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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

14 de mayo de 2019

OPERACIÓN ALGECIRAS U OPERACIÓN GIBRALTAR. FUE UN FRUSTRADO PLAN MILITAR ARGENTINO, DE TIPO COMANDO, QUE SE INTENTÓ LLEVAR A CABO DE MANERA ENCUBIERTA Y EXTRAOFICIAL DURANTE LA GUERRA DE LAS MALVINAS EN 1982, EN TERRITORIO ESPAÑOL.


Vista aérea del peñón de Gibraltar
Operación Algeciras | Secreto
https://www.youtube.com/watch?v=DiaF3Olyi1w
La Operación Algeciras u Operación Gibraltar fue un frustrado plan militar argentino, de tipo comando, que se intentó llevar a cabo de manera encubierta y extraoficial durante la Guerra de las Malvinas en 1982, en territorio español. Su —inconcluso— objetivo táctico era sabotear a la Marina Real Británica, tratando de hundir con minas submarinas un navío de guerra cualquiera en la base británica de Gibraltar, e impedir su marcha hacia las islas Malvinas, escenario del conflicto bélico. El plan se llevaría a cabo mediante la actuación de buzos tácticos y la utilización de minas submarinas de origen italiano.
Un fragmento del video sobre la operación argentina que oficialmente nunca existió.
Primavera, 1982. Durante el conflicto de las islas Malvinas, un comando de cuatro saboteadores argentinos llega a España con la misión de hundir buques británicos amarrados en Gibraltar con minas submarinas recibidas por valija diplomática. Los propios protagonistas reconstruyen la historia.
https://www.youtube.com/watch?v=yLl8Md5iqtw
COBERTURA MILITAR
La operación fue aprobada por el almirante Jorge Isaac Anaya, quien la mantuvo en secreto a la mayor parte de sus camaradas. Los militares lograron convencer a dos antiguos miembros de la guerrilla peronista Montoneros que tenían experiencia subacuática, a pesar de la represión sobre la guerrilla. Uno de los comandos era Máximo Alfredo Nicoletti, buzo táctico y ex guerrillero que actuaba para el servicio de inteligencia de la Armada. Los planificadores negarían cualquier implicación de funcionarios de la Argentina.
Desde territorio español, una fuerza de tres hombres (dos montoneros y un oficial de enlace argentino) supervisaban el tráfico naval británico alrededor de Gibraltar, preparándose para atacar un blanco en la oportunidad en que se lo ordenasen, usando hombres ranas y minas italianas. Esperaban la llegada del HMS Ariadne como primer blanco.1
Operación Gibraltar - Operación Algeciras
FRACASO
Sin embargo, el plan falló luego de que la inteligencia británica interceptara y descifrara comunicaciones entre Buenos Aires y la embajada argentina en Madrid e informara al gobierno español, que arrestó al equipo. El arresto fue realizado por el Ministerio del Interior sin involucrar al Centro Superior de Información de la Defensa, (CESID), la agencia de inteligencia española.
Lo que imposibilitó esta operación fue un incidente casi fortuito. El 31 de mayo de 1982, dos policías españoles detuvieron en Málaga un automóvil alquilado en el viajaban dos argentinos que habían levantado sospechas debido a los gastos que realizaban. Se alojaron en un hotel como turistas y se pensó que podían ser narcotraficantes.
Cuando la policía española detuvo a los argentinos, estos trataron de continuar la operación a cualquier precio. Fue por eso que el capitán de la operación pidió hablar a solas con el comisario, con quien tuvo la siguiente conversación:
Soy el capitán Fernández, de la Armada Argentina, y estoy en una misión secreta. Desde este momento me considero prisionero de guerra y no diré una palabra más.
«Si tú eres marino argentino, yo soy sobrino del Papa», le contestó, risueño, el comisario y ordenó a la policía que detuviera a los otros dos argentinos que esperaban en el hotel en el pueblo de San Roque.
Cuando los miembros de la operación fueron capturados, se dieron cuenta de que el trámite de detención se iba a demorar mucho, por lo que les pidieron a los policías almorzar con ellos. Según relataron los mismos miembros de la operación «Fue un almuerzo muy divertido, los policías españoles lamentaban que este hecho hubiera llegado a sus superiores, y de no haber sido así, los hubiesen dejado libres» recordaron los miembros de la operación.
«Los españoles nos trataron muy bien», afirmaron los miembros del comando en una entrevista. Vino uno y les dijo: «Hombre, si yo hubiera sabido que ibais a hundir un barco inglés os dejaba. Después de todo, el Peñón de Gibraltar también es territorio usurpado por Inglaterra». Después del almuerzo, el capitán y los ex guerrilleros fueron transportados a Málaga.
Leopoldo Calvo-Sotelo, el presidente del gobierno español, que se encontraba en la zona en plena gira de campaña electoral, ordenó tapar el incidente y reservó ocho asientos en el vuelo chárter que utilizaba, para que los tres argentinos y los cuatro policías regresaran a Madrid junto con él. Ya en Madrid los embarcó en un vuelo a Buenos Aires.
Fueron acompañados hasta las Islas Canarias por los policías españoles y luego prosiguieron su viaje solos.
Operación Gibraltar - Operación Algeciras
EVALUACIÓN
Las razones por la cual esta operación no pudo ser llevada a cabo son muchas, se dice que si el grupo hubiese sido provisto de un mapa militar en lugar de un mapa turístico, hubieran llevado pasaportes falsificados de buena calidad (no como los que llevaron, que ya generaron sospechas en Francia, primer destino de los miembros de la operación), y hubiera utilizado tarjetas de crédito en lugar de dinero en efectivo, la historia hubiera tenido otro desenlace.
Por otra parte, las operaciones de este calibre suelen ser planificadas por un grupo especializado, en el cual uno hace las tareas referidas al reconocimiento y otro ejecuta la operación.
Libro Malvinas - Operación Gibraltar - Operación Algeciras
OPERACIÓN ALGECIRAS, SORPRESA EN GIBRALTAR
Conflicto del Atlántico Sur- Malvinas 1982 
Acciones poco conocidas de la Armada Argentina y la Marina Mercante Argentina. 

Acciones poco conocidas de la Armada Argentina y la Marina Mercante Argentina Durante el Conflicto del Atlántico Sur-Malvinas 1982
Con el conflicto por Malvinas desatado, la Armada Argentina evaluó y ejecutó operaciones de inteligencia para conocer los movimientos de la Flota Inglesa y de distracción para dificultar el despliegue de su fuerzas hacia el Atlántico Sur; entre otras operaciones, se planificó atacar un objetivo inglés en Europa, con la idea de mostrarle a la Organización del Atlántico Norte (OTAN) y a sus integrantes en Europa, los riesgos de tener a una parte importante de la flota de la OTAN (la Inglesa), operando tan lejos de sus apostaderos habituales.Desde la finalización del conflicto, el episodio nunca fue reconocido oficialmente, pero en 2003 el cineasta español Jesús Mora consiguió que los entonces (1982) presidente español, Leopoldo Calvo Sotelo y Jefe de la Armada argentina, almirante Jorge Anaya, confirmasen la existencia de la "Operación Algeciras", título que empleó para su documental.
La operación estuvo desde su inicio bajo el mando directo del Almirante Jorge Isaac Anaya, Comandante en Jefe de la Armada y mentor de la recuperación del archipiélago malvinense. El 22 de abril Anaya convocó a su despacho en el Comando de la Armada, en el edificio “Libertad”, en la zona de Retiro, al Contralmirante Eduardo Morris Girling, por ese entonces Jefe del Servicio de Inteligencia Naval. En la reunión le propuso golpear en Europa a los ingleses, con el fin de que los europeos advertirán que los buques destinados a protegerlos, por ejemplo de los rusos, estaban a miles de millas de distancia, cerca del Polo Sur, y presionarían a Inglaterra para que regresen o, al menos, disminuyeran su número.
El ataque planeado por Anaya consistía en hundir un buque inglés en Europa, y para aumentar el impacto del incidente, este debía ser un buque de guerra, evitando así, además, posibles condenas internacionales por atacar un navío civil.
En cuanto a la elección de la base naval inglesa, no era factible una en el Reino Unido, ya que unos argentinos deambulando en sus proximidades levantarían demasiadas sospechas, por lo que se encontró como aceptable la base naval ubicada dentro de la colonia inglesa del territorio español de Gibraltar, en proximidades del puerto español de Algeciras. Además, la elección de ésta ofrecía la ventaja de un entorno mucho más favorable al operar el comando desde España, un país donde no tendrían problemas de idioma y llamarían mucho menos la atención.
Pese a todo, la operación no se presentaba sencilla, el riesgo de ser descubiertos era elevado y se necesitaba de cualquier forma separar a la Argentina de la comisión del ataque, por lo que la Armada se dedicó a conformar un grupo comando especial que además de estar en capacidad de llevar con éxito la operación, no pudiera ser fácilmente relacionado oficialmente con la argentina.
Según Anaya si la "Operación Algeciras" tenía éxito, nadie culparía a la Argentina: "Todos sospecharían de los enemigos de la OTAN, la Unión Soviética y sus aliados de la cortina de hierro, los islámicos del Líbano, o del Coronel Gadafi" presidente de Libia, en el Norte de África. Pese a esto, con esta operación, Argentina pudo implicar a España en el conflicto de las Malvinas, justo en el momento que España era finalmente aceptada como miembro pleno de la OTAN.
Operación Gibraltar - Operación Algeciras
El Almirante Anaya confió la planificación de la operación y el armado del grupo comando al Contralmirante Girling, quien designó al mando al Capitán de Corbeta Infante de Marina y Buzo Táctico Héctor Rosales, junto a tres guerrilleros ex Montoneros, Máximo Nicoletti, Antonio Nelson Latorre alias “el Pelado Diego”y otro experimentado alias “el Marciano”, todos con experiencia en buceo.
Además de tener gran conocimiento del buceo, en las operaciones encubiertas y en la ejecución de atentados con explosivos, el hecho de ser antiguos guerrilleros y no miembros de las fuerzas armadas argentinas, en caso de ser descubiertos, el gobierno Argentino podría negar cualquier relación con ellos.
El componente del grupo comando con mayor experiencia en ataques a buques era Nicoletti quien había nacido en Puerto Madryn, ciudad costera y sureña de Argentina, donde, con el tiempo, se había convirtió en buzo profesional.
A Nicoletti el tema de atacar embarcaciones de forma inusual le venía de familia, su padre, buzo táctico italiano, había participado en el proyecto de torpedos humanos de la “Regia Marina” italiana durante la Segunda Guerra Mundial, que desembocó en Diciembre de 1941 en el ataque a la Base Naval Inglesa en Alejandría, Egipto, en el Norte de África y el hundimiento con explosivos de los Cruceros Pesados HMS “Queen Elizabet” y HMS “Valiant”.
Ya en los inicios de los años 70 comenzó a militar en la agrupación guerrillera argentina Montoneros. Esta organización desarrolló su mayor actividad guerrillera, en forma de atentados con explosivos y secuestros extorsivos entre 1970 y 1977 y Nicoletti participó en algunos de ellos.
Sus virtudes como buzo se prestaron a la realización de dos atentados bastante famosos en esos tiempos. Por un lado, el 1 de Noviembre de 1974, durante la presidencia de Maria Estela Martinez de Perón, en proximidades de San Fernando, en el Río Lujan, colocó una carga de explosivos accionada por control remoto dentro de la embarcación deportiva del Jefe de la Policía Federal Argentina, el Comisario General Alberto Villar. La explosión mató a Villar y a su esposa.
El otro atentado fue contra un buque de la Armada Argentina. El 22 de Septiembre de 1975, también durante la presidencia de Maria Estela Martinez de Perón, mientras se encontraba amarrado en el “Astillero de Río Santiago” finalizándose su construcción, el Destructor ARA “Santísima Trinidad, sufrió una explosión a causa de cargas de Trotyl colocadas entre el caso y el fondo por los buzos. Si bien esto no impidió la finalización de su construcción, sí le acarreó problemas futuros que con el tiempo fueron subsanados en los arsenales navales argentinos.
Paradógicamente, el ARA “Santísima Trinidad” era un buque gemelo del Destructor ingles HMS “Sheffield”, hundido seis años después, el 4 de Mayo de 1982, por un misil Exocet AM-39 durante la guerra de Malvinas, luego de un ataque de la Aviación Naval Argentina.
Por estos hechos, Nicoletti fue detenido y con el tiempo, sus relaciones con las autoridades argentinas mejoraron, hasta el punto de que se le encomendó la misión de realizar junto a dos compañeros un ataque similar al perpetrado contra el ARA “Santísima Trinidad”, pero en este caso, contra un buque de guerra chileno en la Base Naval de Valparaíso, en la zona central chilena. Para este caso no había nada de improvisación, sino que ya se tenían los blancos marcados, casas seguras, vías de entrada y salida e inteligencia previa sobre los objetivos.
Esta planificación se debió a las crecientes tensiones entre Argentina y Chile a causa de las discusiones por la soberanía de islas en el Canal de Beagle, en el Sur de ambos países durante 1978; no obstante, la mediación del Papa Juan Pablo II, evitó el conflicto armado y el ataque a la flota chilena fue cancelado. Abortada la operación Valparaíso, Nicoletti viajó a Estados Unidos quedándose en Miami, en cambio sus compañeros se desperdigaron en países de Sur América.
El 2 de Abril de 1982, se enteró a través de los noticieros de la recuperación de las Malvinas por parte de Argentina, sus otros compañeros se encontraban en Ecuador y en Venezuela. Esa misma tarde los llamaron desde Buenos Aires para avisarles que ya estaban analizando una posible acción contra los invasores ingleses. Se pensaba en atacar algún buque de abastecimiento británico en Montevideo o en un puerto del Brasil, pero surgió la idea de hacerlo en Europa. "Nos preguntaron si era factible o no, y con uno de mis compañeros, Nelson Latorre, el "Pelado", dijimos que, si nos ponían las cargas en España la operación era factible".
Almirante Jorge Isaac Anaya - Operación Gibraltar - Operación Algeciras
LA PLANIFICACIÓN DE LA OPERACIÓN ALGECIRAS
Conformado el grupo comando, se diseñó la operación Algeciras cuyo plan era trasladarse y montar la base en la ciudad portuaria española de Algeciras, ya que dada su cercanía geográfica, era la localización ideal. Allí pasarían por inofensivos turistas, aficionados a la pesca, teniendo así una excusa para pasar horas en su embarcación pescando, y analizar cuidadosamente los movimientos dentro de la base naval inglesa de Gibraltar.

Vista aérea del Puerto de Algeciras y de la Base Inglesa de Gibraltar
Las directivas recibidas indicaban que, una vez analizada la situación de la base inglesa y el entorno, se aguardaría el arribo de algún barco militar británico, se consultaría con Anaya y se actuaría en base a las órdenes que les impartieran.
Para hundir el blanco seleccionado, se recurriría a tres minas magnéticas de fabricación Italiana cada una con 25 kilogramos de Trotyl, en la planificación se había desechado las minas magnéticas de fabricación argentina para eliminar toda pista del origen del atacante. El problema de introducirlas en España se solucionó recurriendo al sistema de la valija diplomática de la embajada argentina. Desde el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires, se enviaron vía aérea las tres minas magnéticas disimuladas dentro de una boya marítima, dirigida a la embajada argentina en Madrid, evitándose así cualquier intromisión aduanera.
Las directivas para el grupo comando argentino, indicaban que una vez que se contase con un objetivo que cumpliese con los requisitos del plan (buque militar ingles de importancia), habrían de aguardar a una noche oscura (sin luna o nublada), e internarse en el agua con ayuda de un gomón (bote inflable), una vez en las proximidades de la base, se acercarían con el bote hasta una distancia segura, tras lo cual Nicoletti y el Marciano se lanzarían al agua, continuando la aproximación buceando para evitar ser detectados, quedando en la embarcación Latorre y Rosales, que tenían instrucciones de hundir el bote y huir en solitario si tras un tiempo estipulado, los buzos no volvían. Colocadas y programadas las minas magnéticas, volverían al bote y se dirigirían a la playa. Desde allí, el grupo se dirigiría por tierra y en diferentes vehículos a Barcelona, cruzarían Francia y luego hasta Milán - Italia, desde donde volverían a la Argentina.
Conocido el plan y ajustados lo detalles, el grupo comando destacó la acción planeada por el mando naval: "La decisión de Anaya es una de las más revolucionarias que se tomaron en la Argentina, porque íbamos a atacar a la OTAN, a Estados Unidos; atacar en Europa era una decisión muy pesada, había que rescatarla desde ese punto de vista. Lo más importante era que mostraba hasta dónde quería llegar la Armada en su enfrentamiento con Inglaterra”. “Era una operación para llegar, ejecutarla en dos días e irse”.
Vista aérea del Puerto de Algeciras y de la Base Inglesa de Gibraltar
COMIENZA LA OPERACIÓN
Finalizada la planificación y la organización logística de la operación, solo restaba iniciarla, a partir del 24 de Abril del 82 el grupo de cuatro buzos tácticos viajó hacia Europa desde el Aeropuerto de Ezeiza en dos vuelos de Aerolíneas Argentinas diferentes, el Capitán Rosales y El Marciano volaron directamente a Madrid, en cambio Nicoletti y Latorre partieron hacía París, donde transbordarían de vuelo para llegar a Málaga y luego por tierra a Madrid.
El grupo de Latorre y Nicoletti, en lo que se supone que debía ser una mera escala en París, tuvo el primer contratiempo. Para desvincular totalmente la operación con el gobierno argentino, se recurrió a pasaportes falsificados. Estos fueron confeccionados por otro ex-montonero, Víctor Basterra, aunque los talentos del falsificador eran muy respetados, todo indica que en este trabajo no se habría alcanzado la calidad suficiente.
Cuando llegaron a la capital francesa, oficiales de inteligencia sospecharon de los argentinos, los pasaportes falsos llamaron la atención, no parecían totalmente auténticos y la cooperación francesa hacia Inglaterra había comenzado, todos los argentinos arribados eran verificados especialmente. Luego de demorarlos un buen rato, se resolvió dejarlos continuar viaje. Aunque el incidente no pasó a mayores, siempre quedó la sospecha de que la inteligencia francesa pudo haber alertado a los servicios ingleses y españoles sobre la presencia de los argentinos.
Operación Gibraltar - Operación Algeciras
LA OPERACIÓN EN TERRITORIO ESPAÑOL
Una vez en Málaga, se hospedaron en un hotel en Estepona. Tras unos días empleados en preparar el terreno y observar el entorno, se dirigieron a Madrid donde pasaron unos días y se encontraron con Rosales y el Marciano. Tras ello se dirigieron a la oficina del Agregado Naval Argentino en Madrid, que ya había recibido las minas magnéticas italianas desde la embajada.
En ese momento terminaba la etapa “sencilla” de la operación, ya que hasta entonces, no habían tenido que preocuparse demasiado, pero desde el momento en que recibieron las minas, el comando tenía que transportar en un largo viaje de más de 550 kilómetros los 75 kilogramos de alto explosivo en forma de minas submarinas, que además eran bastante voluminosas (60 centímetros de diámetro).
Otro agravante del entorno era que, en breve tiempo, se celebraría el mundial de fútbol en España 82 y las autoridades españolas temían por la concreción de un atentado de la banda terrorista ETA, por lo que se había incrementado la seguridad y por ende los controles policiales en todas las carreteras. En ese ambiente especial de inteligencia y contraterrorismo debía moverse el grupo comando argentino, sin la información previa de la que sí disponían para otros blancos.
Para moverse por España, el capitán Rosales había alquilado dos autos en Madrid y Nicoletti uno en Málaga. Para evitar ser descubiertos habían decidido hacer el traslado en silencio sin usar las radios para no ser detectados en el trayecto, en cambio para superar los controles carreteros, el grupo estableció un sistema de viaje seguro, el primer automóvil hacía las veces de vigía seguido por el segundo a 10 minutos de distancia y finalmente el tercero, en el cual se transportaban camufladas las minas, a otros 20 minutos.
Si el primero se topaba con un control policial, sólo debía dar la vuelta y, al cruzarse en el camino con los otros dos vehículos, sus compañeros entenderían el mensaje de que por allí no podía avanzarse. Si ese automóvil adelantado levantaba sospechas, podía pasar una revisión policial, porque no llevaban nada que los comprometiera. Con esta disposición, no fueron escuchados por la policía española ni tomados por sorpresa por los operativos policiales y pudieron burlar todos los controles de las carreteras, dando tiempo al coche con las minas a variar su rumbo sin levantar sospechas y alcanzar finalmente su destino.
El viaje de Madrid hasta Algeciras se desarrolló sin incidentes y allí se alojaron en un hotel. Para moverse por la costa compraron en el Corte Inglés un bote inflable a motor y que posteriormente usarían para realizar el minado del objetivo. En sus salidas de pesca, en las que se movían con total libertad por la zona, comprobaron que las medidas de seguridad eran bastante escasas y por tanto 
estimaron que la operación era finalmente realizable.
Máximo Nicoletti - Operación Gibraltar - Operación Algeciras
A LA ESPERA DEL MEJOR BLANCO
El primer objetivo que cumplía parte de los requisitos (buque militar ingles importante) era un pequeño minador atracado en puerto, pero por un lado se trataba de un objetivo bastante modesto, y por otro, en aquellos momentos, Argentina buscaba una solución diplomática al conflicto, que habría fracasado en el momento que se produjese el ataque a la base inglesa; la mediación del Presidente Peruano Dr. Fernando Belaunde Terry, estaba muy avanzada y había alcanzado un gran consenso en la comunidad internacional.
Es por esto que a pesar de la llegada a puerto de otros posibles objetivos que sí cumplían los requisitos planificados, como un destructor ingles y algunos buques logísticos, siempre que el comando solicitaba permiso para ejecutar la operación, éste le era denegado desde Buenos Aires.
Todo cambió cuando a las 16:01 del 2 de Mayo el Crucero ARA “General Belgrano” de la Armada Argentina fue torpedeado y hundido por el Submarino atómico ingles HMS “Conqueror” encontrándose fuera del área de exclusión establecida por Reino Unido, sin ser un riego para la flota inglesa y alejándose de la zona del conflicto navegando a baja velocidad, lo que cumplió con la meta política inglesa de destruir cualquier posibilidad de solución pacífica y obligar a la argentina a meterse en una guerra.
Al no haber vuelta atrás y quedando claro el fracaso de la vía diplomática, el 3 de Mayo Anaya dio luz verde al Capitán Rosales para atacar al primer blanco que cumpliera los requisitos, a partir de ese momento, el primer barco militar inglés que entrase en Gibraltar sería minado.
Tras el visto bueno para la operación, llegó a la base de Gibraltar la Fragata HMS “Ariadne” que se convirtió en el objetivo. La noche del lunes 8 de Mayo, la fragata entró en el puerto y se fijó para la noche del 9 el ataque en caso de que continuase ahí.
La Fragata inglesa Tipo 12 HMS "Ariadne", en navegación.
A la noche siguiente, tenían la fragata en el puerto con las condiciones meteorológicas adecuadas y la luz verde de Buenos Aires para proceder”, prepararon los explosivos y todo el equipo, iniciaron el desplazamiento pero al poco tiempo de navegar, el cielo se descubrió y una luna llena que iluminaba toda la bahía, amenazó con delatarlos, por lo que abortaron la operación para la noche siguiente
Para ese entonces, luego del hundimiento el 2 de Mayo, del Crucero ARA “Gral. Belgrano”, se había producido el 4 de Mayo el hundimiento del Destructor ingles HMS “Sheffield”, por medio de un misil aire superficie Exocet AM-39, lanzado desde un avión Super Etandart de la Tercer Escuadrilla de Caza y Ataque de la Aviación Naval Argentina.
El 10 de Mayo por la mañana, el Capitán Rosales y Latorre fueron a renovar el alquiler de los coches que, con tantos retrasos en obtener la luz verde para la operación, se había vencido el día anterior y era necesario para garantizar la huida sin problemas en los controles ruteros, mientras que Nicoletti y El Marciano permanecerían durmiendo para estar descansados para la noche del ataque ya que les tocaba el trabajo más duro al tener que bucear un tramo prolongado.
Para pagar el alquiler utilizó dinero en efectivo, aunque en estos casos es habitual pagar con tarjeta de crédito, y la policía española andaba tras la pista de unos argentinos y uruguayos presuntos planificadores y ejecutores de un asalto a un banco local, así que, tras haber pagado en efectivo al alquilar el primer coche en su llegada a España, la policía solicitó a la empresa de alquiler que les avisasen si volvían por sus oficinas, y así lo hicieron la mañana del 10 de Mayo, donde finalmente detuvieron a Rosales y a Latorre, luego, 4 agentes despertaron a Nicoletti y al Marciano a las 12:30 mientras aún descansaban en el hotel.
En la detención solo participaron efectivos españoles, los que propinaron un trato ejemplar a los argentinos. Cuando los miembros de la operación fueron capturados y se identificaron el trámite de detención comenzó a demorarse mucho, por lo que terminaron almorzando con ellos. Según relataron los mismos miembros de la operación “Fue un almuerzo muy divertido, los policías españoles lamentaban que este hecho hubiera llegado a sus superiores, y de no haber sido así, los hubiesen dejado libres”, “los españoles nos trataron muy bien - Vino uno y nos dijo: Hombre, si yo sabía que ibais a hundir un barco inglés os dejaba. Después de todo, el Peñón de Gibraltar también es territorio usurpado por Inglaterra”.
Luego del almuerzo, el capitán y los ex guerrilleros miembros de esta operación fueron transportados por tierra hasta Málaga, donde en aquellos momentos se encontraba en el presidente del gobierno español, Leopoldo Calvo Sotelo, quien regresaba a Madrid tras un mitin de la UCD y que para evitar cualquier fuga de información y que el asunto trascendiese más, ordenó desembarcar la custodia de su avión, embarcar a los 4 argentinos y a otros 4 efectivos policiales y despegar inmediatamente rumbo a Madrid.
Eso fue a las cuatro de la tarde, poco más de 3 horas tras la detención. Una vez en la capital, salieron desde el aeropuerto de Barajas rumbo a las Islas Canarias acompañados de la policía, donde hacían escala para su destino final, Buenos Aires, viaje que ya harían los cuatro buzos argentinos, solos hasta Ezeiza. Para salir de España, utilizaron los mismos pasaportes falsos con los que entraron.
El Presidente Leopoldo Calvo Sotelo, jurando frente al Rey Juan Carlos
El incidente se saldó a satisfacción de todos: los argentinos porque, aunque no lograron su objetivo, preocuparon seriamente a sus enemigos y no se vieron envueltos en ningún escándalo internacional; los españoles evitaron problemas con sus recién estrenados socios en la OTAN sin tener que enfrentarse con sus hermanos latinoamericanos, y los ingleses, felices también porque que no se produjo el atentado y evitaron un papelón militar.
Con esto finalizaba la “Operación Algeciras”, quedando en el aire grandes incógnitas como ¿qué fue lo que puso tras la pista del grupo comando a la policía española? y más importante aún, si Anaya estaba acertado en su planteamiento de atacar a la Marina Británica en Europa, con la posibilidad de dejar a España muy complicada con sus aliados de la OTAN? y ¿cuál hubiera sido la reacción de Inglaterra al mostrarse vulnerable en su territorio?, de lo que no hay dudas, es que militarmente, hubiera sido un golpe magistral al corazón británico.
Con el tiempo Nicoletti se convirtió en especialista en asaltos a camiones blindados transporte de caudales. En eso estaba cuando en 1994 fue detenido como jefe de una superbanda que se alzó con 1.800.000 pesos de un solo golpe. Pasó cinco años tras las rejas y no está claro por qué recuperó la libertad, dice a quienes se lo cruzan que no tiene sentencia firme y se benefició con la aplicación del dos por uno de las leyes penales argentinas.
Para 2004, de los cuatro componentes del comando, solo seguían vivos Nicoletti y el Marciano, desconociéndose al día de hoy su identidad, ya que siempre prefirió mantenerla en secreto, el “Pelado Diego” y el Capitán Rosales, que, según Nicoletti, era un tipo extraordinario, murieron hace tiempo.
Fuentes:
“Flotillas Secretas - Vol II”- Brooks Richards - Londres 1985
"La Guerra por las Falklands" - Nigel West - Londres 1998
“Operación Algeciras” - Jesús Mora - Madrid 2004
“Documental Operación Algeciras" - Jesús Mora – Madrid 2004
“Cambio 16” - Madrid 1983.
“The Sunday Times”- Londres 1999.
“La Nación” - Buenos Aires 2004

1982: OPERACIÓN ALGECIRAS (GIBRALTAR) RELATO DEL INTEGRANTE DEL COMANDO
El Almirante de la Armada Jorge Anaya, cerebro de la acción terrorista planificada desde Buenos Aires; Leopoldo Calvo-Sotelo Presidente del Gobierno de España en 1982 y el montonero Máximo Alfredo Nicoletti, jefe del comando enviado en secreto por la Armada Argentina para volar la Royal Navy.
RELATO DEL INTEGRANTE DEL COMANDO
Relato del integrante del comando, Maximo Nicoletti, montonero, cayó prisionero de los militares, y dado su perfil profesional lo reclutan para realizar operaciones especiales, como destruir buques ingleses en Gibraltar.
Maximo Nicoletti - Operación Gibraltar - Operación Algeciras

https://www.youtube.com/watch?v=P-3z7MpjDf4

En 2003, se rodó un documental argentino-español, Operación Algeciras (ver documental), que relata la historia de esta operación encubierta.
En video. Copiar y pegar el Link:
https://www.documaniatv.com/historia/operacion-algeciras-video_4de8285fa.html
Duración 1:29:07
DESCRIPCION Y FICHA
a Operación Algeciras fue una operación militar argentina de tipo comando encubierto y extraoficial, llevada a cabo durante la Guerra de las Malvinas (1982) en territorio español y británico, cuyo objetivo táctico era hundir con minas submarinas un navío de guerra británico cualquiera en la Base Británica de Gibraltar, e impedir su marcha hacia las Islas Malvinas, escenario del conflicto bélico. El objetivo ya mencionado se llevaría a cabo mediante la actuación de buzos tácticos "hombres rana" y la utilización de minas submarinas de origen italiano.
Copiar y pegar el Link: https://www.documaniatv.com/historia/operacion-algeciras-video_4de8285fa.html
Operación Gibraltar - Operación Algeciras
HACE 35 AÑOS ARGENTINA QUISO VOLAR GIBRALTAR - Confidencial Andaluz 11 de enero de 2017.
Pepe Fernández*
Cuando la guerra de Las Malvinas, Gibraltar, conocida como La Roca, como puerta y llave entre dos continentes, cumplió su papel estratégico en un lejano conflicto -las Falklands- con miles de víctimas como balance final entre muertos y heridos.
Fue en mayo del año 1982 cuando estuvo a punto de suceder algo en el Campo de Gibraltar que hubiese cambiado posiblemente el curso de muchos acontecimientos que estaban por llegar.
He aquí la historia, poco conocida, sobre dos bombas lapa que a punto estuvieron de reventar dos buques de guerra atracados en el puerto de Gibraltar camino al apoyo naval en las Malvinas. Corría la primavera andaluza del año 82. Se cumple pues este año el redondo aniversario de los 35 de aquella guerra, aquel problema distinto y distante, como entonces la definió nuestro jefe de Gobierno Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo.
El Almirante de la Armada Jorge Anaya, cerebro de la acción terrorista planificada desde Buenos Aires; Leopoldo Calvo-Sotelo Presidente del Gobierno de España en 1982 y el montonero Máximo Alfredo Nicoletti, jefe del comando enviado en secreto por la Armada Argentina para volar la Royal Navy.
Amanecía el lunes 10 de mayo y Andalucía entraba en el punto álgido de su primera gran campaña electoral autonómica que concluiría el 23 de mayo, trece días restaban. Ese mismo día se lanzaban al ruedo andaluz Carlos Ferrer Salat y José María Cuevas, en nombre de la CEOE, con una manzana podrida en la mano que representaba a la izquierda podrida, a la que no se debía votar, advertía la patronal, porque el personal se quedarían sin televisores, coches o neveras. Aunque para eso ocurriese en España de verdad aún faltaban tres décadas para la gran crisis de principios de siglo. Unas elecciones aquellas a cara de perro y que finalmente ganaría el 23 de mayo el PSOE con Rafael Escuredo al frente, obteniendo su primera gran mayoría absoluta de muchas venideras para el socialismo en Andalucía.
Aquella mañana de lunes, la perspicacia de un veterano comisario de policía de Málaga, dio al traste con una operación militar de gran calado, diseñada semanas antes nada menos que en el Cuartel General de la Armada Argentina en Buenos Aires.
Los partes de guerra que llegaban en esas fechas a la mesa del Almirante Jorge Isaac Anaya, miembro de la Tercera Junta Militar, presidida por el General Galtieri, eran alarmantes. Anaya fue, además, el gran impulsor de la recuperación militar del archipiélago de las Malvinas por parte de Argentina. El bombardeo del ARA General Belgrano había arrojado días antes un total de 323 argentinos muertos. Fue tremendo el impacto que causó aquella masacre en el estado de ánimo de la sociedad argentina.
La misma noche del 10 de mayo, horas antes del Día D y de la Hora H para la ejecución de la “Operación Algeciras”, el parte de guerra argentino era aterrador: 82 muertos, 106 heridos y 342 desaparecidos en la contienda frente a las costas de Tierra de Fuego. Era la trágica respuesta militar británica al bombardeo previo de un portaaviones de combate inglés, el “HMS Invencible”.
El Almirante Anaya había llamado al Vicealmirante Eduardo Morris Girling, Jefe del Servicio de Inteligencia Naval y le hizo partícipe de un plan secreto que ejecutaría un comando especial y que solo conocerían ellos dos.
UN SECRETO PARA CUATRO
Tan solo unos días antes fue cuando el Almirante Anaya había llamado al Vicealmirante Eduardo Morris Girling, Jefe del Servicio de Inteligencia Naval y le hizo partícipe de un plan secreto que ejecutaría un comando especial y que solo conocerían ellos dos en la cúpula militar, junto a una tercera persona, el Capitán Héctor Rosales, en su calidad de agregado naval en la Embajada de Argentina en Madrid, como coordinador de la operación en territorio español. Rosales utilizaría como nombre de guerra el de “capitán Fernández”. También sería conocedor de la operación el capitán Luis dImperio, ex miembro de la ESMA, que coordinaría todo desde Buenos Aires. Una acción militar que, formalmente, no iba a existir nunca en ningún documento ni papel oficial. El Almirante Anaya contaría para su ejecución con tres guerrilleros ex Montoneros: Máximo Alfredo Nicoletti, el ejecutor material, “Gordo Alfredito” era su nombre de guerra, Antonio Nelson Latorre alias “El Pelao Diego” y otro experimentado alias “el Marciano” cuyo nombre verdadero nunca trascendió. Todos montoneros, todos eran aficionados al buceo y alguno, como Nicoletti, con larga experiencia en la voladura de barcos en tiempos de María Estela Martínez de Perón. Uno de ellos con el principal jefe contraterrorista del peronismo y su esposa dentro, que saltaron por los aires en mil pedazos. Máximo Nicoletti, además, llevaba lo de volar barcos en su genética familiar. Su padre fascista, buzo táctico italiano, había participado en la voladura de varios buques en el puerto de Alejandría en 1941 durante la II Guerra Mundial.
El plan consistía en atacar directamente a la Royal Navy británica pero en Europa, en su casa, donde menos se lo esperaban, jugando con el factor sorpresa y generando un cierto desamparo defensivo. Alertar a la OTAN de la existencia de debilidad real en sus defensas frente a enemigos comunistas o islamistas del Líbano o la Libia del Coronel Gadafi. Un error, querían dar a entender, el tener desplazado tanto operativo militar británico tan lejos de los vulnerables objetivos europeos en Las Malvinas. Nadie podría sospechar nunca que las manos de los chusqueros (y asesinos) militares argentinos del momento, habían estado detrás de un golpe inesperado y audaz, de gran efecto sicológico en la sociedad y posiblemente en el concierto geoestratégico internacional.
Máximo Alfredo Nicoletti, el buzo que tenía que dirigir la incursión submarina en Gibraltar la noche del 10 de mayo del 82 para colocar dos bombas lapa. La luna llena abortó la noche antes la acción.
50 KG DE TROTYL
El puerto de la colonia británica de Gibraltar era el sitio elegido para enviar un comando integrado por tres guerrilleros civiles y un militar. El idioma del entorno, el español, no sería una barrera, cosa que sí suponía haberlo intentado como pensaron inicialmente en territorio del Reino Unido. A través de valija diplomática les harían llegar dos enormes bombas lapa de carga hueca, – con 25 kg de trotyl cada una- fabricación italiana para no dejar rastros argentinos, de unos 60 centímetros de diámetro, artefactos que serían colocados en la barriga de alguno de los grandes buques de guerra británicos atracados en el puerto de Gibraltar, repostando esos días camino del cono sur americano. (Ambos artefactos acabarían meses después explosionados, bajo control y en el mayor de los secretos, en el campo de tiro del acuartelamiento Álvarez de Sotomayor de Viátor en Almería, por cierto tras hacer noche las bombas en la comisaria de policía de El Ejido).
Los tres civiles reclutados como comando para ejecutar la “Operación Algeciras”tuvieron que aceptar una condición importante antes de decir sí definitivo a la misión. Si les pillaban y la cosa salía mal, nunca la Armada argentina daría la cara por ellos ni reconocerían absolutamente nada. Serían simplemente Montoneros luchando por la Patria por su cuenta, solo eso. Y si la cosa salía bien, quedaban comprometidos y condenados a un perpetuo pacto de silencio sobre el que jamás podrían contar o presumir. Es de suponer que un sacrificio por la patria bien remunerado tuvo que ser argumentación más que suficiente como para que aceptaran embarcarse, tan anónimamente, desde el aeropuerto bonaerense de Ezeiza a Madrid, Málaga y Gibraltar.
El comando, camuflados como buceadores de pesca y aficionados a la foto submarina, se instalaron primero en Estepona y desde allí desplegaron en pocos días su conocimiento sobre el territorio de operaciones en el Campo de Gibraltar. Confirmaron sus primeras impresiones sobre plano: sí, era posible volar un barco de guerra británico en el puerto de Gibraltar. Lo harían. Solo faltaba el ok desde Buenos Aires, desde el Edificio Libertad en la zona de Retiro, sede de la jefatura de la Armada, despacho de Anaya. Hubo dos fechas previas para ejecutar el atentado, pero se anularon sobre la marcha. La última noche, la del domingo 9 de mayo, la luna llena impidió la ejecución con garantías suficientes para la escapada. La bahía estaba reluciente. El lunes 10 de mayo, sí o sí, iba a ser la fecha.
Bocana del Puerto de Gibraltar, prácticamente al lado de la pista del aeropuerto gibraltareño construido en territorio cedido por España en su día.
DETENIDOS HORAS ANTES
Aquella mañana del Día D, los miembros del comando trabajaron casi en exclusiva en preparar la escapada final tras los fuegos de artificio. Barcelona, Francia y Buenos Aires eran los destinos elegidos para huir del avispero español que seguramente se iba a montar. Entre otras gestiones pendientes tenían que renovar el alquiler de los coches, vencido el día antes, y cuyo pago siempre efectuaron en efectivo. No con tarjeta de crédito como ya solía ser habitual entre la clientela turística de la época. Aquella fue una circunstancia que alertó a la policía malagueña que, por aquellas fechas, andaba obsesionada con una banda de latinoamericanos que atracaba sucursales bancarias en la Costa del Sol.
-Cuando vuelvan por aquí estos argentinos, avísenos-. dijeron al encargado de la empresa de alquiler de coches los policías del grupo anti atracos de Málaga. Y así sucedió.
En el propio negocio de alquiler de autos son abordados directamente el capitán Rosales y El Marciano por los agentes de policía Francisco López y Ricardo Ruiz Coll que les identifican. Lo confiesan casi todo del tirón, ante la sorpresa de los polis actuantes que creen que les toman el pelo.
–Soy el capitán Fernández – dijo Héctor Rosales- de la Armada Argentina y estoy en una misión secreta y desde este momento me considero un prisionero de guerra. No diré una palabra más.
– Si tu eres marino argentino, yo soy el sobrino del Papa, le respondió incrédulo y con sorna Ruiz Coll.
Los trasladan al hospedaje de Algeciras donde dormían los otros dos miembros del comando, Nicoletti y El Pelao, precisamente quienes esa noche tenían la responsabilidad directa del cierre militar de la operación, sumergiéndose con las bombas en la quietud de las aguas de la Bahía de Algeciras.
Todos fueron detenidos. De tal forma que, al conocer los policías españoles la misión que tenían encomendada sus detenidos, maldijeron haber dado parte a sus superiores tan rápidamente.
–Os hubiésemos dejado seguir adelante-,les dijeron. Los policías malagueños, una media docena, eran claramente anti británicos por lo de Gibraltar y por tanto favorables a Argentina en el conflicto bélico de las Malvinas. Entre los detenidos y sus captores se estableció esa mañana un clima de simpatía mutua, incluso de cierta camaradería patriotera, llegando a almorzar todos juntos ese mediodía y brindando por “Gibraltar español” y por las “Malvinas Argentinas”, contarían algunos de sus protagonistas años después.
Leopoldo Calvo-Sotelo junto al candidato de UCD a la Junta Luis Merino Rayona. Ese 10 de mayo de 1982, en las calles de Málaga, el presidente ya sabía que se había desactivado un comando terrorista argentino que pretendía volar la Royal Navy en Gibraltar. Comando que por ‘razones de Estado’ viajarían luego en el avión presidencial desde Málaga a Madrid.
-“DISTINTO Y DISTANTE”
El télex con campanitas de la comisaria de Málaga con la información de la detención de un comando militar argentino que pretendía volar un buque de guerra inglés en el puerto de Gibraltar, fue conocido inmediatamente por el ministro del Interior Juan José Rosón y llegó al instante al presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo, que se encontraba ese día de campaña electoral precisamente en Málaga. Fue en las mismas fechas en las que el presidente centrista proclamó públicamente que la guerra de Las Malvinas eran para España un asunto “distinto y distante”.
La decisión del Gobierno español, ante la delicada situación generada con la descubierta del comando argentino, fue fulminante. Declaró el asunto “materia reservada” o “secreto de guerra” y decidió proceder con todo el sigilo posible para repatriar a los detenidos cuanto antes, como si aquí no hubiese pasado nada.
Bajo ningún concepto España podía permitirse un escándalo internacional con Gran Bretaña en aquellos momentos, máxime recién llegados a la OTAN pero, sobre todo, con la asignatura de Gibraltar de por medio que, evidentemente, pasaba a un segundo plano en aquel momento para el gobierno de UCD. España, que se desgañitaba en los foros internacionales contra ETA, no podía dar amparo bajo ningún concepto a un grupo terrorista, por muy simpáticos que nos cayeran los argentinos en aquella guerra que les montó la Sra. Thacher.
Estos eran los carteles que convocaban a los andaluces a sus primeras autonómicas el 23 de mayo de 1982. Campaña que a punto estuvo de quedar interrumpida de haberse consumado la ‘Operación Algeciras‘ por la acción terrorista de los argentinos.
Todo ello sucedía en un año electoralmente convulso y de cambios políticos, con los mundiales de fútbol disputándose en nuestros estadios, ETA seguía asesinado personas y el país entero aún vivía la resaca del golpe de mano de Tejero el 23F.
Tanto fue el secretismo que se aplicó al desenlace de la “Operación Algeciras” que el propio Leopoldo Calvo Sotelo es quien dio instrucciones concretas para que los miembros del comando viajasen en el avión presidencial de Málaga a Madrid. Así, gran parte de la escolta de seguridad del presidente, ocho miembros, se tuvieron que quedar en tierra para que sus asientos fuesen ocupados por el comando militar argentino y sus conductores camino de su repatriación a Buenos Aires, primero a Madrid y finalmente vía Las Palmas.
Nunca, en mucho tiempo, se publicó una sola línea sobre este asunto. Fue a raíz de un reportaje en la revista Cambio16 a finales del 83, contando gran parte de la operación fallida, cuando se supo que dos bombas lapa, de algo más de medio metro de diámetro cada una, podrían haber cambiado el rumbo de muchas historias europeas y americanas aquella noche del 10 de mayo del 82. Y quizás también hubiese modificado el rumbo general de la Historia, esta con mayúscula.
Lógicamente el MI5 británico y los servicios de inteligencia franceses fueron conocedores de la operación fallida desde el primer momento. Hay incluso quien sostiene que los franceses, que detectaron a su llegada los pasaportes falsificados de Nicoletti y Latorre en Orly, llegaron a sospechar de ambos viajeros a los que retuvieron cierto tiempo. Pero nunca pensaron, nadie lo pensó en ningún momento, que pretendían volar el puerto militar de Gibraltar.
*Pepe Fernández es Periodista. Editor y Director de Confidencial Andaluz.
Operación Gibraltar - Operación Algeciras
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Referencias
  1. Volver arriba↑ «Comandos Montoneros en acción». Clarín. 31 de marzo de 1996.

Fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Algeciras
http://www.irizar.org/malvinas-acciones-10.html
http://www.abc.es/historia/abci-operacion-algeciras-hace-34-anos-guerra-malvinas-tambien-libro-espana-201604200158_noticia.html
http://confidencialandaluz.com/hace-35-anos-argentina-quiso-volar-gibraltar/

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