Mientras el Sargento de Marina Ross Gundlach servía como entrenador de perros en Afganistán, le dijo a Casey,su perra labradora amarilla que era su constante compañera, que tan pronto llegara a casa la buscaría.
"Le prometí que si logramos salir con vida, yo haría lo que fuese necesario para encontrarla," dijo Gundlach.
El viernes se cumplió esa promesa con la ayuda de unos funcionarios estatales de Iowa con lindos sentimientos quienes supieron cómo tirar una gran sorpresa para Gundlach.
Desde que dejó el servicio activo este verano para estudiar en la Universidad de Wisconsin, Gundlach, de Madison, Wisconsin, ha estado tratando de adoptar a Casey de 4 años de edad.
El joven de 25 años de edad supo que Casey había terminado su servicio militar y había sido enviada al Departamento de Bomberos del Estado de Iowa donde trabajaba para detectar explosivos.
Gundlach le escribió al Jefe de Bomberos, Ray Reynolds, explicándo la conexión especial que tenía con la can. Hasta tiene un tatuaje en su antebrazo derecho representando a Casey con alas de ángel y un aureola sentada a los pies de un infante de marina.
"Por los últimos dos meses Gundlach ha estado montando su caso enviándome fotos ... sencillamente me llegó al corazón", dijo Reynolds.
Reynolds decidió organizarle una sorpresa. Primeramente, se puso en contacto con la Asociación Elk de Iowa, quienes acordaron donar $ 8500 para comprar otro perro para la agencia.
"Uno de los lemas de nuestra asociación es que mientras existan veteranos, los Elk's se esforzarán por ayudarlos", comentó el presidente de la Asociación Elk de Iowa, Tom Maher.
A Reynold's se le ocurrió un plan para conseguir que Gundlach fuera a Des Moines. Le dijo a Gundlach que necesitaba que llegara al Capitolio del Estado para presentar su caso ante un "comité de supervisión burocrática."
Cuando Gundlach llegó con sus padres, Reynolds les dijo que la reunión se había retrasado y los invitó a unirse a la celebración del Día de las Fuerzas Armadas en la rotonda. Allí, cientos de policías, militares y civiles estaban sentados, todos guardando el secreto, hasta que de momento trajeron a Casey.
Cuando Gundlach vio a su Casey, puso su cabeza entre las manos y comenzó a llorar. Ella le lamió la cara, moviendo su cola con emoción.
"Ha sido una total sorpresa", dijo. "Le debo a ella. Voy a tratar de darle la mejor vida que pueda."
Su padre, Glen Gundlach, estaba igual de sorprendido.
"Esto ha sido increíble ... el estado de Iowa, los amo", dijo.
El gobernador Terry Branstad retiró oficialmente a Casey del servicio activo durante la ceremonia del viernes, agradeciéndole por un "trabajo bien hecho".
Durante las 150 misiones que realizaron juntos, Gundlach comentó que a Casey jamás se le escapó un explosivo - captó tres antes de que pudieran ser detonados. Él le acredita a Casey haber vuelto a casa sano.
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