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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

23 de febrero de 2013

BATALLA DE SALTA, LA HORA APOTEÓTICA DE BELGRANO 20 DE FEBRERO DE 1813

El bicentenario de la Batalla de Salta produce orgullo y emoción al honrar a aquel prócer emblemático de nuestra historia, Manuel Belgrano, General de nuestro Ejército y figura relevante de la cultura y el pensamiento. El supo compenetrarse siempre con la patria con entereza espiritual, al servicio del ideal trascendente de libertad e independencia. 

Para Alberdi representaba la honradez en política y el honor en el soldado, haciendo que la educación estuviera en todos sus actos por considerarla esencial para la formación del hombre y la mujer. Plasmar la impronta de su genio con la humildad del monje y la firme determinación del soldado, llegando a ser directa o indirectamente el adalid de las grandes transformaciones sociales, políticas, económicas y militares de su época. 

Como ironía del destino, Belgrano recibía después del triunfo de Tucumán una nueva conminación para que retrocediera hasta Córdoba. Contestó, aturdido, que sus fuerzas ya perseguían al enemigo e informaba cómo había cambiado el ánimo en aquellos pueblos y añadía que si cumplía esas ordenes todas las glorias desaparecerían y aumentaría el número de los enemigos. 

En medio de esas tensiones, el prócer debía afrontar con su esfuerzo personal la reorganización de aquel ejército diezmado y sin disciplina. A la caída del triunvirato sus sucesores se apresuraron a felicitar al héroe, designándolo capitán general, que Belgrano con su natural grandeza, responde que sirve a la Patria con el único objeto de verla constituida y que ese es el único premio al que aspira. 

Entiende que es preciso aprovechar el tiempo y continuar las hostilidades hacia el norte, que, de estar en condiciones hubiera seguido hasta Lima. Así lo hizo saber al gobierno. Su deseo inmediato era avanzar sobre Salta. 

TRADUCCION DE LA "DESPEDIDA A WASHINGTON" 
Mientras iniciaba la marcha a Salta, ayudado por el Dr. Redhead, que luego sería su médico personal, terminó de traducir la “Despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos”, prohombre por el cual sentía admiración, considerándolo símbolo del verdadero héroe. 

Entendía que su lectura sería útil a sus conciudadanos, inculcándoles el amor a la patria y el deseo de verla libre y progresista. Esta era la segunda vez que realizaba esta traducción, porque la primera debió tirarla al fuego junto con sus papeles personales en la precipitada acción de Tacuarí, el 9 de marzo de 1811. 

Esta labor de Belgrano hace pensar cómo en medio de tan difíciles circunstancias al frente de aquel ejército falto de recursos humanos y materiales, se hiciera tiempo para encarar un trabajo de esta naturaleza. 

JURA DE LA BANDERA Y LLEGADA A SALTA 
Tras pasar el río Pasaje hace jurar a la tropa acatamiento a la Asamblea del Año XIII y a la Bandera. 
Para ello, Belgrano se adelantó llevando en alto el estandarte azul y blanco en medio de música marcial y arengó así a los soldados: “Este será el color de la nueva divisa con que marcharán al combate los nuevos campeones de la Patria”. 

Llegó a Salta el 20 de febrero en medio de intensas lluvias que habían borrado los pobres caminos de entonces. 
Belgrano, enfermo y con vómitos de sangre, no dudó en dar batalla aunque tuviera que ser transportado en carretilla tirada por dos caballos a fin de recorrer la línea del frente. 
Con energía sobrehumana reaccionó y con dificultad pudo montar a caballo y dirigir la acción. 

Distribuyó las fuerzas según los planes trazados, llevando la bandera azul y blanca, que por primera vez recibió el bautismo de fuego. La situación era angustiosa. Si perdía, los españoles podrían llegar nuevamente a Tucumán y perseguirlos hasta Córdoba. 

No cabían titubeos y sí una rápida decisión. Así fue como se produjo el choque con entrecruzamiento de fuego, luchándose con denuedo por ambas partes. 

El enemigo comenzó a ceder ante la decidida acción patriota, venciendo sucesivamente a los distintos cuerpos realistas. Se pactó la retirada española para evitar mayor profusión de sangre, previa entrega del armamento y municiones y el juramento de no volver a tomar las armas contra las Provincias Unidas, que Belgrano comprendió, según el parte, a Potosí, Charcas, Cochabamba y La Paz. 

La Asamblea rindió homenaje a los triunfadores y a Belgrano recompensó con 40.000 pesos, que el prócer destinó a la fundación de cuatro escuelas de primeras letras en Tarija, Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero, que carecían de ellas. 

EL EJEMPLO DE SU VIDA 
Concluye en Salta el ciclo más glorioso de este Padre de la Patria, porque después de estas victorias la suerte no le acompañará, debiendo luchar siempre con enormes dificultades y su enfermedad. Queda como resultado de sus victorias las provincias del norte argentino, que de haber obedecido a Buenos Aires se hubieran perdido, como pasó luego con el Alto Perú (Bolivia). 

Así pasó la hora apoteótica del prócer. Junto con sus glorias permanecen aquellos mojones de sacrificio y dolor que hubo de pasar para legarnos una patria que disfrutamos y que no hemos sabido retribuir con nuestro esfuerzo a quienes fueron sus forjadores, con quienes tenemos una deuda de gratitud permanente. 

No debiera haber una sola mujer que ignore que a él le deben las primeras escuelas para ellas, ni tampoco olvidar sus sacrificios, renuncias a títulos y honores y a sueldos para aliviar el erario público. 
Nació rico y todo su patrimonio lo ofrendó al país. Bajó a la tumba, no con el brillante uniforme de sus triunfos, sino que prefirió el oscuro sayal religioso. 

Se improvisó como lápida el mármol de una cómoda familiar. Estuvo ocho días insepulto por carencia de medios para la inhumación, faltando también aquella triste noche del 20 de junio de 1820 hasta las velas para iluminar tanta pobreza y abandono. 
Así entregó su alma a Dios, en la casa paterna, el vencedor de Tucumán y Salta, el creador de la Bandera y promotor del progreso general de país. Gloria a su memoria.
https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=EtDiqlVLuJs
Por JUAN J. TERRY

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