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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

13 de julio de 2015

UNA VISIÓN HISTÓRICA SOBRE LOS JEFES DEL EJÉRCITO ARGENTINO EN LOS ÚLTIMOS CINCUENTA AÑOS, DESDE EL AÑO 1963 AL 2015

Jun-29-15 - por Rosendo Fraga
En los últimos cincuenta y dos años han sido designados 24 jefes del Ejército: ello da un promedio de uno cada algo más de dos años. Pero en un extremo está el caso de Balza, que permaneció al frente del Ejército durante ocho años, y en el otro el de Laplane, que duró sólo tres meses. 

El medio siglo de perspectiva elegido para el análisis no es caprichoso. Es que a partir de 1963, con la consolidación de Onganía como Comandante en Jefe del Ejército, se inicia una etapa en la cual esta figura -luego sustituida por el Jefe del Estado Mayor General del Ejército- es quien concentra el mando de la Fuerza (durante el siglo precedente había sido el Ministro o Secretario de Guerra -que podía ser un militar en actividad, retirado o incluso en algún caso un civil- quien concentraba el mando de la fuerza). 

Entre 1963 y 1973 tiene lugar una década en la cual los cuatro comandantes en jefe del Ejército que se suceden son del arma de caballería: Onganía, Pistarini, Alsogaray y Lanusse. El primero será el único de los 23 que no tendrá el título de oficial de estado mayor ni de ingeniero militar. El único que ascenderá al máximo grado, el de Teniente General con acuerdo del Senado, será Pistarini durante el gobierno de Illia. Onganía ascenderá por decreto en el gobierno de semifacto de Guido y los dos últimos también lo harán por decreto en el gobierno de facto de la Revolución Argentina. De estos cuatro, sólo dos (Onganía y Lanusse) serán presidentes de facto durante este período. 

En los casi tres años del gobierno peronista que asume en 1973 y que es interrumpido por el golpe del 24 de marzo de 1976, se suceden cuatro comandantes generales del Ejército -denominación que pasa a tener el jefe de la Fuerza por considerarse que el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas es sólo el Presidente de la Nación, como lo establece la Constitución Nacional-, que pertenecen al arma de Infantería: Carcagno (designado por Cámpora); Anaya (por Perón) y Laplane y Videla (por Isabel Martínez). Los cuatro tendrán el grado de Teniente General con acuerdo del Senado. 

En el gobierno de facto del Proceso de Reorganización Nacional se suceden, a partir de Videla, tres comandantes en jefe del Ejército -se retorna a la denominación anterior-, que alcanzan el grado de Teniente General por decreto, es decir sin el acuerdo del Senado: Viola, Galteiri y Nicolaides. El primero es del arma de Infantería y los dos siguientes de Ingenieros. 

Al restablecerse la democracia y asumir la Presidencia Alfonsín, se elimina el cargo de Comandante en Jefe del Ejército y el jefe de la Fuerza pasa a ser el Jefe del Estado Mayor General del Ejército -como será en los treinta años siguientes- a raíz del concepto de que el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas es sólo el Presidente de la Nación. 

El primero en ocupar el cargo es Arguindegui, el segundo Pianta y el tercero Ríos Ereñu: el primero es del arma de Caballería, el segundo de Artillería y el tercero de Infantería. En los tres casos, al grado máximo que llegan es al de General de División, porque el gobierno radical reservaba el grado máximo -Teniente General en Ejército, Almirante en la Armada y Brigadier General en la Fuerza Aérea- sólo para el que ocupara la Jefatura del Estado Mayor Conjunto, buscando jerarquizar este cargo sobre los jefes de las fuerzas. Los tres ascendieron a dicho grado con acuerdo del Senado. 

El cuarto jefe del Ejército de Alfonsín es Caridi y el quinto Gassino (el primero del arma de Artillería y el segundo de Infantería). Se cambia el criterio anterior y se vuelve a dar el grado de Teniente General al Jefe del Ejército. Los dos accederán a dicho grado con acuerdo del Senado. 

Durante los diez años y medio que gobierna Carlos Menem se suceden en la jefatura del Ejército Cáceres, Bonnet y Balza. El primero es del arma de Caballería, el segundo de Ingenieros y el tercero de Artillería. Los tres alcanzan el grado de Teniente General con acuerdo del Senado. 

En las presidencias de De la Rúa y Duhalde es jefe del Ejército Brinzoni del arma de Artillería, quien también llega al máximo grado con acuerdo del Senado. 

En los doce años y tres meses de gobiernos kirchneristas se suceden en la jefatura del Ejército Bendini, Pozzi y Milani. El primero es del arma de Caballería, el segundo de Comunicaciones -será el único de todos de esta arma y también el único con el título de ingeniero militar- y el tercero Milani, de Ingenieros (es el único de los 23 que tiene la aptitud de oficial de inteligencia). Milani, al igual que los anteriores, obtuvo el acuerdo del Senado para el ascenso a Teniente General, aunque en el último caso se demoró varios meses. 

El nuevo Jefe del Estado Mayor General del Ejército (Cundom) es del arma de Infantería y por primera vez llega al cargo máximo de la Fuerza un especialista en aviación militar.

Realizando un balance, surge que sobre 24 generales que llegan a la jefatura del Ejército desde 1963, 7 son del arma de Caballería, 8 de Infantería, 4 de Artillería, 4 de Ingenieros y sólo uno de Comunicaciones. 

Todos han tenido el título de oficial de estado mayor con la excepción de Onganía, que no tenía ninguno, y Pozzi, que lo tenía de Ingeniero Militar. 

Milani es el único que incorporó inicialmente la modalidad de que el Jefe del Ejército ejerza simultáneamente la Jefatura de Inteligencia de la Fuerza y también maneje directamente la Dirección de Finanzas (una situación que después fue normalizando). 

Por otro lado, fue también el único, en los últimos cincuenta años, que enfrentó resistencias durante un gobierno constitucional para tener el acuerdo del Senado para llegar al grado máximo.

Cundom presenta un perfil muy diferente de su antecesor, más apegado al Ejército que a la política. En este sentido, y a diferencia de su antecesor, es posible que se incline por un perfil más profesional.


ROSENDO FRAGA
Nacido en Buenos Aires, el 3 de agosto de 1952. Abogado egresado de la Universidad Católica Argentina. Analista político, periodista e historiador. Es miembro de la Academia Argentina de la Historia, de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, del Consejo Argentino de las Relaciones Internacionales (CARI), del Consejo Académico de la Escuela de Defensa Nacional y del Instituto de Historia Militar Argentino. Recibió el premio Konex en Comunicación Periodismo (1997) y el premio Santa Clara de Asís (2005). Ha publicado 38 libros sobre temas históricos, políticos militares y regionales. Ha sido condecorado por los gobiernos de Brasil, Chile, España e Italia. Director del Centro de Estudios Nueva Mayoría y del sitio www.nuevamayoria.com especializado en análisis latinoamericano.

Fuente: http://www.nuevamayoria.com/index.php?option=com_content&task=view&id=4763&Itemid=30

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