Juan Manuel de Rosas | ||
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Juan Manuel de Rosas hacia 1840 | ||
13º y 17º Gobernador de Buenos Aires | ||
8 de diciembre de 1829-17 de diciembre de 1832 | ||
Predecesor | Juan José Viamonte | |
Sucesor | Juan Ramón Balcarce | |
7 de marzo de 1835-3 de febrero de 1852 | ||
Predecesor | Manuel Vicente Maza | |
Sucesor | Vicente López y Planes | |
Información personal | ||
Nacimiento | 30 de marzo de 1793 Buenos Aires, Virreinato del Río de la Plata | |
Fallecimiento | 14 de marzo de 1877 (83 años) Southampton, Reino Unido | |
Lugar de sepultura | Cementerio de la Recoleta | |
Nacionalidad | Argentino | |
Partido político | Partido Federal | |
Familia | ||
Cónyuge | María de la Encarnación Ezcurra | |
Hijos |
Pedro Pablo Rosas y Belgrano(adoptivo)
Adrián Rosas (no reconocido)Juan Bautista de Rosas María de Rosas Manuela Robustiana Ortiz de Rozas Ángela Rosas (no reconocida) Emilio Rosas (no reconocido) Joaqín Rosas (no reconocido) Nicanora Rosas (no reconocida) Justina Rosas (no reconocida) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Estanciero, militar y político | |
Rango | ||
Participó en | Guerras civiles argentinas | |
Firma |
Federico Terrero Escalada
Fecha de nacimiento: | |
Defunción: | Fallecido |
Familia inmediata: |
Hijo de Federico Terrero Muñoz de Rávago y Maria Gertrudis de Escalada Donado
Marido de María Antolina Moreno Thwaites Padre de Elena Terrero Moreno; Delia Maria Terrero Moreno;Luis Federico Terrero Moreno y María Isabel Terrero y Moreno Thwaites Hermano de José María Terrero Escalada; Juan Nepomuceno Terrero y Escalada, Obispo de La Plata; Maria Saturnina Terrero Escalada y María Terrero y Escalada |
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Nació en Buenos Aires en el seno de una de las familias tradicionales argentinas. Era el tercer hijo del médico Joaquín José Terrero y Escalera y doña María Josefa Villarino y González.
En 1815, junto con Luis Dorrego –hermano del Manuel Dorrego– y Juan Manuel de Rosas, formó una sociedad con la que creó el primer saladero en la provincia de Buenos Aires en Las Higueritas, cerca de Quilmes.
Sus negocios lo llevaron a amasar una importante fortuna con la que adquirió extensas tierras a lo largo de la «frontera india». Además fue dueño de una quinta de 40 ha en el pueblo de San José de Flores –actualmente en la zona de Rivadavia y Gaona en el barrio de Flores–, donde también fue Juez de paz.
Políticamente fue un fuerte partidario de Rosas en contra de las políticas unitarias de Bernardino Rivadavia.
En junio de 1834, con la renuncia de Juan José Viamonte al caro de Gobernador de Buenos Aires, le fue ofrecido el cargo a Terrero, que no aceptó.
Falleció en la ciudad de Buenos Aires en 1847. Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta
Federico Terrero era hijo de Juan Nepomuceno Terrero y fue con èl que Rosas mantiene una fluida correspondencia, ( su padre habìa muerto en 1847) ya que gestionaba en Buenos Aires, la devolución de los bienes de Restaurador (Ademàs era el hermano de Màximo Terrero, esposo de Manuelita
CARTA DE ROSAS A FEDERICO TERRERO SOBRE EL ASESINATO DE URQUIZA
El 11 de abril de 1870 murió en el Palacio San José, Entre Ríos, el general Justo José de Urquiza, asesinado por el sargento mayor Simón Luengo. Reproducimos a continuación una carta que Rosas le escribió a Federico Terrero sobre el asesinato.
Fuente: Copia de Máximo Terrero en Archivo General de la nación, sección Fariní, legajo 23; en Gras, Mario César, Rosas y Urquiza, sus relaciones después de Caseros, Buenos Aires, [s.n.], 1948, págs. 376-377.
Sr. Don Federico Terrero.
Junio 5 de 1870
Mi querido Federico:
Con recuerdo, aprecio y placer he recibido las expresiones de mi muy amada comadre, las tuyas, María Gertrudis, tus hermanos e hijos.
Expresiones enunciadas en tu muy apreciable de abril 22, que devuelvo a todos con la amistad agradecida que les consagro y con un entrañable abrazo a la primera y con la parte correspondiente a todos sus buenos hijos.
Ninguna persona que haya seguido estudiando en la práctica, la historia de las repúblicas del plata, ha debido extrañar el desgraciado fin de su Excelencia el señor capitán general Urquiza.
Por el contrario, lo admirable e inaudito es, su permanencia en el poder, por grado siempre bajando, a virtud de sus hechos contrarios a su crédito, a sus amigos políticos, y favorables a sus enemigos.
Pocos años después de la altura de su poder, desde cuando ordenó la devolución de mis propiedades, y muy principalmente después de la batalla de Pavón, le he escrito varias veces dándole consejo en orden a la seguridad de su persona, su fortuna y a efecto de prevenir desgracias en su familia.
En mi larga carta, después de esa batalla le dije que habiendo él mismo cometido el gravísimo error, después del triunfo, de pasar todo su poder a sus enemigos, con funesto perjuicio a los que seguían de buena fe su política; su vida y su fortuna, no estaban seguras, si permanecía en la provincia entrerriana.
Que yo, en su caso, reduciría a dinero mis propiedades, y lo pondría en el Banco de Inglaterra para vivir de su renta en el posible sosiego, con mi familia.
Últimamente, poco antes de la triste noticia de su asesinato, le escribí, por complacerlo, dándole consejos implícitos en orden a su testamento, para prevenir después de su muerte, desgracias a su buena compañera y a sus hijos.
En una república de estados federales, el gobierno general no puede intervenir con fuerza armada en algún hecho de armas, puramente interno, en algunas de las provincias, o estados federados.
Y si es, como se dice, que la gran mayoría de la provincia entrerriana está en armas para sostener la aprobación que ha dado, a ese asesinato de su gobernador, cuya persona consideraban ya peligrosa, en y fuera de ella, es en tal caso un hecho y alarma, puramente internos.
El tema de tu carta con la vara que midiereis con ella serás medido es innegable.
Su E. el Señor Capitán General Urquiza lo ha usado con frecuencia al hablar del descenso del general Rosas.
“Toda mi vida, decía, me atormentará constantemente, el recuerdo del inaudito crimen que cometí, al cooperar, en el modo como lo hice, a la caída del general Rosas. Temo siempre ser medido con la misma vara y muerto con el mismo cuchillo por los mismos que por mis esfuerzos y gravísimos errores, he colocado en el poder”.
¿Por qué entonces continuaba sus errores y seguía su marcha pública por caminos tan peligrosos y extraviados?
Porque así es el hombre en su caso, circunstancias y opulencias en la engañosa condición de su veloz carrera.
Estamos bien de acuerdo en todas tus consideraciones relativas. Y pienso también, lo mismo, cuando dices que las complicaciones que vendrán serán serias y que lo peor de todo son las maniobras del gabinete brasileña.
Que Dios ilumine la marcha pública de los primeros hombres de esas repúblicas y tenga piedad de todos son los votos de tu agradecido amigo.
Rosas
Juan Manuel de Rosas
CARTA DE JOSEFA GÓMEZ AMIGA DE ROSAS A ROSAS SOBRE EL ASESINATO DE URQUIZA
El 11 de abril de 1870 murió en el Palacio San José, Entre Ríos, el general Justo José de Urquiza, asesinado por el sargento mayor Simón Luengo. Reproducimos a continuación una carta que Josefa Gómez le escribió a Juan Manuel de Rosas sobre los sucesos de Entre Ríos.
Fuente: Carta fotolitografiada en Papeles de Rosas, publicados por Adolfo Saldías, tomo I, página 423/429. Original en Archivo General de la Nación, sección Fariní, legajo 23; en Gras, Mario César, Rosas y Urquiza, sus relaciones después de Caseros, Buenos Aires, [s.n.], 1948, págs. 375-376.
Buenos Aires, mayo 19 de 1870
Mi muy querido amigo:
Estaba en la estancia cuando recibí el 15 del pasado abril la terrible noticia del asesinato de nuestro amigo el general Urquiza; juzgue usted mi impresión como mujer leal en la amistas que había extirpado en mi corazón todo otro sentimiento que no fuera sincero para ese hombre, pero, vuelta de mi sorpresa como mujer patriota y de partido, no pude menos como ahora digo a Usted que exclamar: ¡la justicia de Dios se ha cumplido! Los traidores y parricidas tienen que morir trágicamente. No siempre se puede jugar impunemente con la vida de los pueblos y de los hombres, sin que estos se levanten protestando contra el traidor vendido al extranjero.
Como ya sabrá usted la actitud que asume el Gobernador Nacional anatomizando al general López Jordán que se hace responsable de las consecuencias de la revolución de Entre Ríos y para castigar al rebelde (como ellos dicen) y sostener el principio de autoridad, el Gobierno manda una intervención armada hasta los dientes lo que nos ha puesto en guerra civil con aquella provincia. El Gobierno Nacional Sarmiento, quienes ven en López Jordán hasta cierto punto y no sin razón temen la reacción pues Jordán es un verdadero federal muy prestigioso en su provincia y fuera de ella. Si fuese un hombre de ellos batirían palmas por la muerte de Urquiza, como las batieron cuando don Juan Lavalle, fusiló de su orden al benemérito coronel Dorrego, por cuyo crimen y asesinato de todo principio fue proclamado gobernador de la provincia de Buenos Aires que elevó tan alto la bandera argentina pidiendo a los pueblos el castigo de hecho tan sangriento por el que ha corrido y corre la sangre de hermanos por más de 40 años, cuya destrucción miran con placer los poderes europeos, y más la vanguardia avanzada del imperio del Brasil, el enemigo tenaz de las repúblicas americanas, esta historia es suya porque sus vistas descubrieron esta insidia del gabinete brasilero, después que su gobierno en la santa sublevación de los riograndenses, les mostró con verdaderos hechos que era un gobernante que respetaba los principios (lo que yo en su caso no hubiera respetad).
Pero estos momentos son de expectativa desde que todos los días nos anuncian que tendrá lugar una batalla de cierta monta, que López Jordán tiene más de diez mil hombres entre ellos 2600 rifleros y 300 armados con fusiles de agujas, en fin, todos lo dan bien preparado y en su propia casa, donde tiene el Montiel en caso adverso para la guerra de recursos. (…)
Reciba usted, querido amigo mío, el abrazo cordial de su leal y sincera amiga.
Josefa Gómez
CARTA DE ROSAS A LA VIUDA DE URQUIZA
Dolores Costa | ||
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Retrato a lápiz de Dolores Costa que se encuentra en el Palacio San José. | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Facunda Dolores Costa Brizuela de Urquiza | |
Nacimiento | 27 de noviembre de 1831 Buenos Aires, Argentina | |
Fallecimiento | 8 de noviembre de 1896(64 años) Buenos Aires, Argentina | |
Nacionalidad | Argentina | |
Partido político | Partido Federal | |
Familia | ||
Cónyuge | Justo José de Urquiza | |
Hijos | 11 |
El 11 de abril de 1870 murió en el Palacio San José, Entre Ríos, el general Justo José de Urquiza, asesinado por el sargento mayor Simón Luengo. Reproducimos a continuación una carta de condolencias que Juan Manuel de Rosas escribió desde Inglaterra a la viuda de Urquiza.
Fuente: Original en Archivo General de la Nación, sección Urquiza, legajo 66. Fotocopia en mi poder; en Gras, Mario César, Rosas y Urquiza, sus relaciones después de Caseros, Buenos Aires, [s.n.], 1948, págs. 380-381.
Noviembre 28 / 1870
Señora Doña Dolores de Urquiza.
Señora de mi estimación y respeto.
Antes no he dirigido a usted esta mi dolorida carta, considerando que las aflicciones de su noble corazón traspasado, no le permitirían, en muchos días, ocuparse, en el todo, de multitud de condolencias fúnebres.
Lo hago hoy, pensando no ser ya prudente demorar más tiempo este deber de mi amistad agradecida.
Cuando también he sufrido la angustia fatal de perder a mi buena compañera Encarnación, conozco el largo tiempo que necesita usted para encontrar algún calmante a su amargura; tanto más, cuando ha pasado por el tormento cruel de presenciar el desgraciado fin del suyo, tan querido.
Sigo compadecido y acompañando a V en los penosos días de su alma desolada.
Cuando, en casos semejantes, es posible respetar y cumplir los preconceptos de la Ley Divina, no lo es la conformidad inmediata.
Ese resultado es obra del tiempo, con los años; a el contribuyen la concurrencia de la filosofía, y la religión; y por el trabaja el llanto continuado, concedido por dios a las personas mayores, y a los niños, para suplir la energía de la edad viril.
Así debe ser para usted, en sus tristes días, algún calmante, para atenuar, en la parte posible sus dolores, la seguridad, que no tenemos por qué dudar de que nuestro noble amigo, el excelentísimo Señor Capitán General Don Justo José de Urquiza, ha pasado a mejor vida, en las delicias eternas, donde ruega a Dios por usted sus queridos hijos, por todos sus amigos, sus enemigos y el bien de su patria.
Disponga usted del íntimo afecto, y mejores deseos con que soy de usted.
Señora, agradecido amigo,Juan M. de Rosas.
EL ASESINATO DE URQUIZA, POR JULIO VICTORICA
Urquiza fue aliado político de Rosas durante 15 años, pero en 1851 reasumió el manejo de las relaciones exteriores de su provincia, formó una alianza con Brasil y el gobierno de Montevideo y venció a Rosas en Caseros. Fue presidente de la Confederación entre 1854 y 1860, que desde septiembre de 1852 se encontraba separada de Buenos Aires.
Tras la batalla de Pavón en 1861 y la posterior incorporación de Buenos Aires a la Nación, la estrella de Urquiza comenzó a eclipsarse. Su negativa a apoyar los levantamientos federales de los montoneros del Chacho Peñaloza y Felipe Varela contra la política del puerto de Buenos Aires y al apoyo a las fuerzas del general Mitre en la Guerra del Paraguay no hicieron más que aumentar su desprestigio y generar fuertes rechazos entre sus comprovincianos.
En 1868 se presentó como candidato a presidente, pero fue derrotado por Sarmiento, quien a poco de asumir apoyó su nombramiento como gobernador de Entre Ríos y lo visitó en su provincia. El abrazo con el unitario sanjuanino, el principal responsable de la muerte del Chacho, sería la gota que colmaría el vaso. Para muchos de sus ex seguidores fue otro paso imperdonable.
El 11 de abril de 1870, un grupo armado que respondía al caudillo montonero Ricardo López Jordán irrumpió en el Palacio San José, al grito de "¡muera el traidor Urquiza!". Fue el final de este controvertido protagonista de la reorganización nacional.
Reproducimos a continuación un fragmento del análisis hecho por Julio Victorica sobre el proceso que desembocó en la organización de la Nación. Canciller de la Confederación y secretario privado del general entrerriano en los años 60 del siglo XIX, Victorica no ocultó la parcialidad que guiaba sus opiniones y observó el asesinato de su líder a la luz de los odios, rencores y feroces represalias que guiaban el espíritu de aquellos hombres y mujeres de la patria.
Fuente: Julio Victorica, Urquiza y Mitre. Contribución al estudio histórico de la organización nacional, Buenos Aires, J. Lajouane & Cía Editores, 1906, págs. 548-554.
La decisión con que el general Urquiza, ya sea en el puesto de gobernador de Entre Ríos o como personalidad política, de gran prestigio en el país, -se puso al servicio de la autoridad nacional, presidida por el general Mitre primero y después por el señor Sarmiento, fue la causa, principal o única, de la conspiración contra su vida, cuyo desenlace fatal se consumó en la noche del lunes santo, 11 de abril de 1970.
El origen de esa conspiración, las ideas o móviles relacionados de que surgió, no pueden ser concretados en pocas páginas sin incurrir en deficiencias u omisiones que el lector hallaría injustificadas. Es tema que requiere estudio detenido y extenso acopio de documentos. Sólo es posible insinuarlo, manifestando, que la política de dominación exclusiva de un partido y de persecución tenaz del contrario, mantenía latente en toda la República un fermento de odios y de represalias que, si bien se manifestaba aisladamente, esperaba siempre que le llegaría el momento de reconcentrarse y obrar. Esos fueron los elementos que rodearon al presidente Derqui la víspera de Pavón y al día siguiente de esta batalla, elementos que el general Mitre se propuso exterminar a sangre y fuego en todo el país, prefiriendo ese medio extremo al de la conciliación o tolerancia gradual, empezando por los de ideas menos exaltadas. Fueron también los que sublevaron las fuerzas entrerrianas en Basualdo y Toledo, y que, llegada la elección presidencial, condenados por el general Mitre en su “testamento político” a ser excluidos de nuevo –se plegaron a Alsina, sólo por impedir el triunfo de Elizalde.
El presidente Sarmiento, que había sido en otro tiempo colaborador exaltado de esa misma política exclusivista, no la modificó sensiblemente al iniciar su gobierno, sino algún tiempo después, de modo que seguían las resistencias y se conspiraba hasta contra su vida, como se vio más tarde, con el atentado de los Guerri, en el que fue manifiesta la complicidad de algunos de los asesinos de Urquiza en la Concordia. Se dijo también en aquella época, que la conspiración tramada contra el general Urquiza, debió estallar –comprendiendo a Sarmiento- dos meses antes en la ciudad de Colón…
No se puede afirmar todavía si por impulso propio o víctima de sugestión extraña, Ricardo López Jordán se lanzó a ser el jefe de una reacción política. Lo cierto es que ese desgraciado, hombre de muy cortos alcances y de limitada instrucción, perdió al momento la cabeza. Creyó ser revolucionario y se convirtió quizá sin quererlo, en vulgar cabecilla de asesinos.
Ya comprometido a seguir adelante en su propósito, se convenció de que la influencia, el prestigio del general Urquiza en Entre Ríos era inconmovible. No tenía guardias o soldados que lo custodiasen: vivía solo; pero un pueblo en masa habría acudido a su lado para defenderlo.
López Jordán reclutó una banda de exaltados. Había entre ellos asesinos conocidos. Eran como sesenta, que sigilosamente, cubiertos con las sombras de la noche, llegaron al palacio de San José y penetraron en tropel, lanzando alaridos. El general que no había creído en los anuncios de esa conspiración, precisamente porque se le denunciaron los nombres de quienes la encabezaban- comprendería al momento de lo que se trataba. Pudo huir, esconderse en el mirador, defenderse desde allí: prefirió luchar y lucho. Sólo, contra sesenta: nunca contó a sus enemigos. Bala traidora lo hirió en el rostro. El hombre fue derribado: el héroe quedó en pie. La piedad de la esposa y de las hijas ha erigido un altar en el mismo sitio donde se consumó el atentado.
En aquel día, y a la misma hora, en que fue asesinado el vencedor de Caseros, dos de sus hijos, Justo y Waldino, morían también en la ciudad de Concordia, cobardemente apuñalados. Se temía que fueran los vengadores de su padre.
Consumado el crimen, López Jordán, aun cuando no fuese personalmente actor, quedó aturdido. Se hizo nombrar gobernador por una legislatura cuyos miembros acababan de decretarse luto, y al recibirse del cargo, ¡se declaró responsable de asesinato del mismo a quien llamaba “víctima ilustre”!
Casi todos los asesinaos del general Urquiza y de sus hijos, incluso López Jordán, han fallecido de muerte violenta.
(…)
No está de más repetirlo. El concurso prestado a la presidencia de Sarmiento hizo perder toda esperanza a los que soñaban con reacciones violentas: nada habría sido más fácil que explotar la oposición con que fue recibido el nuevo gobierno; pero Urquiza, aun cuando había sido injustamente sospechado por Sarmiento, ya presidente elector respetó la autoridad constitucional que investía y se puso decidido a su servicio.
El que nunca fue revolucionario ni se alzó contra los gobiernos constituidos 1, el fundador de las instituciones, había jurado ante Dios y la patria defenderlas hasta con el sacrificio de su vida- y lo cumplió.
¡Honor a su memoria y que tan latas virtudes sirvan de ejemplo a la presente y futuras generaciones!
Referencias:
1 Más adelante, el autor sostiene “Queda la constancia de que el general Urquiza sólo una vez fue revoucionario: en 1851, cuando inscribió en su bandera: libertad y organización.
Primer retrato de Justo José de Urquiza, lo muestra en su juventud, cuando militaba en las milicias de Concepción del Uruguay. El original fue encontrado en la estancia San Pedro de Entre Ríos, propiedad de miembros de la familia Campos Urquiza.
Fuente:
http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/organizacion_nacional/carta_de_rosas_a_federico_terrero_sobre_el_asesinato_de_urquiza.php
http://www.elhistoriador.com.ar/documentos/organizacion_nacional/carta_de_rosas_a_la_viuda_de_urquiza.php
http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/organizacion_nacional/el_asesinato_de_urquiza_por_julio_victorica.php
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