de noviembre de 1795 San Miguel de Tucumán,Argentina | |
Fallecimiento | 5 de enero de 1857 Buenos Aires, Argentina | |
Nacionalidad | Argentina | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político y militar | |
Cargos ocupados | ||
Rango | ||
Participó en | Guerras civiles argentinas |
Su rol fue vital para decidir la suerte de la Guerra de Independencia, pues en los cuatro puntos cardinales libraron batalla con una facultad que no tenían ni realistas ni patriotas.
BATALLA DE LA TABLADA
La Batalla de la Leche de Tolomosa tuvo lugar el 15 de abril de 1817 en las cercanías de la ciudad de Tarija (actualmente, en el sur de Bolivia). En ella se enfrentaron fuerzas realistas al mando del coronel Mateo Ramírez y fuerzas independentistas del Ejército del Norte al mando del tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid, como parte de la Expedición de Aráoz de Lamadrid al Alto Perú. Guerrilleros tarijeños provenientes de la denominada Republiqueta de Tarija ayudaron a la rendición realista sitiando a Tarija.
Batalla de la Tablada de Tolomosa | ||||
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Guerra de Independencia de la Argentina Guerra de la Independencia de Bolivia | ||||
Fecha | 15 de abril de 1817 | |||
Lugar | Tarija, Bolivia | |||
Coordenadas | 21°32′18″S 154°49′28″OCoordenadas: 21°32′18″S 154°49′28″O (mapa) | |||
Resultado | Victoria de las Provincias Unidas | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Fuerzas en combate | ||||
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Bajas | ||||
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Al acercarse a Tarija la división del tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid pasó sin ser notada a la izquierda de un escuadrón y de 50 infantes al mando del entonces realista Andrés de Santa Cruz, que se hallaba en el valle de Concepción, y sin atacarlos para no perder la sorpresa sobre Tarija.
Eustaquio ‘Moto’ Méndez Arena, el héroe de La Tablada
Cuando el comandante y gobernador realista de Tarija observó el avance de las tropas, pensó que se trataba de las fuerzas gauchas del teniente coronel Francisco Pérez de Uriondo (quien había partido con sus fuerzas desde San Ramón de la Nueva Orán hacia Tarija), por lo que ordenó la salida de los granaderos del Cuzco para atacarlas, expresando: Vamos a desparpajar a esos gauchos.Francisco de Uriondo | ||
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Libertador de Argentina, Chile y Perú | ||
Coronel de las Provincias Unidas del Río de la Plata | ||
Lealtad | Argentina | |
Nacimiento | 14 de noviembre de 1784 Santiago, Reino de Chile | |
Fallecimiento | 7 de febrero de 1822 Salta, Provincias Unidas del Río de la Plata, Argentina |
(Museo: La casa de Moto Méndez en San Lorenzo)
Luego de cruzar el río Guadalquivir, al observar el despliegue y darse cuenta de que no eran fuerzas irregulares, ante los primeros disparos ordenó el repliegue y se encerró en la villa protegida por las trincheras hechas construir recientemente por José de la Serna. El tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid ocupó el morro de San Juan, en donde emplazó sus 2 cañones y luego intimó la rendición de Ramírez, que fue rechazada.
José de la Serna y Martínez de Hinojosa | ||
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Conde de los Andes. | ||
Virrey del Perú | ||
29 de enero de 1821-9 de diciembre de 1824 | ||
Monarca | Fernando VII | |
Designado por | Fernando VII | |
Predecesor | Joaquín de la Pezuela | |
Sucesor | Pío de Tristán y Moscoso, interino | |
Información personal | ||
Nacimiento | 1770 Jerez de la Frontera, España | |
Fallecimiento | 6 de julio de 1832 Cádiz, España | |
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Militar | |
Rango | ||
Participó en | Guerra de la Independencia Española | |
Firma |
Primera expedición (1810-1812)
Córdoba · Cochabamba · Cotagaita · Suipacha ·Huaqui · Sipe Sipe · Sansana · Nazareno Segunda expedición (1812-1813) Las Piedras · Éxodo Jujeño · Tucumán · Salta ·Pequereque · Vilcapugio · Tambo Nuevo
·Ayohúma · Guerra gaucha
Tercera expedición (1815-1816) El Tejar · Puesto del Marqués · Venta y Media ·Viluma · Culpina Invasión Grande (1816-1817) Yavi Cuarta expedición (1817) La Tablada · Sopachuy |
Los gauchos del teniente coronel Francisco Pérez de Uriondo, junto con otros grupos de montoneros, entre ellos los comandados por Eustaquio Méndez y por José María Avilés (la después llamada Republiqueta de Tarija), aportaron un millar de hombres y colaboraron en el sitio de Tarija, rodeándola por orden del tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid, a fin de capturar a los mensajeros despachados con pedidos de ayuda hacia las divisiones ubicadas en el valle de Concepción y en Cinti (la actual Camargo), mandada esta última por el presidente de la Real Audiencia de Charcas, el brigadier de marina José Pascual de Vivero y Salaverría. Eustaquio Méndez se adelantó con 100 jinetes bien armados a recibir al tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid en la Cuesta del Inca. El entonces realista Andrés de Santa Cruz, quien se hallaba casualmente en Tarija, intentó sortear el sitio para ir en busca de su división, pero no lo logró.
"MOTO MÉNDEZ"
🔺Eustaquio Méndez Arenas o "El Moto Méndez" (n. San Lorenzo, Tarija (actualmente territorio de Bolivia), 1785 - † Santa Bárbara, Tarija, 1841), líder guerrillero de la Republiqueta de Tarija, por esto fue uno de los caudillos de las Provincias Unidas del Río de la Plata y tras que las Provincias Unidas del Río de la Plata entraran en la llamada Anarquía del Año XX (guerra entre federales y unitarios y las fuerzas de Sucre expulsaran a los realistas del Alto Perú en 1825 en plena guerra de guerra de Argentina contra Brasil-) pasó a ser un jefe militar en la guerra de independencia de Bolivia.
(Busto gigante de Moto Méndez, en la Av. Victor Paz Estenssoro en la ciudad de Tarija)
Al escuchar los cañonazos, las fuerzas realistas acantonadas en el valle de Concepción (unos 130 soldados) se dirigieron hacia Tarija, entrando por el campo de la Tablada en las primeras horas del 15 de abril de 1817 al mando del oficial Malacabeza. El tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid había salido a reconocerlas con solo 32 húsares, el ex capitán Lorenzo Lugones que viajaba como aventurero en la expedición,1 y los ayudantes de húsares: Manuel Cainzo y teniente Victorio Llorente.
Lorenzo Lugones | ||
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Lorenzo Lugones | ||
Coronel | ||
Participó en | Expediciones Auxiliadoras al Alto Perú, Guerra del Brasil, guerras civiles argentinas | |
Nacimiento | 10 de agosto de 1796 Pampallasta, Santiago del Estero, Argentina | |
Fallecimiento | 20 de enero de 1868 Tucumán |
BATALLA DE LA TABLADA (TARIJA) 15 de Abril de 1817
https://www.youtube.com/watch?v=2A4pK4HLEFI
Al encontrarse de pronto con las fuerzas realistas, envió al teniente Victorio Llorente en busca de la 1° compañía de húsares al mando del capitán Mariano García y cargó sable en mano obteniendo la victoria de la batalla, en la que murieron 65 realistas, incluso 2 oficiales, quedando prisioneros otros 40, con solo un muerto patriota y un portaestandarte y 3 soldados heridos. Inmediatamente después, el tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid retornó a Tarija y volvió a intimar la rendición al sitiado Mateo Ramírez, quien luego de rechazarla, la aceptó ante la amenaza de ser todos degollados y por temor al ataque desordenado de un millar de gauchos, y a pesar de contar con fuerzas superiores, salió él mismo a parlamentar con el tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid solicitando que no se saquearan sus pertenencias y que se le concediesen los honores de la guerra.
(Foto: La vistosa Plaza de Armas de la ciudad de Tarija)
La rendición de los realistas en Tarija le significó al Ejército del Norte la captura de 20 oficiales (incluyendo a Ramírez, Santa Cruz y otro teniente coronel) y 274 soldados, habiéndose tomado 400 fusiles, 10 pares de pistolas, 20 sables,2 47 lanzas, 5 cajas de guerra, abundantes municiones, útiles de maestranza, víveres, e incorporándose además muchos altoperuanos al ejército. Posteriormente fueron encontrados otros 50 fusiles.
Busto de Eustaquio Méndez Arenas o "El Moto Méndez"
El costo total del ataque a Tarija fue de 2 muertos y entre 5 y 7 heridos. El tucumano Gregorio Aráoz de Lamadrid envió un mensaje a Manuel Belgrano comunicándole la victoria y avisándole que enviaría los prisioneros por la ruta del Chaco salteño escoltados por una compañía de 50 milicianos de Tucumán al mando del capitán José Alejandro Carrasco que había llevado con la división, lo que ocurrió dos días después.
En la Iglesia de San Juan, fundada en 1.632, fue firmada la rendición de los españoles, decretándose el triunfo del ejército de liberación nacional.
EL “MOTO” MÉNDEZ
Eustaquio Méndez Arenas o "El Moto Méndez" nació en San Lorenzo, Tarija en 1784. Provenía de una familia criolla de hacendados. Perdió el brazo en un accidente, por eso, lo apodaron “Moto”, que significa manco en la jerga del lugar.
Eustaquio Méndez Arenas o "El Moto Méndez"
Eustaquio ‘Moto’ Méndez Arena, el héroe de La Tablada
LA CIUDAD DE TARIJA FUE FUNDADA EL 4 DE JULIO DE 1574
La ciudad de Tarija fue fundada el 4 de julio de 1574 con el nombre de Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa (la "x" con un sonido equivalente a la "j" española actual) por Luis de Fuentes y Vargas, en la ribera izquierda del río Nuevo Guadalquivir, siguiendo órdenes del Virrey Francisco de Toledo.
Francisco Álvarez de Toledo | ||
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5.º Virrey del Perú | ||
30 de noviembre de 1569-1 de mayo de 1581 | ||
Predecesor | Lope García de Castro | |
Sucesor | Martín Enríquez de Almansa | |
Información personal | ||
Nacimiento | 10 de julio de 1515 Oropesa, Reino de Toledo Corona castellana | |
Fallecimiento | 21 de abril de 1582 Escalona, Reino de Toledo Corona española | |
Nacionalidad | Española | |
Religión | Catolicismo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político y militar |
También se le conocía como San Bernardo de La Frontera. El principal objetivo de la fundación de la ciudad fue establecer un antemural a las incursiones de los chiriguanos desde el Gran Chaco.
LA BATALLA DE LA TABLADA EN TARIJA, LIDERADA POR EL “MOTO” MÉNDEZ Y LOS “MONTONEROS” FUE UN HITO EN EL PROCESO INDEPENDENTISTA AL SUR DEL PAÍS.
En el imaginario local, el nombre de Tarija sería un tributo a Francisco de Tarija, supuesto miembro andaluz de la expedición de Almagro. Pero no existen documentos históricos que confirmen esta creencia.
CASTILLO AZUL, BELLA OBRA ARQUITECTÓNICA
En concreto, ninguno de los españoles que acompañaron a Diego de Almagro en su entrada al valle (1535) llevaba el apellido Tarija. Por lo tanto, lo más probable es que el término sea de origen indígena.
Plaza Luis de Fuentes, Tarija
Existen varios topónimos de lugares aledaños cuyo sonido es similar al de Tarija: Tariquía y Taxara. Los españoles, al pronunciarlos incorrectamente, lo habrían deformado a Tarija. A los pobladores del valle de Tarija se les conocen como "chapacos", tal vez en referencia a un grupo indígena que habitaba la región.
Catedral de Tarija
Iglesia Catedral de Tarija
Tarija | ||||
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Ciudad y Municipio | ||||
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Otros nombres: Tarija la Linda, La Chura Tarija, La Andalucía boliviana, churo pago, vallecito andaluz, Ciudad de las flores | ||||
Coordenadas | 21°31′54″S 64°43′52″OCoordenadas: 21°31′54″S 64°43′52″O (mapa) | |||
Idioma oficial | Español | |||
Entidad | Ciudad y Municipio | |||
• País | Bolivia | |||
• Departamento | Tarija | |||
• Provincia | Cercado | |||
Alcalde | Rodrigo Paz | |||
Fundación | 4 de julio de 1574 | |||
• Nombre | Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa | |||
Altitud | ||||
• Media | 1.874 msnm | |||
Distancias | 959 km a La Paz 866 km a Cochabamba 709 km a Santa Cruz de la Sierra | |||
Población (2012) | Puesto 7 (como ciudad), 1(como municipio de departamento).º | |||
• Total | 205 533 hab. | |||
Gentilicio | Tarijeño/a |
Referencias
Plaza Luis de Fuentes /tarija
Asociación Belgraniana de Morón - 15 de abril de 1817: Batalla de Tarija
Por Carlos Páez de la Torre H
¿Se animaría usted, querido Gregorio, a realizar una empresa atrevida, dirigiéndose secretamente sobre Oruro por el despoblado, con cuya operación podemos salvar el ejército y conseguir enormes ventajas, si la fortuna y su coraje le ayudan?”. Según el tucumano Gregorio Aráoz de La Madrid, coronel por entonces, esta fue la textual pregunta que le dirigió el general en jefe del Ejército del Norte, Manuel Belgrano, en Tucumán, a principios de marzo de 1817. Por supuesto que contestó que sí. Belgrano lo animó prometiendo darle buenos soldados, además de 300 caballos, 600 mulas y dos piezas de artillería.
Así fue planeada la última incursión que llevó a cabo el Ejército del Norte en el Alto Perú. Fuerza que, como se sabe, desde 1810 hasta entonces había triunfado en tres batallas, Suipacha, Tucumán y Salta, que fueron esterilizadas por las derrotas de Huaqui, Vilcapugio, Ayohuma y Sipe Sipe. Desde este último desastre (noviembre de 1815) el Ejército del Norte estaba acuartelado en Tucumán sin moverse, y el cuidado de la frontera norte corría a cargo del general Martín Güemes. Este, con sus intrépidos escuadrones gauchos, detendría los reiterados intentos de invasión realista desde el Alto Perú.
La incursión de La Madrid quedó memorable por la toma de Tarija, el 15 de abril de 1817, su único éxito. Acaba de cumplirse su bicentenario, lo que hace oportuno recordarla en las líneas que siguen.
Los soldados que compusieron la columna de La Madrid fueron, narra, unos 150 húsares, “todos decididos y valientes”, además de “cincuenta milicianos de Tucumán, que los saqué del cuerpo que llamaban los peladitos de Famaillá, que era uno de los más decididos de dichas milicias”. El 18 de marzo partió La Madrid con su contingente, despedido por una proclama de Belgrano. En clase de “aventurero”, por hallarse suspendido en su grado (después lo recobraría) el capitán Lorenzo Lugones revistaba en el grupo. Los caballos que llevaban eran insuficientes, pero el general prometió que recibirían mayor cantidad en el camino.
A los pocos días, La Madrid sufrió un serio accidente, cuando un soldado arrojó su lazo sobre los caballos y la armada cayó sobre su cabeza. Alcanzó a poner los dedos entre el rostro y el lazo, pero no pudo evitar la feroz desolladura. Cuenta que “quedé por mucho rato viendo visiones y marché unos cuantos días ciego, porque se me formó una costra sobre los dos ojos que apenas me permitía vislumbrar un poco...”
Alrededor del 26, estando ya en el valle de San Carlos, llegaron los caballos enviados desde Tucumán. Pero eran muchos menos de los prometidos. La Madrid se quejó del incumplimiento, en un amargo oficio dirigido a Belgrano. Le hacía notar lo indispensable que resultaban buenas cabalgaduras para una empresa como la proyectada.
Y, despachado el oficio, La Madrid siguió viaje, pero, cuenta en sus memorias, “apartándome de las indicaciones del general”. Así, resolvió que no marcharía a Oruro sino que, cruzando por los campos de Casabindo, se dirigiría a Tarija, ciudad que pensaba tomar. Para que no se enterara de su presencia el ejército realista, tomó la acertada precaución de llevar cautivos a todos los que lo vieran pasar, en un número que llegó a las cien personas.
Un día antes de llegar a Tarija lo alcanzó un oficio de Belgrano, quien le reclamaba el hecho de haber cambiado de ruta. La Madrid le contestó, entre otras cosas, que el incumplimiento en la provisión de caballos lo había obligado a esa medida.
Ya con Tarija a la vista, la fuerza del coronel realista Mateo Ramírez divisó la polvareda de los jinetes invasores. Pensó que era un grupo de gauchos del coronel patriota Francisco Pérez de Uriondo, y se dispuso a perseguirlos. Pero cuando vio que se trataba de soldados que se desplegaban en batalla, contramarchó y se refugió en la plaza de Tarija, que estaba circundada por una trinchera.
Es conocido que La Madrid, en sus memorias, nunca desdeñó la exageración de sus hazañas. Por eso debe tomarse con bastante beneficio de inventario su detallada narración de lo que siguió.
Cuenta que colocó su infantería y artillería en un alto, ubicado a “un tiro de cañón” de la ciudad de Tarija y desde la cual la dominaba. Intimó rendición a Ramírez y, como este se negó a acatarla, La Madrid empezó un violento cañoneo, a tiempo que su caballería entraba en los puntos principales de Tarija.
Así, los realistas quedaron encerrados y bajo fuego. Por medio de chasques, intentaron pedir auxilio a los escuadrones que estaban en Cotagaita, en Potosí o en Cinti, pero los patriotas capturaron a los mensajeros, o estos directamente se entregaron.
Ya de día, La Madrid se enteró de que se acercaba una fuerza realista y marchó inmediatamente a verificarlo. Estaba por colocarse en La Tablada de Tolomosa, a “un cuarto de legua” de Tarija, cuando vio que los enemigos estaban prácticamente encima. De inmediato, despachó al ayudante Victorio Llorente ante su segundo jefe, el comandante Antonio Giles, para requerir que le enviara con urgencia la compañía 2 de húsares, que mandaba el capitán Mariano García.
Ya colocado en La Tablada, tuvo claro que se acercaba rápidamente un escuadrón realista formado en batalla, con unos cuarenta tiradores dispersos al frente.
“El lance era crítico y peligroso”, narra La Madrid. No tenía todavía los húsares pedidos y los realistas estaban listos para atacar. Entonces, entre retirarse o “aterrar al enemigo con mi audacia, precipitándome sobre él”, eligió lo segundo. Mandó salir por la derecha al ayudante Manuel Cainzo con diez hombres y por la izquierda a ocho, con el ex capitán Lorenzo Lugones. Esto a tiempo que ordenaba “¡Carabina a la espalda y sable a la mano, a ellos, que son unos cobardes!”, y mandaba al trompa tocar “a degüello”.
La violenta acometida tuvo un efecto tan imprevisto como eficaz. Los tiradores volvieron la espalda y fueron “acuchillados en el acto”. El escuadrón realista, formado sobre todo por milicianos, se puso en fuga. Todo fue tan rápido que, cuando García llegó al galope con los húsares, ya La Madrid estaba matando gente y tomando prisioneros. Recorriendo el campo, dice, “se encontraron 63 hombres muertos” de los enemigos, mientras que, de los patriotas, sólo había muerto el “negro herrador” y había cinco seis soldados “heridos levemente”.
Regresó entonces a su posición, narra, “envanecido de tan prodigioso triunfo”. Se reunió con las tropas y envió al pueblo un par de prisioneros heridos. Rato después, mandó como parlamentario a Cainzo, con una tajante intimación a Ramírez.
El mensaje de La Madrid decía que “si no se rinde a discreción en el término de cinco minutos, será pasado a cuchillo, igualmente que su tropa”.
Entonces, Ramírez decidió capitular. Sus soldados, que eran unos 300, entregaron a los vencedores las armas, municiones, elementos de maestranza y provisiones. Luego, La Madrid remitió los prisioneros a Tucumán por Oruro, con el capitán Carrasco escoltado por los 50 peladitos de Famaillá.
Otros historiadores dan una versión bastante distinta de la jornada. Según ella, La Madrid operó unido con las fuerzas de Uriondo, de José María Avilés y de Eustaquio “El Moto” Méndez. Y sostienen que la carga decisiva no fue de La Madrid sino de Méndez quien, para los tarijeños, es hasta hoy el gran héroe de la batalla y tiene una estatua ecuestre.
La Madrid permaneció en Tupiza dos semanas. Consiguió caballos frescos, reforzó sus húsares con “más de 60” jóvenes de Tarija y el 5 de mayo partió de allí “con más de 400 hombres”. Dice Bartolomé Mitre que su gran error fue abandonar Tarija, en lugar de hacerse fuerte allí. Pero esto último, comenta, “era incompatible con la ciega heroicidad de La Madrid, a la cual faltaban las luces de la previsión y la fortaleza de la paciencia”.
El éxito de Tarija y su excesiva confianza, le dieron la idea loca de apoderarse nada menos que de Chuquisaca. Luego de capturar, en la quebrada de Cachimayo y con una hábil estratagema, a unos 60 soldados realistas, atacó Chuquisaca y fue rechazado. Desde entonces, se sucedieron una derrota tras otra. La Madrid fue batido en Yamparáez, en la quebrada de Pilcomayo y finalmente en Sopachuy. Debió retirarse hacia Tucumán, entre mil vicisitudes y escaramuzas que narraría con excesivo detalle en sus memorias.
Llegó a destino en los últimos días de diciembre de 1817. Lo recibió una multitud que lo vitoreaba, encabezada por Belgrano y por el gobernador Bernabé Aráoz. En La Ciudadela, aguardaba, en su honor, una formación completa del Ejército del Norte. Por su participación en la campaña, recuperó su grado el capitán Lugones.
¿Se animaría usted, querido Gregorio, a realizar una empresa atrevida, dirigiéndose secretamente sobre Oruro por el despoblado, con cuya operación podemos salvar el ejército y conseguir enormes ventajas, si la fortuna y su coraje le ayudan?”. Según el tucumano Gregorio Aráoz de La Madrid, coronel por entonces, esta fue la textual pregunta que le dirigió el general en jefe del Ejército del Norte, Manuel Belgrano, en Tucumán, a principios de marzo de 1817. Por supuesto que contestó que sí. Belgrano lo animó prometiendo darle buenos soldados, además de 300 caballos, 600 mulas y dos piezas de artillería.
Así fue planeada la última incursión que llevó a cabo el Ejército del Norte en el Alto Perú. Fuerza que, como se sabe, desde 1810 hasta entonces había triunfado en tres batallas, Suipacha, Tucumán y Salta, que fueron esterilizadas por las derrotas de Huaqui, Vilcapugio, Ayohuma y Sipe Sipe. Desde este último desastre (noviembre de 1815) el Ejército del Norte estaba acuartelado en Tucumán sin moverse, y el cuidado de la frontera norte corría a cargo del general Martín Güemes. Este, con sus intrépidos escuadrones gauchos, detendría los reiterados intentos de invasión realista desde el Alto Perú.
La incursión de La Madrid quedó memorable por la toma de Tarija, el 15 de abril de 1817, su único éxito. Acaba de cumplirse su bicentenario, lo que hace oportuno recordarla en las líneas que siguen.
Los soldados que compusieron la columna de La Madrid fueron, narra, unos 150 húsares, “todos decididos y valientes”, además de “cincuenta milicianos de Tucumán, que los saqué del cuerpo que llamaban los peladitos de Famaillá, que era uno de los más decididos de dichas milicias”. El 18 de marzo partió La Madrid con su contingente, despedido por una proclama de Belgrano. En clase de “aventurero”, por hallarse suspendido en su grado (después lo recobraría) el capitán Lorenzo Lugones revistaba en el grupo. Los caballos que llevaban eran insuficientes, pero el general prometió que recibirían mayor cantidad en el camino.
A los pocos días, La Madrid sufrió un serio accidente, cuando un soldado arrojó su lazo sobre los caballos y la armada cayó sobre su cabeza. Alcanzó a poner los dedos entre el rostro y el lazo, pero no pudo evitar la feroz desolladura. Cuenta que “quedé por mucho rato viendo visiones y marché unos cuantos días ciego, porque se me formó una costra sobre los dos ojos que apenas me permitía vislumbrar un poco...”
Alrededor del 26, estando ya en el valle de San Carlos, llegaron los caballos enviados desde Tucumán. Pero eran muchos menos de los prometidos. La Madrid se quejó del incumplimiento, en un amargo oficio dirigido a Belgrano. Le hacía notar lo indispensable que resultaban buenas cabalgaduras para una empresa como la proyectada.
Y, despachado el oficio, La Madrid siguió viaje, pero, cuenta en sus memorias, “apartándome de las indicaciones del general”. Así, resolvió que no marcharía a Oruro sino que, cruzando por los campos de Casabindo, se dirigiría a Tarija, ciudad que pensaba tomar. Para que no se enterara de su presencia el ejército realista, tomó la acertada precaución de llevar cautivos a todos los que lo vieran pasar, en un número que llegó a las cien personas.
Un día antes de llegar a Tarija lo alcanzó un oficio de Belgrano, quien le reclamaba el hecho de haber cambiado de ruta. La Madrid le contestó, entre otras cosas, que el incumplimiento en la provisión de caballos lo había obligado a esa medida.
Ya con Tarija a la vista, la fuerza del coronel realista Mateo Ramírez divisó la polvareda de los jinetes invasores. Pensó que era un grupo de gauchos del coronel patriota Francisco Pérez de Uriondo, y se dispuso a perseguirlos. Pero cuando vio que se trataba de soldados que se desplegaban en batalla, contramarchó y se refugió en la plaza de Tarija, que estaba circundada por una trinchera.
Es conocido que La Madrid, en sus memorias, nunca desdeñó la exageración de sus hazañas. Por eso debe tomarse con bastante beneficio de inventario su detallada narración de lo que siguió.
Cuenta que colocó su infantería y artillería en un alto, ubicado a “un tiro de cañón” de la ciudad de Tarija y desde la cual la dominaba. Intimó rendición a Ramírez y, como este se negó a acatarla, La Madrid empezó un violento cañoneo, a tiempo que su caballería entraba en los puntos principales de Tarija.
Así, los realistas quedaron encerrados y bajo fuego. Por medio de chasques, intentaron pedir auxilio a los escuadrones que estaban en Cotagaita, en Potosí o en Cinti, pero los patriotas capturaron a los mensajeros, o estos directamente se entregaron.
Ya de día, La Madrid se enteró de que se acercaba una fuerza realista y marchó inmediatamente a verificarlo. Estaba por colocarse en La Tablada de Tolomosa, a “un cuarto de legua” de Tarija, cuando vio que los enemigos estaban prácticamente encima. De inmediato, despachó al ayudante Victorio Llorente ante su segundo jefe, el comandante Antonio Giles, para requerir que le enviara con urgencia la compañía 2 de húsares, que mandaba el capitán Mariano García.
Ya colocado en La Tablada, tuvo claro que se acercaba rápidamente un escuadrón realista formado en batalla, con unos cuarenta tiradores dispersos al frente.
“El lance era crítico y peligroso”, narra La Madrid. No tenía todavía los húsares pedidos y los realistas estaban listos para atacar. Entonces, entre retirarse o “aterrar al enemigo con mi audacia, precipitándome sobre él”, eligió lo segundo. Mandó salir por la derecha al ayudante Manuel Cainzo con diez hombres y por la izquierda a ocho, con el ex capitán Lorenzo Lugones. Esto a tiempo que ordenaba “¡Carabina a la espalda y sable a la mano, a ellos, que son unos cobardes!”, y mandaba al trompa tocar “a degüello”.
La violenta acometida tuvo un efecto tan imprevisto como eficaz. Los tiradores volvieron la espalda y fueron “acuchillados en el acto”. El escuadrón realista, formado sobre todo por milicianos, se puso en fuga. Todo fue tan rápido que, cuando García llegó al galope con los húsares, ya La Madrid estaba matando gente y tomando prisioneros. Recorriendo el campo, dice, “se encontraron 63 hombres muertos” de los enemigos, mientras que, de los patriotas, sólo había muerto el “negro herrador” y había cinco seis soldados “heridos levemente”.
Regresó entonces a su posición, narra, “envanecido de tan prodigioso triunfo”. Se reunió con las tropas y envió al pueblo un par de prisioneros heridos. Rato después, mandó como parlamentario a Cainzo, con una tajante intimación a Ramírez.
El mensaje de La Madrid decía que “si no se rinde a discreción en el término de cinco minutos, será pasado a cuchillo, igualmente que su tropa”.
Entonces, Ramírez decidió capitular. Sus soldados, que eran unos 300, entregaron a los vencedores las armas, municiones, elementos de maestranza y provisiones. Luego, La Madrid remitió los prisioneros a Tucumán por Oruro, con el capitán Carrasco escoltado por los 50 peladitos de Famaillá.
Otros historiadores dan una versión bastante distinta de la jornada. Según ella, La Madrid operó unido con las fuerzas de Uriondo, de José María Avilés y de Eustaquio “El Moto” Méndez. Y sostienen que la carga decisiva no fue de La Madrid sino de Méndez quien, para los tarijeños, es hasta hoy el gran héroe de la batalla y tiene una estatua ecuestre.
La Madrid permaneció en Tupiza dos semanas. Consiguió caballos frescos, reforzó sus húsares con “más de 60” jóvenes de Tarija y el 5 de mayo partió de allí “con más de 400 hombres”. Dice Bartolomé Mitre que su gran error fue abandonar Tarija, en lugar de hacerse fuerte allí. Pero esto último, comenta, “era incompatible con la ciega heroicidad de La Madrid, a la cual faltaban las luces de la previsión y la fortaleza de la paciencia”.
El éxito de Tarija y su excesiva confianza, le dieron la idea loca de apoderarse nada menos que de Chuquisaca. Luego de capturar, en la quebrada de Cachimayo y con una hábil estratagema, a unos 60 soldados realistas, atacó Chuquisaca y fue rechazado. Desde entonces, se sucedieron una derrota tras otra. La Madrid fue batido en Yamparáez, en la quebrada de Pilcomayo y finalmente en Sopachuy. Debió retirarse hacia Tucumán, entre mil vicisitudes y escaramuzas que narraría con excesivo detalle en sus memorias.
Llegó a destino en los últimos días de diciembre de 1817. Lo recibió una multitud que lo vitoreaba, encabezada por Belgrano y por el gobernador Bernabé Aráoz. En La Ciudadela, aguardaba, en su honor, una formación completa del Ejército del Norte. Por su participación en la campaña, recuperó su grado el capitán Lugones.
Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_La_Tablada_(Tarija)
http://www.eabolivia.com/blogs/19413-tarija-celebra-197-anos-de-la-batalla-de-la-tablada.html
http://www.mirabolivia.com/foro_total.php?id_foro_ini=156601
http://www.bolivia.com/Especiales/2004/Efemerides/Tarija/Resena_Historica/index.asp
http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2012/0806/noticias.php?id=66706
http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2012/0414/noticias.php?id=51931
http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2012/0806/noticias.php?id=66706
http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2012/0414/noticias.php?id=51931
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