El francotirador es el hombre más temido en el campo de batalla, él solo puede
detener a varios cientos de hombres, matando a sus oficiales, destruyendo sus
radios y sobre todo generando miedo. El terror a la muerte invisible que genera
un francotirador preciso y experto en camuflaje paraliza a los soldados
normales, incapaces de defenderse de lo que no pueden ver. Precisión, maestría
en el camuflaje y ante todo paciencia, son los secretos de un buen
francotirador.
En este artículo
analizaré cómo surgió este tipo de soldado y cuales fueron los más famosos y
mortíferos francotiradores.
El surgimiento
de los francotiradores es casi tan antiguo como el nacimiento de las armas de
fuego. Ya en los ejércitos de los siglos XVI y XVII había hombres con un “don”
especial para la precisión, hombres que eran capaces de acertar, con sus
rudimentarios arcabuces y posteriormente con los más evolucionados mosquetes, a
blancos a distancias imposibles para el resto de los soldados. Pero es en los
siglos XVIII y XIX, con la evolución de las armas y municiones, cuando surgirán
compañías de francotiradores organizadas dentro de los ejércitos.
Primero aparecerán, en las “Guerras Napoleónicas”, compañías de
tiradores, que, armados con fusiles, tenían la misión de adelantarse al resto de
las tropas para desgastar a los enemigos con sus certeros disparos.
Posteriormente, durante la “Guerra de Secesión”, los ejércitos federales crearon
compañías de francotiradores armados con precisos fusiles para enfrentarse a los
mortíferos tiradores sureños, soldados acostumbrados a cazar desde niños con sus
rifles y que tenían una temible precisión. Las compañías de francotiradores
federales se nutrían de tiradores que seleccionaban mediante concursos de tiro y
se caracterizaban por actuar libremente, al margen del resto del ejército y por
vestir un uniforme verde que les ayudaba a camuflarse, en vez del característico
color azul oscuro del ejército federal.
Foto: Tiradores
Boers
Pero el verdadero nacimiento de los francotiradores hay que
enmarcarlo con el surgimiento de la “Primera Guerra Mundial” (1914-18)”. La
guerra de trincheras fue la característica de esta contienda mundial y permitió
el auge de los francotiradores, ya que este tipo de contienda, caracterizada por
numerosas tropas inmóviles atrincheradas a pocos metros unas de otras, favorecía
que existiesen numerosos blancos al alcance de los fusiles.
Los primeros que
empezaron a usar fusiles con visor adosado fueron los alemanes, que adaptaron el
fusil “Gewehr 98” para usar una variante con visor, aunque
posteriormente los aliados usaron también fusiles con visor, principalmente de
marcas comerciales y fusiles de caza especialmente adaptados.
Los
francotiradores acechaban a sus enemigos desde la “tierra de nadie”, que
separaba las trincheras y donde éstos se camuflaban, y observaban inmóviles con
sus prismáticos a veces durante días, siempre acechando y esperando hasta que se
presentaba la oportunidad de hacer blanco en algún soldado descuidado que
asomara la cabeza de la trinchera. La actuación de los francotiradores era sobre
todo importante para la moral, ya que reforzaba la de sus tropas y minaba la del
enemigo, expuesto a recibir un disparo en cualquier momento de descuido, lo cual
se sumaba a la ya de por si dura vida dentro de una trinchera. En esta primera
contienda los alemanes destacaron sobre todo por su eficacia, fruto de la buena
óptica de sus fusiles, muy superior a los de sus enemigos.
Si el
nacimiento de los francotiradores modernos hay que buscarlo en la “Primera
Guerra Mundial”, su desarrollo y madurez hay que situarlo en la “Segunda Guerra
Mundial” (1939-45), durante la cual aparecieron números francotiradores o
“snipers”, que cobraron eterna fama a lo largo de la contienda. Una vez más,
fueron los alemanes los que empezaron a destacar como expertos francotiradores,
gracias a la larga tradición de ejercitar a muchos de sus jóvenes en la caza y
el tiro deportivo desde la niñez y a los esfuerzos del régimen nazi en
militarizar a su juventud con la creación de las “Juventudes Hitlerianas”.
Los alemanes crearon incluso una medalla, ”la Insignia del Águila”, con
distintivos de honor para los francotiradores que abatieran a 20, 40 ó 60
enemigos, una insignia para destacar y premiar a los más certeros. No solo el
entrenamiento mejoró, las experiencias de la anterior contienda mundial fueron
aprovechadas por todos los bandos para mejorar las tácticas de combate, técnicas
de camuflaje y equipamiento de los francotiradores alemanes o “Scharfschützen”.
Los alemanes disponían de una veintena de estos “Scharfschützen” en cada
batallón y siempre actuaban en parejas de tirador y observador.
El arma
principalmente empleada por los francotiradores al principio de la contienda era
el fusil básico de infantería con un visor óptico adaptado. Los británicos
usaban una variante de su típico fusil “Lee Enfield P14” con
mira telescópica modelo Aldis de 4 aumentos.
Los alemanes
usaron una variante de su famoso y preciso “Kararabiner K-98K” equipados con
precisos visores de modelo Carl Zeiss, Swarovski y ZF-42 de 6 aumentos.
Posteriormente también usaron variantes de su fusil semiautomático “G-43” con
mira de 4 aumentos.
Los soviéticos,
a partir de la reorganización de su ejército tras la debacle sufrida tras la
invasión alemana, empezaron a crear eficaces binomios observador-tirador,
creando una nueva fuerza altamente entrenada y motivada que sería la pesadilla
de los confiados alemanes. Los snipers soviéticos usaban el fusil ”Mosin
Nagant” con visor óptico Pu de 3,5 aumentos, un arma bastante efectiva,
a la que posteriormente se añadiría el fusil semiautomático Tokarev-SVT con la
misma mira Pu de 3,5 aumentos, un fusil que no era preciso a más de 200 metros,
pero que contaba con gran cadencia de tiro.
Los
norteamericanos usaban el fusil “Springfield M1903A4” con
visores Weaver de 2,5 aumentos o visores Unertl de 8 aumentos y el fusil
semiautomático “M1 Garand” con visor Lyman de 2.2 aumentos.
Por otro lado
los japoneses usaron sus fusiles normales de infantería modelos “Tipo 97″ y
“Tipo 99”, equipados con visores de 2’5 aumentos. Como dato hay que recordar que
las miras de 4 aumentos eran eficaces hasta una distancia de 400 metros,
mientras que las de 6 aumentos lo era hasta los 1000 metros. Además, de todos
los visores usados, el mejor era el ZF-42 de 6 aumentos. Hay que anotar también
que normalmente los francotiradores eran capaces de acertar en la cabeza de un
hombre hasta 400 metros de distancia y en el torso hasta los 600 metros.
Los francotiradores apenas tuvieron protagonismo en los comienzos de la
“Segunda Guerra Mundial”, ya que la guerra era una guerra de movimiento en la
que los protagonistas eran los blindados y la aviación. Ya con la invasión
alemana de la Unión Soviética y la aparición de numerosos combates urbanos, su
uso se fomentó, sobre todo tras su actuación en el bando soviético para frenar
el avance alemán.
Fue en los
terribles combates urbanos de Leningrado y Stalingrado donde cobraron tremenda
importancia, principalmente los francotiradores siberianos del ejército
soviético, que, escondidos entre las humeantes ruinas de cascotes, eran capaces
de abatir numerosos blancos sin ser detectados. Entre estos fantásticos
tiradores soviéticos se alzan sin duda la figura del mitificado
Vassili Zaitsev, cazador siberiano que recibió
la “Orden de Lenin” y fue declarado “Héroe de la Unión Soviética” tras matar a
más de 400 enemigos, entre ellos al experto francotirador alemán Koening, hechos
que se pueden visionar dramatizados en la película “Enemigo a las puertas”.
Otros tiradores
soviéticos destacados fueron el soldado Okhlopkov, la mujer soldado
Lyudmila Pavlichenko, que mató a 309 enemigos, y Anatolij
Chekov.
Foto: Lyudmila
Pavlichenko
Aprendiendo
el camuflaje de sus enemigos soviéticos, los francotiradores alemanes llegaron a
alcanzar una gran perfección que los sitúa entre los más eficaces de la
contienda, como comprobaron los aliados tras su desembarco en Francia y su
avance hacia Alemania, siendo retardados numerosas veces por francotiradores
alemanes, expertos en abatir oficiales aliados.
Entre
tantos tiradores alemanes selectos hay que destacar las figuras de los grandes
francotiradores Mattheus Hetzenauer, que combatiendo en el
frente oriental desde 1943 hasta 1945 logró causar 345 muertes confirmadas, y
Sepp Allerberger, con 257 muertes en su haber.
Foto: Mattheus
Hetzenauer
También son de destacar las cifras que obtuvieron varios de los
francotiradores finlandeses, maestros del camuflaje invernal y la precisión
frente a los soviéticos, como las del Mayor Simo Häyhä que
usando un fusil soviético “Mosin-Nagant” modelo 28, eliminó a 542 soldados
enemigos en tan solo 4 meses de guerra. También destaca Sulo Kolkka, que mató a
unos 400 soldados rusos con su fusil.
Foto: Mayor
Simo Häyhä
En el frente del Pacífico la acción de los francotiradores
japoneses estaba basada en el camuflaje y en la acción suicida. En vez de
disparar y cambiar de posición para evitar ser detectados, los japoneses se
subían a las palmeras y disparaban al mayor numero de blancos posibles a
distancias menores de 50 metros, sin evitar ser descubiertos, con lo que, aunque
casi siempre causaban bajas, eran irremediable eliminados en cuestión de
minutos. Los norteamericanos actuaban al estilo occidental. Agrupados en
binomios y disparando sin dejarse descubrir, eran capaces de abatir a cientos de
japoneses sin tener perdidas.
El apogeo de
los francotiradores se sitúa en la cruenta batalla de Berlín, en la que los
francotiradores alemanes tuvieron un papel fundamental, retrasando la toma de la
ciudad por los soviéticos y causándoles cientos de bajas.
Tras el fin de
la “Segunda Guerra Mundial” y la aparición de la guerra moderna, basada en la
precisión de los bombardeos y las armas de destrucción masiva, la misión de los
francotiradores se enmarca en actuaciones esporádicas, enmarcados dentro de
grupos de fuerzas especiales, cuya misión suele ser la eliminación de blancos
prioritarios, altos oficiales y políticos enemigos, y la actuación
anti-terrorista. Aunque también se vio un resurgimiento de tiradores de élite a
la antigua usanza en el combate urbano de Sarajevo, durante la Guerra de Bosnia
de los años 90.
Foto: Gary
Gordon y Randy Shurghart
Los francotiradores mas destacados en estos años
han sido Gary Gordon y Randy Shurghart, abatidos en Mogadiscio
tras eliminar a unos 100 enemigos durante la actuación norteamericana en la
zona. Por último cabe destacar la actuación de “Juba” un supuesto francotirador
de la insurgencia iraquí que supuestamente ha abatido a una veintena de soldados
norteamericanos a distancias de 200 metros, grabándolo todo en vídeos caseros.
Juba se basa siempre en las principales premisas de los francotiradores, no
dejarse ver y no disparar mas de una vez desde la misma posición de tiro.
El
francotirador sigue teniendo cabida en la historia militar pese a los numerosos
adelantos tecnológicos y es de suponer que su actividad seguirá evolucionando a
la vez que las armas. Siempre los soldados temerán los disparos certeros de
estos mortíferos fantasmas denominados “snipers” o francotiradores.
http://desarrolloydefensa.blogspot.com.ar/2010/09/francotiradores.html
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